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martes, 19 de mayo de 2009

Breve nota al Presidente Mexicano Felipe Calderón Hinojosa



Breve nota al Presidente mexicano Felipe Calderón Hinojosa

Por Lázaro Tirador Blanco

Cuando la Secretaria de Asuntos Exteriores de México Patricia Espinosa Cantellano y el entonces Ministro de relaciones Exteriores de Cuba Felipe Pérez Roque (ahora purgado) firmaron el convenio entre los dos gobiernos en el marco de un ostensible mejoramiento de las relaciones entre ambos países bajo el gobierno del presidente Felipe Calderón, se establecía que serán deportados los balseros que llegan a las costas mexicanas; los que entran por tierra desde Centroamérica y los que salieron legalmente de Cuba, pero no regresaron y también están en situación irregular.
Con este paso, el gobierno de Felipe Calderón parecía dar un espaldarazo al régimen de Castro, con una inusual medida que cerraba drásticamente una de las pocas puertas usadas por los cubanos que huyen día a día de la opresión, la miseria y la persecución castrista.

Nunca antes México había dado tal golpe en la cara a los que buscaban en este país la posibilidad de establecerse o de llegar al único lugar donde todavía son recibidos y tienen oportunidad de trabajar y residir. El acto fue no una ofensa a los cubanos que ansían la libertad, sino al propio principio de solidaridad que siempre había dado este país a los necesitados, siendo ellos mismos un país de inmigrantes.

Detrás de estos acuerdos se sostienen elementos como el de frenar el uso de México como "puente" de los grupos de traficantes de indocumentados cubanos, pero sin tener en cuenta la situación de explotación y muchas veces peligro para las vidas de aquellos que deciden arriesgarlas antes de seguir bajo la tiranía de los Castro.

Mucho se especuló de los acuerdos o pactos que estaban detrás de esa actitud de las autoridades mexicanas y parecía que estaba naciendo un nuevo romance, quizás propiciado por las insinuaciones del presidente Raúl Castro sobre la aplicación de medidas de apertura en Cuba y el mejoramiento de las relaciones comerciales con México. De los cubanos sólo podían decir que aspiraban a llegar a la frontera con EE.UU. para presentarse allí. No recuerdo ningún caso en que se encontraran vinculados con el narcotráfico y el sicariato que aún hoy afecta a aquel país.

Todos los cubanos que han sufrido la dictadura de los Castro por más de 50 años, sentimos un dolor profundo ante la actitud del gobierno mexicano y esa especie de solidaridad con el régimen.

Pero Dios es justo y muy poco tiempo después de esta medida que México copatrocinó, el régimen mostró una vez más su rostro despótico, soez y malintencionado en la persona y la lengua del Dictador en Jefe: Fidel Castro acusó a las autoridades mexicanas de haber ocultado el brote del virus H1N1 debido a la visita que realizó a México el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, a mediados de abril, cuando ya se habían diagnosticado los primeros casos, según él.

Parece que la senectud del tirano ha despertado en el él una nueva faceta de cuidador y guardador del mundo, ese mismo mundo en el que fundó guerrillas, entregó armas, envió soldados y financió –como buen sicario soviético- revueltas, atentados y la desestabilización de gobiernos de países, principalmente en América Latina y África. Por eso se convirtió en vocero y “chivato” de lo que supuestamente había hecho México con el caso de la influenza.

Si algún error hubiera cometido el gobierno azteca, otra debió ser la manera de llamarle la atención, sin la postura sensacionalista usada por Castro, acostumbrado al vedetismo político que gozó y aún goza sobre el sufrimiento de su propio pueblo.

Espero que la experiencia haya sido buena y aleccionadora para el presidente Calderón, para que se cuide más de permitirse, él o los representantes de su gobierno, las amistades y los chanchullos contra el verdadero pueblo cubano, el que sufre, el que es perseguido y el que ha buscado en su hermano mexicano la oportunidad de ayuda en su dolor y en la fuga de sus opresores.

Este sería una buena oportunidad para que el Presidente Felipe Calderón se retractara del pacto con el régimen sobre la deportación de los cubanos que lleguen a México indocumentados; sería el momento de enmendar errores en su acercamiento a un régimen que pretende establecer una dinastía tiránica en medio de una comunidad de naciones donde cada día toman mayor auge el pluralismo, la concertación regional y la buena voluntad entre los gobiernos en aras del bienestar de sus pueblos y de la región.

¿No se ha dado cuenta, Señor Presidente Felipe Calderón que el régimen de Cuba, en contubernio con el Emperador Chávez I y el resto de sus acólitos del Socialismo del Siglo XXI se confabulan para seguir oprimiendo al pueblo de Cuba y arrastrar a otros a esa condición? Si usted realmente ama a su pueblo, como tantas veces ha demostrado, respételo y rompa los lazos “amistosos”, no con los cubanos, sino con los que se llaman sus representantes y lo hacen por la fuerza.

Los buenos mexicanos tienen bastante fama de rectos, corajudos, honestos y fieles, demuestre que usted es digno de ser el Presidente y representante de ellos y no denigre a México con pactos con opresores, tiranos y desalmados como los que dominan todavía –aunque ya por poco tiempo-, a mi Cuba linda.

Entonces gritaremos con usted: ¡Viva México! ¡Viva Cuba

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