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lunes, 23 de junio de 2014

Cuba mirada por una extranjera: la realidad es más fuerte que el discurso

Este video me ha hecho llorar. Este es el futuro presente por el que se sacrificaron millones de cubanos. Cuba es un país de indigentes. "El lado oscuro de Cuba"

sábado, 21 de junio de 2014

Olvido involuntario



“Olvido involuntario”


Autora: Esperanza E Serrano
Corrían los meses del verano caribeño con sus estragos de lluvias, mosquitos, calor, humedad, aburrimiento…
Sebastián se paró detrás de la ventana. Miró a través del cristal la suave lluvia besando las calles. Le dijo a sus compañeros que necesitaba leer un buen libro. La humedad y el  bochorno  de la tarde no le dejaban  concentrarse en su nuevo  proyecto de investigaciones en la Academia de Ciencias de la localidad donde trabajaba desde hacía varios años. Un buen pretexto para acudir de nuevo a la vieja biblioteca.
Siempre encontraba una excusa para buscar en los viejos estantes de la Sala de Arte y Literatura de la Biblioteca Municipal el libro inexistente, sabía que en corto tiempo la joven bibliotecaria se acercaría a preguntarle si necesitaba ayuda. Pregunta cuya respuesta era siempre la misma.
-No, ese libro no lo tenemos pero te sugiero que leas a…
Por ahí comenzaba otra amena conversación sobre cualquier tema relacionado con la literatura local, nacional, universal, o bien podría ser un comentario sobre la última exposición de pintura o de historia en el museo. A veces bastaba una simple broma para comenzar a disertar sobre Freud y el Psicoanálisis, o sobre Ivan Petrovich  Pavlov y los reflejos condicionados. Los temas variaban, pero nunca perdían su encanto.
Las visitas de Sebastián a la biblioteca cada vez eran más frecuentes. Ya ni siquiera necesitaba dar una excusa para escaparse de la Academia a cualquier hora de la tarde. Al llegar las compañeras de Nancy lo saludaban y le indicaban donde podía encontrarla en ese momento. Bien sabían que no buscaba un libro en específico sino un pretexto para conversar con la joven.
Cada vez se sentía más atraído por los encantos de la muchacha que siempre lo recibía con su sonrisa  seductora mirándolo directamente a los ojos como diciéndole: “Te esperaba”. Cada encuentro le producía la misma sensación, una mezcla de alegría y de miedo.
Miedo por las consecuencias si su esposa Estela llegara a enterarse de sus fugas, de sus encuentros y prolongadas conversaciones con la joven bibliotecaria. Si su esposa llegara a saber o a sospechar  de cuánto le atraía aquella muchacha, seguramente le armaría un gran escándalo, además de involucrar a los hijos en la “bronca”.
 Nancy se le estaba convirtiendo  en una obsesión. Cada tarde sentía la imperiosa necesidad de verla. Le atraía su figura larguirucha, pálida, soñadora, su andar sensual, su dulce voz, su sonrisa, sus grandes ojos siempre brillantes, sus manos, su largo pelo rubio… Le atraía descomunalmente su elegancia, su exquisita educación y su capacidad para hablar o escuchar sobre cualquier tema de interés. Sabía que estaba jugando con fuego, pero estaba dispuesto a quemarse antes que renunciar a la compañía de la muchacha.
Demetrio, su amigo de toda la vida, le había advertido que actuara con discreción. Ya en muchos círculos de amigos, conocidos y compañeros de trabajo se comentaba con picardía sus visitas a la biblioteca y sus prolongados encuentros con Nancy. Se hablaba de un romance entre ellos y del gran escándalo que se armaría cuando Estela se enterara de su infidelidad.  Sería una bomba explosiva en el pueblo y su reputación como miembro de la Academia de Ciencias y como figura pública se afectaría grandemente.
Sólo Sebastián sabía de sus luchas internas por las tantas veces que se repitió  a sí mismo que no debía verla, no debía pensar en ella, debía alejarse antes de que fuera demasiado tarde. Sabía que estaba en juego  no sólo su prestigio de hombre serio, de padre y esposo ejemplar, sino su estabilidad matrimonial y sus relaciones con sus dos hijos, casi adultos pero aún adolescentes y dependientes de ellos. Estaba en juego todo lo relacionado con sus hijos, su familia, el hogar que él había fundado veintidós años atrás con Estela… Lo que dijera la gente no era lo que más le preocupaba. Le preocupaban sus hijos, Estela y la misma Nancy. No quería herir a nadie. Se sentía culpable, egoísta. Inconforme consigo mismo, pero a la vez incapaz de poner punto final a lo que ya se estaba convirtiendo en una necesidad vital para él.
Una fuerza desconocida, un llamado interno, sobrenatural, delicioso y la vez lacerante lo llevaban cada tarde a la biblioteca. Era un acto ya enfermizo, involuntario. Se comportaba como un adicto. Buscaba la compañía de la muchacha con la misma vehemencia con la que el alcohólico busca el primer trago de ron con el pretexto de  calmar  la sed, asegurando que sólo tomaría una pequeña cantidad a sabiendas  de que sería incapaz de cumplir  sus promesas al dejarse llevar por el placer de saborear un trago de licor,  para luego caer dominado por el vicio saboreando uno y otros muchos tragos más hasta perder el juicio.
Con el paso de los meses los temas fueron tomando un carácter más personal, más íntimo. Comenzaron las anécdotas sobre los pasajes de sus vidas cuando eran niños, adolescentes, sobre el seno familiar en el que habían crecido, sus experiencias estudiantiles… Comenzaron a encontrar coincidencias en gustos musicales a pesar de los quince  años de diferencias entre ellos, ambos preferían la música clásica, joyas musicales de todos los tiempos, las baladas  románticas, la música ligera… Les gustaban los mismos autores, las mismas obras literarias. Coincidían en sus posiciones políticas, en sus conceptos morales, en la forma de ver la vida como un gran regalo de Dios que hay que disfrutar y enfrentar con coraje. Cada encuentro propiciaba nuevas confidencias. Alguna que otra vez unas lágrimas se escapaban de los ojos de la muchacha. Él la escuchaba con atención cuando ella le hablaba de su infancia de niña triste abandonada por sus padres, mimada por sus abuelos y mortificada por sus hermanos y primos  celosos.
 Le hablaba de sus fracasos amorosos, de sus desajustes con el medio, de sus desequilibrios emocionales, de cuánto disfrutaba refugiarse en la literatura para olvidarse del gran dolor que llevaba por dentro… Le habló de su pequeño hijo, y de su gran tragedia como viuda y madre soltera. Su hijo  no conoció a su padre, era un bebé  cuando éste murió en el  Estrecho de la Florida  a los tres días de haber salido de Cuba en una balsa tratando de llegar a Estados Unidos, tierra de libertad, de promesas, de posibilidades, pero también tierra de refugio, de penas, de sacrificios y de muchos riesgos.
Su esposo, Ángel, tenía  la ilusión de una mejor vida en aquel país, estaba convencido que era la única forma de asegurar un mejor futuro para el niño, para ellos y para la familia. En Cuba todo estaba perdido. Él no tenía esperanzas de que las cosas mejoraran algún día. La historia le daba la razón. En siete años las cosas estaban peor que cuando él se fue Le habló de sus sueños y de sus luchas en contra del gobierno y todo el daño que todo eso le había ocasionado indirectamente a ella y al niño. Le contó cuánto lo amó y cuánto sufría por su pérdida. Le confesó sus miedos, sus angustias, le habló de su soledad, de su tristeza y de sus ruegos a Dios para que la ayudara a criar a su hijo lo mejor posible. El niño era la razón de su vida, su ancla y su desvelo.
Le confesó su angustia por vivir en la Isla lejos de la familia, sin amigos verdaderos.  Ocupaba su tiempo en el cuidado del niño, en el trabajo y en la lucha diaria por la sobrevivencia o más bien por la pervivencia. Le contó de sus insomnios y de sus largas noches leyendo o escribiendo para olvidarse de todo.
Él nunca había imaginado  cuántos sufrimientos escondían aquellos ojos negros que lo miraban con dulzura y aquellos labios que le sonreían cada vez que él llegaba. La historia de Nancy lo conmovía infinitamente, quería protegerla, ayudarla, mimarla, apoyarla. Quería convertirse en su principal aliado, en su más seguro refugio. Sabía que cada día la amaba más y más aunque no tuviera el valor de decírselo.
Una tarde estaban solos en el gran salón de lectura de la biblioteca. Ella le mostró el último cuento de aventuras  que había escrito para su hijo. Él lo leyó con atención y lo encontró fabuloso. Le recomendó que lo enviara al próximo concurso nacional de literatura infantil. Ella le respondió que no perdería su tiempo en eso, sabía que nunca le publicarían ni una línea, y mucho menos le otorgarían un premio. Prefería conservarlo para su hijo, para que al menos tuviera un buen recuerdo de su infancia.
No tuvo valor de contradecirla y mucho menos el valor para evitar abrazarla. La estrechó en sus brazos y la besó. Ella quedó totalmente confundida. Se sonrojó y no supo qué hacer. Él le pidió que lo perdonara, que entendiera lo que le estaba sucediendo. Se había enamorado de ella y no podía evitarlo.
Comenzó a regalarle flores, le enviaba tarjetas con mensajes amorosos y le pidió que le permitiera ser parte de su vida, no como amante sino como amigo, como alguien que la amaba incondicionalmente sin esperar ser correspondido. Le prometió respetarla por encima de todo.
Los encuentros en la biblioteca disminuyeron. Ella trataba de evitarlo cuando lo veía llegar. Temía que sus compañeras notaran el breve temblor que la sacudía cuando él se le acercaba. Temía que todo aquello se convirtiera en un gran escándalo, otro problema más en su vida.
El comenzó a visitarla los fines de semana en horarios diurnos. Le ayudaba a podar el jardín de su modesta casita en las afueras de Nueva Gerona. Poco a poco se fue encargando de los arreglos de puertas y ventanas, de tuberías tupidas, de fachadas descoloridas a las que les dio vida con nuevos colores de pinturas caseras inventadas por él mismo.
