Por:
Iliana curra
Para nadie es un secreto que por años, cierto
segmento de la llamada disidencia interna, amparada por la otra desde acá: la
externa, se han unido en la misma idea de pedirle a la tiranía castrista un
diálogo. Esta vez no es la excepción con el “Llamamiento urgente por una Cuba
mejor y posible”.
El comienzo de este llamado a dialogar con sordos
comienza diciendo que: “Vivimos tiempos cruciales”, y que yo recuerde, tiempos
cruciales hemos vivido los cubanos desde que el terrorismo de estado se
implantó en ese enero de 1959.
Estamos ya en el 2012, con muchos fusilados de por
medio, un indeterminado número de prisioneros políticos, una cifra incalculable
de muertos en el mar buscando libertad, el presidio femenino más grande en
tiempos de paz y un exilio regado por el mundo entero. Estos apresurados
cálculos nos convierten en una estadística abominable para una pequeña nación
como es Cuba. Pero eso no importa. Uno de sus firmantes que se hace llamar
“politólogo”, Juan Antonio Blanco, dijo en una de sus aburridas conferencias
sobre el tema cubano que: “ignorar el pasado es la mejor manera de
perpetuarlo”. Claro, desde su comodidad en Canadá al ritmo de un buen Wisky del
“enemigo”.
Ahora resulta que los dialogueros se molestan
cuando les llaman así y ha comenzado un “dale al que no te dio” tremendo. Y es
que, realmente algunos firmantes son personas que han defendido la libertad de
Cuba de una manera digna, y por eso no entiendo cómo pueden plasmar su rúbrica
al lado de un Carlos Saladrigas, por demás oportunista de último minuto en el
tema cubano, Un Oscar Espinosa Chepe, raulista por excelencia, un Manuel Cuesta
Morúa que ha viajado el mundo pidiendo el levantamiento del embargo
norteamericano para oxigenar a la dictadura, un Oscar Peña que le compraría
hasta un cuadro al ex-canciller Roberto Robaina si pudiera, entre otros tantos
politólogos, blogueros, ex-guerrilleros, hijos de esbirros castristas fusilados,
y una amalgama de personalidades que nadie conoce hayan hecho algo positivo por
Cuba.
Y lo mejor de todo es que la convocatoria sigue
abierta. Ariel Hidalgo es el encargado de recibir las firmas de quienes, aún
agazapados, siguen esperando que el de al lado firme primero para no hacer el
ridículo de entrar en una patética componenda de pedirle a un sordo que converse
de manera abierta, transparente y pluralista. Las tiranías no escuchan, no
hablan. Las tiranías encarcelan, reprimen, fusilan, realizan juicios sumarios y
arremeten con turbas “reparteras” y
chusmas contra infelices opositores pacíficos. Todos los intentos de diálogos
anteriores han fracasado porque el régimen es totalmente sordo. Que le
pregunten al mismo Ariel Hidalgo.
Hoy por hoy la dictadura está enfrascada en seguir
implantando el terror contra civiles, contra niños y mujeres indefensas. Nada
nuevo para los que conocen la historia, si es que no la han vivido. El
desgobierno castrista se concentra en asesinar a opositores, como el caso de
Oswaldo Payá y Harold Cepero, en ocultar las cifras de muertos por enfermedades
que habían sido supuestamente erradicadas, y en encerrar a rehenes extranjeros
que le sirvan luego como cartas de cambio para sus jugadas políticas
internacionales. Nada de escuchar a nadie.
Y claro que una Cuba mejor es posible, pero si
depende de pactar con los verdugos de más de cinco décadas y hacer borrón y
cuenta nueva porque empresarios millonarios quieren comprar una libertad
mediatizada, y unos presuntos disidentes internos pretenden seguir doblando sus
rodillas para implorar patéticamente ser escuchados, entonces vamos muy mal.
Terminaremos como la extinta Unión Soviética, ahora convertida en un
narco-estado con un mafioso al frente del país después de haber dirigido el
centro de represión más cruel y espantosa llamada la KGB.
http://lacurradecuba.blogspot.com/
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