saluda el presidente de Honduras, Manuel Zelaya,
anfitrión de la XXXIX reunión en San Pedro Sula.
La Habana, demoró unos días en responder, pero la respuesta fue categórica, propia del "vencedor":
HABLEMOS CLARO
Por Lázaro Tirador Blanco
Por Lázaro Tirador Blanco
El 10 de marzo de 1952 el General Fulgencio Batista le dio un golpe de estado al gobierno cubano electo constitucionalmente, lo cual provocó una gran tragedia dentro del país. Por la presión y el empuje de las tropas rebeldes al mando del Comandante Fidel Castro, el 31 de diciembre de 1958 Bastista huye del país.¡Qué lejos estarían de saber, aquellos que apoyaban al insurgente Movimiento 26 de Julio, que el 1 de enero de 1959 comenzaría la más grande, férrea y prolongada dictadura en toda la historia de Cuba!
Si bien se ha hablado y publicado mucho de lo que constituyó el final de una cruenta etapa de represión contra la juventud y de impunidad de las fuerzas armadas y la policía - nunca o casi nunca- se ha informado de la real situación económica y social que gozaba Cuba, aún bajo la dictadura batistiana. Los libros de historia, los programas de estudio y la sistemática y únicamente permitida propaganda oficial del régimen castrista sólo han hablado de una historia ajustada a sus intereses pero sin mencionar los logros que ostentaba uno de los países de más desarrollo social y económico del continente americano.
Esta estratagema es parte de la negación de los valores reales de nuestra historia y de no hablar con meridiana honestidad ni hacer el análisis de los períodos históricos en su justa dimensión. Claro que el régimen descubrió bien temprano que el aislamiento provocado por el embargo norteamericano le daba la oportunidad ideal para reescribir la verdadera historia cubana con los énfasis adecuados para que todo el pueblo llegara a considerar que el castrocomunismo salvó a Cuba y la ha llevado por senderos de triunfo. Eso piensa la mayor parte de las generaciones actuales. Y no sólo en Cuba, sino en muchas partes del mundo.
Pero la realidad era otra y creo que vale la pena mencionarla para que todos podamos establecer la verdad.
Valiéndonos de la información de documentos oficiales de la época, que existen y pueden ser comprobados, como el Atlas de Economía Mundial de Ginsburg o cualquier otro análisis estadístico de la época, encontramos que Cuba ocupaba el puesto número 22 dentro del conjunto de 122 naciones en los indicadores de desarrollo económico universal en aquellos tiempos y que el nivel de vida cubano solamente era superado entonces por Estados Unidos y Argentina y que nuestro país superaba los índices de Canadá, Chile, México, Brasil, Italia y España. Todo esto antes que Castro entrara al poder. Estos datos no lo han enseñado nunca en la historia cubana.
Es indudable que la economía, reflejada en la economía familiar, es la que más ha sido afectada para los cubanos en estos 50 años, independientemente de la falta de libertades ciudadanas. Los economistas y politólogos del régimen, así como sus defensores en diversos países, han hablado de la influencia del bloqueo en el comportamiento de los índices económicos del país, pero no han considerado que sólo EE.UU. haya mantenido ese bloqueo en los últimos 20 años. El régimen recibió la ayuda soviética por casi 30 años y después la venezolana en los últimos años, sin contar el resto de la colaboración y negocios con la Unión Europea, México, Chile, Brasil, China, Viet Nam e innumerables países más. ¿Por qué es que la economía cubana sigue siendo un desastre? Se dice en Cuba que los EE.UU. sostenían y dominaban la economía en Cuba antes de Castro, lo cual es otra mentira histórica; hay pruebas de que hasta 1958 la economía cubana estaba en manos mayoritariamente del capital nacional, hay ejemplos evidentes de ello ya que el 61% de la Banca Nacional era controlada y dirigida por cubanos, que de los 166 centrales azucareros de la época también el 61% eran propiedad cubana. En el terreno social Cuba contaba con numerosas organizaciones de defensa de los derechos de los trabajadores como asociaciones, sindicatos, gremios y otros mecanismos de derechos civiles. En la sociedad cubana de la época sólo el segmento más sufrido y explotado fue el campesino, situación que en gran medida continúa hoy.