El niño se acostumbró a su presencia dominguera. Le llamaba por su nombre aunque  en más de una ocasión quiso decirle tío o papá. Cuando se acabaron las reparaciones y los almuerzos compartidos se hicieron más comunes, volvieron las tertulias y otra vez hubo tiempo para la literatura y también para jugar con el niño e incluso para llevárselo a pescar al río Las Casas, o para llevarlos a la hermosa playa de Punta del Este donde algunas fines de semana debía ir por sus investigaciones sobre el medio ambiente. Allí la Academia de Ciencias tenía un albergue donde se podían quedar a pernoctar la noche del sábado.
Los vecinos de Nancy se acostumbraron a verlo. Las ventanas y puertas de la casita de Nancy nunca se cerraron cuando él llegaba, no había motivos para sospechar de adulterio, ni de la seriedad y compostura de la joven a la que no le conocían ninguna aventura amorosa desde que se mudó para el barrio. Algunas vecinas más voluptuosas sospechaban que algo no andaba bien con la joven bibliotecaria. O era lesbiana o tenía algún problema. Ese “viejo” cuarentón que la visitaba tenía cara de todo menos de galán.
Estela por su parte se acostumbró a las salidas domingueras de su marido. Hasta sintió alivio por no tener que preocuparse por el almuerzo. Podía dormir ampliamente las mañanas, sus hijos estaban creciditos y cada cual podía prepararse su desayuno, o calentar la comida que había quedado de la noche anterior. También se acostumbró a su falta de deseo sexual. Ya ni siquiera recordaba la última vez que él la besó. Su mirada siempre estaba ausente. Cuando le hablaba le respondía con monosílabos. Todo lo que ella hacía  le parecía bien. Nada le exigía ni nada compartía. Con frecuencia Estela le comentaba a sus hijos,  a sus amistades y a su familia que desde que su esposo se metió a escritor, la literatura lo mantenía en otro mundo. Los premios que él había ganado  en diferentes concursos con sus cuentos y noveletas bastaban para entenderlo y dejarlo vivir su “mundo”, cuando salía o cuando pasaba noches enteras tecleando en su vieja Remington.
Fueron pasando los meses, más de un  año, y el matrimonio ya no tenía ni temas de conversación excepto las relacionadas con la vida cotidiana o con los hijos. A penas salían juntos. No iban al cine, ni al teatro, ni a la playa ni a visitar a los amigos o a la familia.
Una mañana de marzo sonó el primer campanazo de lo que vendría después. Estela había encontrado una carta que alguien había colado por debajo de la puerta la noche anterior. Se trataba de una carta escrita por un anónimo en la que le contaba de las visitas domingueras de su marido a la casa de una mujer joven, viuda, madre soltera trabajadora de la biblioteca…
A partir de ese día no hubo paz para nadie. Por todas partes se difundió la noticia. Hubo días de tres o cuatro papeles colados por debajo de la puerta. Al parecer aquellas cartas eran escritas por varias personas que no se atrevían a poner sus nombres pero sí eran capaces de contarle a la esposa ultrajada los detalles de las tardes de Sebastián  fuera de la Academia, metido en la biblioteca escondido en un rincón hablando y riéndose con la muchacha larguirucha, la zorra con carita de ángel que le estaba robando el marido. Otros papeles menos cuidadosos le relataban los pormenores de las visitas a la casita de las afueras donde vivía la “zorra”, de las pesquerías con el niño y hasta de las caminatas por las playas, en la que los tres  aparecían como  una familia feliz, disfrutando del verano y de las maravillas naturales caribeñas.
Poco a poco se fue desmoronando el hogar. Estela ya no era la misma. Siempre estaba de mal humor y no era solo por los síntomas propios de la menopausia. Los hijos comenzaron a preocuparse. Estelita, más que su hermano Sebastián, temía lo peor: el divorcio de los padres. Ella no quería ser una más en la lista de los jóvenes con   “familias” rotas por la infidelidad de uno de los padres. La jovencita lloraba a escondidas. Fueron meses de mucha angustia, de altas tensiones en el hogar, tirones de puertas, insultos y dormideras en el sofá de la sala.
Sebastián sufría más que nadie su propia situación atrapado en sus indecisiones, sus miedos y sus sentimientos contradictorios. Nancy no era su amante pero la amaba con un amor desmedido, extraterrenal. Por verla sonreír  era capaz de cualquier cosa. Pero estaba Estela, su esposa, su compañera de tantos años, la madre de sus hijos. Mujer buena, intachable, que había estado con él en las buenas y en las malas, apoyándolo en todo, incluso en eso de dedicarse horas y horas a escribir. No podía fallarle a aquella buena mujer que ya no amaba con la pasión amorosa de antes, ya no la deseaba como mujer, pero le tenía un gran afecto. Se había acostumbrado a vivir con ella, a sus atenciones y cuidados hogareños. Por mucho que pensara no encontraba una excusa fuerte para abandonarla. El malo era él no ella, ni Nancy.
Sebastián deseaba mantener ambas relaciones. Con Nancy se nutría de fuerzas, de ilusiones y de motivos para escribir, era  su musa, su inspiración. Nancy había irrumpido en su vida llenándolo de alegrías, rejuveneciendo sus deseos y sus fantasías  sexuales. Era tan linda, tan joven, tan angelical, tan suave, tan dulce, tan irresistible que no podía alejarse de ella.
Su vida había dado un vuelco de 180 grados desde las tardes en la biblioteca. Los domingo en casa de Nancy, los paseos por la playa, el tiempo compartido con el niño huérfano que lo admiraba y lo buscaba para contarle sus travesuras, o pedirle que le hablara de su trabajo en la Academia o de sus premios literarios. Sentía más empatía con Ángel Andrés que con su propio  hijo. Ángel Andrés, con sus ocho años recién cumplidos, tenía más inquietudes intelectuales que su hijo Sebastián que ya andaba cerca de los  veinte y todavía no sabía qué quería hacer con su vida.
Renunciar o alejarse de Nancy era también perder el encanto de las noches de tertulia en casa de Demetrio,  animadas y conducidas  por la joven bibliotecaria. Era perderse las lecturas de poemas, de cuentos, o de relatos cortos; era perderse los debates en torno a las obras presentadas, o sobre las nuevas y viejas corrientes literarias; era como perder el contacto con otras personas cercanas que compartían sus mismas inquietudes.
Nancy era la ilusión, la esperanza, lo idílico, lo deseado, lo prohibido, lo soñado, lo que un día seria completamente suyo por ley de vida. El brillo en sus ojos y la manera de ella mirarlo le habían revelado lo que él significaba para ella. Sabía que ella le correspondía de la misma manera, sospechaba de sus luchas internas. Entre ellos dos había surgido, crecido y madurado un sentimiento de pertenencia, eran el uno para el otro más allá de las circunstancias. Sabía que en cualquier momento la pasión contenida por tanto tiempo se impondría por encima de prejuicios y perjuicios. La gran pregunta que le atormentaba era,  llegado ese momento  de la entrega total, ¿Qué pasaría?
 Los anónimos se adelantaron a los acontecimientos. Estela con sus cuarenta y cinco años, sus canas, su cuerpo más que explorado por él, su mirada sin brillo, su apatía, su mal humor, lo llenaban de pena. ¿Cómo decirle que ya no la amaba como antes? ¿Cómo separase de ella sin hacerle daño? ¿Cómo explicarles a los hijos lo que estaba sucediendo? ¿Cómo enfrentar un divorcio y sus consecuencias con sus consabidos cambios de vida, de rutinas, de costumbres, de relaciones familiares?
Es normal que todo cambio en nuestras vidas nos llene de terror, pero un divorcio puede ser tan desastroso como la pérdida de un ser querido por muerte brusca o esperada. Sebastián estaba consciente que cualquier decisión que tomara traería sus lamentables consecuencias.
Le resultaba muy difícil concentrarse en su trabajo en la Academia. Ya apenas escribía. Nancy en más de una ocasión le había preguntado si estaba enfermo. Sus ojeras y su falta de apetito lo denunciaban. Se sentía culpable y a la vez incapaz de hablar claramente con alguna de las dos.
Sabía que había llegado la hora de las definiciones. Era hora de romper el desequilibrio, era el momento impostergable para el cambio. Por momentos continuaba con las ensoñaciones. Con la solución idílica de mantener las apariencias en su hogar, continuar al lado de su esposa y sus hijos y a la vez mantener o hasta incrementar sus encuentros con Nancy. Poseerla, amarla, hacerla feliz… Pero ¿cómo podría la muchacha ser feliz si la sociedad la condenaría por ser la amante, concubina de un hombre casado? Se sentía egoísta,  culpable y en deuda con las dos mujeres. 
Nancy lo observaba. Se imaginaba la gran tragedia interna que estaba sufriendo pero no se atrevía hablarle directamente  de ese tema. Trataba de distraerlo, de transmitirle confianza en sí mismo. Con mimos y atenciones le demostraba que confiaba en él y que no debía preocuparse por ella. Todo estaba bien entre ellos. Ella no le exigía nada, se conformaba con todo lo que él le podía dar en ese momento, le agradecía sus atenciones y el tiempo y actividades compartidas en su casa, en las tertulias, en la playa en las orillas del río. Le agradecía infinitamente sus atenciones y tiempo dedicado a Ángel Andrés. La palabra Estela y lo que ella representaba entre ellos era un tabú que Nancy no pensaba romper en ningún momento. Su amor por Sebastián estaba por encima de todo, incluso de ella misma.
El tiempo seguía corriendo, los anónimos fueron desapareciendo paulatinamente. No se había producido el gran escándalo. La gente se ocupaba de otros chismes de barrios, o se habían acostumbrado al triángulo. Parecía que la calma había regresado. Estelita ya no lloraba tanto escondida por los rincones. Ahora tenía un novio que la hacía olvidarse de sus padres y sus problemas.
Un anoche, justo a las 3:30  de la madrugada, sonó el teléfono. Comenzó un nuevo infierno. Las llamadas anónimas se  multiplicaban a cualquier hora del día o de la noche. Siempre era la misma voz y la misma pregunta acompañada de la misma risa sarcástica, irónica, insultante:
_ ¿Está su marido en  su casa o está con su amante? ¿Le revisó los calzoncillos? ¡Cuídese, señora, que las enfermedades venéreas matan…. Jajajajajajajaja. 

