Ellos se sienten dueños absolutos de todo. En los hombros de esos militares corruptos descansa la defensa de la robolucion castrista.
Pescadores de una cooperativa en Tunas de Zaza, territorio costero
al sur de la provincia Sancti Spíritus, consideran que las sanciones
impuestas a militares del Departamento de Capitanía del Puerto de la
localidad, que decomisaban embarcaciones para luego venderlas, no fueron
los suficientemente severas.
Las víctimas de los militares reclaman que se les devuelvan sus
embarcaciones que se encuentran en calidad de depósito en el puerto de
Casilda.
“Nosotros salimos peor que ellos (los militares). A ellos
prácticamente no les hicieron nada. …bajarle un grado y trasladarlos
para Cienfuegos. Uno era Mayor y lo bajaron a Capitán, y al que era
Capitán lo bajaron a Primer Teniente”, declaró Rafael Hernández Naranjo,
uno de los más de 24 pescadores perjudicados.
Aunque los medios oficiales de prensa -únicos permitidos en el país- no han informado del caso, los pescadores revelaron que los militares implicados fueron el jefe del Departamento de Capitanía de Puerto en esa región, Mayor José Ramón Ramos Delgado, el Capitán Alexander Hernández González y un suboficial del cual no dieron detalles.
Las embarcaciones decomisadas por los militares eran trasladadas al puerto de Casilda, a unos 50 kilómetros de distancia, donde unas eran vendidas y otras se las daban a otros pescadores a cambio de que les entregaran la mitad de la pesca capturada.
“Las que decomisaban se las llevaban para Casilda. Unas las daban a la mitad de captura y las otras las vendían por un valor de 14 a 15,000 pesos moneda nacional –unos 600 dólares-, a través de unos trámites que hacían desde La Habana”, explicó Pedro Rodríguez Bocour, otro de los perjudicados.
Los militares tenían otros negocios, entre ellos cafeterías y paladares, que abastecían con las entregas que les hacían los pescadores con quienes compartían los negocios.
Describen los pescadores perjudicados que todo se descubrió cuando uno de ellos vio su embarcación en Casilda. Allí le explicaron que la habían comprado, por lo que el hombre formuló una queja al Departamento de Capitanía de Puerto Nacional, que investigó los hechos.
“Aquí vino una inspección de La Habana a finales de noviembre del año pasado y descubrieron todos los negocios en que estaban implicados estos militares. Se dijo que serían procesados por los tribunales y que a nosotros se nos devolverían las embarcaciones”, indicó Fernández, a quien le habían decomisado su embarcación desde el 3 de febrero del 2011.
Otros dos pescadores perjudicados fueron Ángel Pérez Bernal y Jesús García, quienes afirman que también han visitado diferentes instituciones gubernamentales para que se les devuelvan sus embarcaciones y nada han resuelto.
“Hemos ido a todas las instituciones de gobierno pertinentes a formular quejas para que se nos devuelvan las embarcaciones, y nos tienen es en un constante ‘peloteo’ (va y viene)”, denunció Fernández.
Aunque los medios oficiales de prensa -únicos permitidos en el país- no han informado del caso, los pescadores revelaron que los militares implicados fueron el jefe del Departamento de Capitanía de Puerto en esa región, Mayor José Ramón Ramos Delgado, el Capitán Alexander Hernández González y un suboficial del cual no dieron detalles.
Las embarcaciones decomisadas por los militares eran trasladadas al puerto de Casilda, a unos 50 kilómetros de distancia, donde unas eran vendidas y otras se las daban a otros pescadores a cambio de que les entregaran la mitad de la pesca capturada.
“Las que decomisaban se las llevaban para Casilda. Unas las daban a la mitad de captura y las otras las vendían por un valor de 14 a 15,000 pesos moneda nacional –unos 600 dólares-, a través de unos trámites que hacían desde La Habana”, explicó Pedro Rodríguez Bocour, otro de los perjudicados.
Los militares tenían otros negocios, entre ellos cafeterías y paladares, que abastecían con las entregas que les hacían los pescadores con quienes compartían los negocios.