¿Era la sociedad cubana antes de la llegada de Castro al poder ideal, era perfecta? En lo absoluto, era una sociedad en crecimiento en medio de sus contradicciones pero con los mecanismos democráticos necesarios para generar sus propias soluciones y escoger su propio camino, como tienen derecho a hacerlo todos los pueblos.
El castrismo totalitarista disfrazado de revolución social truncó el rumbo democrático del país y lo sumió en una de las más cruentas, explotadoras y malvadas dictaduras de las que se han conocido en la historia del continente y ha sido el más duro yugo que pueblo algunos haya sufrido sobre la faz de la tierra.
¿Ha hecho daño el embargo al pueblo cubano? Sí, lo ha hecho. ¿Es responsabilidad del embargo la situación económica y social que sufre Cuba hoy? En lo absoluto, si nos atenemos a la propia historia de Cuba. Sin dudas la década de los 60 fue muy dura, pero ya en los 70 el propio Castro proclamó al mundo que la Revolución había derrotado al imperialismo yanqui con respecto al bloqueo. Ya en esa época Cuba había sustituido todo su parque industrial, de transporte y su soporte financiero con los países socialistas miembros del CAME y contaba con grandes suministros comerciales de algunos países del área, sobre todo México. ¿Qué pasaba entonces? ¿Por qué la economía y los sufrimientos sociales, la falta de libertades, etc. se mantenían en Cuba? Cuba había vencido el bloqueo imperialista y fracasó en la chambelona de turno que se llamó la Zafra de los 10 Millones, que se convirtió en el fracaso de los 10 millones de culpas a otros por parte del Agricultor en Jefe. Ese es el ejemplo clásico de los vaivenes de la economía en manos de líderes políticos confiables sin que se tuviera en cuenta su preparación técnica ni sus conocimientos, y de las sapientísimas orientaciones del Comandante en Jefe omnisciente.
El embargo ha sido una malévola medida que ha afectado al pueblo cubano realmente, pero es insignificante comparado con la plaga castrista que lo ha consumido y llevado a un estado de sumisión y abandono tales que nos ha convertido por décadas casi en animales irracionales e incapaces de reclamos para el ejercicio de nuestros derechos ciudadanos.
Esa ha sido la historia, con un capítulo tras otro, de los monarcas del castrismo, primero Fidel y ahora Raúl y Fidel. ¿Y el pueblo qué? ¿Después de 50 años todavía los cubanos vamos a seguir creyendo en el cuento del bloqueo? ¿Será que las medidas que adopte EE.UU. en la política de buena voluntad del Presidente Obama van a resolver los problemas de Cuba?
Los problemas de Cuba son en verdad económicos, de subsistencia de las familias cubanas; pero van más allá, son realmente de cambios totales en las estructuras de explotación, opresión, temor y mentiras en que han vivido varias generaciones de un pueblo trabajador, inteligente y abnegado que ha sido utilizado para los sueños hegemónicos de un lunático émulo de Hitler tropicalizado, que ha logrado formar algunos discípulos trasnochados entre los que se destaca Chávez y le siguen otros que –como el pueblo cubano-, se han dejado adormecer por el sueño de las promesas que después se deshacen ante la realidad del totalitarismo económico, social y político cual nuevo imperialismo con vestiduras de nacionalismo.
De estas cosas queremos hablar los cubanos, con libertad y sin temores a la represión y con el ejercicio de los derechos cívicos que nos permitan cambiar lo que haya que cambiar en nuestro país, realmente sin Obama, pero también sin Chávez metido en la casa a diario, como vecina chismosa y aprovechadora de las necesidades ajenas.
