Los cantos de sirenas
han alterado mis hormonas,
mis neuronas se durmieron
en el regazo de lo prohibido.
Roto el equilibrio
los absurdos se entronizan
en los muros del silencio.
La noche se sienta en mi ventana.
Tal parece que disfruta la lenta agonía
de las blancas mariposas
Que alguna vez anidaron
mis sueños, mis anhelos, mis esperanzas.
Se hace tarde en el reloj de la esquina.
Un mar de angustias se confunde
con las horas; los minutos se vuelven siglos.
Mis ojos se han llenado de arena,
Mis lagrimas no fluyen,
se han quedado en mis entrañas.
Duele comprobar que las sirenas cantan
Y sus maléficas melodías han embrujado
totalmente a mi humilde pueblo…
Y me han borrado de mi misma.
Soy sombra desesperada buscando mi cuerpo,
mi alma, mi razón, mi entendimiento.
Soy barco naufragando en el desierto…
Ola dormida en medio del océano,
Flor que no ha nacido y ya está muerta.
Esperanza E Serrano
Brandon, Florida
Junio5/1914
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