Cuando Sebastián estaba en su casa desconectaba el equipo. Si Estela lo mantenía conectado en su ausencia era su problema. Él no estaba dispuesto a escuchar aquella maldita grabación que lo sacaba de sus casillas. No le contó a Nancy lo que estaba sucediendo. Tampoco le había dicho lo de las cartas anónimas. Ese era su problema y no el de ella. No le gustaba el rumbo que habían tomado las cosas pero se había acostumbrado a postergar la gran decisión de su vida.
Las llamadas telefónicas se habían convertido en una obsesión para él. No quería escucharla de nuevo hasta que no descifrara en su cerebro el tono de aquella voz y de aquella risa que le parecían conocidas. ¿Quién se había prestado para semejante bajeza?
¿Nancy? ¿Alguna amiga o compañera de ella? ¿Alguien de la Academia? ¿La esposa de Demetrio?. Esa voz le era conocida, esa risa era inimitable ¿pero de quien se trataba? ¿su hermana, amiga entrañable de Estela? ….
Pasaban los días y él seguía observando con atención las voces y risas de todas las mujeres que de una forma u otra se encontraban cerca de él.
Un día, inesperadamente lo descubrió todo. Había llegado sin avisar. Por un olvido involuntario no le había comunicado su salida urgente para La Habana por cuestiones de trabajo. Estaría ausente por varios días. Partía en el último vuelo de esa noche y aún debía preparar el equipaje.
Cuando se acercó  a la puerta de entrada se detuvo, escuchó la misma risa una y otra vez, las mismas preguntas: “ ¿Está su marido en su casa o en casa de su amante?...” Alguien manipulaba la grabadora. La cinta corría una y otra vez repitiendo lo mismo…
La ira lo llevó a empujar la puerta, la derrumbó con fuerzas rompiendo la cerradura y el marco que la sostenía…
Demetrio en calzoncillo, sentado en el sof'á,  jugaba con la grabadora. Estela, sonriente,  semi desnuda,cubierta solamente por una bata de dormir totalmente transparente, salía de la cocina con una tacita de café en cada mano.
Esperanza E Serrano.
Nueva Gerona, Isla de la Juventud,
abril 1993