Gracias a Dios, la labor de muchos cubanos dignos dentro y fuera de Cuba, el sacrificio y el ejemplo de la disidencia interna reprimida, masacrada y nunca reconocida y el entendimiento político cada vez más agudo de una gran parte del pueblo cubano van cambiando el panorama de manera tal que, con medidas de apertura o no por parte de Castro II, con la anuncia o no de Castro I, con el levantamiento de las medidas restrictivas por parte de EE.UU., con el levantamiento o no del bloqueo norteamericano, una nueva era de libertad para nuestra patria se vislumbra de manera irreversible. Podemos dar gracias a Obama por pretender ayudarnos y aliviar los sufrimientos de muchas familias, pero quizás deberíamos agradecerle más que nos entienda, que apoye nuestras reivindicaciones, que nos corresponde de una vez y por todas lograr a los cubanos, unidos en un poderoso espíritu de reconciliación nacional.
De eso se trata en verdad el asunto. La eliminación del embargo puede ser utilizada todavía para lograr al menos los primeros cambios en la posición de fuerza del régimen y exigirle su comprometimiento ante la comunidad internacional que sus intenciones son participativas para los cambios paulatinos en Cuba. Con las primeras medidas unilaterales sólo se han dignado a ofender y sacar la lengua a quienes les tiende la mano, pensando en el beneficio de los cubanos.
Eso han hecho durante años con el pueblo, tantas veces engañado. Mientras, Cuba sigue siendo entregada al compromiso de participar como lo hizo antes con el imperialismo soviético, en la construcción del Nuevo Socialismo del Siglo XXI, léase el Nuevo Imperialismo Bolivariano, con el Emperador Chávez I a la cabeza.
Una vez más digo, de todo corazón: Dios quiera que me equivoque y que la realidad sea otra, por el bien de Cuba y quizás del mundo.
Junto al hoy golpeado y encarcelado movimiento de derechos humanos y otros sectores de la disidencia interna, se ha levantado todo un movimiento de repudio al sistema opresor comunista que, en su mayoría es una corriente subterránea que ha ido creando una profunda fisura en la estructura política del régimen y que, aunque muchos insisten en negarlo, se ha convertido en un nuevo pensamiento político cubano, sin precedentes en el medio siglo de total dominio castrista.
Es indudable que este ha sido y es un proceso muy complejo en el que participan o muestran su interés no sólo luchadores convencidos y dispuestos al sacrificio, sino personas que van comprendiendo el gran engaño del sistema castrista y están en un proceso de reconsideración y digestión de las ideas de libertad que nunca les enseñaron ni conocieron en estos 50 años. Los conceptos de democracia, participación, libre pensamiento, derechos civiles, pluralismo, etc. son realidades que poco a poco se van sobreponiendo a los de patria o muerte, socialismo o muerte ...
Todo este es un fenómeno político-social que se ha ido produciendo en medio de la más cruenta represión del régimen que ha costado y cuesta vidas, cárcel, represión, persecuciones y vejámenes de todo tipo a miles de compatriotas, algunos de los cuales han tenido que escapar del país y aún en el exilio forman parte de los factores que luchan de diferentes maneras por la verdadera libertad de Cuba.
Como es un proceso no inducido sino que surge al calor de las contradicciones, de las motivaciones y de un nuevo pensamiento de libertad interpretado de diferentes maneras por los factores que participan, se han levantado disímiles grupos, movimientos, organizaciones, etc, que manifiestan su oposición al régimen de manera separada, sin coordinación ni una plataforma común y mucho menos un liderazgo reconocido. Si bien es cierto que el régimen no ha podido doblegar la resistencia, ni amedrentar a los luchadores ni a los auténticos líderes de cada sector, sí ha logrado disminuir el peligro del surgimiento de un movimiento de unidad con un liderazgo verdaderamente fuerte y reconocido como para representar una real amenaza al sistema totalitario, al menos a corto plazo.
Es indudable que hay figuras protagónicas en medio de la resistencia civil cubana actual, algunas de las cuales se han convertido en referentes, pero hay una realidad que debemos enfrentar: no hay unidad y concertación ni una plataforma común para luchar contra el régimen. Sin embargo, todos tendremos que coincidir en que será la única manera de llegar a ser lo suficientemente fuertes como para cambiar las cosas en Cuba, con bloqueo o sin bloqueo, con OEA o sin OEA, con Obama o sin Obama.
