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martes, 28 de junio de 2011

La moda de los cambios

LA MODA DE “LOS CAMBIOS”: PELIGRO COMUNISTA

Por Andrés Pascual
  Más que un instrumento de intención justa y necesaria es una aberración pseudo-filosófica de alcance popular: el cambio…hay que cambiarlo todo y, las legiones que apoyan esta fiebre peligrosa del siglo XXI, de la era cibernética del hombre sin discreción político-social llega tan lejos, que son capaces de atentar contra su propia existencia libre y soberana, a través de la atadura de sus conciencias a corrientes encubiertas y autoimpuestas, que los obligarán a negarlas para siempre sin posibilidad de reclamo posterior.
       Tragaluz Panamá, cuyo director se llama José M Carr, es una edición de Internet que, sofisticada en “la ampliación del caudal cultural y de libre  pensamiento”, funciona como un arma de penetración ideológica favorable a la vieja y fracasada ideología comunista, viva aún y en proceso camaleónico de permanencia a través de las militancias liberal, izquierdista o socialista, muy peligrosas todas, a corto o mediano plazo, para la sobrevivencia de los derechos del individuo.
       Como gancho, el tratamiento de “las artes”, tan atractivo siempre y lo mismo da que sea cine que literatura; si literatura, a la peor manera de análisis posible: César Vallejo, un gran poeta peruano que, por su inclinación al comunismo estalinista, requiere también el calificativo de “equivocado” para no decir una palabra obscena que tal vez merezca.
      Como epílogo de la revisión “docta” del libro de poesías “España aparta de mi ese cáliz” y, en específico, del poema “Cuídate España de tu propia España”, desnudan esos editores lo que, para ellos, significa librepensamiento: “Aspiramos a formarnos y  constituirnos en un instrumento del cambio desde la educación y el campo de la cultura, en la conciencia individual y colectiva”. Es decir, penetrar primero, dominar y esclavizar después para destruir siempre, que es el amenazante estigma del comunismo en cualquier variante.
     Es, a fin de cuentas, el grito de “la desgarradora mística atemporal”, si cabe, de estos hunos de la sociedad occidental contemporánea, que puede tener su célula originaria en la Protesta de los 13 de inicios de la década de los veintes en La Habana, que lo proyectaron para Cuba y para toda Hispanoamérica a través de los versos de Mensaje Lírico Civil, de Rubén Martínez Villena quien, nunca lo dicen, después de ver “en el terreno” el experimento estalinista, lo negó como “estado superior de la felicidad proletaria” y lo llamó por su nombre: “monstruosa máquina de crimen y esclavismo”. Lo anterior, por José Zacarías Tallet en algún momento de finales de los 60’s.
      Según los eruditos, el concepto de Estado Laico viene de la Francia de finales del XIX en el seno de la separación Iglesia-Estado como oposición al Estado Confesional.
      Para los laicos, debe imponerse “la libertad de conciencia”, que no sería malo si, en tiempos tan turbulentos para la salud de la Humanidad, la perversidad agresiva y enemiga de esta no la convirtiera en “relajo”, que es lo que la hace decadente y retrógada, como para pretender venderla de modo diferente de lo que es: “Un mundo de vulgares gozaderas y orgías político-pasionales” hacia el que enfilan ciertas tendencias del itinerario filosófico de principios de siglo.
     El laico está siendo manipulado políticamente en España como corriente de pensamiento, cuyo objetivo es alcanzar los estratos máximos de gobierno y su influencia definitiva y definitoria de la política de Estado… ¿Es liberal? Por supuesto, y pernicioso. En Cuba, laico significa Dagoberto Valdés, Osvaldo Payá y las cartas-proposiciones de cambios de aplicación de maquillaje al sistema político, no la erradicación definitiva de la casta criminal, como la de los 74.
      Según dijo desde el avión que lo transportaba Benedicto XVI, “España está maltratada por el laicismo agresivo”, yo agregaría que por la tendencia comunista, directa o encubierta; pero, lo importante, ¿Quién o quiénes son los responsables?
      El gran problema es que hay una resistencia cómplice a nombrar todos los sucesos de interés, porque pueden estar generados a ambos lados de la confrontación y eso ocurrió en la génesis de la tragedia cubana 1953-presente.
     Para la curia española, encabezada por Monseñor Cardenal Antonio María Rouco y Herrera, de Madrid, hay que activar el papel político de la Iglesia y se han comentado opciones como crear un Partido Confesional, que es lo opuesto al laicismo; o reconquistar los existentes reentrando a estos.
     A España se le consideraba la reserva espiritual de Occidente al que, según los confesionales, “los jabalíes laicistas han convertido en viñas desvastadas”.
      En la edición digital de El País de este lunes, apareció un trabajo titulado “¿No hay cura rojo? No hay misa”, en el que se describe cómo rechazó la localidad de Ourense, de 1,500 habitantes, la suspensión por el obispado del cura de 36 años Antonio Fernández Blanco, al presentarse ante el sustituto una “comisión” de 150 vecinos que le gritaron que se fuera, que querían al suspendido, que “era bueno y muy preocupado por los pobres”. La suspensión se produjo porque “el joven y combativo” fraile se presentó (y ganó) un puesto como concejal por el PSOE. Este comunista con sotana es seguidor de la Teoría de la Liberación, corriente de gran simpatía en el Buró Político de la tiranía castrista, desde que Frey Betto se la presentó a su mentor, maestro y procurador durante los 80’s en La Habana.
     Viéndolo bien, el mundo occidental está infectado de sus propios enemigos: el ejército de comunistas travestidos de socialistas, de liberales, de izquierdistas o de laicistas a quienes les importa más apoyar, por intereses febriles de política oportunista a los homosexuales que a los soldados que combaten en guerras que nadie desea; pero que son inevitables para cerrarle las puertas al peligroso extremismo radical musulmán
     Entre la legislación de protecciones al abortos, a las lesbianas, a los “gays”, a los igualitarismos imprudentes y a todo ese lastre político-social, no solo está amenazada España y su campo confesional; sino todo el mundo que no considere, como parte del carácter “libre”, la cuota obligatoria de tradicionalismo conservador para sobrevivir al peligro.
      Mientras, en Cuba, Laura Pollán dijo que “la Iglesia continuará su papel mediador…” yo pregunto, ¿Será higiénico?

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