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viernes, 30 de junio de 2017

Mensaje al actor Luis Alberto García

                        Ramón Muñoz Yanes                             Luis Alberto García

Pd: Ojalá estas letras llegaran a ti, como mi abrazo.

sábado, 9 de junio de 2012

Cuba:Educación y empleo.Opciones y frustraciones.

 
Las Tunas, Cuba
Por: Alberto Méndez Castelló

PUERTO PADRE, Cuba, mayo, www.cubanet.org – La última frustración la recibieron estudiantes de aquí temprano en la mañana del pasado viernes.
Los chicos aguardaban expectantes. Recién habían concluido el Bachillerato y vencido los exámenes de ingreso a la universidad.
Les habían dado la opción de solicitar diez carreras universitarias. Muy formalmente las autoridades habían hecho que los estudiantes, asistidos por sus padres, firmaran boletas donde, en orden de opción y con cifras codificadoras, aparecían las especialidades que se ofrecían.
Sólo quedaba esperar por la Comisión Provincial de Ingresos para que en orden de prioridad y de acuerdo con el rendimiento académico, les fueran otorgadas algunas de aquellas carreras anunciadas por el periódico Juventud Rebelde en concordancia con las necesidades específicas de cada provincia, según el entonces Ministro de  Educación Superior y hoy vicepresidente del Consejo de Ministros Miguel Díaz-Canel.
Pero en lugar del anuncio de las carreras otorgadas, a no pocos estudiantes les llegó una mala noticia: Ninguna de las especialidades solicitadas les había sido concedida.
Junto a sus padres debían estar a las 7 de la mañana en la Dirección Municipal de Educación el lunes 4 de junio para conducirlos en un ómnibus escolar a la sede universitaria donde se les harían otras propuestas.
A la hora y fecha convenida no había capacidad de transportación para los padres, quienes apresuradamente debieron viajar como se viaja en Cuba: como sardinas enlatadas.
En la universidad, los estudiantes -que habían dedicado 12 de sus 17 años a cumplir con cuanta tarea política se les encomendó, coreando “Pioneros por el comunismo, seremos como el Che”- comprendieron que en Cuba no se accede a una carrera universitaria solo con un excelente rendimiento escolar si no se posee un aval político e ideológico óptimo. Allí recibieron otra mala noticia: Solo podían optar por carreras pedagógicas.
En silencio unos e iracundos otros, pronunciando o mascullando frases en franco disentimiento político, en protesta, la mayoría de los estudiantes se puso de pie y abandonó el teatro universitario, donde quedaron sus padres.
En honor a la verdad, el trance por el que pasaron los funcionarios de la universidad fue difícil.
Un padre dijo al asesor de la Rectora a cargo de la Comisión de Ingreso que, en el caso de su hijo, consideraba que habían actuado de mala fe al violar los términos establecidos.
“Usted tiene razón para sentirse como se siente y yo en su lugar me quejaría”,  dijo el funcionario.
Pero, jurídicamente hablando, el asunto es de fondo.
El problema trasciende el presente curso escolar, donde mas de 100 bachilleres -solo en Las Tunas y a ese nivel, sin contar otras enseñanzas-, no podrán estudiar las profesiones de su elección. Como resultado, unos serán conducidos a la marginalidad y, por consiguiente,  a la proclividad delictiva. Otros optarán por la economía informal, eufemísticamente ahora ponderada como trabajo “por cuenta propia”, que de “propio” poco posee porque, al no contar con un mercado mayorista de donde proveerse, depende en la mayoría de los casos  del mercado negro, valga decir del delito.
El resultado es mucho peor: llevan a los jóvenes a estudiar carreras que no ejercerán pues no fueron elegidas sino impuestas, y en el supuesto caso de ejercerlas lo harán de forma mediocre, cuando no deficiente al no estar aptos emocionalmente para su ejercicio.
Esto, sin contar que las carreras que se les ofrecen no se corresponden con las necesidades socioeconómicas de los territorios, como ampliamente está anunciando la prensa oficial.
Baste este ejemplo:
Las Tunas es una provincia deforestada.  Mientras que el promedio nacional arbolado es de 26 por ciento, solo el 14,7 por ciento del territorio tunero está cubierto por árboles. Aun así, mientras que en este curso la universidad ofrece más de 900 plazas para carreras pedagógicas, solo tres estudiantes podrán formarse como Ingenieros Forestales en una provincia con alrededor de 10,000 hectáreas plagadas de marabú que pudieran convertirse en bosques maderables si se pretende reforestar.
Según fuentes oficiales, en 34 años, en Las Tunas apenas si se han graduados poco más de 1,000 ingenieros  agrónomos.
La cifra es insignificante para una provincia con economía eminentemente agropecuaria.  Pero todavía así el número de ingenieros agrónomos en Las Tunas es más irrisorio cuando se busca y apenas si se encuentran a estos profesionales ejerciendo la carrera.
“Estamos endeudados y este mes no tenemos con qué pagar a los trabajadores”, nos dijo un agrónomo administrador de una cooperativa; por cierto, el único que hoy ejerce su profesión tras graduarse junto a más de 25 estudiantes.
En Cuba se exige al obrero agrícola y al campesino que produzcan alimentos en condiciones desventajosas, tan rayanas en la indigencia que semejan relaciones señor feudal-ciervo.  De ahí el estigma de la profesión del agrónomo.
Pero otro tanto puede decirse de los maestros o de los médicos.
Uno de los mejores profesores de Matemáticas de esta provincia, hasta hace poco vivió con su esposa e hijos emparedado en un cuartucho en el que debía caminar de costado. Y cierto cirujano, luego de pasar horas en el quirófano, sorbía un caldo de chícharos cual si fuera un elixir de los dioses.
Solo algunos que pertenecen a las instituciones armadas, o la nomenclatura, o los nuevos ricos provenientes de las artes, el deporte o el delito, pueden respirar como seres humanos en Cuba.
Así va Cuba, cerrando puertas en las universidades de la nación mientras simula abrirlas.

jueves, 17 de mayo de 2012

"Esto no es una fábrica de hacer azúcar..."



Foto de A. Guiteras tomada de internet

ANTONIO GUITERAS,¿DÓNDE ESTÁS?

Por Alberto Méndez Castelló

DELICIAS, Puerto Padre, Cuba, mayo, www.cubanet.org – El viento sopla del nordeste. Un pitazo está por sonar. Pronto serán las siete. El cadáver de Antonio Guiteras fue llevado a la tumba  a las seis de la tarde del 8 de mayo de 1935.
Los soldados del entonces coronel Fulgencio Batista despojaron el cadáver de Guiteras de cuanto llevaba encima, haciéndolo enterrar en un tosco ataúd sin flores.
Paradójicamente, 77 años después los obreros entran a trabajar al central azucarero que lleva el nombre de Guiteras tan despojados como el mártir de El Morrillo fue llevado al cementerio.
Desconociendo la obra del mártir de El Morrillo y no satisfecho el gobierno de los hermanos Castro con hacer trabajar a sus obreros no solo la jornada laboral de ocho horas ganada por Guiteras, sino también cuantas jornadas de trabajo voluntario ha concebido en más de medio siglo, ahora el Consejo de Estado utiliza el nombre de Antonio Guiteras en condecoraciones, nombres de fábricas, calles y repartos.
¿Es Cuba un Estado socialista de trabajadores organizado por todos y para el bien de todos como república unitaria y democrática para el disfrute de la libertad política, la justicia social, el bienestar individual y colectivo y la solidaridad humana como dice el Artículo 1 de la Constitución, o es un mero régimen militar disfrazado de socialista?
Tras la caída de la dictadura de Machado, en ese gobierno que sólo duró del 10 de septiembre de 1933 al 19 de enero de 1934, Guiteras fungió como un Primer Ministro. Valga decir, el único Primer Ministro enteramente honesto que ha tenido el pueblo de Cuba, llevando al presidente Ramón Grau San Martín a firmar leyes que hoy harían temblar a los supuestos comunistas cubanos con sólo imaginarlas.
¿Acaso el general Castro Ruz aceptaría en las fuerzas armadas o en el ministerio del Interior a opositores políticos?
A instancias de Guiteras, el 20 de septiembre de 1933, el presidente Grau promulgó el decreto número 1693, estableciendo en Cuba la jornada laboral de ocho horas, reglas especiales para el trabajo de los jóvenes entre 14 y 18 años y la creación de tres turnos en los centrales azucareros.
Desde el pasado 17 de enero, en contra de la voluntad de los trabajadores, el otrora central Delicias, rebautizado el 6 de agosto de 1960 con el nombre de Antonio Guiteras, produce azúcar solo en dos turnos de trabajo de 12 horas ininterrumpidas.
Conocidas son las condiciones de trabajo en un central azucarero: líneas eléctricas de alto voltaje, calderas de vapor, hornos con elevadísimas temperaturas, ruedas dentadas, molinos, sistemas transbordadores y transportadores. Súmele a ello que en la fabricación de azúcar se necesita la precisión de un relojero.
 “Nos estamos durmiendo en el trabajo. Ya siempre tengo sueño aunque duerma. Lo peor de todo que antes cometíamos errores, pero ahora si nos equivocamos, nos amenazan con la Seguridad del Estado y la sospecha de contrarrevolución”, dijo a este cronista un operador de tacho que pidió el anonimato por temor a represalias.
Según Salvador Mesa Valdés, integrante del Buró Político del Partido Comunista y secretario general de la Central de Trabajadores de Cuba, de visita en el Antonio Guiteras, la decisión de laborar turnos de 12 horas obedeció a un acuerdo de los trabajadores de los 46 centrales que hoy funcionan en Cuba, una aseveración que fue refutada por los sindicalistas.
 “Nosotros sometimos esa medida a votación y de 606 trabajadores, 600 votaron en contra. Por cierto, entre los que votaron a favor de trabajar 12 horas algunos trabajan en oficinas y no precisamente haciendo azúcar”, dijo un dirigente sindical del central Guiteras que no quiso dar su nombre.
La situación de los obreros ferroviarios, que ya pertenecen al ministerio de Transporte, todavía es peor. Se da el caso que en vías férreas en malas condiciones tienen que trabajar 16 y hasta 24 horas ininterrumpidas.
La locomotora 90 es operada por los hermanos Leiva. “Ángel Luis llega a la casa totalmente extenuado; se baña, desayuna y si acaso se despierta para almorzar después de media tarde”, dijo el familiar de uno de los maquinistas.
Doce horas también pasan los guardagujas, los operadores que cambian las vías férreas para dejar entrar y salir a los trenes en el central.
En una alejada garita que no poseen ni una débil bombilla, ni un farol, ni una linterna, esos obreros no tienen con qué hacer señales a los trenes o a los vehículos en el paso a nivel sin barreras. Si necesitan llamar por teléfono, deberán encender un fósforo para discar en el anticuado aparato.
A lo largo de la zafra ya se han producido accidentes y no es raro que los operarios trabajen cabeceando del sueño.
Alguien pudiera pensar que si estos trabajadores permanecen 12 horas en sus puestos de labor, serán retribuidos en la medida de su esfuerzo. Nada más lejos de la realidad. Un operador de tacho ganó este mes unos 700 pesos devaluados y diez convertibles. En total, unos 30 dólares mensuales.
¿A dónde va Cuba?, se preguntará el lector.
La respuesta nos la dio un obrero del basculador en el Antonio Guiteras cuando dijo a este cronista que aquella no una fábrica de hacer azúcar, sino de destruir hombres.

sábado, 29 de octubre de 2011

Isla. Arroz con frijoles, tamales, aguacate, yuca con mojo, pan con bistec....