Describen los pescadores perjudicados que todo se descubrió cuando uno de ellos vio su embarcación en Casilda. Allí le explicaron que la habían comprado, por lo que el hombre formuló una queja al Departamento de Capitanía de Puerto Nacional, que investigó los hechos.
“Aquí vino una inspección de La Habana a finales de noviembre del año pasado y descubrieron todos los negocios en que estaban implicados estos militares. Se dijo que serían procesados por los tribunales y que a nosotros se nos devolverían las embarcaciones”, indicó Fernández, a quien le habían decomisado su embarcación desde el 3 de febrero del 2011.
Otros dos pescadores perjudicados fueron Ángel Pérez Bernal y Jesús García, quienes afirman que también han visitado diferentes instituciones gubernamentales para que se les devuelvan sus embarcaciones y nada han resuelto.
“Hemos ido a todas las instituciones de gobierno pertinentes a formular quejas para que se nos devuelvan las embarcaciones, y nos tienen es en un constante ‘peloteo’ (va y viene)”, denunció Fernández.
Está claro que el golpe lo recibió el carro por la parte superior del lateral izquierdo, justo donde iba sentado O. Payá.
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Ayer 18 de agosto el Washington Post publicó el siguiente editorial
Getting at the truth of car crash that killed Oswaldo Payá
By Editorial Board, Published: August 18
Mr. Payá was a leading voice for freedom in Cuba, champion of the Varela Project, a petition drive in 2002 seeking a national referendum to guarantee democracy. Many organizers of the Varela Project were later arrested by Fidel Castro’s security forces, but Mr. Payá was undeterred and continued to push for a free Cuba. The accident that took his life was blamed by the authorities on reckless driving by Mr. Carromero, who has been charged and is being held in Cuba. In a video made by the authorities just after the accident, Mr. Carromero says that he saw a pothole, braked and lost control of the car, which careened off the road and hit a tree. Mr. Modig, now back in Sweden, says that he was asleep in the car and doesn’t remember what happened.
Mr. Payá’s family is not satisfied. Although Mr. Payá was no longer at the forefront of the Cuban dissident movement, he was an authoritative voice for democracy, and he often received death threats, according to his daughter, Rosa Maria Payá, 23. Only weeks before, in June, Mr. Payá and his wife were driving in Havana when they were hit by another car on the rear passenger side. They suffered minor injuries, but the crash added to their anxiety and suspicions.
On the day of Mr. Payá’s death, his family received a text message at 3:18 p.m. from friends in Madrid inquiring about reports of a car wreck. The people in Spain did not know that Mr. Payá was in the vehicle with Mr. Carromero and Mr. Modig. According to Ms. Payá, the text message says that the car was “forcefully hit and pushed off the road.” It does not say by whom. A photograph of the Hyundai after the accident shows a vehicle crushed from behind.
The two survivors were interrogated at length by the Cuban state security apparatus; Mr. Modig acknowledged bringing about $5,000 to support Mr. Payá’s political work. Neither survivor may feel comfortable saying what happened as long as Mr. Carromero remains in a Cuban prison. But the suggestion in the text message that the car was forced off the road is sufficient to cast doubt on the official version.
Mr. Payá’s family has called for an independent investigation of the crash, although it is not likely to get one from Mr. Castro’s police state. The two survivors might eventually have more to say, and we’ve heard there are additional text messages from the scene. We think an outside investigation could shed light on whether Mr. Payá’s inspiring torch was snuffed out by a vengeful state.
“My father dedicated his life to fight for citizen rights for all Cubans,” Ms. Payá told us. “I am afraid that some evil force took my father’s life. But I think his passion for freedom is now alive in people. Cubans are awakening.”
A first step toward fulfilling Mr. Payá’s promise would be to determine the truth about how he died.
Carl Gershman: Who killed Cuban dissident Oswaldo Payá?
The Post’s View: Oswaldo Payá, a brave Cuban who saw a bright future for his country
http://www.washingtonpost.com/opinions