Una parte de la seguridad aparente que hoy demuestra el castrismo con respecto al apoyo del pueblo a su sistema político se basa en que sus adversarios políticos son apenas pequeños grupos que, sin tener los recursos publicitarios y de convocatoria que son patrimonio del régimen, sólo podrán ejercer liderazgos limitados que, en el mejor de los casos, los conviertan en personajes más conocidos fuera de Cuba que entre el pueblo cubano. Sé que a muchos no les gusta escuchar esto pero es la verdadera realidad y la debilidad mayor que tiene el movimiento político cubano contra los Castro y su régimen totalitario.
En mi opinión, este es un análisis que no se puede seguir soslayando y que hay que enfrentar con el concurso de todos, lo antes posible. Se impone una convocatoria a un Movimiento de Reconciliación Cubana, en que puedan participar todos los cubanos que estén convencidos que Cuba necesita un verdadero cambio y que éste, sólo se puede lograr con la participación de todos los detractores del castrismo que, por suerte y por sufrimiento, van siendo cada día la mayoría. Debemos ir dejando de lado los protagonismos personales y priorizar el protagonismo de las ideas, de los conceptos y los planes para abrir las mentes, el entendimiento y propiciar la participación de todos los cubanos que quieren ser libres en esta lucha que debe ser popular, contundente y definitiva para la definitiva libertad de Cuba. Queda por descontado que en este movimiento de reconciliación nacional no hay cabida para los Castro ni sus seguidores, los que se empeñan en sostenerlos en el poder. No habrá fisuras para que se introduzcan los oportunistas, los aprovechados ni los politiqueros. El futuro de Cuba deberá estar en manos de buenos y decentes cubanos, que asuman el patriotismo y el sacrificio necesarios para el cambio definitivo.
Esta no será una tarea fácil, pero debe ser asumida con responsabilidad por todos y cada uno de los que hoy se juegan la vida, su seguridad y las de sus familias para ver a Cuba libre para siempre, de manera que ni el fantasma del comunismo y del totalitarismo tenga jamás oportunidad de regresar. Estos 50 años han sido más que suficientes para que aprendamos.
Más información:
http://frentelibertadtotalcuba.blogspot.com/
PASALO PASALO PASALO PASALO PASALO PASALO pasalo por correo, blog, amigos, sitios Web, prensa...
POR ESTOS DÍAS TENGO LA Esperanza de leer mi blog por primera vez. Algunos amigos que lo han visto me lo describen, y siento el mismo placer que cuando me hablan de mis hijos. Me sugirieron que comprara una tarjeta que permite el servicio en los hoteles para entrar en el ciberespacio. Luego de dos meses y medio de iniciado ese sitio, aún no he podido verlo. Tengo ansiedad por leerlo, palparlo, olerlo. Imaginar su diseño me brinda una sensación de ternura.
Por estos días un anciano me preguntó si estaba seguro que fuera de esta isla existía civilización. Levanté los hombros, creo que sí, le respondí. Y me miró un largo rato, buscando la verdad perdida. Es que, me dijo, ¿cómo es posible que nos hayan olvidado?... Me cansé de lanzar botellas al mar, me aseguró. Me cansé, volvió a repetir y se alejó rumiando.
Por estos días una señora me ha dicho que las escenas de guerras de los noticieros le parecen filmadas en estudios secretos de televisión. Le dije que no: en otras partes también existen contradicciones sociales, pugnas políticas, hambrunas, enfermedades, etc. Es que nunca, me aseguró ella, muestran la felicidad, salvo en las noticias nacionales donde todo marcha bien, y se cumplen los planes, y las personas entrevistadas son felices, y no se quejan, ni tienen molestias, ni ideas diferentes… ¿Afuera la gente siempre se mata? A veces, respondí. Entonces, prosiguió, ¿ellos no comen manzanas, no viajan en cruceros, no hay votaciones pacíficas? En algunas partes, le dije. La mujer se mantuvo mirándome. Seguramente eres uno de ellos, aseguró. ¿Quiénes?, quise saber. Esos que redactan las noticias nacionales llenas de felicidad y nos hacen creer que vivimos en el paraíso… Hazme un favor, me solicitó, estoy perdiendo la vista, si intento dirigirte la palabra otra vez recuérdame que eres tú, así me evitaré el mal rato… Al regreso a casa puse el noticiero, los afganos corrían de un lado a otro. Tuve la duda si en el fondo creí ver un campo de caña, y hasta el humo de una chimenea de central. Me acerqué al televisor y lo apagué.