Eso es sabor a Cuba, a la Cuba de verdad, la que yo conocí y ya no existe.


http://youtu.be/6okLmWkjnb4

Isla
Rodeada de mar por todas partes,
soy isla asida al tallo de los vientos...
Nadie escucha mi voz si rezo o grito:
Puedo volar o hundirme... Puedo, a veces,
morder mi cola en signo de infinito.

Soy tierra desgajándose... Hay momentos
en que el agua me ciega y me acobarda,
en que el agua es la muerte donde floto...
Pero abierta a mareas y a ciclones,
hinco en el mar raíz de pecho roto.

Crezco del mar y muero de él... Me alzo
¡para volverme en nudos desatados...!
¡Me come un mar batido por las alas
de arcángeles sin cielo, naufragados!

Dulce María Loynaz

Nota:
Imagen: Cayo Levisa, Cuba

miércoles, 6 de julio de 2011

La salud de Hugo Chavez y el " Plan B" de Raúl Castro

   Por Dr. Eugenio Yáñez

Los acontecimientos de los últimos días relacionados con la salud del presidente venezolano Hugo Chávez han disparado muchas alarmas, tanto en Venezuela como en la prensa internacional.

Se repite casi axiomáticamente que esta enfermedad de Chávez y cualquier desenlace que pudiera apartarlo del poder pondría en juego la supervivencia misma del régimen cubano, que elabora apresuradamente un “Plan B” para lidiar con ese escenario.

Buena parte de la propaganda y la atención pública se concentra en los detalles del ahora Médico en Jefe para con el ilustre paciente bolivariano, se habla de tilapias que son criadas personalmente entre reflexión y reflexión, de cenas con corderitos, de diccionarios que son enviados a Chávez con el toque personal de Fidel Castro, de las desorganizadas manifestaciones de religiosidad y confusión del presidente venezolano. Pero esa cortina de humo “informática” no deja traslucir cómo es que el neocastrismo, con Raúl Castro y los generales cubanos, está manejando la situación estratégica que supone la enfermedad de Chávez.

Por otra parte, si algo ha demostrado el círculo de poder cercano a Chávez es que no va más allá de un patético coro de ineptos, por su absoluta incapacidad, desorganización, demagogia, falsedades, irresponsabilidad y falta de ética para elaborar mensajes coherentes, creíbles y movilizadores, capaces de orientar a los venezolanos y merecer legitimidad tanto en Venezuela como en el exterior. Con tales “dirigentes”, el futuro del chavismo sin Chávez parecería que debe durar menos que el clásico merengue en la puerta de un colegio.

Puede afirmarse que el razonamiento de la elaboración a la carrera de un supuesto “Plan B” por el régimen cubano para enfrentar todo lo que se derivaría de la situación actual es mesurado, y el sentido común indicaría que sería lo más apropiado teniendo en cuenta las circunstancias y sus posibles repercusiones.

Más aun si se tiene en cuenta que el poder chavista no es ni nunca ha sido una institución monolítica ni se basa en instituciones, sino en un caudillismo extremo, unipersonal, divisivo y polarizador, y donde no se conocen eventuales sucesores definidos, sino más bien una rebatiña “revolucionaria” a espaldas de los venezolanos, para poder quedarse con el premio gordo si faltara el comandante-presidente. Los presuntos herederos parecen desconocer, por otra parte, que sin la aprobación de La Habana sus posibilidades reales son iguales a cero.

Sin embargo, el razonamiento de que se ha tenido que elaborar por el neocastrismo, sobre la marcha y a la carrera, un supuesto plan de contingencia, no tiene en cuenta un factor fundamental que, sin embargo, debería estar presente en todos los análisis sobre Cuba, con independencia del tema de que se trate: Cuba no es un gobierno latinoamericano “típico”, ni tampoco una vulgar satrapía tercermundista.

El neocastrismo es un gobierno militar, organizado, previsor y coherente con relación a sus objetivos -no a los nuestros-, dirigido en estos momentos por quien durante casi medio siglo organizó y forjó sus actuales fuerzas armadas.

Alguien que, con independencia de la complejísima situación económica y social que atraviesa ahora mismo el país, ha demostrado en su gestión un mínimo de visión y raciocinio para mantenerse cinco años en el poder sin demasiados sobresaltos o situaciones que hayan puesto verdaderamente en peligro el control que ejerce la cúpula militar.

No hay que confundirse: Raúl Castro es cómplice de todos los caos y desastres gestados por su hermano mayor, pero también sabe perfectamente hasta dónde puede llegar con su “perfeccionamiento” del modelo económico, conoce las insuficiencias y peligros que conlleva, la mentalidad inmovilista de muchos “cuadros” partidistas, administrativos y gubernamentales, y todos los problemas que podrían derivarse del empantanamiento de su proyecto de reformas.

Tal limitado proyecto no es resultado de carencias intelectuales de sus funcionarios ni del desconocimiento por ellos de las ciencias económicas -aunque esto no significa sugerir que sean lumbreras ni mucho menos. La “actualización” es una decisión estratégica conciente y arriesgada, con la que se apuesta a conseguir el tiempo suficiente en el poder para tener la posibilidad de organizar la transición post-castrista desde un neocastrismo revitalizado y fortalecido, con una peculiar mezcla de actividades de mercado fuertemente reguladas por una omnipresente centralización estatal, y un sofisticado mecanismo represivo que no da muestras de debilitarse, pero sí de adaptarse a las nuevas realidades.

En otras palabras: la acción de Raúl Castro durante casi cinco años al frente del país -a pesar del lastre que representa la presencia de Fidel Castro- no ha dado muchas muestras de la improvisación y el caos que caracterizaron la gestión de su hermano mayor, sino, por el contrario, de acciones pensadas y planificadas con base en un objetivo muy claro y bien definido, al menos para él y su equipo, aunque no siempre lo podamos discernir desde el primer momento, lo que podrá ser discutible y discutido en sus alcances sociales, legitimidad moral y conveniencia para el país, pero que no debe ser ignorado o subestimado si se pretende mantener la coherencia en el análisis sobre las realidades cubanas.

Todo lo anterior tiene que ver con estas preguntas elementales que no siempre nos hemos sabido plantear a la hora de analizar las realidades cubanas: ¿es lógico que los militares que están en el poder trabajen sin planes de contingencia? ¿es lógico qué no se hayan planteado “variantes” y escenarios diferentes mirando hacia el futuro, cuando es algo que hacen diariamente en los ejercicios de preparación operativa y en las decisiones de los planes reales de defensa? ¿es lógico tener que improvisar cuando se presentan situaciones imprevistas, cuando la cultura del estamento militar en todas las épocas y todas partes del mundo es precisamente tener previstos todos los posibles escenarios para que no haya sorpresas y, por lo tanto, contar con alternativas?

No parece lógico que no haya habido previsiones y el consiguiente “Plan B” desde hace mucho tiempo. Raúl Castro y el verdadero poder -los “históricos” y los generales- sabían perfectamente, desde que tuvieron que hacerse cargo a la carrera de la dirección del país tras la grave enfermedad de Fidel Castro, que el suministro de petróleo venezolano a precios preferenciales -por no decir prácticamente regalado- dependía de la estabilidad de Hugo Chávez y su gobierno “bolivariano”, que no tenía ni la fortaleza ni la consolidación del régimen castrista.

De tal manera, continuaron la tarea -comenzada desde tiempos del Comandante en Jefe- de fortalecer al gobierno venezolano en los puntos más sensibles para su estabilidad -los servicios de seguridad y defensa- y además dónde Chávez tendría mejores oportunidades de ganar puntos populares a su favor con los servicios sociales: salud pública, educación y deportes.

Al contrario de lo que comúnmente se piensa superficialmente, que el régimen cubano solamente logra subsistir gracias al apoyo de Venezuela, se crearon las condiciones para que tuviera que ser el gobierno venezolano quien dependiera del apoyo cubano.

Estratégicamente, fue una decisión clave que casi nunca ha sido entendida del todo en muchos análisis, pues lejos de tener que estar el gobierno cubano a la deriva y rezando porque Hugo Chávez se pudiera mantener por largo tiempo en el poder, para que el régimen pudiera continuar recibiendo el generoso subsidio venezolano, el neocastrismo se concentró en estabilizar y garantizar el funcionamiento operativo de su “retaguardia” estratégica, consolidando al teniente coronel “bolivariano”.

Independientemente de las veleidades públicas sobre la solidaridad y la eterna hermandad de ambas naciones, tanto por parte de Ricardo Alarcón como de los ahora defenestrados Carlos Lage y Felipe Pérez Roque, los verdaderos amarres para “Cubazuela” estuvieron a cargo de militares de alto nivel: los generales de Cuerpo de Ejército Abelardo Colomé Ibarra (“Furry”), Ministro del Interior, y Julio Casas Regueiro, entonces Viceministro primero de las Fuerzas Armadas y actualmente Ministro, así como el Contralmirante Julio César Gandarilla, jefe de la Contrainteligencia Militar.

Ellos tuvieron a su cargo el diseño e implementación de los servicios de seguridad “bolivarianos”, la reorganización de una nueva Fuerza Armada “bolivariana”, y la organización del entrenamiento operativo de los altos mandos militares venezolanos en la nueva doctrina militar “revolucionaria”.

Ese trabajo ha sido complementado en la actualidad por el General de División Leonardo Andollo, segundo jefe del Estado Mayor General y encargado en Cuba de los planes contra las sublevaciones populares que serían organizadas por “el imperialismo yanki”, quien ha asesorado a los militares venezolanos en esa tarea represiva.

LOS ESCENARIOS
¿Qué “variantes” y escenarios tiene que haber previsto el neocastrismo –analizados, discutidos y coordinados previamente con Hugo Chávez- en lo que podría llamarse el “teatro de operaciones” venezolano, para garantizar simultáneamente la estabilidad del gobierno cubano y de la “revolución bolivariana” en las disímiles circunstancias que pudieran presentarse?

Al menos cuatro:

§ Permanencia indefinida en el poder de un Hugo Chávez fortalecido y sin las “incómodas” limitaciones de una sólida democracia venezolana y un Estado de derecho funcional

§ Permanencia indefinida de Chávez en el poder en medio de continuas crisis económicas y sociales -inflación, inseguridad ciudadana, huelgas y protestas, descenso de los precios del petróleo en el mercado mundial, calamidades naturales, deslegitimación, gran presión de los opositores

§ Permanencia limitada y mucho más débil de Hugo Chávez en el poder por cualquier circunstancia, tales como enfermedad, tratamiento médico, incapacidad, accidente, avance arrollador de la oposición, o un nuevo “chavista” en el poder

§ Salida de Hugo Chávez y la “revolución bolivariana” del poder, por fallecimiento, enfermedad terminal, discapacidad, revuelta popular victoriosa, o pérdida de las elecciones sin posibilidad de un golpe de fuerza que las ignore.

