Te ofrezco mis manos,
ven, acércame las tuyas...
Tratemos de tocar con ellas
los primeros destellos del alba.
Verás cómo el sol se detiene
y nos brinda un trago de su luz
para calentarnos el alma.
Vamos a empezar nuestro día
cogidos de las manos,
vamos a entrelazar las rutas
de estas líneas paralelas
que persisten en alejarnos.
Vamos a remontarnos lejos
para buscar aquellas noches
que se nos quedaron dormidas,
vamos a rescatar los besos
que no nos dimos por temor,
o por no desatar las dudas...
No te quedes ahí parado, como si nada.
Aprende a liberarte de tí mismo
ensayando la sonrisa de la vida.
Si te quedas ahí, detenido en el tiempo,
nos condenas al fracaso inútil de los sueños,
se nos irá el sol y también el alba...
Se hará tarde y ya no estaré aquí,
con esta alegría desbordada,
ofreciéndote mis manos
para alcanzar ese rayo de luz
que nos despierte el alma.
Esperanza E. Serrano
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