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jueves, 9 de agosto de 2012

Un dialogo en tiempos de cólera



Por: Iliana curra
Para nadie es un secreto que por años, cierto segmento de la llamada disidencia interna, amparada por la otra desde acá: la externa, se han unido en la misma idea de pedirle a la tiranía castrista un diálogo. Esta vez no es la excepción con el “Llamamiento urgente por una Cuba mejor y posible”.
El comienzo de este llamado a dialogar con sordos comienza diciendo que: “Vivimos tiempos cruciales”, y que yo recuerde, tiempos cruciales hemos vivido los cubanos desde que el terrorismo de estado se implantó en ese enero de 1959.
Estamos ya en el 2012, con muchos fusilados de por medio, un indeterminado número de prisioneros políticos, una cifra incalculable de muertos en el mar buscando libertad, el presidio femenino más grande en tiempos de paz y un exilio regado por el mundo entero. Estos apresurados cálculos nos convierten en una estadística abominable para una pequeña nación como es Cuba. Pero eso no importa. Uno de sus firmantes que se hace llamar “politólogo”, Juan Antonio Blanco, dijo en una de sus aburridas conferencias sobre el tema cubano que: “ignorar el pasado es la mejor manera de perpetuarlo”. Claro, desde su comodidad en Canadá al ritmo de un buen Wisky del “enemigo”.
Ahora resulta que los dialogueros se molestan cuando les llaman así y ha comenzado un “dale al que no te dio” tremendo. Y es que, realmente algunos firmantes son personas que han defendido la libertad de Cuba de una manera digna, y por eso no entiendo cómo pueden plasmar su rúbrica al lado de un Carlos Saladrigas, por demás oportunista de último minuto en el tema cubano, Un Oscar Espinosa Chepe, raulista por excelencia, un Manuel Cuesta Morúa que ha viajado el mundo pidiendo el levantamiento del embargo norteamericano para oxigenar a la dictadura, un Oscar Peña que le compraría hasta un cuadro al ex-canciller Roberto Robaina si pudiera, entre otros tantos politólogos, blogueros, ex-guerrilleros, hijos de esbirros castristas fusilados, y una amalgama de personalidades que nadie conoce hayan hecho algo positivo por Cuba.
Y lo mejor de todo es que la convocatoria sigue abierta. Ariel Hidalgo es el encargado de recibir las firmas de quienes, aún agazapados, siguen esperando que el de al lado firme primero para no hacer el ridículo de entrar en una patética componenda de pedirle a un sordo que converse de manera abierta, transparente y pluralista. Las tiranías no escuchan, no hablan. Las tiranías encarcelan, reprimen, fusilan, realizan juicios sumarios y arremeten con turbas “reparteras”  y chusmas contra infelices opositores pacíficos. Todos los intentos de diálogos anteriores han fracasado porque el régimen es totalmente sordo. Que le pregunten al mismo Ariel Hidalgo.
Hoy por hoy la dictadura está enfrascada en seguir implantando el terror contra civiles, contra niños y mujeres indefensas. Nada nuevo para los que conocen la historia, si es que no la han vivido. El desgobierno castrista se concentra en asesinar a opositores, como el caso de Oswaldo Payá y Harold Cepero, en ocultar las cifras de muertos por enfermedades que habían sido supuestamente erradicadas, y en encerrar a rehenes extranjeros que le sirvan luego como cartas de cambio para sus jugadas políticas internacionales. Nada de escuchar a nadie.
Y claro que una Cuba mejor es posible, pero si depende de pactar con los verdugos de más de cinco décadas y hacer borrón y cuenta nueva porque empresarios millonarios quieren comprar una libertad mediatizada, y unos presuntos disidentes internos pretenden seguir doblando sus rodillas para implorar patéticamente ser escuchados, entonces vamos muy mal. Terminaremos como la extinta Unión Soviética, ahora convertida en un narco-estado con un mafioso al frente del país después de haber dirigido el centro de represión más cruel y espantosa llamada la KGB.
Y para terminar, no estoy de acuerdo de que el país esté al borde del abismo, como dicen al final del documento. Cuba está en lo más profundo de ese abismo, hundido por un sistema ineficiente, terrorista y sádico, y por unos cuantos oportunistas llamados disidentes que trabajan para la Seguridad del Estado, para sus bolsillos o para llevar a la nación cubana a un abismo que desde hace mucho tiempo están cavando al lado del que ya se encuentra el país. Es una pena. 
http://lacurradecuba.blogspot.com/ 

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