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martes, 26 de noviembre de 2013

"La única opción que dejan los Castro para un cambio en Cuba es el levantamiento popular"

carmen muñozcmunozcamos / madrid

El escritor Armando de Armas insta a EE.UU. a «aislar al país políticamente de todos los organismos internacionales y ayudar más a la oposición»

La suerte, en medio de la desgracia que persigue a quien disiente en una dictadura, estuvo casi siempre de su lado. El escritor cubano Armando de Armas (Las Villas, 1958) pudo terminar la carrera de Filología pese a su activismo por los derechos humanos, se fugó de prisión en 1989 con la ayuda de un carcelero y el yate que le robaron a un preboste del Partido Comunista en 1994 para huir de la isla logró esquivar a guardacostas y helicópteros cubanos, y llegar a Quintana Roo (México). En ese barco robado, De Armas llevaba el manuscrito de «Caballeros en el Tiempo» (Atmósfera Literaria), que este martes se presentó en la Fundación Hispano Cubana (FHC).
Casi dos décadas le ha llevado a este escritor afincado en Miami vencer la censura «dura» del régimen cubano y la censura «light» de los «medios del mundo libre». Los personajes centrales de esta novela que mezcla historia y ficción son Jorge (inspirado en el desaparecido líder de la Fundación Nacional Cubano Americana Mas Canosa), integrante de un comando durante la invasión de Bahía de Cochinos, y Amadís, un proxeneta cubano que acude a la Guerra Civil española «para actuar como un caballero y pacificar la península». 

-¿Qué esperanzas tiene en las reformas de Raúl Castro?

-Ninguna. El régimen de Raúl Castro ha hecho algunas reformas, pero son solo cosméticas. Continúan en prisión el rapero Ángel Yunier Remón Arzuaga, conocido como «El Crítico»; Sonia Garro, de las Damas de Blanco, y decenas de presos políticos. Ante eso, el Gobierno, la única opción que deja para un cambio en Cuba es el levantamiento popular. No hay ninguna voluntad de cambio por su parte, apuestan por el continuismo, a que Cuba sea una suerte de «monarquía» marxista en la que el poder pasa de Fidel a Raúl Castro y a sus hijos. El régimen es una «monarquía» militar marxista de la familia Castro.

-El próximo 2 de diciembre, cuando se conmemora el desembarco del «Granma» y se anuncian los ascensos militares ¿podría haber novedades respecto al coronel Alejandro Castro Espín, hijo del actual presidente?
-No creo. En esta «monarquía» marxista lo importante no son los cargos, no es el grado militar, sino la cercanía a la familia «monárquica». Mariela Castro Espín (directora del Centro Nacional de Educación Sexual) tiene más poder en el país que un general. Antonio Castro Soto del Valle, hijo de Fidel Castro, puede tratar a un general como si fuera un soldado. 

-¿Cree que la salida a los casi 55 años de dictadura debe contar con la disidencia interna y el exilio?
-Lo ideal sería que se estableciera una mesa de negociaciones entre Gobierno, oposición y exilio. De esos tres pilares que pudieran llevar a Cuba a la democracia, a uno no le interesa que eso ocurra, el Gobierno, que lleva más de medio siglo sin dejar salida alguna a esa posibilidad pacífica.

-¿Suscribe la afirmación del disidente Antonio G. Rodiles de que la oposición debe concebirse como fuerza política y dejar de ser solo fuente de denuncia?

-Es correcto, pero yo doy un paso más. Los opositores deben dejar de ser transmisores de noticias y pasar a ser actores de las noticias.

-¿Qué figuras despuntan, a su juicio, entre la disidencia como alternativa?

-Las Damas de Blanco; José Daniel Ferrer, de la Unión Patriótica de Cuba (Unpacu); Jorge Luis García Pérez «Antúnez»... tienen capacidad de hacer una oposición de masas, no es que lo hayan logrado.

-¿EE.UU. debe revisar su política hacia Cuba, como transmitió Barack Obama a Berta Soler y Guillermo Fariñas hace unos días en Miami?
 
