
Dicen, por ahí, que otra vez
ha salido el jinete sin cabeza,
cuentan que anda desbocado,
por cerros y valles,
y que con su sangrienta hachuela,
va sembrando la muerte,
desbaratando nidos,
sesgando las mieses.
Un temblor de murciélagos
se agita en las cavernas.
Con tanto ruido y tanta muerte
huyen despavoridos
los tomeguines,
los colíbríes,
las torcazas,
las mariposas,
las abejas...
Cuentan también que un cortejo
carnavalesco y siniestro
de cuervos, ratas, auras,
y serpientes lo escoltan
mas allá de las montañas.
A cien millas a la redonda,
se escucha el desenfrenado
galopar de su caballo.
Los niños corren a enconderse
en el regazo de la madre herida
y los hombres pierden tiempo
jugando al dominó en las esquinas .
El tragaluz de la azotea me hace señas,
me aconseja que me aleje de esos lares
y yo,
terca como soy hasta la muerte,
me quedo sentada en mi poltrona.
esperando que aparezca la comparsa.
Cuando pasen por aquí,
-si es que pasan-
les enseñaré mis dientes,
mis uñas y esta disposición
que tengo de enfrentarlos
-cueste lo que cueste-
¡Basta ya de leyendas infundadas
en el miedo, la desidia,
la apatía y la ignorancia!
Esperanza E Serrano
Brandon /Fl, Oct.2012
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