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viernes, 14 de agosto de 2009

La Plaza Civica y el concierto de Juanes


La Plaza C'ivica y el concierto de Juanes.
Por: Esperanza E Serrano

La creación de esta plaza fue, por muchos años, el sueño de varias generaciones de cubanos que, desde la década del treinta, se dieron a la tarea de recaudar fondos para la construcción de un monumento nacional en memoria de José Julián Martí Pérez, considerado el apostol de Cuba por la trascendencia socio-politica y cultural de su ideario humanista, democrático y progresista el cual resume el anhelo de nuestro pueblo de construir una Cuba democrática, con todos, por todos y para el bien de todos los cubanos.

Un grupo de cubanos , en representación de los deseos del pueblo, en 1939, convocó un concurso de diseño arquitectónico con el objetivo de seleccionar el mejor proyecto para el Monumento en Memoria a José Martí. Ese año se presentaron varios trabajos pero ninguno satisfizo las espectativas. El certamen cerró en 1943. El proyecto presentado por el arquitecto Aquiles Maza y el escultor Juan José Sicre fue el ganador del Primer Premio.
Diez años después, en el marco de la celebración del Centenario, en su segundo mandato (dictadura) Fulgencio Batista aprobó y apoyó la construcción del monumento, la cual se ejecutó con la supervisión de un equipo de arquitectos dirigidos por Enrique Luis Varela, Ministro de Obras publicas y amigo personal de Batista. Este equipo introdujo algunos cambios en el proyecto original. La construcción del Monumento a la Memoria de José Julián Marti Pérez comenzó en 1953. Este gigantesco monumento de mármol gris, se realizó en un período convulso de grandes contradicciones politicas, de lucha clandestina en contra de Batista, atentados terroristas, guerra en las montañas orientales. Pero a pesar de toda la tensión existente, y de la inestabilidad politica, la obra no se detuvo. En 1958, unos meses antes de la entrada de Fidel Castro y su ejército rebelde a la Habana, ya estaba terminada.
El monumento en Memoria a José Julián Martí Pérez , aunque se construyó durante la dictadura batistiana, no se hizo con el objetivo de ser una plaza convocante de multitudes enfurecidas pidiendo paredón para sus propios compatriotas, no se erigió para dividir al pueblo cubano, ni mucho menos para sembrar el odio entre hermanos. No se edificó con la idea de que fuera la plaza pública donde se anunciaran las leyes absurdas impuestas durante más de medio siglo por una dictadura militarista, dinástica-castrista.

Fidel Castro convirtió el Monumento Nacional en Memoria a José Martí Pérez en la Plaza de su mal llamada revolución. En 1953, cuando atacó al cuartel Guillermón Moncada de Santiago de Cuba declaró en su alegato auto defensa que el autor intelectual de ese acto terrorista fue José Martí. La demagogia y la mentira son inherentes a la personalidad de ese otro dictador que nos robó la patria a base de falsas promesas y de mentiras inventadas para ganar tiempo mientras su diabólica maquinaria represiva iba implantando el terror, la desconfianza, el odio y la envidia en el seno de nuestros hogares, en el vecindario y en todo el país. En pocos años fuimos sometidos por la élite militar que aun ostenta el poder sobre la base de una ideología sectarista, unipartidista, que no tiene nada que ver con el ideario martiano.

Sabemos que por más de medio siglo esa plaza ha sido el símbolo de la represión, de las injusticias, y de todo lo que representa ese regimen que viola impunemente nuestros derechos ciudadanos, y nuestros derechos universales como seres humanos.

Creo que ya es hora de rescatar esa plaza por el bien de todos los hijos de Cuba. Es hora de que ese lugar deje de ser el espacio de donde emanan las órdenes y leyes absurdas impuestas por los verdaderos enemigos de nuestra patria: la monarquía castrocomunista y su élite geriátrica, moncadista, militarista obsoleta, corrupta y criminal que ha llenado de luto a la familia cubana.

Para el próximo 20 de septiembre está previsto el concierto de Juanes y de otros artistas invitados. De corazón les digo que me alegro infinitamente de que esa plaza sea el escenario de un evento musical que le dará un poco de alegría a un pueblo que vive en agonía.
Es lamentable que muchos vean esto como una alevosía de parte de un artista que solo pretende llevarle un canto de amor, de paz y de solidaridad a un pueblo que vive una guerra sicológica, establecida por el terrorismo de estado implantado por la tiranía castrista.