Para cada uno de estos eventuales escenarios tienen que haberse previsto cuidadosamente variantes de actuación:

El primer escenario de la permanencia indefinida en el poder de un Hugo Chávez fortalecido y sin las “incómodas” limitaciones de una sólida democracia venezolana y un Estado de derecho funcional sería el ideal para el neocastrismo, pero aún así es evidente que el régimen cubano nunca lo dio por definitivo, permanente, estático o inamovible.

Son públicas las gestiones de acercamiento y el cuidadoso ajuste de las relaciones internacionales cubanas con diferentes países productores de petróleo en todo el mundo, muy pocos de los cuales se caracterizan por su carácter marcadamente democrático: Rusia, Brasil, Angola, Irán, Argelia, Libia, Guinea Ecuatorial, y varias relativamente pequeñas ex-repúblicas soviéticas.

Naturalmente, las circunstancias económicas en que se desarrollarían las relaciones comerciales con estos países suministradores alternativos serían mucho menos favorables que las que ofrece Hugo Chávez al régimen cubano, pero a pesar de eso sería una alternativa para impedir un brusco colapso para el poder de Raúl Castro.

En el segundo escenario, con Chávez en el poder en medio de una situación de crisis cada vez más crecientes en el país, podría seguirse contando con el suministro regular del petróleo, aunque tal vez otros campos de la “colaboración” venezolana se verían más limitados, pero de cualquier manera la labor de asesoría de los cubanos se concentraría en un mayor fortalecimiento y desarrollo de los servicios de seguridad y defensa, para garantizar que en cualquier circunstancia se mantenga en el poder la “revolución bolivariana” y continúen las excelentes relaciones intergubernamentales entre los dos países.

De igual forma, se acelerarían al máximo los trabajos comenzados de prospección y extracción de petróleo, tanto en tierra como en la cuenca submarina del Golfo de México.

Si bien es cierto que los resultados económicos de estos esfuerzos, por muy prominentes que sean, demorarían unos cinco años en comenzar a convertirse en dinero para las arcas del neocastrismo, no puede desconocerse que la potencialidad relativamente segura de la riqueza petrolera en territorio cubano podría permitirle al régimen algunas acciones de conjunto con capitales internacionales de riesgo, que le posibilitaría acceso, descontado por la prima de riesgo, claro está, a los futuros ingresos.

Seríamos demasiado ingenuos si consideramos que tal opción sería imposible de lograr si las circunstancias obligaran a decisiones de este tipo: al fin y al cabo, al neocastrismo no le interesa el futuro del país ni la suerte de los cubanos, sino su permanencia en el poder.

Sin dejar de atender las relaciones estratégicas con los eventuales suministradores de petróleo alternativo, ni la marcha acelerada de las exploraciones y prospecciones tanto en tierra como en el mar, este escenario de crisis venezolana con Chávez en el poder resulta, en cierto sentido, parecido al primero e ideal, con la diferencia de que el neocastrismo tendría que concentrar más atención y recursos -fundamentalmente humanos- en la represión sofisticada y neutralización de posibles alternativas de poder, incluso -y esto no debe desconocerse, porque es de extrema importancia- dentro de las mismas filas del chavismo.

El tercer escenario, de un Chávez mucho más limitado en el poder -tal vez forzado por las circunstancias a actuar más mesuradamente y sin desconocer olímpicamente las leyes y el Estado de derecho, como ha hecho hasta ahora- o de un nuevo “chavista” en el poder, sería mucho más complicado para el neocastrismo, pero no insuperable.

Y la variante de un nuevo “chavista” en el poder tiene que haberse analizado desde hace mucho tiempo con el mismo Chávez, para disponer de candidatos “aceptables” y a la vez con posibilidades reales de asumir el poder y mantenerse en él. Eso supondría que cualquier candidato a “la herencia” bolivariana tendría que contar con la aprobación de Hugo Chávez y el visto bueno de La Habana, sin alternativa, y que debe conocer perfectamente las reglas del juego con relación al papel y lugar de los cubanos en Venezuela, o estos se encargarán de que lo entienda explícita y rápidamente.

En esta situación jugaría un papel mucho más importante el trabajo de adoctrinamiento y propaganda sobre venezolanos y cubanos en el país, se endurecería la actuación de los “bolivarianos” y la polarización se extendería hasta los mayores extremos y circunstancias. El gobierno cubano debería poner mucho más énfasis que hasta ahora en la “protección” y “seguridad” de sus más de cuarenta mil trabajadores civiles en el país -fundamentalmente médicos, profesores y entrenadores deportivos, pero también los asesores civiles ubicados en prácticamente todas las instituciones- que hasta ahora son relativamente controlados por mecanismos tradicionales de contrainteligencia y control político, que en ese caso serían militarizados, como se hizo en Angola y Nicaragua.

Esa variante tiene que haber considerado una merma significativa en el monto de la colaboración de Venezuela en los sectores y rubros no petroleros (proyectos de alimentación, tecnología, salud, pesca, transporte, cultura, turismo, ganadería, agricultura, y empresas mixtas en industria, comunicaciones, transporte, y azúcar), y tal vez alguna disminución, quizás hasta el 50%, en los suministros petroleros, para ubicarse en las primeras cifras de colaboración petrolera: unos cincuenta y cinco mil barriles diarios.

Sería una situación más compleja y difícil, pero no para asustar demasiado a quienes ya previeron desde fines de los años ochenta del siglo pasado, cuando el “socialismo real” comenzó a desmerengarse y Hugo Chávez ni siquiera era conocido más allá de su familia y su cuartel, la llamada “opción cero” para el período especial, que suponía no recibir ninguna cantidad de petróleo de la Unión Soviética.

Ciertamente, las realidades de estos momentos son diferentes por muchas razones, pero no parece sensato considerar que quienes ya pasaron por una situación como esa y lograron mantenerse en el poder, a cambio de destrozar al país y “haitianizar” la sociedad cubana, no lo volverían a intentar.

Queda el cuarto escenario, el más complejo, que supondría la salida de Hugo Chávez y la “revolución bolivariana” del poder, por fallecimiento, enfermedad terminal, discapacidad, sublevación popular victoriosa o pérdida de las elecciones sin posibilidad de un golpe de fuerza que las ignore, es decir, el surgimiento de un gobierno post-chavista que pretenda retornar al Estado de derecho y la legalidad democrática en Venezuela y, por lo tanto, no se sienta comprometido con los mentores “revolucionarios” de La Habana y pretenda cortar la dependencia que Chávez le impuso a su país al aliarse tan estrechamente con el régimen castrista.

¿Qué podría suceder en un escenario como este?

El gobierno cubano no tendría más remedio que aceptar la realidad en caso de que Hugo Chávez y los suyos no estuvieran presentes o no puedan violentar la voluntad popular, aunque si intentaran hacerlo, en un caso como ese, de seguro que contarían con el apoyo del gobierno cubano.

El régimen podría manejar determinadas variables, desde intentar mantener el status quo de tiempos de Chávez -misión casi imposible, dicho así para no ser absolutos- hasta negociar diversas variantes de salida que no resultaran demasiado traumáticas para el poder cubano, como sería el corte inmediato y total de los suministros petroleros.

Esto supondría que nuevas autoridades democráticas venezolanas facilitarían al gobierno cubano la posibilidad de una retirada relativamente honrosa, escalonada y organizada, no de forma precipitada, como tuvieron que hacerlo en el Chile del general Pinochet el mismo día del derribo del presidente Salvador Allende.

¿Mucho pedir? De ninguna manera. Así ocurrió en la Nicaragua sandinista cuando ganó la presidencia la señora Violeta Chamorro con la Unión Nacional Opositora, y comenzó a desmantelar el fallido experimento del sandinismo: los gobernantes cubanos perdieron casi todo su protagonismo e influencia, pero no tuvieron que salir ni a la carrera ni expulsados. En definitiva, al enemigo en retirada, puente de plata.

¿Seremos tan ingenuos de pensar que el neocastrismo no ha previsto esta opción? ¿Es que no podrían incluso haber hablado de estos temas con opositores de Chávez que podrían ser eventuales poderes en el post-chavismo?

Atención: esto no se haría a espaldas del comandante-presidente bolivariano ni tendría por que ser así. Tal vez Chávez no lo entienda completamente o no le haga mucha gracia una situación como esa, pero el neocastrismo siempre alegaría razones de fuerza mayor, “de Estado” o de “la revolución”, para un pragmatismo concreto de este tipo.

¿Por qué tendrían que aceptar esta variante nuevas autoridades venezolanas? En términos morales, naturalmente, no sería lo mejor, pero cuando un gobierno, cualquiera que sea, tiene que negociar con los ocupantes de su país -y aquí se trata de más de cuarenta mil cubanos, muchos de ellos en posiciones estratégicas y sensibles- debe tener la visión y la flexibilidad para comprender que si los ocupantes “se atraviesan” en sus proyectos y programas de democratización, pueden haber consecuencias imprevisibles y resultados muy pocos deseados. Así ocurre con esos viejos guerrilleros cubanos, maestros de la subversión: tratar de acorralarlos es correr un grandísimo riesgo de inestabilidad.

“Nada personal, asunto de negocios”, diría el neocastrismo. “No nos hagan muy difícil el retirarnos”. “Naturalmente, queremos respetar la voluntad de los venezolanos, pero eso no puede ser a cambio de poner en peligro nuestra seguridad nacional”. “¿Por qué no se va a poder encontrar una solución mutuamente satisfactoria?”.

Para poder sacar hacia Cuba a más de cuarenta mil colaboradores civiles y quién sabe cuantos militares y funcionarios de “la seguridad”, se necesita determinado tiempo. ¿Qué tal un arreglo de que el nuevo gobierno legítimo de Venezuela mantenga el suministro de petróleo a los niveles actuales, pero a los precios del mercado mundial o tal vez un poco más barato (a crédito, por supuesto), a cambio de lo cual el gobierno cubano garantizaría no ser en manera alguna obstáculo a las nuevas autoridades venezolanas? Al fin y al cabo, somos latinoamericanos todos, los hijos de la misma Patria Grande, ¿no?

Sinceramente, un nuevo gobierno venezolano no chavista tendría que ser demasiado torpe y enajenado para no darle curso a una solución de ese tipo, que no sería ni la más justa ni la más decente, pero tal vez resultaría la más práctica y menos problemática.

La de Cuba no sería la única “herencia” preocupante que le dejaría el chavismo a nuevas autoridades venezolanas: tendrían que enfrentar también los préstamos e inversiones firmados por el gobierno “bolivariano” con China y Japón y garantizados con el petróleo venezolano, más todos los proyectos “solidarios” con los socios y aliados del ALBA. Se trata de compromisos muy difíciles de ignorar.

De manera que, lejos de creer que el neocastrismo anda corriendo pensando como se va a resolver la situación con la salud del presidente Hugo Chávez -factor que está mucho más allá de las posibilidades y las voluntades humanas- sería más sensato considerar que en estos momentos está actualizando -si es que no ha terminado todavía- sus planes de contingencia, eso que llaman en todas partes el “Plan B”.

