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martes, 5 de mayo de 2009

Una de cal para Silvio Rodríguez

La noticia me tomó de sorpresa: No le tramitaron a tiempo la Visa a Silvio Rodríguez para que asistiera al evento del Madison Square Garden, a cantar y a celebrar el cumpleaños de un viejo amigo...

No solo me alegro; lo celebro. Creo que ya era hora de que Silvio Rodríguez Domínguez sintiera en carne propia lo que significa NO poder participar en un evento cultural importante porque no le den una visa. Está dolido y se queja de que lo han discriminado; le llora a sus padrinos comunistas mafiosos del gobierno de la Habana, y se presta a que lo usen como testimonio de "otra injusticia" por parte del Imperio.

Quizás algunos de los que me leen no saben de quien estoy hablando; otros tal vez lo conozcan mejor que yo, por estar en el círculo de sus amigos , sus detractores o sus fanáticos. Yo fui una de sus admiradoras en un tiempo algo lejano, cuando era una adolescente y escuchaba sus canciones de amor, llenas de poesía, de romanticismo, y con muy pocos ingredientes políticos a pesar de que en Cuba había un entusiasmo desbordado por la revolucion de Fidel Castro y los barbudos de la Sierra Maestra; comunistas camuflageados de redentores sociales...
Era la época en que los jóvenes de mi generación buscábamos brechas para escaparnos de las cosas que nos iban imponiendo. Los Beatles estaban prohibidos al igual que muchos cantantes extranjeros, pero de alguna manera nos las ingeniabamos para escucharlos, aunque fuera escondidos en una azotea...
Era la primera década del castrismo en el poder. Los jovenes de aquel entonces desconocíamos muchas cosas que sucedían a diario y que ya anunciaban lo que sería el destino del país en manos de aquellos traidores oportunistas. Cosas que no se decían en la radio, ni en la prensa oficialista. corrían de boca en boca a través de "Radio Bemba"; otras se escuchaban a escondidas por las emisoras de radio extranjeras que reportaban los testimonios de los primeros exiliados, y de los primeros combatientes opositores del nuevo régimen. Un manto de miedo y de inseguridad se iba adueñando del entorno, ahogando a algunos, mientras otros, la gran mayoría, vivía momentos eufóricos, con la convicción de que Fidel era un ser superior, divino, que todo lo que decía era para el bien de pueblo. Lo apoyaban hasta en las ideas más disparatadas, como la zafra de los diez millones y otros planes más que fracasaron desde el inicio.
Silvio surgió de pronto en un programa de televisión en el año 1967: Mientras Tanto. Muy pocos le prestaron atención, sin embargo, a mí me cautivó aquel joven flaco, feo, mal vestido, con una guitarra y una voz agradable, melodiosa, pero sobre todo, con un repertorio de canciones propias muy sugerentes, basadas en temas cotidianos que él recreaba llenándolos de poesía. En esa época una de sus canciones que yo tarareaba hasta el cansancio era " En mi calle", todavía recuerdo algunos renglones:

"En mi calle hay una acera gris,
donde se pegan las miradas
del que mira adonde va...
... En mi calle el mundo no habla
la gente se mira y se pasea con miedo...
Si yo no viviera en la ciudad
quizás vería el árbol sucio
donde iba yo a jugar
En mi calle de silencio está..."


Aquella canción me parecía fabulosa porque hablaba de silencios y de miedos en una época en que el entusiamo revolucionario de la mayoría lo veía todo color de rosas, mientras otros, menos afortunados, nos preguntábamos el por qué se rompía bruscamente con todos los valores éticos, religiosos, culturales, sociales y políticos que nuestros padres nos habían inculcado. No entendíamos el por qué había que sacrificarlo todo en aquel presente, único para nosotros, en aras de un futuro que veíamos tan lejano, por el cual a penas podíamos divertirnos, ya que nos imponían tres misiones fundamentales como jóvenes de una "nueva sociedad": estudio, trabajo y fusil... Y la vida se nos iba en movilizaciones para el trabajo en el campo, en movilizaciones para la defensa, en renuncias y en estudiar...

Andar bien vestido, o presentarse elegantemente en un centro recreativo o en un evento cultural, por importante que fuera la ocasión y el motivo, era mal visto. La moda era andar sucios, con ropa de trabajo. Los atrevidos que nos gustaba presumir "iventábamos" , porque ya muchas cosas no se encontraban en los mercados; hacíamos maravillas adaptando ropas usadas por los mayorcitos de la familia, y copiando la moda extranjera, aunque nos criticaran y nos dijeran que teníamos problemas ideológicos y nos marcaran en una lista de los "no confiables o desajustados"

Con horror fuimos testigos de cómo, los libros que antes veíamos en los estantes de las librerías, de las bibliotecas y de las cabeceras de las camas de nuestros padres, eran condenados a la hoguera por considerarlos propaganda enemiga... Cómo la familia se dividía y junto con otros vecinos emigraban al Norte, o a cualquier lugar de la tierra. Se iban del país no sin antes cumplir con las sanciones de trabajo forzados en el campo.

En plena adolescencia fuimos también testigos de cómo algunos de nuestros amigos de la secundaria eran reclutados por el Servicio Militar Obligatorio y enviados a cumplir misiones en tierras extrañas, y otros, los más"recalcitrantes bitongos, religiosos, rebeldes y peludos", eran mandados para los campos de la UMAP... De muchas cosas no fuimos testigos porque ocurrían a puertas cerradas, como secretos de estado.

Silvio andaba en esa época de prohibiciones y definiciones, con botas y ropa de trabajo, pero con el pelo largo y una guitarra bajo el brazo cantando canciones diferentes.