Por estos días también me han “Interrumpido el Servicio de Correo Electrónico”. Ahora, voy por La Habana detrás de un alma caritativa que suba un texto a mi espacio, y esto me hace recordar la emoción que sentía en aquellos primeros años de escritura cuando erraba por la ciudad intentando encontrar una máquina de escribir con buena cinta, y alguien que tecleara a escondidas de su jefe varias cuartillas de un cuento que participaría en un concurso literario. No me quejo. Desde el principio supe lo que iba a suceder por elegir tener un “estatus” de escritor dentro de la isla, por ende, algunos beneficios, o lograr un espacio para escribir los problemas que me rodean y angustian, y por extensión, recibir ataques institucionales.
Por estos días en La Habana se elevó el costo de la palabra escrita. Un propietario de correo autorizado le cobraba un cuc el servicio de comunicación con familiares en otros países, o a las jineteras que mantenían sus contactos con extranjeros. A partir de la semana pasada que negaron el acceso a los cubanos a conectarse desde los hoteles, el alquiler de los particulares ha escalado a tres cuc, y dicen que antes que termine el mes aumentará a cinco.
Por estos días tengo duda: no sé si la palabra sube de precio o ha perdido su valor.
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De un mensaje de Àngel Santiesteban desde La Habana:
Amiga de mi alma, soy feliz por lo que estoy haciendo, y si esto me costara la vida, lo haré sonriendo. El otro día alguien me preguntó que hasta dónde sería capaz de llegar: hasta lo último, le dije. Y no son meras palabras. Lo digo con toda la tranquilidad del mundo. Ojalá esté exagerando, pero si fuera la realidad, soy feliz. Besos, tu á.
Enlace permanente Publicado en: Los hijos que nadie quiso Actualizado 19/05/2009 23:00
Por Lázaro Tirador Blanco / Periodista Independiente
Es indudable que Cuba se encuentra en la más dramática encrucijada de su historia. Con la retirada de Fidel es innegable que la mayoría del pueblo cubano sintió como un leve vahído, como un mareo que lo dejó a expensas de las más disímiles especulaciones, tanto en el ámbito nacional como internacional, sobre el significado de este acontecimiento inesperado. Es indudable que Castro se hizo imprescindible en la vida diaria de los cubanos, en su alimentación, en su comportamiento y hasta en su manera de pensar, todo programado, orientado y organizado por una fantástica y eficiente maquinaria de control total que, no por diabólica deja de ser admirable en su concepción y praxis.
Todo ello fue posible primeramente por el cierre total de las fronteras de Cuba para los cubanos: no hay libertad para viajar, no hay entrada de televisión o radio extranjera, no hay acceso a la información y todo lo que no sea orientado y establecido por el Partido Comunista y Fidel es contrarrevolución. Además, se montó una andamiaje propagandístico sin igual en la historia, que dejó como insignificante los conceptos de la propaganda goebelista del nazismo. Toda la publicidad en Cuba es sobre las bondades del sistema, sobre los mártires del sistema, sobre el protagonismo universal del sistema y sobre todo sobre el invencible Comandante en Jefe y ahora sobre el recién estrenado heredero del trono.
Todo ello quizás no hubiera sido suficiente para tener avasallado a todo un pueblo por décadas si no hubiera sido por un férreo, irreflexivo y poco eficiente bloqueo o embargo total contra Cuba, de parte de 10 administraciones norteamericanas. No quiero discutir la eficacia que pueda haber tenido el bloqueo en los primeros años, pero estoy convencido –por haberlo sufrido en Cuba-, que fue y es el mejor argumento y la mejor arma que ha utilizado el castrismo para esconder sus arbitrariedades, su control total de la economía, los servicios y todo lo que vuele, camine o se arrastre en el país, incluyendo sus habitantes.