 Imágenes de la Isla





miércoles, 18 de junio de 2014

Tristeza

"Llevo una profunda tristeza en el corazón
que de vez en cuando debe estallar en sonido"
Franz Listz
 Tristeza
Tristeza dueña de mis latidos,
guerrera victoriosa de mis desvelos,
sombra de vida usurpada
en un instante desgarrador y frío.
Tristeza detenida en el tiempo,
lacerante, iracunda,
absoluta soberana de mis días,
te cobijas en las noches 
y con la lujuria propia
de los tiranos prepotentes,
te cuelas por mi ventana,
arrasando con tu siniestro andar
la armonía y la paz de mis instintos.
Tristeza que anidas
mis horas de hastío,
¿Quién te dijo que eres buena compañía?
Eres la enemiga fatal de mi alegría,
la inoportuna agorera de mis males,
la que llega sin avisar y aquí se queda
tan segura  de sí misma,
que no escucha mis reclamos.
He tratado en vano de decirte
que no gastes tus energías
hurgando en mis heridas,
son tantas que no necesito
tu presencia
para saber que aún estoy viva.
Esperanza E Serrano
Land O Lakes, Fl.
June/12/2014

Angel Carromero pide en Ginebra la creación de una comisión internacional para investigar la muerte de O.Payá y H. Cepero.

El dirigente de la rama juvenil del PP español, Angel Carromero, solicitó el martes una comisión internacional de investigación auspiciada por la ONU para que “quede esclarecido lo ocurrido” en el accidente de tráfico que sufrió en el 2012 en Cuba y en el que falleció el disidente cubano Oswaldo Payá.
Si las autoridades cubanas no tienen nada que ocultar, “que permitan a una comisión de la ONU que investigue lo que realmente ocurrió”, afirmó Carromero en un evento paralelo al Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, organizado en Ginebra por la entidad observadora no gubernamental UN Watch.
El 22 de julio del 2012 Angel Carromero conducía el coche accidentado en el que murieron los opositores cubanos Oswaldo Payá y Harold Cepero.
En octubre del 2012, Carromero fue condenado en Cuba a cuatro años de prisión por homicidio imprudente, pena que está cumpliendo en España en virtud del acuerdo alcanzado entre La Habana y Madrid en aplicación del convenio bilateral vigente desde 1998.
El dirigente de Nuevas Generaciones (la rama juvenil) del Partido Popular español pudo salir de España y viajar a Ginebra gracias a un permiso de tres días otorgado por las autoridades españolas.
Al relatar las circunstancias en que se produjo el accidente, Carromero manifestó: “Íbamos de camino a Santiago de Cuba cuando fuimos embestidos por otro coche que nos sacó de la carretera. Inmediatamente apareció una furgoneta de la nada y me llevaron a un hospital militarizado.”
“Si los otros pasajeros estaban peor, ¿Por qué me llevaron a mí primero? ¿De dónde surgió la furgoneta?”, se preguntó de manera retórica.
Carromero señaló varias “incongruencias de la versión oficial”, como el hecho de que supuestamente habían chocado con un árbol que no sufrió ningún daño, o el hecho de que conducía a 100 kilómetros por hora “en una carretera llena de agujeros”.
“Después organizaron un juicio-farsa en el que mis abogados no pudieron tener acceso a una fotocopia del expediente, ni inspeccionar el vehículo, ni hacer pública la autopsia de los dos fallecidos”, manifestó.
Ante esta situación, Carromero reiteró la necesidad de que “la verdad salga a la luz” y solicitó una vez más una investigación a nivel internacional.
Más sobre Cuba


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martes, 17 de junio de 2014

Cuba: Hora de definiciones



Por:Jorge Hernández Fonseca

La llamada “Carta de los 40” dirigida a Obama ha decantado un importante
proceso de definiciones en el terreno político cubano, porque la misiva
indica inexorablemente la derrota de la ideología comunista en Cuba.


