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jueves, 16 de mayo de 2013

¿Habrá que regañar a Nelson Mandela por apoyar un embargo a su país?





El líder sudafricano Nelson Mandela Por Alfredo Fernández*

En la historia contemporánea es notable el hecho de que cuando el gobierno de Sudáfrica implantó el régimen del Apartheid, Nelson Mandela, por entonces luchador de los derechos civiles y posterior presidente sudafricano, le solicitó personalmente a Estados Unidos arreciar el bloqueo económico contra Sudáfrica, a modo de facilitar la desaparición de un gobierno donde el 12.2 por ciento de la población -los blancos, también conocidos como Bóers- expoliaban impunemente los derechos más elementales del resto de los ciudadanos.
En días recientes ocurrió un intenso debate alrededor del pedido, de algunas personalidades de la oposición cubana al gobierno de Estados Unidos, de medidas efectivas que aparten definitivamente del poder a los hermanos Castro mediante el colapso económico del país.

Lo que para los admiradores de los Castro es bloqueo, para sus detractores ha resultado no más que un simple embargo, puesto que el gobierno cubano puede comerciar con el resto de los países, así como adquirir más de cien productos en los mismísimos Estados Unidos, esto, siempre que los pague en efectivo.
Visiones contrapuestas

El llevado y traído tema de la eliminación o continuidad del bloqueo económico al gobierno de Cuba, ha sido quizás el punto más álgido dentro de la oposición cubana, donde dos figuras emblemáticas; la líder de las Damas de Blanco, Berta Soler, y la bloguera Yoani Sánchez, tienen visiones contrapuestas al respecto.

Para la primera la eliminación del bloqueo significaría una inmerecida victoria política de los Castro, que en nada frenaría los abusos contra la oposición interna.

Sánchez, en cambio, ve en la supresión de la medida la posibilidad de privar al gobierno de los argumentos que habitualmente utiliza para justificar el estropicio y la ineficiencia que le son inherentes al sistema.

El dato que me conduce a teclear esta nota no es otro que la repercusión en los medios online sobre Cuba, de la petición de Berta Soler al gobierno de Estados Unidos de “mano dura con los Castro”, donde su reclamo fue tomado con un amplio espectro de críticas y aceptaciones, aunque las adjetivaciones de anexionista, carente de visión política, desleal a su pueblo y agente de la CIA, cargaron con el mayor  peso.

El argumento más sobresaliente de los utilizados en contra de Soler fue que “el pueblo cubano en general rechaza el bloqueo”, y aunque este no deja de ser un testimonio a despreciar, no se debe olvidar a favor de Soler, que el pueblo cubano, sin pensarlo dos veces, también apoyo la invasión a Checoslovaquia en el 68, protagonizó los actos de repudio en el 80, aceptó sin protestar la implantación de la doble moneda en 93 -lo que resulto nuestro Apartheid- y fue cómplice junto a los miembros de la UNEAC del fusilamiento de tres jóvenes, luego de juicios sumarios, que intentaron secuestrar sin éxito un remolcador, así como del encarcelamiento de 75 opositores al gobierno.
Un asunto de lucidez

Lo anterior si no lo descalifica de manera absoluta a la hora de opinar sobre su destino, al menos lo vuelve un actor al que hay que escuchar con mucha prudencia, sobre todo cuando históricamente la lucidez no ha sido una facultad digna de admirar en los pueblos.
Una mirada a vuelo de pájaro  arrojaría un enorme desperdicio de oportunidades del gobierno cubano que ayudarían a solventar muchas de las carencias de la población hoy en día.
Hoy mismo, y sin importar la existencia del bloqueo; se pudiera dejar invertir a los cubanos residentes en el extranjero, ayudando así a la economía nacional, como por consiguiente empleando a miles de obreros en empresas que, a no dudar, brindarían mejores salarios que los del gobierno.

Se podría dejar regresar al país a los cubanos que residentes en el exterior y que por haber expresado públicamente su desacuerdo con el status quo imperante no puedan hacerlo.

Se podría liberar a todos los presos por motivos políticos, ya que no representan ningún peligro para la seguridad nacional.

Se podrían dar tierras en propiedad a los campesinos exitosos, así como aumentar  la tierra dada en usufructo, la cual no ha resuelto en lo más mínimo el problema alimentario; también se podría dar libre e irrestricto acceso a Internet a la población.
Un largo etcétera

Así como un largo etcétera de medidas que en nada el llevado y traído bloqueo de Estados Unidos impide ejecutar, a no ser el miedo a perder el poder por los Castro. Cuestión que una situación posbloqueo, con las puertas de la primera economía mundial abiertas de par en par, se tornaran, a mi modo de ver, imposibles de acometer.

El pedido del incremento del bloqueo al gobierno de Sudáfrica por Mandela fue visto por sus compatriotas -excepto los Bóers, claro está-, como un acto de consumación de la visión política de Mandela.
Hoy Berta Soler, por pedir exactamente lo mismo, para un gobierno que en la práctica ofrece un destino no muy diferente a los que no pertenecen a su “raza” política -el partido único, PCC-, tiene que enfrentar acusaciones de todas partes que llegan a poner en entredicho la legitimidad de su lucha, incluso que, al parecer, ignoran el calvario atravesado por las Damas de Blanco desde el 2003.

Luego de ver a estos dos luchadores por los Derechos Humanos pedir lo mismo con la intención de mejorar el destino de su país, obteniendo aceptaciones tan opuestas, no he dejado de preguntarme, si también no habrá que regañar a Mandela por pedir tales medidas para su pueblo.

http://cafefuerte.com/

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