Nada de lo anterior significa que el neocastrismo no corra peligro alguno con los actuales acontecimientos en Venezuela y la salud de Hugo Chávez, o que no deba preocuparse. El presidente venezolano padece de cáncer, aunque no se conozca públicamente su ubicación, alcance, grado de desarrollo y tratamiento específico. Un mal que en cualquier momento puede escapar al control de los más sofisticados controles, medicamentos y tecnologías, por lo que no puede descartarse un desenlace fatal, ni tampoco preverse un tiempo prudente para que se produjera. Pero, comoquiera que sea, el eventual final biológico de Hugo Chávez no significa automática y necesariamente el final del neocastrismo, ni mucho menos.

Considerar que la situación ha tomado por sorpresa a los poderes en La Habana no es realista. Independientemente de todas nuestras consideraciones morales y políticas sobre los valores éticos e ideológicos del neocastrismo, sería un grandísimo despiste considerar que sus principales personeros son tontos ni muchos menos, o que no están preparados para situaciones imprevistas.

Si se prepararon concienzudamente para el fallecimiento o una grave enfermedad del Comandante en Jefe, y han logrado capear el temporal durante cinco años, nada hace pensar que hubieran considerado a Hugo Chávez inmortal o eterno: esa sería, sin dudas, la única variante que nunca se analizó.

Tontos son quienes consideren que en esa camarilla cubana de ancianos y generales -al final son los mismos- no se piensa ni se analizan detalladamente los temas estratégicos, o que se vive improvisando.

Al menos, no será aquí, en Cubanálisis-El Think-Tank, donde se caiga en esa tontería.
tomado de:

lunes, 7 de febrero de 2011

¿Un juego? ¿una tradición nueva o impuesta? ¿O una fiesta de borrachos?

Para mi es todo eso y mucho más. Un bonche, un choteo. Una fiesta popular para el disfrute de los que gustan bañarse con quimbobó, una realización plena para aquellos que consideran la vida y la muerte como un carnaval, como una conga populachera, como una burla.
¿De qué está hablando?, -se preguntarán ustedes. Hablo de:
Pachencho, el muerto vivo de Cuba, festeja su 27 entierro entre ron y rumba



Aqui les va la información completa:
La Habana, 5 feb (EFE).- Pachencho, el muerto vivo de Cuba, asistió hoy a su sepelio número 27 en un pueblo que ha convertido en tradición celebrar el falso velorio y entierro de un paisano en medio de una singular fiesta irreverente con la muerte y aderezada con mucho ron y música caribeña
Santiago de las Vegas, en las afueras de La Habana, es la localidad donde cada año se celebra la muerte de Pachencho, personaje interpretado por un vecino del pueblo y al que acompañan en la farsa su supuesta viuda y un falso sacerdote que no para de tomar ron.
El simulacro se realiza cada 5 de febrero y comienza con un velorio en el Liceo del pueblo, donde surgió en 1984 esta tradición no exenta de polémica.
Remolcado por un tractor, el carro con el féretro fue paseado hoy por las calles de Santiago de las Vegas, camino al cementerio local, mientras el "difunto" asomaba la cabeza fuera del ataúd y saludaba a los paisanos que encontraba a su paso.
En tanto, un grupo musical con trompeta y tambores amenizó el recorrido tocando populares rumbas y congas cubanas, y sólo entonó una marcha fúnebre a la entrada del camposanto.
-"!Ay, se fue mi marido, me quedé sola!", gritó la falsa viuda de Pachencho, al pie de la fosa abierta, mientras unos 70 vecinos bailaban y mandaban al "muerto" a cerrar los ojos para hacer más creíble el entierro.
Minutos después, Pachencho fue "resucitado" con un sorbo de ron, salió del sarcófago y comenzó a bailar en el mismo hueco, en tanto el cura y la viuda se sumaban al brindis.
El inicio de esta tradición no está del todo claro según a quién se consulte, pero parece que surgió como una idea para animar los aniversarios del Liceo y buscar más diversión.
"Yo pensé que la idea era loca, pero ha dado tremendo resultado", dijo a Efe el presidente del Liceo (centro social), Álvaro Hernández, quien dice haber participado del "invento".
Según su relato, durante una charla informal en el Liceo se les ocurrió una fiesta que mezclara el aniversario de ese centro, los carnavales del pueblo y la anécdota de una popular pieza teatral cubana llamada "El velorio de Pachencho".
La obra, estrenada en 1901, cuenta las peripecias del simulacro de la muerte de Pachencho y concluye con una rumba cuando el "muerto vivo" sale del ataúd.
Según vecinos de Santiago de las Vegas, la iniciativa levantó cierta polémica por disparatada y todavía hay quienes la califican como una "fiesta de borrachos".
Hubo quien cuestionó que un acto con esas características estuviera ligado a los aniversarios del Liceo, heredero del histórico Centro de Instrucción y Recreo fundado en 1882, y durante años una importante institución educativa, cultural y patriótica.
Sin embargo, la celebración ha ido creciendo en popularidad y su mezcla de música y carnaval de la muerte arrastra al pueblo a las calles, al punto de que cada año se cambia el recorrido del ataúd para "complacer" a quienes desean verlo pasar frente a su puerta.
"Una vez nos cruzamos con un entierro verdadero en una esquina del pueblo y tuvimos que esperar a que terminara, por respeto y por la conga", dijo Hernández.
Por esa razón, los preparativos ahora incluyen "negociaciones" previas con el cementerio y la funeraria para averiguar si hay fallecidos en el día y los horarios de su entierro.
Durante 25 años el personaje de Pachencho fue encarnado por el limpiabotas del pueblo, conocido por todos como Blanco.
Tras su muerte muchos pensaron que la tradición desaparecería, pero en 2010 el Liceo consiguió un nuevo "intérprete", si bien terminó asustado y escondido para escapar del entierro. Su familia le prohibió volver a participar en la tradición.
Hernández asegura entre bromas que, contrario a lo que podría pensarse, hay "un montón" de "viejos desbaratados" que quieren el papel, pero no cualquiera puede asumir a Pachencho.
"Hay que tener una ética de acuerdo con la actividad", explicó, tras indicar que Blanco creó un precedente tan "divertido" que es difícil de superar.
Este año el personaje fue asumido por primera vez por Divaldo Aguiar, de 46 años, al que todos celebraron por su histrionismo.
Aguiar aseguró a Efe que no tiene supersticiones y está dispuesto a continuar la tradición, porque se trata de "un juego, no más".
Tomado de:
http://espanol.news.yahoo.com/s/07022011/81/insolitas-pachencho-muerto-vivo-cuba-festeja.html
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Indiscutiblemente el pueblo cubano se presta para cualquier cosa con tal de divertirse un poco.

miércoles, 26 de enero de 2011

Cuba reportó una producción de 4 millones de toneladas de petróleo en el 2010



LA HABANA- Cuba reportó una producción de unos 4 millones de toneladas de petróleo equivalente en 2010 y perforó unos 25 pozos a lo largo de ese año.

El jefe del grupo de exploración de la Empresa Petróleos de Cuba, Rafael Tenreyro dijo el martes a la televisión estatal que se "lograron "3.6 millones de toneladas de petróleo y 1,057 millones de metros cúbicos de gas, lo cual hace un total de 4 millones de toneladas de petróleo equivalente".

La extracción de crudo en 2009 fue levemente menor: 3.8 millones de toneladas de petróleo equivalente (crudo más gas).

Se estima que Cuba produce alrededor de la mitad del combustible que necesita su economía y el resto lo obtiene mediante compras al exterior, específicamente a Venezuela que le provee el crudo mediante créditos blandos.

>>> Si hay petróleo, ¿adiós al embargo?

"Este año (2011) se deben perforar el total de 20 pozos de petróleo fundamentalmente en las áreas de producción clásicas de petróleo, estamos hablando desde La Habana hasta Varadero. Son pozos complejos, inclinados, desde la cercanía de la costa en dirección al mar", expresó Tenreyro.

Explicó que el tipo de excavación inclinado disminuye el impacto de la industria petrolera en el medio ambiente. "Alguno de estos pozos deben ser récord con un largo de más de 6.000 metros y una inclinación horizontal de más de 4.500 metros desde la costa", agregó.

Según el reporte, en 2010 Cuba perforó 25 pozos, 13 de los cuales fueron con equipos nacionales, mientras que el resto correspondió a las firmas extranjeras que trabajan en asociación con la isla.

La franja de prospección se prolongó desde la localidad de Mariel, en la nueva provincia de Artemisa, a unos 70 kilómetros oeste de la capital, hasta la región de Las Tunas, a unos 700 kilómetros al este de La Habana.

El informe indicó que firmas extranjeras seguirán la prospección en la zona de exclusión cubana en el Golfo de México, donde se espera se encuentren grandes yacimientos de crudo de muy buena calidad, pero que hasta ahora fue incosteable su extraccion para las compañías extranjera

Cuba extrae 4 millones de toneladas de petróleo en 2010 - AOL Noticias

jueves, 15 de julio de 2010

No todos aceptan el camino del destierro.


Relación de presos políticos que rechazan salir de Cuba (actualizado 14 de julio 2010)publicado el miércoles, julio 14, 2010 OZT
A través del testimonio de opositores y blogueros residentes en Cuba ha comenzado a conocerse los nombres de los presos políticos que se niegan a abandonar el país. Esta lista, como la de los que finalmente viajarán a España, se irá actualizando según recabemos información.

1. Pedro Argüelles
2. Eduardo Díaz Fleitas
3. Regis Iglesias
4. Oscar Elías Biscet (que no es del grupo de los 75)
5. Librado Linares
6. José Daniel Ferrer
7. Arnaldo Ramos Lauzerique
8. Iván Hernández Carrillo
9. Fidel Suárez Cruz
10. Diosdado González Marrero