Cuando faltan los alimentos que no se producen por las malas políticas productivas aplicadas, la culpa es del bloqueo; cuando faltan los medicamentos y recursos médicos malgastados en supuestas misiones humanitarias en otros países –negocios de los magnates gubernamentales-, la culpa es del bloqueo; cuando no hay transporte en las ciudades o el campo para el movimiento cotidiano de las personas y la economía, la culpa es del bloqueo; todo lo que ha acontecido en el desgobierno de Cuba es culpa del bloqueo. El bloqueo ha sido y es el mejor aliado del régimen porque, además de pretexto, ha sido utilizado para evitar el contacto de muchas generaciones con la democracia, el libre pensamiento y el conocimiento y práctica de los más elementales derechos de los seres humanos organizados en una sociedad civilizada.
No en balde Castro es considerado por algunos expertos como un gobernante fuera de serie en la historia política contemporánea y es el único que ha logrado engañar casi todo el tiempo a casi todo el mundo, al menos en Cuba.
Algunos de los logros del totalitarismo castrista y que pretenden enraizarse aún más en el país son la eliminación casi total del liderazgo político –que no sea el del régimen-, el traumatismo total de la sociedad civil y sus estructuras tradicionales al extremo que el día en que Cuba recupere todo lo perdido, los cubanos tendrán que aprender a usar sus derechos cívicos y constitucionales; la suspensión totalmente completa de la iniciativa económica privada –salvo mínimas expresiones temporales de algunas actividades de servicios-, así como la expresión libre del pensamiento y las ideas. Estos son los elementos bajo los que han crecido y vivido muchas generaciones de cubanos en nuestra hermosa y maltratada patria.
Lo que tampoco se puede negar es que, pese a que lo que debía ser no ha sido en Cuba, lo que no debía ser como la delincuencia, la inmoralidad, la doble moral y la corrupción han sido propiciadas por el propio sistema a extremos tales que las lacras contra las cuales supuestamente lucharon los que hoy mandan, se han multiplicado y perfeccionado, alcanzando niveles increíbles y convirtiéndose en práctica obligada de supervivencia de la mayoría de los cubanos.
Desgraciadamente, aún en la disidencia el régimen a logrado mantener de tal manera el control de su mover político que es todavía hoy un movimiento que no tiene unidad ni una plataforma común por la cual lugar y cada grupo se mueve por sus propios programas, ideas y manera de pensar sobre la realidad cubana actual. Como dicen en mi pueblo, los Castro no tienen un pelo de bobos y han sabido valorar estos elementos y por ello han permitido la supervivencia de estos grupos para, entre otras cosas, dar la imagen de que en Cuba se admite a los que no comparten las ideas de la Revolución, pero nunca contra la Revolución. Y todo sigue igual.
La realidad es que Cuba se encuentra en una encrucijada, en espera de las cacareadas medidas de flexibilización que podría tomar Raúl Castro, a las nuevas medidas que puede tomar el gobierno del Presidente Obama según sus promesas electorales. A ello se suma el renacimiento militarista soviético y perpetuidad soñada por Chávez, pero eso es harina de otro costal y tema de otros artículos.
Como ya he dicho, ¿qué vamos a hacer? Se impone una concertación de todos los esfuerzos dentro y fuera de Cuba para dejar de jugar a la oposición y lograr un verdadero esfuerzo nacional para que los cambios sean reales, sin parches ni remiendos, sino medulares en la esencia de nuestras libertades robadas, negadas y escamoteadas durante 50 años. Tampoco podemos olvidar que se necesita de un verdadero liderazgo que concierte y ponga orden en todos los esfuerzos para dejar de tirar pedradas contra un régimen bien estructurado y poderoso y que todos estemos en el sentir de ganar para las futuras generaciones una Cuba verdaderamente libre.
,Para ello, tenemos que estar conscientes de la encrucijada actual, para elegir cual sea el mejor camino, el que conduzca a la libertad y la reconciliación nacional.
Autor> Lazaro Tirador Blanco