La “siempre fiel” isla de Cuba, se prepara para un cambio –todavía
indefinido-- pero muy trascendente. Indefinido porque las fuerzas del
oficialismo quieren ejecutar una operación de transición hacia el
capitalismo sin dar libertad a su pueblo, contradicción que lógicamente
deja en abierto el resultado final. Trascendente porque la Nación cubana
sale de una autoritaria y empobrecedora revolución socialista y aspira a
iluminar los caminos de un futuro de libertades.

El campo político cubano, tradicionalmente maniqueo, de repente ha
explotado en disímiles tendencias, ahora que el fracaso del socialismo
real se hace evidente para griegos y troyanos. Incluso el cardenalato de
la Iglesia Católica Cubana, que hasta el presente se nos presentaba como
colaboracionista, comienza a desprenderse de “editores” indeseables al
atisbar en el horizonte la clarinada libertaria que sustituirá la larga
noche que sufre el pueblo de la isla.

De repente se suceden frecuentes polémicas entre los castristas
reciclados, que oportunamente han marcado distancia ideológica de la
línea dictatorial, con la esperanza de encontrar un lugar en el futuro
democrático que se vislumbra. Nada en contra de defender un “socialismo
democrático” --si es que tal entelequia existe-- el problema es hacerlo
ahora, cuando la lucha de los opositores y las realidades que antes
estos “intelectuales” negaban, ha terminado demostrando la inutilidad
marxista que llevo al país a un callejón sin salidas. Levantar la voz
ahora todavía es meritorio, pero es criticable no haberlo hecho cuando
fusilaban a demócratas.

La llamada “Carta de los 40” dirigida a Obama ha decantado un importante
proceso de definiciones en el terreno político cubano, porque la misiva
indica inexorablemente la derrota de la ideología comunista en Cuba.
Derrota por la cual han luchado cientos de miles de cubanos, muchos ya
fusilados, otros sobreviviendo en el mayor ostracismo dentro de la isla,
o sufriendo los rigores del destierro. Esos son los verdaderos
visionarios, a los que se le quiere escamotear el triunfo, y como “la
patria es de todos”, encontramos otra razón para no olvidar a esos
patriotas.

Es ingenuo pretender un apoyo popular masivo a negociar con Raúl y sus
generales una transición fraudulenta, que implique la continuación de un
régimen demostradamente represivo y autoritario. La Nación cubana no son
sólo los 40 firmantes de una inconsulta “petición a Obama”. Cuba somos
todos. Para cualquier cubano digno es imposible apoyar un equipo
gobernante que ha destruido moral y físicamente su país. No va a ser la
ambición económica de un negocio fácil para unos pocos la carnada que
engañe a la mayoría del pueblo cubano de dentro y fuera de la isla. Sí
hay rendición, ¡tienen que irse! Si no la hay, ¡la lucha continúa!

Intentos no han faltado dentro del variopinto escenario actual de la
oposición cubana: pidiéndole a Europa un lugar en la mesa de
negociaciones; argumentando las ventajas de un cambio fraude que
garantice desayuno, almuerzo y comida, pero sin libertad; teorizando
sobre la necesidad de un “socialismo democrático” a tono con la
izquierda mundial; pidiéndole a Obama el perdón de los opresores de la
patria… Todo de última hora. Cuando los miles de campesinos cubanos
alzados en armas a lo largo y ancho de la isla en los 60 y los 70 eran
fusilados “in situ” ninguna de esas voces se escuchó. Repito, la patria
es de todos, y ¡más vale tarde que nunca! pero sin pretender imponer
--de nuevo y con otro nombre-- la ideología que destruyó al país.

Ésta es hora de definiciones: ningún cubano digno, ningún opositor
consiente del fracaso del socialismo puede apoyar la continuidad en el
gobierno de la isla del Partido Comunista Cubano, ni la primacía de la
familia Castro y de sus generales, entregándoles la economía cubana para
administrar a una dinastía familiar, sin libertades para el resto de la
Nación. El problema cubano no es debatir si se debe o no aliviar el
embargo contra el opresor; el problema es discutir si se ayuda o no a
Raúl y sus generales a continuar oprimiendo a un pueblo sin libertades.

"Cubaverdad" cubaverdad


Source: Cuba: Hora de definiciones -
http://www.martinoticias.com/content/cuba-hora-de-definiciones/37035.html