Los presos políticos cubanos quieren libertad, no destierro. Diez presos políticos han manifestado ya su negativa a ser deportados si quieren ser excarcelados. Alegan que rechazan la idea de abandonar Cuba porque no quieren ser "desterrados", postura que algunos de ellos ha trasladado al arzobispo de La Habana, el cardenal Jaime Ortega, y a algunas organizaciones de oposición en la isla.
Pablo Argüelles Morán, Eduardo Díaz Fleitas, Arnaldo Ramos Lauzerique, Regis Iglesias Ramírez y Félix Navarro Rodríguez son los prisioneros de conciencia que por el momento han expresado su negativa de abandonar la isla, según datos suministrados a Europa Press por familiares de disidentes y por la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRN), organización ilegal pero tolerada por el régimen comunista.
Todos ellos forman parte del grupo de 75 opositores detenidos durante la llamada Primavera Negra de 2003 y fueron adoptados como prisioneros de conciencia por Amnistía Internacional. También integran el grupo de los 52 disidentes que el Gobierno de Raúl Castro se comprometió a excarcelar.
Yolanda Vera, Dama de Blanco y esposa del periodista Pedro Argüelles, condenado a 20 años, dijo a Europa Press que "Yo quiero salir de Cuba porque estoy cansada de esta situación y me siento contenta de que los otros presos puedan viajar, pero tengo que respetar la posición de mi marido y la de los otros presos que han dicho que no". El opositor manifestó su negativa a abandonar Cuba al cardenal Ortega hace unos cuatro días.
Argüelles, de 62 años, es uno de los 26 presos enfermos por los que el opositor Guillermo Fariñas realizó una huelga de hambre durante 135 días. "Sufre de artrosis generalizada, no ve bien porque tiene cataratas en los dos ojos, tienen sinovitis en las dos rodillas y problemas de circulación", dijo Vera, quien espera que la decisión de su marido no repercuta en el compromiso del régimen de liberarle.
Asimismo, la Dama de Blanco confirmó que Félix Navarro, condenado a 25 años, también se ha negado a salir de Cuba para viajar con el resto de los 20 prisioneros de conciencia que comenzaron a llegar este martes a Madrid como parte de las gestiones adelantas por Ortega con el Gobierno de Castro que han sido respaldadas por España. "El tampoco quiere y dice que no se va", sentenció Vera.
Eduardo Díaz Fleitas es otro de los prisioneros de conciencia que ha confirmado directamente al cardenal Ortega su rechazo a la idea de la expatriación, según dijo a Europa Press en entrevista telefónica el portavoz de la CCDHRN, Elizardo Sánchez.
Los otros dos presos políticos, el economista Arnaldo Ramos Lauzerique y Regis Iglesias Ramírez, condenados a 18 años de prisión, han informado de su negativa a salir de Cuba a grupos de disidentes que se mantienen activos en la isla, aclaró Sánchez. "Desconocemos si se lo han planteado directamente al cardenal" Ortega, subrayó.
Destierro forzoso
La idea de abandonar el país ha sido rechazada por los prisioneros de conciencia porque "no aceptan el destierro como alternativa a la prisión, no quieren salir de Cuba", indicó el portavoz de la comisión. A los siete presos políticos que llegaron a España "los han echado (de la isla) como si fueran unos parias", lamentó Sánchez.
Pablo Pacheco Avila, Omar Ruiz Hernández, Antonio Vilarreal Acosta, Julio César Gálvez, José Luis García Paneque, Ricardo González Alfonso y Lester González Pentón, del grupo de la Primavera Negra, llegaron este martes a España con sus familiares a Madrid después de haber sido "excarcelados a la puerta del avión, sin el derecho a regresar a sus casas", afirmó Sánchez.
Ninguno de los liberados ni sus familiares hicieron "la revisión habitual" de seguridad en el aeropuerto José Martí de La Habana, reveló el portavoz de la CCDHRN, porque la "Policía Política Secreta los metió por otra puerta sin que pudiesen tener contacto con nadie".
Un segundo grupo de cuatro disidentes excarcelados por el Gobierno cubano llegarán al aeropuerto de Madrid Barajas entre el miércoles y el jueves, han confirmado a Europa Press fuentes diplomáticas. Se trata de Omar Rodríguez Saludes, Normando Hernández González y Luis Milán Fernández, quienes viajarán acompañados por 13 familiares en un vuelo de Iberia que aterrizará mañana a las 14.00 horas.
La escasez de plazas suficientes en los vuelos ha obligado a posponer hasta el jueves la llegada de un cuarto ex preso político, Mijail Bárzaga Guerra, quien llegará a Madrid con una docena de familiares en el mismo vuelo de Iberia que sus otros compañeros.
Tomado del blog de
Angelica Mora http://angelicamorabeals2.blogspot.com

jueves, 18 de marzo de 2010

Desde Cuba: "Camino a la Democracia"

Cuando, navegando por los blogs amigos, me encuentro palabras como 'estas, escritas desde Cuba, pienso que ya se va vislumbrando la luz al final del tunel:

..."Un estado comunista arrebata toda propiedad privada y tienta al pueblo para imponer productividad con la opresión y la coerción, cosa que nunca triunfa porque la naturaleza humana no permite ser forzada ni obligada. El comunismo es hermano inseparable de la dictadura que concentra su poder en una persona y le da autoridad absoluta para violar la constitución y las leyes internacionales tanto políticas o sociales...Ninguna dictadura sobre vive para siempre, en algún momento el pueblo dirá ``Ya no queremos el comunismo´´. Y se rebelará contra los dictadores.

"...Por amor a Cuba no callaré, por amor a Cuba no descansaré hasta que salga como resplandor su justicia y su valor se encienda como una antorcha. Cuba es de los cubanos, del pueblo cubano, no queremos el comunismo porque es un gobierno: difamador, amenazador, amedrentador, conspirador, de división, de confusión, manipulador, engañador, opresor, de persecución, de represalias, de mentiras, de infamia, de intimidación, de ofensas, de chantajes, de falsas acusaciones.

"...en esta lucha cada cubano que entienda este mensaje es ``hermano de lucha´´- que nadie puede impedir que hagamos lo que la ley no prohíbe. No hay ley que te obligue a pasar hambre, necesidad, miseria, trabajo, desnudes, humillaciones. Que te vende los ojos para no ver lo que realmente se vive en Cuba, que no veas la injusticia, que te tape tu boca para que no salga de ella el grito de libertad, ni tus oídos para no escuchar el de tus vecinos y compañeros.
Los valientes seamos receptivos y demos los primeros pasos hacia el frente, los cobardes por vergüenza y dignidad que no impidan que nosotros los valientes hagamos realidad nuestros sueños de justicia.

Como dijera José Marti:
Si los cobardes no tienen el valor de hablar
Al menos tengan el valor de callar.


Articulo completo:Camino a la Democracia

por Ileana Pérez Nápoles,

Vocera del PRC en las Tunas- Cuba .

Tomado de

http://mambisesenaccion.blogspot.com

martes, 9 de marzo de 2010

Hasta los periodistas extranjeros se percatan de la gran mentira...


Hasta los periodistas extranjeros acreditados en La Habana se percatan de lo que realmente sucede en Cuba: el parlamento cubano no existe como tal. Las elecciones son una fachada. Una gran mentira.Todo está regido "desde arriba". Los delegados son los títeres, las marionetas.

"Como periodista extranjero no es mi papel decirles a los cubanos que sistema político debe regirlos, así que me limitaré a escribir sobre los órganos vigentes. Y creo que en ese proceso es clave el Poder Popular, desde la base hasta el parlamento.

"Claro que será más fácil conseguir un delegado efectivo para mi barrio que convertir al parlamento en un ente independiente, teniendo en cuenta que en sus 35 años de historia nunca, ninguno de los 600 diputados votó en contra de una propuesta oficial.
Ya hasta el propio Raúl Castro cuestiona ese tipo de "unidad". El pasado año expresó que "la falsa unanimidad resulta perniciosa y se requiere estimular el debate y la sana discrepancia, de donde salen generalmente las mejores soluciones".

Sin embargo, están tan acostumbrados a esa "unanimidad" que cuando un miembro del Consejo de Estado (poder ejecutivo electo por el parlamento) obtuvo "sólo" el 98,5% de los votos, provocó tal inquietud que el Presidente se vio obligado a defenderlo públicamente. Evidentemente los diputados no son "clones ideológicos", pero se rigen por una concepción de "unidad" basada en no cuestionar "lo que viene de arriba", del Consejo de Estado o del Buró Político del Partido Comunista, que son los centros del poder.

Es verdaderamente complejo porque todo está muy mezclado, el Jefe del Ejecutivo y el Presidente del Parlamento pertenecen al Buró, los ministros al Comité Central y el 90% de los diputados son miembros de fila del Partido Comunista.

En otra asamblea de postulación de candidatos -años atrás en el barrio de Palatino- los militantes del Partido que vivían en la zona llegaron apoyando en bloque a una persona. Fue necesario votar tres veces para que pudiera ser electo el que proponían el resto de los vecinos. Lo más absurdo es que ambos candidatos pertenecían al PCC.

Es que la militancia partidista los obliga a una disciplina a la hora de votar y apoyar propuestas. Se basan en el centralismo democrático, según el cual nadie puede discutir en público un lineamiento después que este ha sido debatido y aprobado internamente.

Evidentemente para que el Parlamento funcione tiene que resolverse el conflicto de lealtades que enfrentan los diputados. En otras palabras, ¿qué deben hacer cuando las orientaciones partidistas chocan con los intereses concretos de sus electores?"

"...para institucionalizar el país es imprescindible que el Legislativo y el Judicial tengan poder real y eso implica que todas las personalidades políticas se verían obligadas a responder ante ellos.

..."Hasta ahora solo el Partido Comunista y las Fuerzas Armadas tienen poder real. Pero el pueblo no elige a los miembros del Buró Político, ni a los generales de las FAR. Es el parlamento la única institución cuyos integrantes deben ser ratificados en las urnas."

Articulo completo en:

lunes, 11 de enero de 2010

El enigma cubano y el liderazgo mediocre


El enigma cubano y el liderazgo mediocre ( I )
Eugenio Yáñez, Juan Benemelis y Antonio Arencibia/ Cubanálisis-El Think-Tank
Cuba sigue siendo un gran enigma para todos: todo indicaría que la dictadura totalitaria no puede sostenerse en las actuales condiciones ni un minuto más, pero lleva así más de medio siglo.
El país disfruta de un clima favorable y tierras fértiles, con depósitos minerales de cierta importancia. Pero su economía depende totalmente de la agricultura, el níquel, el turismo y las remesas familiares del exterior.Asimismo, depende de las importaciones de petróleo venezolano, cuyas cantidades no son suficientes para gestar desarrollo, sino solamente para mantenerse escasamente a flote. Por eso, las dificultades derivadas de la disponibilidad de energía siguen siendo un lastre para cualquier modelo de incremento económico.El país aún no se ha recuperado del colapso de la Unión Soviética, por lo que continúa enfrentando serios problemas económicos derivados de:

(a) el desmantelamiento de la planificación central y la pérdida de los subsidios

(b) el fin de un limitado sistema de comercio inter-bloque soviético y sus mecanismos de pagos por trueque

(c) la ineficiencia en la producción

(d) el declive continuo de la productividad, y


(e) la persistencia de las empresas-monopolios.

Si bien no se puede decir que el país se encuentra bajo la influencia de ninguna potencia exterior, mantiene una relación umbilical con la Venezuela de Chávez, de la que no puede desprenderse en el medio plazo.

Asimismo, el modelo cubano no es plenamente compatible con ningún otro modelo a nivel de Estado, región o mundial, por eso no existe un referente teórico que le permita proyectarse al futuro, salvo mirar hacia el pasado estalinista, lo que dificulta su inserción en cualquiera de los circuitos económicos, financieros y tecnológicos existentes, ya fuese Estados Unidos, el socialismo escandinavo o China.

Se mantienen problemas impostergables con la misma urgencia de hace más de tres años: la ausencia de un programa de gobierno con un mínimo de coherencia, los bajos salarios, la doble circulación monetaria, los altos precios de los productos de primera necesidad, la insuficiente dieta alimenticia, la crisis habitacional, la pérdida de valores, el exceso de prohibiciones, la disidencia interna, el racismo, la marginalidad, el desencanto de la población, el interés desmedido por emigrar a cualquier parte, la falta de confianza en la capacidad de los dirigentes, y el estado de desatención de las provincias orientales.

Es notable la incapacidad de sustituir con producción doméstica el alza de los precios de las importaciones, básicamente productos alimenticios y de primera necesidad; la ineficiencia en sectores claves como la agricultura y la construcción; los problemas referentes a la desorganización del trabajo, baja productividad laboral y la indisciplina laboral, junto a la burocratización, el disparatado sistema salarial y la falta de incentivos.

Todo ello se suma a la pobre producción de alimentos y al incumplimiento de los planes de inversiones; y se puede incluir también en este decálogo la destrucción causada por los huracanes del 2008, que aunque causaron complicaciones no fueron más dañinos que la ingobernabilidad en la que se ha sumido el país, al menos en el campo económico.

