Augusto Juarrero de Varona
La entrada del dictador Fidel Castro a la Habana marcaba el supuesto final clasista de Cuba. La errada revolución de los humildes, por los humildes y para los humildes se proponía acabar con la burguesía y la clase alta de la isla, con los muy adinerados, los ricos y los mal llamados “explotadores del proletariado”. Cuba, que tenia una pujante y bien ranqueada clase media a nivel mundial, vio en poco como se iba a pique junto con la otra, y cada vez se confundía mas con una clase baja bien pobre, edulcorada con una educación adoctrinada, trabajos con salarios paupérrimos para sufragar toda esa mentira cacareada hasta el cansancio de gratuidades y un sistema de salud, si bien notable, en franca decadencia desde hace más de 25 años; sistema sanitario que ha llegado al punto de convertirse en deplorable hoy día.
El régimen castrista generó una nueva segmentación “clasista” en la vida del cubano dentro de la isla. Entre varias de ellas, una gran parte, la cuba de adentro, la que ahora llaman marginal, la que se lanzó a la calle porque literalmente no podía más, cubanos de barrio, que devinieron de las mismos lemas y consignas, gente que vive en un atraso y una miseria atroz, cada vez menos engañados con la cantaleta del embargo enemigo y abriéndo los ojos a la realidad de un bloqueo interno abusivo y cruel en toda la extensión de la palabra por parte del “gobierno”, cubanos, pueblo sin mas nada que perder a no ser la libertad como individuo .
Hay otra parte menos pobre, con acceso o privilegios vedados para el resto, como puede ser algo tan simple como un auto, una casa con fuerza de agua en la ducha o con recargas de teléfono o encargos de algunos alimentos; una porción de la población que ha tenido la suerte de viajar por su trabajo o motivos familiares, o tener negocios, la mayoría ilícitos (en cuba casi todo es ilegal) o de tener familia enemiga allende a los mares y recibir dólares o euros enviados con un sacrificio que algunos aún desconocen; de ellos muchos valientes se unieron a las protestas apoyando las carencias y las ansias de libertad de los otros con ideas propias de futuro y cambios estructurales a todo nivel, mientras que dentro de esta misma porción de gente, otros decidieron callar pero sin dejar de reconocer bien la situación, o los peores, los que decidieron ser parte de la complicidad gubernamental con su apoyo vomitivo .
Los que quedan, la clase que al final nunca desapareció, de verdaderos ladrones, sanguijuelas, la que manda a reprimir y a quienes siguen cobardemente los que no quieren perder las prebendas, la clase asquerosa que no hizo otra cosa que robarse el país y ocupar los nichos de la antigua burguesía, para hacerse aún más ricos sin trabajar y sin permitir prosperar a su paisano con el trabajo noble y creador; una verdadera clase explotadora que ha conformado un país en dos fragmentos totalmente divergentes : los que tienen y los que no tienen..
Mientras que en la mayoría del mundo hoy día, la diferencia viene marcada por los precios o la calidad de las productos : él tiene un auto nuevo, ella uno de uso; ellos compran carne de primera, los otros carne de segunda o tercera; mi vecino fue de visita con su familia a Cancún y mis vecinos a Dubái; mientras todos o la mayoria disfrutan del acceso a los bienes , en el sistema depravado creado por Fidel Castro no sucede asi; él tiene auto, ella no; ellos tiene leche, nosotros no, aquellos pocos comen carne, los otros muchos no, esa gente recibe dólares y compra detergente, la otra gente no tiene ni detergente ni agua corriente; el pueblo no tiene de nada, ellos , el régimen, tiene de todo.
No hay diferencias más salvajes y tristes que las creadas por el sistema comunista. Al final La revolución de los humildes, por los humildes y para los humildes se convirtió en La revolución de los Castros, por los Castros y para los Castro... y su pandilla. Ellos dueños de todo, el resto dueños de nada, ni siquiera de su destino.....aunque después del día 11 de julio, el pueblo que de no tener no tenía ni libertad, la saboreó y ..ya sabemos que bien adictiva es.
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