viernes, 13 de junio de 2014

Postura crítica genera tensión en la iglesia católica cubana

ngameztorres@elnuevoherald.com

Las diferencias políticas dentro de la Iglesia Católica cubana vuelven a estar en el centro de atención, tras la renuncia el martes de dos editores de la influyente revista eclesiástica Espacio Laical.
En una declaración circulada el miércoles por la noche, los editores Roberto Veiga y Lenier González Mederos explicaron que los motivos de su renuncia tenían que ver con “la polémica que genera, en determinados sectores de la comunidad eclesial, el perfil socio-político de la publicación”, lo que había causado tensiones que se habían también proyectado sobre el cardenal Jaime Ortega y Alamino, arzobispo de La Habana.
Veiga y González Mederos señalaron además “que no era moralmente adecuado seguir conduciendo una publicación que provocaba divisiones dentro de la propia comunidad eclesial, donde se encuentran las posiciones de quienes piensan que la Iglesia no debe inmiscuirse ‘en política’ y los que creen que no debe abrir sus espacios a todos los actores de la sociedad civil cubana”.
Orlando Márquez, director de la revista Palabra Nueva y portavoz del Arzobispado, declinó comentar sobre el tema. La oficina del Arzobispado no ha contestado a las llamadas telefónicas de el Nuevo Herald.
Algunas fuentes han señalado que la crisis de la revista había comenzado el año pasado, cuando altos miembros de la jerarquía católica habrían pedido a los editores suavizar el tono de sus artículos. Y en su declaración, Veiga y González Mederos hacen alusión a otros dos intentos de renuncia que no fueron aceptados.
En una nota inicial dirigida a algunos colaboradores el martes, los editores habían expresado que después de una década al frente de la revista, “en la que pretendimos ayudar a construir caminos de prosperidad y estabilidad para nuestra patria”, habían sido “liberados de sus cargos”, lo que generó especulaciones sobre una posible destitución. Pero una declaración posterior del recién nombrado director de la revista, Gustavo Andújar, advertía que ellos habían presentado su renuncia desde el 2 de mayo, la cual había sido finalmente aceptada por el Arzobispado de La Habana.
La noticia constituye un duro golpe a un sector moderado de intelectuales y académicos dentro y fuera de la isla que, sin proponer un cambio de régimen, intentaban presionar al gobierno para impulsar una reforma política que acompañara la reforma económica emprendida por Raúl Castro.
Tras la muerte de monseñor Carlos Manuel de Céspedes, fundador del laboratorio de investigación social Casa Cuba, el proyecto de Espacio Laical había perdido un importante apoyo. Los editores afirmaron en su declaración que ya era imposible “mantener el cauce editorial” de la revista, que se había convertido en un importante foro de debate público en la isla, donde escasean las publicaciones que se atreven a discutir temas sociales y políticos.
‘Oposición leal’
Los editores de la revista habían logrado poner sobre la mesa temas como el pluripartidismo, la reforma constitucional y la legalización de la oposición, a partir de un debate sobre la “oposición leal”.
El concepto, cuyo origen se remonta a la temprana monarquía parlamentaria británica para referirse a una oposición “leal a su majestad pero crítica del gobierno”, ha sido utilizado en Ciencias Políticas para describir a la oposición que respeta las reglas del sistema democrático liberal.
Aunque su uso en el caso cubano ha sido duramente criticado porque podría entenderse como una división artificial de la oposición o un cuestionamiento a posiciones más radicales que buscan el cambio de régimen, reclamar un espacio legítimo para la “oposición leal” en Cuba sin dudas resultaba subversivo, pues en la isla no existe ningún otro partido o fuerza política legal más allá del Partido Comunista.
En febrero de este año, en un panel sobre la reforma constitucional organizado por la revista, Veiga había sugerido modificar el artículo 5 de la Constitución actual, que convierte al Partido Comunista “en una fuerza de control, más allá de ser una fuerza política”, y la implementación de la elección directa del jefe de estado, pues “quien venga a sustituir a Fidel y Raúl no contará con el capital político de estos para su legitimación”, según comentó a el Nuevo Herald.
En el 2013, Espacio Laical había publicado un documento que reclamaba además el libre acceso a la internet, la autonomía universitaria, el uso del referéndum y del plebiscito, la elección directa de todos los cargos públicos así como la eliminación de medidas discriminatorias en el código penal cubano, como el llamado “estado peligroso”.
Debido al férreo control ideológico sobre la prensa y las Ciencias Sociales por el Partido Comunista, desde la década de los noventa del siglo pasado han surgido al amparo de la Iglesia Católica varias publicaciones con vocación política y social en la isla.
Presión del gobierno
Pero eventualmente los editores de las revistas tropiezan con las presiones del gobierno o los temores de la propia iglesia de dañar su relación con las autoridades cubanas.
Dagoberto Valdés, fundador de la revista Vitral publicada por la diócesis de Pinar del Río, también dimitió como director en el 2007 por discrepancias sobre la futura línea editorial de la revista, tras la llegada a Pinar del Río del nuevo obispo Jorge Serpa. Valdés declinó comentar a el Nuevo Herald sobre el cambio en la dirección de Espacio Laical por “razones obvias”, dijo.
Gustavo Andújar, el nuevo director de la revista Espacio Laical posee un alto rango dentro de la jerarquía de laicos asociados a la Iglesia pues fue recientemente electo como presidente de SIGNIS, la Asociación Católica Mundial para la Comunicación. Su nueva condición le convierte en miembro ex oficio del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales de la Santa Sede.
Veiga y González Mederos lamentaron el “tono agresivo y desproporcionado” de la nota de Andújar, en la que el nuevo director afirma: “Siempre es duro decirlo, pero nadie es imprescindible. Espacio Laical seguirá adelante, con un nuevo equipo de realización”.
Pronto se espera un cambio de dirección en la Iglesia Católica Cubana pues el cardenal Ortega presentó su dimisión en el 2011 como titular del Arzobispado de La Habana, aunque se ha mantenido en su puesto gracias a una licencia papal de tres años, que debe expirar muy pronto.
Ortega, quien estuvo internado en las llamadas Unidades Militares de Producción (UMAP) entre 1966 y 1967, ha tenido un rol protagónico en el acercamiento entre la Iglesia y el gobierno cubano en los últimos años. La Iglesia intercedió para la liberación de 115 presos presos políticos en el 2010 y el 2011, entre ellos 52 que pertenecían al grupo de los 75 que fueron detenidos en marzo del 2003.
Por su parte, el gobierno permitió por primera vez desde 1959 una peregrinación nacional de la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba, que culminó en el 2011. Además, ha restituido festividades religiosas como el Viernes Santo, ha otorgado permisos de construcción de nuevos seminarios y devuelto propiedades confiscadas a la Iglesia. El papa Benedicto XVI visitó Cuba en marzo del 2012.
 http://www.elnuevoherald.com/2014/06/13/1771447/surgen-tensiones-en-la-iglesia.html#storylink=cpy



jueves, 12 de junio de 2014

Tres de Venezuela

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Maduro en el umbral de su roca Tarpeya
Antonio Ecarri Bolívar
En la Mesa de la Unidad Democrática, como en toda gestión humana, se han cometido errores, qué duda cabe, pero frente al gobierno en esta oportunidad del manido “diálogo” se ha comportado de manera impecable, pues, sin caer en la trampa “caza-bobos” que le fue tendida por algunos malintencionados del régimen, no solo no cayó en ella sino, lo más importante, puso al descubierto la intriga palaciega que quiso sabotearla. Intriga esta sutilmente elaborada, aunque mal ejecutada, por grupos organizados que adversan al presidente. ¿Maduro tomó nota de ello? No lo sabemos ni nos importa… allá él y los suyos, si se dejan defenestrar por quienes conspiran en las sombras.
La conspiración saboteadora interna, entonces, no parece que nos incumba a los opositores, pero a lo que me refiero en el título es a la maravillosa oportunidad que se le presentó al presidente para dialogar civilizadamente con la alternativa democrática, permitiendo así bajar la crispación que lo tiene al borde del abismo y… ¡la despreció! Al perder esta oportunidad, a Maduro le puede ocurrir como a la bella Tarpeya, personaje principal de la famosa leyenda, quien traicionó a los suyos por ambición y terminó arrojada, desde lo alto de la famosa roca romana, por quienes creyó servir mansa e ingenuamente.
La comunidad internacional jugó un papel clave en la “torcida de brazo” que le significó a la MUD tener que sentarse a dialogar con un gobierno que acababa de dejar, con sus torpes ejecutorias, la triste y dolorosa tragedia de más de 40 jóvenes venezolanos muertos, centenares de estudiantes presos, 2 alcaldes destituidos y procesados, uno de los jefes políticos de la MUD también tras las rejas, como Leopoldo López; el despojo arbitrario de su curul en la Asamblea Nacional a María Corina Machado y pare usted de contar agravios y desencuentros.
Sin embargo, a pesar de ello y gracias a la mencionada presión internacional (desde Unasur al papa Francisco, pasando por la Comunidad Europea y el Departamento de Estado) y el convencimiento, de la MUD, de que el camino debe ser el diálogo y no la confrontación caníbal, fue al encuentro, se sentaron sus más connotados representantes en el mismísimo Palacio de Miraflores y hete aquí cómo, al conocer las peticiones elementales de la oposición, no solo hicieron mutis frente a los justos planteamientos, sino comenzaron una escalada de mentiras que hicieron volar por los aires las posibilidades de una salida, pacífica y democrática, a la espantosa crisis que sufrimos todos por culpa de ellos.
La cosa comenzó con la diatriba de Diosdado, el mismísimo día del encuentro, cuando quiso inútilmente sabotear la intervención de Henry Ramos en Miraflores y, obviamente, le salió el tiro por la culata con la “sentada” con que lo atajó el veterano parlamentario y mejor polemista; luego Jorge Rodríguez, el inefable alcalde de Caracas, salió con la boutade según la cual la oposición no había planteado el tema de los presos políticos. Argumento absurdo, habida cuenta que todos vimos y oímos la petición en cadena nacional. Ahora, lo último, lo que colocó la guinda en el pastel, fueron las torpísimas mentiras del mismísimo primer mandatario nacional, quien sin ruborizarse dijo que el diálogo no funcionó dizque porque la oposición acudió a la cita solo a pedir cargos. Afortunadamente, en todas las conversaciones han estado presentes los cancilleres de Unasur y el nuncio apostólico. Ellos pueden dar fe de la redomada mentira del presidente.
En definitiva, a un gobierno como este, cuya estabilidad pende de un hilo, que está colocado en la orillita misma de su “roca Tarpeya” ahora solo le queda, si no rectifica… dar un paso al frente.
@EcarriB
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Editorial: "El comando Represivo"