La población sigue solicitando que se aprueben las licencias que les permitan trabajar legalmente por cuenta propia en sus oficios. La pequeña empresa ya existe y funciona en la semiclandestinidad, ya como cooperativas privadas usando el inmueble, la maquinaria y los insumos estatales, o para hacer trabajos particulares cobrando precios de mercado negro.

Ello es debido a que el Estado no cuenta con recursos para solucionar actividades como plomería, carpintería, electricidad, mecánica, reparaciones, y otras, que son, en su gran mayoría, atendidos por particulares de forma legal e ilegal. Pero a pesar de su incapacidad congénita para resolver estos problemas, la testarudez totalitaria continúa pensando que la policía puede resolver lo que no resuelva el mercado.

Algo similar ocurre en la agricultura, donde los campesinos privados resultan el sector más productivo, mientras las granjas estatales alcanzan los niveles más bajos de producción. Con menos del 20% de las tierras los campesinos producen más del 60% de los alimentos del país, y en algunos renglones más del 80%, mientras las empresas estatales y las llamadas Unidades Básicas de Producción Cooperativa, con más del 80% de las tierras en total, producen menos del 40% de la producción alimenticia.

En estas condiciones, asegurar que la “propiedad socialista” en la agricultura es “superior”, además de una deleznable mentira, es una inmoralidad sin precedentes, puro oscurantismo ideológico.

Esta situación caótica obliga a acometer reformas fundamentales si realmente se quisiera la viabilidad de la economía. Cuba bajo el castrismo fue tradicionalmente proveedora de materias primas dentro del ex bloque Soviético, no ha sabido ni querido adaptarse al desmantelamiento de dicho bloque, lo que ha golpeado profundamente a su obsoleta y desvencijada infraestructura, necesitada de renovación, componentes y repuestos, y carcomida por la pérdida de los subsidios que le impide enfrentar la elevación en los precios del petróleo, de los alimentos y de las materias primas.

La crisis generacional: del “socialismo real” al mundo real

El período raulista se inició con una plataforma que parecía prometer eliminar la corrupción y restaurar los niveles básicos de consumo dañados durante el período especial y básicamente en la última década.

Muchos esperaban que se conformara un gabinete de jóvenes reformistas talentosos, que en la práctica gozarían de autoridad para realizar cambios reales y necesarios. Como parte del programa de reformas ineludibles se había mencionado la introducción de una moneda convertible, la liberación de los precios, la supresión de subsidios a las empresas estatales, el apoyo a la privatización de la tierra, y liberar los controles a la exportación, entre otras.

Sin embargo, en vez de priorizar tales expectativas para convertirlas en tareas reales, el general-sucesor se dedicó a fortalecer las posiciones claves del país con viejas figuras de su más absoluta confianza, y eliminó a las más jóvenes del panorama político. Aparentemente, quería tener en sus manos todos los hilos del poder antes de acometer algo seriamente.

Pero resultó decepcionante. No pocas veces señalamos por qué los talibanes criollos, representados por Carlos Lage y Felipe Pérez Roque, podían ser un reto futuro para Raúl Castro. Nos basábamos en que pese a sus posiciones públicas de castrismo a ultranza, una vez desaparecido el tirano, en la lucha por heredar el poder, iban a asumir -por oportunismo- una posición reformista más radical aún que la del nuevo líder.

Ni siquiera se esperó a la desaparición del Comandante. Los métodos y los argumentos para la defenestración de esos dos dirigentes y otros de segunda fila como Carlos Valenciaga, Otto Rivero y Hassán Pérez, echaron un cubo de agua fría no solo sobre todos los “talibanes” de segunda fila, sino que reforzó públicamente la imagen de un grupo de ancianos, que se ratifican como dueños absolutos de una nación donde los cubanos nacidos en el último medio siglo se ven impedidos de construir su futuro.

Quien no tenga en su biografía acciones combativas en la Sierra Maestra o el Segundo Frente, o tal vez en la subversión latinoamericana o las expediciones africanas, no tiene cabida en el consejo de ancianos que detenta el poder. Y no tiene importancia, para nada, el rimbombante cargo público que tenga asignado el excluido, llámese vicepresidente del consejo de estado o ministro de cualquier cosa, mucho menos diputado del Poder Popular.

Los jóvenes que han ascendido en sustitución de los enviados al “plan payama" proceden notablemente de las familias de los segundones del régimen, y básicamente del entorno raulista. Es decir, para poder avanzar en la nomenklatura, el generalRaúl Castro, -quien es también un segundón-, ha favorecido los viejos lazos entre las familias de los guerrilleros, en vez de la vía de la meritocracia.

Esa gerusía al mando, (remedo caricaturesco de la doble monarquía y del consejo de ancianos gobernantes en la antigua Esparta), nada tiene que ofrecer a la juventud, que ya no presta atención a los repetidos, aburridos y edulcorados relatos de la “Gran Rebelión”.

Uno de los nuevos “jóvenes” promovidos, el canciller Bruno Rodríguez Parrilla, que ya tiene 52 años, acaba de confesar cándidamente en una entrevista con el periódico oficial Trabajadores:

Tengo la preocupación de que el socialismo en Cuba o la Revolución en Cuba sea para los jóvenes un referente tan lejano en el tiempo como para mí lo es el país antes de 1959.

La reacción de esas generaciones es buscar salir del país por cualquier medio. El incremento de los viajes de cubano-americanos a la Isla a partir de la eliminación de restricciones bajo la Administración Obama, reaviva la llama aplicada a la olla de presión social cubana, que ya condujo en 1980, al iniciarse los llamados “viajes de la comunidad”, al hoy irrepetible éxodo por el puerto del Mariel.

Mientras se mantiene a ritmo moderado la migración legal hacia Estados Unidos, a falta de más visas, y se cierran cada vez más las vías ilegales para el cruce de esas fronteras, los cubanos siguen intentando huir por cualquier vía del modelo del “socialismo real” para insertarse en el mundo real.

Para ello están utilizando otras variantes, como la Ley de Memoria Histórica de España, también conocida como “ley de nietos”. Funcionarios consulares españoles en La Habana han declarado al corresponsal de El País que calculan que los cubanos solicitantes podrían convertirse en un total de “150,000 nuevos españoles al final del proceso”. Esto, como señala el enviado del diario madrileño, equivaldría a más del 1,2% de la población cubana, sin contar sus hijos y otros familiares.

En las provincias orientales, sobre todo en Guantánamo y Santiago de Cuba, los cubanos negros y mulatos buscan desesperadamente a sus ancestros jamaicanos y haitianos para poder delimitar vínculos familiares y aferrarse a ellos como vía de salida del país: cualquier destino es aceptable a condición de lograr abandonar el paraíso proletario.

Otra vía que gana adeptos continuamente es Ecuador, donde en estos momentos se puede entrar sin necesidad de visa, y a los cubanos les basta con una carta de invitación. Por esta vía se gestan matrimonios de conveniencia para permanecer en el país o, posteriormente, intentar el viaje a Estados Unidos, y también se realizan viajes cortos para regresar a Cuba cargados de “pacotilla” que será vendida en el mercado negro en busca de recursos para sobrevivir en mejores condiciones.

EL FRACASO ABSOLUTO

Raúl Castro ascendió precipitadamente al poder en pleno acomodo de la economía hacia los mercados de divisas asociadas al turismo, y en medio de una consolidación de las desigualdades sociales de quienes tenían o no acceso al dólar, situaciones ambas que erosionaban a gran velocidad los llamados “valores sociales” de la Revolución en materia de equidad, educación y salud, y subvención mediante la canasta de alimentos.

En sus manos dispone en estos momentos como motores económicos el turismo, las remesas familiares y las exiguas inversiones mixtas. Tanto los servicios médicos como el sector bio-farmacéutico sólo resultan piezas de cambio por el petróleo venezolano y algunas importaciones imprescindibles, pero no fuentes de ingreso para el crecimiento.

Se esperaba que el Raúl Castro presidente y su nuevo gobierno se movieran con rapidez para ajustarse a los nuevos tiempos y a la nueva administración norteamericana, al ser evidente que bajo la alianza venezolana no recibirían el equivalente de los tradicionales subsidios que llegaban del bloque soviético, lo que llevaría a reexaminar todos sus lazos económicos, sus mercados y sus mecanismos financieros.

Pero todo quedó, en el mejor de los casos, en apariencias o tímidos intentos exploratorios. Y otro reto que tampoco ha sido enfrentado lo constituye el atraer la inversión extranjera, especialmente en este período de auto-restricción de Occidente en su renglón de ayuda financiera.

Los cambios institucionales requeridos para la entronización de reformas, si en algún momento se consideraron realmente más allá de la retórica, encontraron una tenaz resistencia en un relativamente recuperado de salud, aunque inestable, Fidel Castro, quien ha obligado a mantener el tradicional perfil de gobierno centralizado.

Aunque la constitución dispone la separación de poderes, en la práctica el ejecutivo acapara casi todos los poderes, mientras la rama judicial carece totalmente de independencia, y la domesticada legislatura se reúne unos pocos días al año, básicamente para santificar las decisiones del ejecutivo y discutir temas de muy escasa importancia y actualidad.

La Asamblea Nacional se mantiene desde su nacimiento como una entelequia, y la corrupción llega a niveles sin precedentes. Esta institución, como ya hemos dicho, opera, en los hechos, como una mera instancia ratificadora de los criterios presidenciales, y la condición de sus integrantes se ve marcada por una clara limitación: los candidatos a diputados son designados por consejos locales escandalosa y visiblemente controlados.

Todos los medios masivos de difusión (sería risible llamarles “de información”) permanecen en manos del Estado. El presidente del Consejo de Estado, desde su creación en 1976 bajo la sombra de Fidel Castro, ostenta poderes omnímodos, uno de los más significativos el de gobernar por medio de decretos, así como el de designar a todos los funcionarios estatales; de esta manera nombra y destituye a los miembros del gabinete, sabiendo que la próxima sesión de la Asamblea Nacional ratificará por unanimidad sus decisiones.

Raúl Castro no ha sido capaz de introducir obligadas reformas macro-económicas y por sectores, ni de resolver uno solo de los acuciantes problemas del país.

El supuesto ascenso económico que se menciona es falso. La Oficina Nacional de Estadísticas, en la que tanto se basan algunos “cubanólogos” respetados para elaborar sus análisis, pronósticos y proyecciones, maquilla las cifras a su conveniencia escandalosamente, y las publica o las omite de acuerdo a las “orientaciones de arriba”.

La variación anual del PIB cubano de 1991 al 2009, en realidad ha sido de -1,4%, la tasa más baja en América Latina y el Caribe.

El país afronta un severo proceso de descapitalización que afecta su crecimiento. Las principales producciones agrícolas y manufactureras han caído en picada, aún están entre un 20% y un 89% por debajo del nivel de 1989, aunque recientemente se publicaron en la prensa oficial varios “aumentos” significativos de producción con relación al año anterior en algunos pocos renglones específicos, todos basados en productores privados y cooperativas, que varias agencias de prensa extranjeras se apresuraron a divulgar, y que de inmediato “Granma” convirtió en reportajes apologéticos del progreso en la producción de alimentos.