Qué bonito sería si a partir de ahora otros tambien fueran a Cuba a cantarle a ese pueblo, en ese mismo lugar. Sueño con una serie de conciertos de Willy Chirino, Gloria Estefan, Paquito de Rivera y de todos los músicos cubanos que andan regados por el mundo, allí , a los pies de la gigantesca estatua que representa al Martí soñador, humano, justo, amoroso y reunificador de la nación cubana.

Yo no no le pido a Juanes que desafie a la dictadura castrista, ni lo condeno porque haya aceptado las condiciones impuestas de compartir el escenario con el degenerado Silvio Rodríguez y su homólogo Amaury Pérez , ambos intimos amigos del ministro de cultura Abel Prieto. Esas son las reglas del juego y hay que aceptarlas sin miedo porque al final el mismo pueblo sacará las conclusiones porque sabe bien quien es quien.

No comparto ni acepto las actitudes extremistas de quienes queman los discos de Juanes en una plaza o en una calle de Miami. Respeto a todos los que honestamente expresen sus opiniones sobre el concierto, pero detesto los ataques histéricos que provocan violencia y que dan una imagen muy negativa del exilio cubano, imagen que puede ser mal interpretada en Cuba y hasta manipulada por la prensa oficialista , y al final solo favorece a la misma dictadura que se jacta de criticarnos y de llamarnos mafiosos. No se tumba a un tirano quemando los discos de un artista que ofrece un concierto gratuito a un pueblo necesitado de muchas cosas materiales, pero también, que padece de muchas carencias espirituales. No perdamos de vista que la música es el dulce lenguaje que nos estremece el alma y nos hace sentir que áun estamos vivos.

Desde mi punto de vista, ni Juanes, ni ningun otro artista extranjero está obligado a convertir una presentación, un espectáculo artístico en un teatro o en una plaza pública cubana, en una tribuna politica para pedir libertad para los presos politicos en Cuba, ni reclamar cambios, ni pedir democracia. Nadie puede ir a un pais extranjero a convertir un escenario en un campo de batalla politica. Eso no se permite en ninguna parte del mundo, que yo sepa. A pesar de todo lo izquierdista que es, no me imagino a Barack Hussein Obama aceptando un concierto de Silvio Rodriguez en la Casa Blanca reclamándole la libertad para los cinco espías cubanos que están cumpliendo sanciones en este país.

No creo que sea conveniente para Juanes buscarse un problema en un país extraño gobernado por una dictadura inescrupulosa, ni creo justo exigírselo, ni imponerle condiciones para seguir escuchando su música o comprando sus discos. Eso, desde mi punto de vista ,es chantaje politico marrullero, propio de extremistas. Al fin de cuentas el problema de la libertad de Cuba lo tenemos que resolver nosotros, los cubanos. Creo que sería mas efectivo si el pueblo que asista a la plaza ese día sea el que clame por la libertad de los presos politicos. Sabemos que no les darán el micrófono, pero al menos pudieran llevar aunque fuera una flor blanca, un brazalete, un pañuelo, algo que simbolice los justos reclamos de libertad para todos los presos politicos, cambios, democracia, libertad para Cuba.

Creo que si nos unimos los de aqui con los de allá, el concierto de Juanes puede ser un éxito si sabemos aprovecharlo, sin crearle problemas a él. Pero con actitudes como las que hoy reporta el Nuevo Herald de cubanos quemando una camisa negra o martillando discos de Juanes, no se consigue otra cosa que no sea hacer el ridiculo por intolerantes en un país democratico por antonomasia. Una actitud vandálica, desenfrenada, en guerra abierta contra Juanes, Olga Tañón, Miguel Bosé o cualquier otro artista que quiera acompañalo, al final se vuelve contra el exilio porque una vez más la tiranía nos presentará como salvajes contrarios a los deseos del pueblo de Cuba que sí quiere y desea fervientemente la visita de Juanes y de muchos más. Como saldo final, el exilio quedaría como el renegado y resentido enemigo del pueblo cubano, lo cual favorece grandemente a la tiranía castrista.
Esperanza E Serrano

1 comentario:

  1. Esperanza, es un honor que lo hagas. Copialo y gracias por la divulgacion.
    Un abrazo de hermana.
    Y gracias poor visitarme.

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