No parece adecuado que, en referencia a un régimen que hace tiempo hizo méritos para ser adjetivado de oprobioso, nos valgamos de las palabras de un poeta de “mundos sutiles, ingrávidos y gentiles”, uno de cuyos versos sirve tradicionalmente de mancheta a las ediciones aniversarias de este periódico.
Sin embargo, el bardo dijo algo, tal vez en referencia a la falange española, que viene como anillo al dedo para entender cómo y por qué -de acuerdo con un informe de Provea-, el gobierno de Maduro ha reprimido más en 12 meses que su antecesor en 12 años. Afirmó Antonio Machado, el poeta en cuestión: “Es propio de hombres de cabezas medianas embestir contra todo aquello que no les cabe en la cabeza”.
El señor Maduro ha demostrado con su quehacer político que no tiene el magín muy bien organizado que digamos, como tampoco es muy iluminada la corte que lo rodea. De modo que esperar cordura y tolerancia sería pedir peras al olmo. Y es que cordura y tolerancia es lo que debe destilar el talante democrático, pero está visto que es precisamente esto lo que más escasea entre los hombres y mujeres que lamen, sin merecerlo, las mieles del poder.
No cabe en la cabeza del señor Maduro que los jóvenes venezolanos se rebelen contra su gestión en solidaridad con trabajadores y amas de casa que hacen malabares para sobrevivir a la carestía, la inflación y la delincuencia. No parece haber espacio en su entendimiento para aceptar que quienes se oponen a su proyecto representan la modernidad y, por eso, apela a la represión más despiadada para apaciguar a una población cuya paciencia se agotó y ha dicho basta y hasta aquí llegamos.
Como un toro engolosinado con trapos rojos, el heredero de Chávez no precisa contra quien embiste, de modo que en sus incursiones contra los que supone focos de resistencia a su gobierno arrasa con todo sin importarle que pueda llevarse en los cachos a niños, ancianos o mujeres.
Hasta aquí no ha habido ningún rasgo diferenciador con otras gestiones basadas en la opresión, pero resulta que -como si fuera poco el castigar a quienes intentan ejercer los derechos que les consagra la Constitución- el cenáculo rojo y verde oliva que regenta el país como si de una hacienda se tratase se las ha ingeniado para juzgar, sentenciar y encarcelar a opositores antes que los tribunales y, lo que es aún más aberrante, con el concurso de la Fiscalía se las ha arreglado para achacarle delitos al ciudadano sobre lo que las autoridades suponen podrá éste estar pensando.
Las tropelías no terminan aquí, porque el ministerio público ha dado luz verde a la intervención de teléfonos y la grabación de conversaciones privadas sin que medien siquiera presunciones de que quien está siendo objeto de espionaje pudiese estar incurso en algún tipo de componenda contra el gobierno.
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S.J.Luis Ugalde

"Niños sin futuro y cárcel"


Si piensas distinto y deseas cambio de gobierno, eres candidato a persecución oficial y cárcel. En contraste, hay millones de niños a quienes cada día se les priva de su futuro al dejarlos sin escuela o darles una pésima educación y nadie se responsabiliza de este delito generalizado, ni va a la cárcel por ello.
La educación de calidad es una deuda con los niños; es su derecho inalienable que genera obligaciones en las madres-padres y en toda la sociedad y su Estado. No son efectivas las palabras bonitas recogidas en el preámbulo de la Constitución que afirma “la educación como un derecho humano y como un deber constitutivo de la raíz más esencial de la democracia, y se le declara gratuita y obligatoria, y la asume el Estado como función indeclinable y de servicio público”. ¿Quién responde por la sostenida violación de la educación “obligatoria en todos los niveles, desde el maternal hasta el nivel medio diversificado”? (artículo 103 de la Constitución). Luego de 15 años y con recursos abundantes, 35% de los niños no recibe educación inicial, y por lo menos 30% de los jóvenes no termina el bachillerato. ¿Quién responde a aquellos millones que sí van a la escuela y pierden el tiempo por la pésima calidad? ¿Por qué el gobierno viola la obligación constitucional de jugar en “tríada solidaria” con la familia, la sociedad y el Estado para juntos asegurar la educación de calidad para todos hasta el final de la secundaria?
La explicación del desastre está en la exclusividad educativa que pretende el partido de gobierno. Los “revolucionarios” creen que es nefasta cualquier influencia distinta de la suya en educación y por eso rechazan la necesaria sinergia entre familia, gobierno, sociedad y Estado, y tratan de apoderarse del Estado y usarlo en exclusiva para inculcar su ideología y convertir la escuela en fábrica de socialistas. No lo logran debido a la resistencia pasiva o activa de la sociedad y las familias, pero producen un creciente deterioro de la calidad. Esa pretensión de exclusividad gubernamental –disfrazada de estatal– es la que trata, por ejemplo, de frenar la autonomía universitaria plural, y desnaturaliza el convenio entre la AVEC y el Estado venezolano para atender con calidad a sectores donde no llega la educación oficial y sí la educación de inspiración católica. En el gobierno se lucha para que el convenio con la AVEC se deteriore, para que los maestros se empobrezcan, y se prohíbe (textualmente) introducir un aula más en el convenio educativo, a pesar de una demanda popular desbordada.
¿Y el Estado? El Estado democrático es la palanca jurídica que consagra el propósito común de la sociedad para impulsar la responsabilidad educativa de las familias, exigir a los gobiernos y estimular a toda la sociedad hacia esa meta constitucionalmente acordada. Es un delito que cualquier partido –“revolucionario” o no– se apropie de la escuela, de los recursos públicos de la nación y del Estado para imponer una finalidad distinta a la realización del niño como persona, con sentido y valores de vida en una sociedad democrática y plural. “El padre y la madre tienen el deber compartido e irrenunciable de criar, formar, educar, mantener y asistir a sus hijos e hijas (artículo 76) y los “niños, niñas y adolescentes son sujetos plenos de derecho” (artículo 78). A unos y otros el gobierno les debe pleno apoyo, pero viola la Constitución cuando los descuida por obedecer al partido. Este gobierno estableció como su prioridad el control ideológico de todo el sistema educativo de millones de niños y de jóvenes para convertirlos en una gran fábrica de producción de socialistas; como lo tienen en Cuba. No lo han conseguido, ni lo van a lograr, pero lo vienen intentando y por eso llevan la educación al fracaso más estrepitoso; no hace falta ninguna encuesta para saberlo.
¿Es irracional aspirar a un acuerdo nacional para, de acuerdo con la Constitución, sumar las fuerzas y recursos educativos de la familia de la sociedad y de los educadores con la amplia orientación y apoyo económico de un Estado democrático y plural? ¿Se puede resignar el país a que la educación siga deteriorándose? ¿Se pueden contentar los ministros y altos jefes con que sus hijos se salven de ese naufragio general poniéndolos en buenos colegios privados o enviándolos al extranjero? ¿Por qué no se fomenta toda iniciativa y creación educativa de calidad centrada en el niño y su futuro y sustentada en los valores fundamentales consagrados en la Constitución?.
http://www.el-nacional.com/opinion/