Sin embargo, se trata solamente de aumentos en la información o desinformación estadística, pero que no se reflejan para nada ni en los mercados ni en la mesa diaria de los cubanos.

Las exportaciones continúan un 70% por debajo del nivel de 1989, y además se sufre. una caída en en los índices planeados para resolver la situación alimentaria, en la sustitución de importaciones y en la industrialización. La balanza comercial muestra un elevado déficit, para lo cual no hay soluciones inmediatas ni a mediano plazo..

En el orden social se ahonda la pobreza extrema en la población, la distribución del ingreso es más desigual, y se ha deteriorado la calidad de los servicios de salud, educativos y de agua potable. La vivienda continúa sin solución visible, con un déficit que sobrepasa el millón de unidades.

Desde el principio, la presidencia de Raúl Castro ha estado llena de contradicciones, se ha mantenido tan represiva y autocrática como errática, gobernando inmóvil desde La Habana, a diferencia de su hermano que se movía por todo el país.

La administración de Raúl Castro, sin definir un modelo de funcionamiento propio, ha asumido un camino de corte estalinista-brezhneviano en la esfera económica, dentro del más tradicional conservadurismo inmovilista, insistiendo constantemente en el supuesto peligro de las posiciones extremas para justificar la ausencia de reformas.

La debilidad conceptual del raulismo y su escaso o nulo interés por las reformas se constata en su resistencia a cuestionar seriamente la línea política doméstica, exterior y económica establecida por Fidel Castro.

En sus palabras ante la última sesión de la Asamblea del Popular Nacional, Raúl Castro admitió que el gobierno se halla ante una crisis de dimensiones desconocidas, reconoció la falta de productividad, la crisis de liquidez y la escasez de divisas en Cuba. Las predicciones para el 2010 son mucho peores de lo que nadie en su gobierno podría imaginar.

Asimismo, planteó regresar a los planes quinquenales y al método de la planificación, priorizando las actividades que generen ingresos y produzcan alimentos, para así poder sustituir importaciones.

LA SOLUCIÓN INCOHERENTE AL PROBLEMA EQUIVOCADO

Si ante una crisis nacional de tal naturaleza y magnitud lo mejor que se le ocurre al muy flamante general-presidente es pretender regresar a estas alturas a la planificación quinquenal centralizada y los mecanismos económicos del “socialismo real”, cuyo fracaso ha sido demostrado rotunda y absolutamente en todos los países que lo han intentado, hay que llegar a la conclusión de que el vetusto Raúl Castro y el arcaico consejo de ancianos que le rodea son un grupúsculo de reaccionarios ignorantes, que de revolucionarios solo tienen el nombre y una leyenda fabricada a su conveniencia.

Por su parte, el ministro de Economía, Marino Murillo, dijo recientemente que el crecimiento previsto para el 2009 alcanzó un pobre 1.4 por ciento, debido a la disminución de las inversiones en un 16 %, la caída de las exportaciones en un 22 % y de las importaciones en un 37 %. Acotó Murillo como causales el descenso de los precios del níquel, del turismo y de servicios ofrecidos a Venezuela.

Murillo afirmó que la baja productividad provoca el empleo disfrazado y las plantillas infladas, pero no mencionó ni una sola idea original para enfrentar el problema ni explicó los caminos de su solución.

Tanto Raúl Castro como Murillo, que intentará conservar a toda costa sus cargos y los privilegios que conlleva, se niegan a reconocer que la crisis económica es sistémica. El sector estatal, con sus más de 3,000 empresas y entidades de producción y servicios, se mantiene subsidiado, amén de sobrevivir en medio de una relación financiera caótica debido, entre otros factores, a la doble moneda.

La existencia de dos tasas de cambio implica una doble contabilidad, que por otra parte no es confiable en lo más mínimo, la compra-venta con diferentes monedas y tasas de cambio, trayendo una consecuente distorsión de la actividad, la imposibilidad de medir la eficiencia, los costes reales, y hasta de planificar, mucho menos para todo un quinquenio.

Además, ante los ojos de la población, la “Revolución” ha caído en un absoluto descrédito al mantenerse la concentración del poder político exclusivamente en manos de los viejos e ineptos guerrilleros.

Lejos de implicar una renovación “a la China”, la égida raulista profundiza la dirección autoritaria del gobierno. En Cuba se puede ser oficialmente optimista en la capital, pero en las provincias se confronta la cruda realidad de la escasez, la represión, y el clientelismo político en una escala muchísimo mayor.

Ante la crisis de la ideología, el fracaso del socialismo real, y la ausencia de programas, sin congreso del partido, y esperando sin saber cuando será la anunciada “conferencia”, el apego de los militantes al PCC es formal, escurridizo y volátil, más allá del núcleo “duro”, al no existir un basamento que legitime a esa organización, y a su rol en el Estado y el poder.

Ante el vacío absoluto de la ideología, se pretende dar forma a un neocastrismo que resulta, a la vez, patético e incoherente, aferrándose selectivamente a una visión gloriosa e infalible de Fidel Castro, y a referencias a un “modelo integral” y a un “proyecto revolucionario” deshabilitados y contradictorios.

El resultado es una fragmentación del pasado, un presente disfuncional y un futuro indefinido. Y en medio de todo eso Raúl Castro no puede ni reunir al partido comunista en un congreso domesticado de antemano, ni realizar una “conferencia” partidista para repartir los cargos entre la camarilla de sus incondicionales, porque, sencillamente, no hay manera de escapar a la impronta de Fidel Castro, no hay nada que decir, ni mucho menos que mostrar, después de más de tres años y medio de “sucesión”, con toda su carga de vacilación, promesas incumplidas, deterioro social, insensatez congénita, cinismo y represión.

La disidencia interna es lo único que guarda alguna semejanza con un “movimiento cívico”, pero la censura a la prensa independiente y la persecución de que es objeto esa disidencia confirman la naturaleza no democrática del Estado.

Lo más grave en estos momentos son los brotes de protagonismo que amenazan con debilitar aún más a esa disidencia y restarle de la poca efectividad lograda hasta el momento. Como un mal congénito de nuestra historia, nuevamente aparecen celos, suspicacias y contra-suspicacias, y se mueve el juego de quién llegó primero o ¿dónde estabas tú cuando…?

En eso poco difieren la gerontocracia de La Habana, que clasifica a los militantes según la fecha de incorporación a las tareas revolucionarias, y la de Miami, que pregunta qué hacías en Cuba o en qué fecha llegaste al exilio. Como si la antigüedad fuera la única fuente de mérito o legitimidad, o una garantía absoluta contra los desfases políticos y estratégicos.

Pretender crear dicotomías entre disidentes considerados “históricos” y jóvenes blogueros, en vez de buscar los muchos elementos comunes entre todos, que pueden contribuir a acelerar la democratización de la Isla, es un pobre servicio que se hace a los cubanos de a pie, y que podrá alimentar egos y vanidades desmedidas, pero nunca acercarnos al futuro que merecemos los cubanos, donde caudillos y líderes carismáticos deben estar fuera de lugar para siempre.

El régimen ha logrado manipular la desunión en las formaciones políticas de oposición y minar la percepción de legitimidad de las mismas, sometiéndolas a distintas medidas represivas. La oposición continúa dividida entre sí, diluyendo su poder de efectividad e influencia sobre la ciudadanía, y muchos de sus líderes terminan en prisión o exilio.

La divulgación de cómo el régimen dictatorial ejerce la más cruda y cruel represión y su récord absolutamente negativo en derechos humanos, contribuye a que la imagen de Cuba hoy en el exterior no sea la de una zona tranquila y atractiva a las inversiones, independientemente de lo que opine “Granma” o declare el canciller.

Pero el recrudecimiento de la represión a la disidencia interna, está tropezando con el fenómeno de que la inmediatez de la información a través de las modernas tecnologías permiten conocer casi al instante, en imagen y texto, de las palizas de las turbas, las detenciones arbitrarias, o las exclusiones por razones de pensamiento, lo que conlleva un inesperado efecto negativo para el régimen.

EL TEJIDO DEL PODER

Raúl Castro incrementó su poder manipulando los nombramientos de los Jefes de Ejércitos, de los Primeros secretarios del PCC, de los miembros de la Asamblea Nacional, del Consejo de Estado y del Consejo de Ministros. De hecho muy pocos de los viejos conservadores “apparatchik” fueron separados, y siguieron teniendo un férreo control en los aparatos del poder.

Paralelamente se anunció el nombramiento del Comandante de la Revolución Ramiro Valdés, ministro de Informática y Comunicaciones, como nuevo vicepresidente del Consejo de Estado, además de haber sido promovido anteriormente al Buró Político del Partido.

En esencia, hay que reconocer que Ramiro Valdés es hoy la segunda figura indiscutible del régimen, por encima incluso del gris y anacrónico José Ramón Machado Ventura, y en su nominación, ascensos y fortalecimiento se halla sin dudas la decisión de Fidel Castro. Ramiro Valdés es, además, o por eso mismo, el vínculo de confianza de Fidel Castro con el régimen de Hugo Chávez, la pieza fundamental que sostiene el tinglado del poder habanero.

Los otros miembros elegidos al Consejo de Estado, como la contralora general Gladys Bejerano, Marino Murillo, titular de Economía y Planificación, Luidmila Álamo, primera secretaria de la UJC, y otros, forman parte con su “ascenso” de los muchos rituales y ceremoniales del inmovilismo totalitario “democrático”, pero no ocupan verdaderas posiciones de poder: de ellos se espera, únicamente, como de los demás integrantes de esa institución, que apoyen entusiástica y unánimemente las decisiones y criterios del consejo de ancianos que encabeza Raúl Castro. Para eso han sido designados, y para nada más.

El espectro político público y no público dentro de la élite se divide en estos momentos entre fuerzas que desean acometer reformas que solucionen problemas básicos del país, y quienes insisten en el ajado modelo castrista de economía y sociedad cuartelaría.

Si bien el grueso de la nomenklatura que no forma parte de la más alta cúpula del régimen muestra algún grado de interés por reformas económicas, constituye una exigua minoría en los puntos y posiciones claves del poder.

Este poder real se halla controlado por la más vieja y refractaria guardia conservadora, que entorpece las reformas e impide que se desarrolle una clase nomenclaturista y burocrática al estilo del bloque soviético, que pudiera dar determinada continuidad temporal al neocastrismo tras la desaparición biológica de las momias ideológicas que hoy se aferran al poder, aunque sería incapaz de resolver los verdaderos problemas del país ni mantenerse eternamente.

LA CRISIS SE PROFUNDIZA

Las verdaderas posibilidades de reformas no fueron consideradas, y en su lugar se formalizaron promesas abstractas e incompletas de atender los beneficios sociales de la población, elevándose ridículamente algunos salarios y el subsidio a los pensionados.

Pero la carencia de productos, incluso en las tiendas que venden en los artificiales CUC de los que no toda la población dispone, los inflados precios en esas tiendas, la carestía de los productos que se venden en pesos cubanos por el Estado o el mercado negro, y el cierre de comedores obreros, han tensado al máximo los programas de compensación, insuficientes para equilibrar la baja de los niveles de vida y de la producción en general.