-Sí lo creo, debe hacer cumplir el embargo económico y aplicar totalmente la Ley Helms Burton. Debe aislar a Cuba políticamente de todos los organismos internacionales y ayudar más a la oposición, que no es lo que hace. En tiempos de George W. Bush no había un mes en que no recibieran a un opositor cubano en la Casa Blanca. 

-¿Muchos jóvenes cubanos, como aborda en «Mala Jugada», se siguen viendo abocados a la marginalidad?

-La juventud cubana es muy rebelde, pero no encuentra cómo canalizar esa rebeldía, que se va por senderos de supervivencia marginal. No respalda al Gobierno, pero tampoco se suma a la oposición y trata de sobrevivir a toda costa. Si esa juventud se volcara en masa hacia la oposición, sería el fin del régimen. Esa es la tarea de la oposición, sumar a sus filas a la juventud de forma masiva.
Tomado de:

1 comentario:

  1. Espe hace tiempo que no publicas nada sobre Venezuela. aqui te dejo el editorial de El Nacional

    La calle, otra vez

    26 de noviembre 2013 - 12:53 am CET

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    Movidos por la impaciencia, muchos amigos de la oposición se quejaban del quietismo de los líderes que no convocaban a manifestaciones contra el gobierno. La inconformidad creció debido a la reacción provocada por las medidas de Maduro sobre el precio de los electrodomésticos. ¿Vamos a ver esto como quien ve llover? ¿No basta el ataque inclemente contra los comerciantes y la propiedad privada, para ponerse en movimiento masivamente? Tales eran las preguntas de los más atormentados por las decisiones del madurismo, como si bastara una manifestación clamorosa para que el gobierno contuviera sus pasos y como si dependiera de la voluntad de un dirigente que se calentara un ambiente caracterizado por un sosiego prolongado.

    La impaciencia se disipó, en todo caso, debido a que Henrique Capriles pidió que los ciudadanos tomaran la calle y su llamado fue atendido con creces. Pidió a los venezolanos que salieran a manifestar su rechazo frente al gobierno, y recibió una respuesta digna de atención. No solo en Caracas, sino en todos los rincones del país.

    En las capitales más pobladas se formaron importantes aglomeraciones, pero también en poblaciones pequeñas. Por si fuera poco, la convocatoria fue atendida en otras latitudes. Numerosas comunidades de venezolanos que viven en el exterior sacaron sus banderas y sus consignas para animar el ambiente y para animarse con el calor de los compatriotas que viven forzados exilios y quieren un destino mejor para el país. Se cumplió el cometido, por lo tanto, para que un nuevo aliento inspire a la gente frente a las cercanas elecciones de alcaldes y concejales.

    El gobierno se afanó en la crítica de la convocatoria. Maduro afirmó que se trataba de una conspiración para tumbar el gobierno, de una conjura contra su régimen, pero la gente salió a manifestar en orden. Se movieron los hilos de la represión mediante el arresto arbitrario de un par de dirigentes de la oposición, a quienes se acusó de delitos para sembrar el miedo entre los convocados, pero fue en vano. Los que quisieron salir salieron con decisión y entereza.

    Los medios dependientes del gobierno trataron de acallar el llamado a las concentraciones populares, pero ocurrieron a la vista de todos. No las vimos en los canales oficiales ni tampoco en los canales "independientes", pero sucedieron. Maduro tuvo que conformarse con escuchar a Juan Gabriel y con recibir a la realeza europea, sin tomar la habitual medida de las "contramarchas".

    La convocatoria fue un éxito, justo cuando el gobierno toma caminos riesgosos para multiplicar el apoyo electoral que le es esquivo y para atemorizar a los electores. La lección del domingo fue elocuente: hay una ciudadanía que responde cuando considera menester y cuando se la convoca con responsabilidad. Los que querían calle la tuvieron y los que permanecieron en sus casas seguramente estarán pronto en la vía pública en defensa de sus derechos ciudadanos.
    .....
    Un abrazo
    Zully

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