Un testamento instituido en Ley. "Nueva" Ley de Inversion Extranjera en Cuba



Reformas en Cuba no buscan respeto ni protección a derechos humanos

La vieja escuela dejándole el negocio familiar bien atado a la camada

Menos de dos meses faltan para que entre en vigor la Ley 118 de la Inversión Extranjera, por lo que quisiera, fuera de todo tecnicismo jurídico, ofrecerles un pequeño comentario de "bienvenida."

Por Nelson Luís Rodríguez Chartrand
La Habana, 11 de junio
Diecinueve años han transcurrido desde que se promulgó la Ley No. 77 de Inversión Extranjera, exactamente aprobada el día 5 de septiembre de 1995.
En su primer POR CUANTO, dicha ley expresaba:

“En el mundo actual, sin la existencia del campo socialista, con una economía mundial que se globaliza y fuertes tendencias hegemónicas en el campo económico, político y militar, Cuba, en aras de preservar sus conquistas y sometida además a un feroz bloqueo, careciendo de capital, de determinadas tecnologías, muchas veces de mercado y necesitada de reestructurar su industria, puede obtener a través de la inversión extranjera, sobre la base del más estricto respeto a la independencia y soberanía nacional, beneficios con la introducción de tecnologías novedosas y de avanzada, la modernización de sus industrias, mayor eficiencia productiva, la creación de nuevos puestos de trabajo, mejoramiento en la calidad de los productos y los servicios que se ofrecen, y en una reducción en los costos, mayor competitividad en el exterior, el acceso a determinados mercados, lo que en su conjunto apoyarían los esfuerzos que debe realizar el país en su desarrollo económico y social”.

Como vemos, el espíritu de esta ley se justifica con una serie de circunstancias que atentaban contra el desarrollo económico y social del país, tales como la inexistencia del campo socialista, una economía mundial globalizada con tendencias hegemónicas, el sometimiento de Cuba a un feroz bloqueo, etc.
Y es en este contexto en que el gobierno cubano apuesta por esta ley de inversiones, con el fin de preservar las conquistas del socialismo con la introducción de tecnologías novedosas y de avanzada para la modernización de sus industrias, la creación de nuevos puestos de trabajo y en fin, lograr el tan esperado desarrollo económico y el mejoramiento del nivel de vida de los cubanos, que había sido prometido treinta y seis años antes.

Una nueva luz de esperanza alumbró los hogares de las familias cubanas. Sin embargo, todo fue una falacia. El pueblo sigue sufriendo miserias, necesidades y penurias de todo tipo, mientras que una minoría privilegiada alimenta sus arcas a escondidas para garantizarse así el futuro.

Recientemente el gobierno cubano, con gran urgencia, aprobó una nueva Ley de Inversiones. Una vez más utiliza a sus incondicionales diputados para que participen en su nueva comedia. El final ya nadie lo espera: Aplausos y aprobación unánime.

Y así las cosas, después de diecinueve años de vigencia de la ley 77, es aprobada otra ley de Inversiones, la cual en su primer y segundo POR CUANTOS nos dice:

“Nuestro país ante los desafíos que enfrenta para alcanzar un desarrollo sostenible puede, por medio de la inversión extranjera, acceder a financiamiento externo, tecnologías y nuevos mercados, así como insertar productos y servicios cubanos en cadenas internacionales de valor y generar otros efectos positivos hacia su industria doméstica, contribuyendo de esta manera al crecimiento de la nación.

“Los cambios que tienen lugar en la economía nacional como consecuencia de la actualización del modelo económico cubano regido por los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución, aconsejan revisar y adecuar el marco legal de la inversión extranjera que establece la Ley No. 77 (‘Ley de la Inversión Extranjera’), de 5 de septiembre de 1995, para ofrecer mayores incentivos a esta y asegurar que la atracción del capital extranjero contribuya eficazmente a los objetivos del desarrollo económico sostenible del país y a la recuperación de la economía nacional, sobre la base de la protección y el uso racional de los recursos humanos y naturales y del respeto a la soberanía e independencia nacionales”.

Los fundamentos que justifican esta nueva ley, en su esencia son los mismos que los de su predecesora, o sea, acceder a financiamientos externos e industrializar el país en medio de una situación adversa, para lograr, definitivamente, el desarrollo económico y el mejoramiento del nivel de vida de los cubanos.
¡Cuánto irrespeto a los sentimientos y a la inteligencia de un pueblo! ¡Señores! El pueblo de Cuba ya nada espera. Sabe que sus “protectores” están cansados y quieren dejar todo en orden antes de su partida, y esta fue su última estocada:Un Testamento nombrado Ley de Inversiones, donde el mayoritario pueblo de Cuba no consta.