Las actuales condiciones de vida son extremadamente difíciles, los salarios son exageradamente bajos, y la moneda común, el peso cubano, se halla desvalorizada frente al dólar y al CUC. Y por si fuera poco, se han reducido las emisiones de licencias para el trabajo por cuenta propia, y se mantienen inalterables las tasas de cambio y los leoninos impuestos a las remesas del exterior, así como los abusivos precios en las tiendas recaudadoras de divisas, contribuyendo a profundizar la crisis. Exactamente lo contrario de lo recomendable para contribuir a dinamizar la economía.

Asimismo, en la población, los lazos orgánicos con el pasado revolucionario son cada vez más difusos o inexistentes. La juventud se siente sin futuro, y la depauperación material y anímica es galopante.

Por eso la población se halla frustrada por la ausencia de beneficios reales en términos materiales, elementos que dan vida al vasto mercado negro, imprescindible para subsistir, y que no puede detener las innumerables redadas policiales y mucho menos las declaraciones altisonantes.

La apatía de los trabajadores es general, y ya muy pocos realmente creen en el supuesto proceso político socialista. El régimen no dispone de ningún instrumento político, moral, ideológico o patriótico para lograr estimular a los trabajadores, ni insuflar optimismo en el futuro.

La poca energía política que queda de la parte más moralmente descompuesta de los incondicionales se encausa a la participación vociferante y violenta en turbas represivas contra disidentes y opositores.

El problema racial se hace más complicado cada día: si la situación de las provincias orientales es mucho más difícil que la del resto del país, las dos provincias más orientales, Guantánamo y Santiago de Cuba, con un peso significativo de población negra y mestiza, llevan la peor parte.

La discriminación institucional, y sus consiguientes manifestaciones en la economía y la problemática social, se expresan con más fuerza precisamente en las provincias con mayor población no-blanca.

Allí se reproduce con más agudeza un fenómeno nacional propio de la población negra, debido a que acceden a la menor cantidad de remesas familiares del exterior y tienen la menor participación en el sector turístico. Por ello, para conseguir divisas tienen que realizar actividades ilícitas que los lleva a prisión en números desproporcionados. Así se reproduce la marginalidad del negro cubano.

De tal forma, por encima de la discriminación geográfico-territorial y la desatención generalizada a las provincias orientales, se ensaña sobre sus pobladores, además, la discriminación factual provocada por el color de la piel de sus habitantes.

LAS OPORTUNIDADES PERDIDAS Y EL CALLEJÓN SIN SALIDA

Con una superficie de más de 110,000 kilómetros cuadrados y 6.5 millones de hectáreas agrícolas, sólo se reportan 3.1 millones como cultivadas. Este sector agrícola, si bien tiene un peso exiguo en el PIB (3.8%), tiene vital importancia, porque impacta el nivel de vida y consumo de la población, mucho más con el país obligado a la importación de alimentos.

En los primeros meses de la sucesión raulista, se trazaron varios objetivos que incluían el fomento de productores privados agrícolas distribuyendo tierras ociosas, la normalización de la circulación monetaria con la problemática de las tres monedas, y la reducción de la dependencia del país de fuente petroleras exteriores, sobre todo Venezuela, aumentando la producción interna y entregando concesiones en las zonas de prospección marinas; propósitos que no se pudieron cumplir ni nunca se cumplirán con las ¿políticas?, indefiniciones y vacilaciones de una dirigencia timorata y castrada.

El camino hacia la estabilidad de la nueva élite ha estado lleno de obstáculos, entre ellos, la incapacidad general de la dirigencia política; el declive económico heredado de la era soviética, y el mercado negro.

El equipo de gobierno de Raúl Castro ha demostrado fehacientemente entender muy poco de economía, y se dedica exclusivamente a posponer las reformas económicas bajo la falacia de evitar debilitar “a la revolución”, aunque en realidad es el temor a perder su posición en el poder.

La timidez de las medidas económicas no proviene sólo del deseo por cuidar el status quo político, sino por el temor a desastrosas consecuencias sociales.

Por eso se mantiene y se mantendrá el actual status quo beneficia la permanencia de la élite en el poder y, por esa razón, no hay ni puede haber suficiente voluntad política como para variar la situación.

De ahí que Raúl Castro haya replanteado a estas alturas la vieja consigna de implementar un modelo económico de plan, el cual se combina con el sistema político totalitario.

Lo verdaderamente preocupante para la élite debería ser que no está considerado acometer pasos hacia una economía de mercado controlada, lo que podría conducir, en la situación actual, sin caminos de salida ni programas específicos de progreso, a una explosión social de incalculables consecuencias.

No puede ni pensarse, en el más optimista de los escenarios, en la disposición del régimen a escuchar voces de los disidentes, ni siquiera las “vegetarianas” y menos radicales, cuando ni siquiera se atreve a tomar en consideración los millones de opiniones y propuestas de los “revolucionarios” que se han expresado en asambleas convocadas supuestamente para buscar soluciones a los graves problemas del país.

En general, el presidente Raúl Castro, que resulta quizás el más impopular en toda la historia del país, -creer en la revolución no es sinónimo de creer en el sucesor- ha evitado la implantación de reformas de mercado, prefiriendo apoyarse en la represión y el terror, el control absoluto y total de la economía y los servicios, el mantenimiento de los subsidios a las empresas no rentables, y no permitir la promoción del cuenta-propismo, apostando por un estatismo que ni resuelve nada ni facilita avanzar en ninguna dirección..

En un esfuerzo para mantener los productos de consumo, estabilizó precios de la canasta básica y mantuvo el sistema de racionamiento y controles en todas las tiendas estatales, pero este camino ya resulta inoperante en los niveles actuales de crisis, descontrol y pérdida de valores éticos y sociales.

EL FUTURO EN EL PASADO

Al inclinarse por las soluciones económicas tradicionales del fracasado “socialismo real”, el gobierno desatendió los salarios, los precios y demás mecanismos económicos, cargando con fábricas obsoletas y empresas con inventarios voluminosos, pretendiendo que la policía resuelva lo que no pueden resolver la burocracia y la improvisación.

Todo ello muestra una vergonzosa ausencia de estrategia política, social y económica.

En consecuencia, la economía se halla ahora en un estado muy deplorable, sin soluciones reales a la vista.

Muy pocas empresas estatales país han logrado ser aptas desde el punto de vista contable, aún con los laxos criterios contables imperantes en Cuba. El servicio de salud está totalmente deteriorado, por falta de personal médico, medicinas, y por el mal estado de las instalaciones hospitalarias.

La educación padece humillantes niveles de calidad, y la vivienda es un problema insoluble: el raulismo es incapaz de garantizar mínimas condiciones de subsistencia para una nación occidental en pleno siglo XXI, y actualmente emula lastimosamente con las más atrasadas naciones africanas, aunque todavía exhiba cifras de mortalidad infantil envidiables, aunque cuestionables.

El crecimiento económico cubano está muy por debajo de su verdadero potencial a causa del pobre clima inversionista y la incapacidad para atraer inversiones extranjeras, sumado a un sistema comercial demasiado restrictivo, al fracaso en reformar el sector económico agrícola –la locomotora potencial del crecimiento económico-, y una caótica y arbitraria ubicación de los recursos, al no funcionar los mecanismos de precios a causa de la mano estatal interventora.

Mientras no se mejore el clima para los inversionistas y los créditos, ni se libere el sector agrícola del control estatal, se mantendrá la actual parálisis económica, y con ella la agudísima crisis socio-política de la nación. No puede pretenderse que los demás lo den todo sin ofrecer nada a cambio. Ni siquiera considerando a Fidel Castro como un semi-dios.

Para estabilizar la convertibilidad de la moneda poco se ha hecho, salvo implementar una obsoleta e ineficiente política de sustituir importaciones, así como establecer restricciones comerciales draconianas que limitan la importación de productos de consumo, buscando acortar la distancia entre los precios del mercado negro y el cambio monetario oficial.

En lo que concierne a la agricultura, la noción de propiedad privada que asume el régimen se halla confinada a los jardines y balcones, y se apuesta absurdamente a la llamada agricultura suburbana estatal, cuando millones de hectáreas productivas solo muestran marabú y malas hierbas, que se dice que en estos momentos tal vez cubren más terreno que cuando Raúl Castro denunció públicamente su presencia en julio del 2007, en aquel “discurso de la leche” que se disolvió en retórica, frustración y falsas promesas incumplidas.

A mediados de 2008 se reglamentó la entrega de tierras ociosas en usufructo a cargo del Ministerio de Agricultura, aunque forzadas a comercializar su producción sólo con el muy ineficiente y burocrático Estado. Esta gestación de pequeños usufructos agrarios individuales no ha progresado durante dieciocho meses por razón de la carencia de medios, equipos y semillas, o de autorización de soluciones creativas para obtenerlos.

La industria ha sufrido una contracción por la disminución en la importación de petróleo y materias primas, así como el no incremento de la demanda de medios y materiales. La estrategia del régimen en esta dirección la define el primer vicepresidente Machado Ventura con sus constantes llamados al ahorro y la eficiencia (¿es que lo aprendió del defenestrado Carlos Lage?) sin aportar una sola solución concreta y plausible.

El desmantelamiento de la industria azucarera resultó desastroso, ineficiente e inútil, destrozó inmisericordemente la infraestructura y la cultura azucarera del país, y creó una gigantesca fuerza de trabajo flotante en las provincias orientales, al no disponerse de capacidad económica ni voluntad real para absorberlos.

Aún en el muy improbable caso que en un futuro se pretendiera en algún momento la implantación de reformas económicas inspiradas en una economía de mercado como vía de solución a buena parte de los problemas del país, esa decisión tendría entre sus primeros grandes obstáculos la falta de preparación de la dirigencia y la intelligentsia, la existencia de una deficiente infraestructura de comunicaciones, una fuerza laboral desestimulada, una producción agroindustrial casi inexistente, la ausencia total de cultura jurídico-legal, y el dilema de las reservas de petróleo.

Es decir, los obstáculos para que Raúl Castro y su consejo de ancianos emprendan la reforma comprenden, además de su rigidez mental y su legendaria ineptitud, la rigidez de las estructuras económicas y mentales y la falta de experiencia y calificación administrativas heredadas del castrismo.

Se trató nuevamente, sin resultados, de obtener concesiones de China, Brasil y Rusia, esperanzados en recibir créditos y alimentos. Y aunque China se ha transformado en poco tiempo en el segundo socio internacional estratégico, después de Venezuela, no tiene nada que ver con el espíritu del “internacionalismo proletario” que añora la gerontocracia cubana empantanada en la guerra fría y el siglo pasado.

El único aliciente que les queda a las actuales caricaturas de revolucionarios que detentan el poder en Cuba son las buenas relaciones con la Venezuela de Hugo Chávez, la cual incrementará sus exportaciones, inversiones y empresas mixtas a 3,000 millones de dólares en 2010, lo que resulta suficiente para enfrentar la supervivencia de la élite por un corto tiempo, pero nada más.

Porque las relaciones a largo plazo entre Cuba y Venezuela son un gran enigma, que se complica en la medida que el belicoso teniente-coronel bolivariano se inventa agresiones y guerras no solamente con “el imperio” y Colombia, sino ahora hasta con Holanda (cuyas últimas acciones armadas que se recuerdan fueron defendiendo, sin demasiado entusiasmo, sus enclaves coloniales en Kalimantán del Norte, hace casi cincuenta años).