Mi "enamoramiento" por el joven trovador no duró mucho. En 1969, tan pronto supe que andaba muy "metido" en La Casa de las Américas, y que su madrina: Haydeé Santamaría*, lo protegía y hasta lo estaba ayudando a crear su propio grupo**... Olí que algo no andaba bien con él. Cada día lo veía mas lejos de mí, como cubana de a pie, y más cerca de la cúpula gobernante. No niego que su canción Ojala, muchos la tomamos como bandera porque creíamos que la había escrito refiriéndose a Fidel Castro:

" Ojalá pase algo que te borre de pronto,
una luz cegadora, un disparo de nieve,
Ojala por lo menos que te lleve la muerte,
para no verte tanto, para no verte siempre...
en todos los segundos, en todas las visiones.."

En esa época Fidel aparecía en todas partes: vallas, carteles, discursos interminables, que luego nos obligaban a leer en las clases...Era necesario algo que lo borrara de pronto... ¡Qué decepción cuando el cantautor declaró a la prensa oficialista que "nos habíamos equivocado de bandera, que habíamos mal interpretado una canción de amor."

La ceguera, el carácter oportunista de Silvio y el divorcio con su pueblo, lo hemos presenciado, por más de cuarenta años. El mismo tiempo que lleva cantándole loas (y participando activamente como miembro de la misma) a la tiranía más despiadada y más larga de la historia, la misma que ha destruido a nuestra patria, la que a base de mentiras, manipulación de la información, y represión, ha impuesto un bloqueo interno que no le permite a nuestros compatriotas en la isla, ni siquiera el derecho a comer lo que les apetezca ni a tener lo que necesitan para vivir con cierto decoro, porque no ha sido capaz, como gobierno, de garantizar la alimentación del pueblo, ni muchas cosas más relacionadas con las necesidades elementales del ser humano.

Silvio le canta, defendiéndola ciegamente, a la tiranía que ha hundido a nuestro país en la miseria material y espiritual más grande de su historia como nación. Tiranía militarista, dinástica y absolutista, que viola diariamente los derechos humanos; la que no admite criticas, ni acepta oposición, la que declara apatriadas, enemigos del pueblo, traidores, mercenarios pagados por el Imperio Yanki, a todos los que levanten su voz para exigir el respeto a la libertad de expresión; el respeto a los derechos humanos; el respeto a la vida y a la dignidad plena del hombre. Tiranía que mantiene encerrados injustamente en sus ergástulas a mas de docientos cubanos que pacificamente han pedido cambios, han pedido que se les escuche, que tengan en cuenta sus criterios como ciudadanos que desean el bien para el país. Valientes cubanos que han estado señalando los errores de ese sistema que no conduce a nada bueno y que, además, están tratando de presentar proyectos para sacar a Cuba de esa crisis económica permanente que va de mal en peor, que lleva 50 años perjudicando al pueblo, golpeándolo fuertemente.

Tiranía que declara enemigos a todos los que abogamos por cambios, por una Cuba democrática, pluralista, abierta al mundo. Declara enemigos irreconciliables a todos los que pedimos elecciones libres para lograr una Cuba con todos y para el bien de todos sus hijos.


A Silvio no le tembló la mano, como Diputado de la Asamblea Nacional del Poder Popular en el 2003, para firmar la carta en la que manifestaba su total consentimiento para condenar a la pena de muerte a tres jóvenes, cuyo único delito fue robarse una embarcación para huir del país en busca de libertad. Lorenzo Enrique Copello Castillo, Bárbaro Leodan Sevilla García y Jorge Luis Martínez Isacc, secuestradores de la Lancha de Regla en abril del 2003, fueron juzgados como terroristas y condenados a muerte por un tribunal que sabía que contaría con el apoyo de personas como Silvio Rodriguéz. A menos de cinco días del secuestro, fueron juzgados, condenados y fusilados. Todavía hay otros implicados en el secuestro de la Lancha de Regla cumpliendo sanciones en cárceles del régimen, cuatro de ellos están condenados a cadena perpetua y otros a treinta años de privación de libertad. A esa tiranía defiende, y le canta Silvio Rodriguez.


Porque no puedo olvidar todos esos horrores que ha sufrido y sufre el pueblo de Cuba y las precarias condiciones de vida del cubano de a pie, una vez más me siento orgullosa de este país y desde el fondo de mi corazón le doy las gracias al Departamento de Estado de los Estados Unidos, por no tramitar la visa para Silvio Rodríguez. El venía a celebrar , en el país que tanto critica y condena como enemigo mayor de la revolución, el cumpleaños de otro gran defensor de la tiranía castrista : el siempre fiel admirador de Fidel Castro, Pete Seeger.

Bien hecho. Que sufra en carne propia la discriminación, la misma que él aplaude, cuando el gobierno de allá ,discrimina a cualquier ciudadano que no le rinda pleitesía; la misma tiranía que no admite visitas en Cuba de artistas e intelectuales derechistas, demócratas y pacifistas, la misma tiranía que nos exige a los cubanos exiliados una visa para entrar a Cuba y que se da el lujo de negársela a los que no estamos de acuerdo con ellos.

I am so sorry for you, Silvio Rodríguez Domínguez. A ti, que has tenido la oportunidad de viajar y recorrer el mundo entero como embajador de la cultura cubana fidelista, ya era hora de que te tocara una de cal. Llorón...

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*Haydeé Santamaría, Hermana de Abel Santamaría Cuadrado, uno de los cabecillas asaltante del Cuartel Moncada . Por varios años Presidenta /Directora de Casa de las Américas...

**Me refiero al Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC, del que Silvio fue fundador y director, gracias a Haydeé...

1 comentario:

  1. Muy BUENO el escrito donde describes a este VIVE BIEN
    Que jamas le ha importado el DOLOR del pueblo cubano

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