Translate

domingo, 26 de febrero de 2012

¿Revolución cubana? Involución.

Viaje al centro de la involución
por: Jorge Olivera Castillo
LA HABANA, Cuba, febrero, www.cubanet.org -Cada vez se sienten con mayor fuerza los aires de ruina que recorren las barriadas de La Habana. Salvo zonas muy bien delimitadas, las ruinas y la mugre constituyen hoy un distintivo a prueba de irrevocabilidades.
No solo es la estropeada arquitectura, el sello de un modelo político varado en las orillas del absurdo. Delante o bajo esas edificaciones a punto de colapsar, permanecen los obreros que rumian sus desconsuelos, las amas de casa que buscan alternativas para soportar los embates de la escasez, los profesionales sentados sobre sus expectativas marchitas, y las oleadas de jóvenes tratando de rebajar la pureza de su pesimismo con puntuales sorbos de alcohol y aguerridas jornadas de sexo y violencia.
Esa es parte de la escenografía que se observa en los primeros planos de una ciudad tan parecida a una postal de postguerra.
Sin bombas ni desembarcos de la infantería enemiga, innumerables sitios de la capital ofrecen una réplica de lo que un día fue Sarajevo, después de la guerra civil, ocurrida entre 1992 y 1995.
No hay manera de esconder esa suma de desastres que desdicen la eficacia de un dogma. Una vez más, la teoría nada tiene que ver con la práctica. Es evidente la degeneración del discurso prometedor y entusiasta.
Cuba se acerca al término de un ciclo histórico que muestra un balance muy desfavorable, aunque atenuado por obra y gracia del festinado uso de las estadísticas. Pero a fin de cuentas, como reza el axioma popular, aunque el mono se vista de seda, mono queda.
La propaganda alrededor de una revolución que comenzó a perder su brillo a partir de 1968, con el afianzamiento del radicalismo en materia económica y social, hasta quedar como una suerte de chirimbolo de cuarta categoría, siempre ha aventajado a ese mundo real donde casi todo se malogra a causa de los burócratas y las descaminadas perspectivas de quienes dirigen el país con mentalidad de sargento mayor.
Hace pocos meses que proliferan por los barrios de La Habana unos carromatos convertidos en tarimas ambulantes para comercializar productos del agro, como es ya costumbre, a precios estratosféricos para nuestros bolsillos.
La imagen no ayuda a redefinir los conceptos que sitúan a Cuba en la ruta de la involución.
Muy al contrario, este detalle refuerza la tónica de la depauperación de un país, tal vez mejor, en términos sociales, que algunos países del área latinoamericana, pero lejos de ser un paradigma.
Ver el pugilato que forman los habaneros para agenciarse 10 libras de papas per cápita en los mercados estatales, además de denigrante, es una realidad que explica al detalle en qué nivel nos encontramos.
En pos del tubérculo, van jubilados, niños, profesionales, amas de casa y, obviamente, un ejército de marginales que, de diversas formas, obtienen dinero a costa de la necesidad y la desesperación de sus vecinos. Tanto los primeros turnos en las colas, como el producto sacado por la izquierda, en componenda con los administradores del local, se venden al mejor postor.
Son escasas las razones para aplaudir la miríada de eventos que suceden hoy en La Habana, en detrimento de una existencia medianamente normal, a no ser que la acción esté condicionada por el miedo o el oportunismo.
Sobran las certezas de que a estas alturas los culpables no van a aceptar su fracaso. Es obvio que a pesar de todos los camuflajes, los ripios del tercermundismo se hacen notar cada vez más. Ni la ayuda de la antigua Unión Soviética en su momento, ni los petrodólares de Hugo Chávez ahora, han sido suficientes para darle lustre a un fraude.
oliverajorge75@yahoo.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario