Por la destacada escritora cubana Zoé Valdés
Rosa María Payá, en la ceremonia fúnebre de su padre.
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Yo también había oído hablar de ella, a través de su padre,
brevemente, cuando mencionó a su familia en una conferencia que dio en
París hace algunos años. Pero la he conocido ahora, desafortunadamente
en un momento terrible para todos los cubanos, y sobre todo para ella,
su madre y hermanos, la pérdida de su padre, Oswaldo Payá Sardiñas,
Premio Sajarov por los DDHH, y el líder del Movimiento Cristiano
Liberación, y de su amigo Harold Cepero Escalante, también activista del
movimiento.
Por la manera de comportarse desde que ocurrieron los hechos puedo
percibir que se trata de una joven diferente, de modales dulces y
apacibles, aunque de carácter firme. No se ha separado de los suyos ni un momento y salta en su defensa sin ningún temor. Su lenguaje es correcto, sencillo, claro. Me gustaría conocer más a la hija de un hombre en cuyo corazón palpitaba la paloma de la paz y de la dignidad.
Le envié un cuestionario en forma de entrevista hace algunas semanas.
Acabo de recibir sus respuestas, y quedo admirada y agradecida con
ellas. Acompañándolas, también una carta, que no habla más que de su magnífico equilibrio y de sus buenas maneras y educación. En medio de su dolor, ha tenido tiempo no sólo para responderme, además para escribirme lo siguiente:
“Querida Zoé,
Espero que esté muy bien.
Lamento mucho tanta demora, se me rompió la memoria donde guardaba
mis respuestas y tuve que conseguir un programa para recuperar la
información que allí tenía, pero sé que eso no es excusa que justifique
tanto tiempo perdido. Imagino que usted es una mujer muy ocupada y
agradezco toda la solidaridad que ha mostrado a mi familia en estos
desolados momentos. Sé que ya me he demorado mucho, pero si hay algo más
que usted quiera saber, algo que no haya quedado claro o cualquier asunto en lo que yo o mi familia podamos servirle, por favor solo dígame. (Nota mía: Me envía su teléfono y su email).
Quedo a su disposición, gracias de nuevo,
Rosa María Payá Acevedo.
Llevo años oyendo hablar de usted a mis amigos, gracias por la oportunidad.”
La oportunidad es mía, lástima que sea en las condiciones actuales. Y soy yo quien de nuevo le agradece.
ZV: -Es usted muy joven, 23 años solamente. Creció en un hogar donde siempre se luchó por la libertad y por la democracia, ¿cómo fue su infancia sabiendo que crecer de este modo bajo un régimen totalitario no sería nada fácil?
RMPA: -Supongo que mi infancia, en términos materiales, no fue muy
distinta a la de otros niños que, como yo, fueron a la primaria durante
el absurdamente llamado período especial. He estado viendo unas fotos de
esos años en estos días y me he espantado un poco de lo flacos que
estaban mis padres. He pensado en lo difícil que debió ser
cuidar de tres niños pequeños en medio de la escasez y la represión
añadida que sobre ellos existía. Recuerdo mi niñez como un período muy feliz, imagino que los adultos de mi casa se afanaban porque no notáramos su esfuerzo.
Las navidades eran de fiesta y villancicos, es que mi papá adora los villancicos.
Siempre sentí que mi familia era especial, pero es posible que así se
sientan todos los niños. Mis hermanos y yo no hacíamos guardias
pioneriles, ni asistíamos a la mayoría de las actividades políticas, y
digo la mayoría porque en las escuelas cubanas es muy difícil que
termine el día sin haber presenciado algún acto que no esté contaminado
con el mensaje del régimen. Ese comportamiento y la advertencia
que sabemos tenían nuestros maestros, debido a las visitas de
intimidación que la Seguridad del Estado ha venido haciendo desde que
existimos a nuestros centros de trabajo o estudio y a los hospitales en
los que nos atendemos, nos hacían diferentes a los ojos de los demás.
Oswaldo Payá Sardiñas frente a su casa pintada por los esbirros del régimen con insultos a su persona.
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En Julio de 1991, en la que era nuestra casita de la calle Santa
Teresa en el Cerro, el MCL recogía firmas para un Programa Transitorio
que se proponía entre otros objetivos destituir de su cargo a Fidel
Castro. Un número considerable de personas acudían allí para dar su
firma de respaldo. Brigadas de respuesta rápida asaltaron la casa,
destruyeron mucho, se llevaron las firmas e hicieron un gran acto de
repudio. Dejaron grandes carteles con pintura negra que cubrían toda la
fachada. Decían cosas como: Payá Gusano, Abajo Payá … Yo no
recuerdo estos hechos porque era muy pequeña, mi mamá estaba embarazada
de mi hermano menor en ese entonces y nosotros no estábamos viviendo
allí. Mis padres decidieron no pintar la casa y aquellos letreros negros permanecieron así por más de ocho años.
No tengo memoria exacta de los acontecimientos de mi infancia, evoco
mejor las sensaciones, solo creo recordar que sentí una mezcla de
vergüenza y orgullo, en las escasas ocasiones en que mis padres me
llevaban por allí mientras duraron los carteles. Hasta hoy no le había
puesto nombre a ese sentimiento.
Con sus padres y hermanos.
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ZV: -¿Puede hablarme de su padre en familia, cómo era Oswaldo Payá Sardiñas con sus hijos, qué enseñanza y legado les dejó? Me sorprende su lenguaje, para nada viciado con la forma de hablar de la mayoría de los cubanos que toman un micrófono…
RMPA: -Mi papa es el centro de mi hogar, él disfruta pasar tiempo en familia y compartir con los amigos, pero también con nuestros amigos, no recuerdo una sola fiesta nuestra en la que él no haya participado.
Se mete en todo, a veces demasiado, quiere conocer hasta el más
mínimo detalle de nuestras vidas. Adivina nuestros pasos, cosa que no
nos gusta mucho. Está siempre preocupado por nuestra seguridad, y eso
provoca discusiones con nosotros, no duerme, ni deja dormir a mi mamá, hasta que el último hijo llega a casa. Él sabe que el peligro acecha, pero nosotros no lo comprendíamos del todo.
Tener un padre como el nuestro paradójicamente nos aseguraba no estar jamás demasiado preocupados, porque
él siempre encuentra una solución para los problemas. Nada es tan
terrible si cuentas con su ayuda y siempre puedes contar con su ayuda. Él
es todo el tiempo optimista, constructivo, sabe casi todo lo que se
puede saber y está esperando la oportunidad para transmitir sus
conocimientos. A su lado, los momentos son para aprender, también a ser
feliz.
No sé hablar de mi papá en pasado y es difícil hablar por mis
hermanos, diré lo que creo que ellos también sienten. Mi padre nos deja
su amor por la vida, por los otros y por Cuba, su fe profunda, su
confianza en que vivimos y morimos en las manos de Dios y ese es el
mejor de los lugares. Nos deja la experiencia de la familia, imperfecta,
pero real y amada, extremadamente amada. El coraje para seguir viviendo
a pesar de las circunstancias, para esperar contra toda esperanza. Nos
enseña a vivir en libertad, esa que garantiza la paz interior y nos
lega la sensibilidad para no despreciar nunca al prójimo por muy
despreciable que ante la sociedad parezca. Finalmente, aunque
sé que aun no lo he dicho todo, nos deja una vida, que no ha sido jamás
aburrida, que no conoce la mediocridad, llena de recuerdos plenos que
nos servirán para buscar y encontrar la felicidad nuestra y ajena,
durante todos los años que nos queden por vivir.
… No entiendo bien su sorpresa, habiendo escuchado durante tanto tiempo a mi padre hablar.
Rosa María Payá con sus hermanos y con Harold Cepero, durante la reciente visita del Papa a Cuba.
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ZV: -En una foto, durante la última visita del Papa a Cuba, se le ve a
usted, con sus dos hermanos, y con Harold Cepero Escalante, portando un
cartel, donde dice “La verdad los hará libres”. Usted está muy
sonriente. ¿Qué recuerda de ese día? ¿Por qué el mundo no se hizo eco de ese cartel que sacaron ustedes en ese momento?
RMPA: -Esa foto fue tomada alrededor de las cuatro de la mañana. Harold,
mis hermanos y yo nos habíamos ido a encontrar bien tarde en la noche
anterior con los jóvenes católicos, que estaban en la catedral y
saldrían en la madrugada caminando hasta la Plaza, donde tendría lugar la misa.
El plan era salir en peregrinación a las 5am, pero se filtró entre
nosotros que ya desde más temprano habían llenado la plaza con personas
que el gobierno había traído forzosamente y que no respetarían el lugar
para los jóvenes, así que salimos todos antes, a las 3am, con la
esperanza de conseguir llegar a tiempo para poder estar cerca del altar.
Hasta hoy estoy orgullosa de la forma en que todos esos muchachos se comportaron en medio de aquel ambiente hostil,
pues desde que llegamos a la catedral pudimos ver que junto a los pocos
cientos de jóvenes católicos había un número similar de personas que a
corta distancia, por momentos peligrosamente corta, hacían “guardia”.
Cuando los jóvenes llegamos al lugar de la misa fue peor, nos
detuvieron entre las obscenas barandas de hierro y las innumerables
personas que ya a esa hora el gobierno había vomitado allí. Algunos de
ellos nos exigían que abriésemos nuestros carteles para revisar lo que decían.
Después de un tiempo que a mí me pareció eterno, abrieron una pequeña
entrada y en medio del desorden y la carrera, los jóvenes logramos
hacernos de un lugar y sentarnos para esperar la misa. Nuestro espacio
se iba reduciendo casi mágicamente para el momento de la homilía
estábamos tan apretados que si mi hermano se sentaba yo tenía que
pararme.
Recuerdo la alegría de encontrar a nuestros padres y a mi tía, después de aquella jornada tan absurda y tirarnos fotos, reír
y hacer el signo de Liberación entre los amigos, impunemente, frente al
desconcierto de todos los agentes de la Seguridad del Estado que desde temprano seguían a mis padres, sumados a los que nos seguían a nosotros.
ZV: -¿Por qué el mundo no se hizo eco de ese cartel que sacaron ustedes en ese momento?
RMPA: -Esa última pregunta deberá hacérsela usted al mundo, pero sospecho que los cubanos no deben esperar por ese mundo para tomar el camino de la verdad, ese que nos conduce a la liberación. De hecho, no creo que estemos esperando.
ZV: -Usted forma parte del Movimiento Cristiano Liberación, y ahora su madre ha quedado como líder única, ¿compartiría usted ese liderazgo con su madre?
RMPA: -El Movimiento Cristiano Liberación está dirigido por un
consejo coordinador, del que mi padre y Harold formaban una parte muy
importante. No es un movimiento familiar, aunque mi familia se
encuentre, tan implicada y comprometida con su trabajo y sus objetivos.
Este consejo coordinador continúa dirigiendo el MCL, ahora tan acosado y
vigilado a lo largo de toda la isla.
La estrategia, suscrita por la mayor parte del movimiento democrático
cubano y por otras muchas personas de buena voluntad, está descrita en
el “Camino del Pueblo”, que renace hoy con más fuerza ante los desafíos
de estos días. Continuamos trabajando en el “Proyecto Heredia”
que es la iniciativa de ley de reencuentro nacional y contra la
discriminación de los cubanos en su propio país.
No creo que los cubanos, ni el MCL, necesiten ahora un líder
único, queremos los derechos, para poder escoger libremente un gobierno
que responda a las necesidades del pueblo y para poder cambiarlo si se
pervierte. Y mi padre, junto a otros, nos ha dejado el camino y las herramientas para obtenerlos, seguimos trabajando.
Rosa María Payá con su abuela.
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ZV: -¿Qué piensa de la juventud cubana y cómo veía Oswaldo Payá a esa juventud?
RMPA: -En los últimos años el Movimiento Cristiano Liberación se ha nutrido de jóvenes, aunque no exclusivamente. Mi
padre siempre está acompañado de chicos, también en su trabajo como
especialista en electro-medicina, su tono pedagógico y radical es cautivante para la juventud. El día de su muerte, viajaba rodeado de muchachos.
Mi papá mira con esperanza hacia la juventud. No desconoce las
presiones a las que los jóvenes estamos sometidos. Muchas veces me ha
dicho que el de los universitarios es uno de los grupos más indefensos y
chantajeados de la sociedad cubana. Pero él confía en la
frescura de los jóvenes y en esta generación que no para de dar muestras
de inconformidad, que no tiene patológicos compromisos impuestos con
este gobierno, que quiere vivir y ser feliz.
Yo pertenezco a esa generación que no se cree más las mentiras de su
infancia. Es cierto que entre nosotros aún hay mucho miedo: el temor de
ser expulsados de la universidad, o a perder el trabajo, o a que la
familia pague las consecuencias. Mas los jóvenes cubanos no tenemos
nada, o casi nada. Salvo privilegiadas excepciones, estamos condenados a
la pobreza, a sobrevivir robando o entrar en el juego de la corrupción.
Es cierto que muchos ven como única solución abandonar el país, pero
también están los que prefieren quedarse y los que no cuentan ni
contarán nunca con la opción de irse. Este panorama me sugiere que a los
jóvenes cubanos nos va quedando poco que perder, lo que significa que
tenemos todo por ganar, esta es una situación muy delicada para un
sistema que no tiene nada que ofrecer. Nosotros lo sabemos, ellos lo saben: a pesar del miedo, el tiempo, la razón y la acción están de nuestro lado.
Oswaldo Payá Sardiñas y Harold Cepero Escalante.
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ZV: -¿Me puede describir el carácter de Harold Cepero Escalante? Sabemos poco de él…
RMPA: -Harold es la persona joven más libre que he conocido. Su
vida ha sido tan plena, tan llena de significado que los que están
relacionados con su muerte no saben, realmente no pueden imaginarse, lo
que hicieron, lo que le hicieron a Cuba y a sí mismos.
Harold conserva la inocencia del guajiro de Chambas mezclada con más
agudeza y preparación de la que quisieran gozar muchos afamados
políticos de la actualidad. Es una de las pocas, poquísimas vidas de las
que uno puede decir, realmente vive según decide. Él decidió firmar el
Proyecto Varela cuando era un estudiante de tercer año de veterinaria en
la Universidad de Camagüey, pero en su historia no hay nada hecho a
medias, y él no solo lo firmó, sino que comenzó a difundirlo entre sus
compañeros. La envidia y la cobardía se unieron para expulsarlo a
empujones de aquel centro. Hecho que solo sirvió para avivar en él el
ideal de liberación y para ejemplificar la perversión de un sistema
incapaz de asimilar la diversidad. Harold continuó trabajando
en el MCL hasta que entró al Seminario de San Carlos y San Ambrosio,
donde permaneció en fidelidad hasta que decidió que su fe lo llamaba a
un servicio diferente. Y volvió a vincularse al MCL, nunca se había ido
del todo. Su discurso, su audacia y su sensibilidad para descubrir y
socorrer la necesidad del prójimo nos inspiran a todos dentro del
movimiento. Se hace imprescindible, en algunos aspectos se parece tanto a
mi padre…
Cuando digo vida plena lo digo conscientemente, pues Harold también trabaja, se enamora, tiene novia, baila rock and roll y salsa, lee sin parar. Un vez mientras intentaba enseñarme a fumar tabaco, me
dio una explicación larguísima y divertida sobre la composición del
Habano, después de confesarme que no tenía la más mínima idea previa de
lo que estaba diciendo, salvo algunos términos que alguien le había
mencionado unos días atrás.
Dicen que a los hombres se les conoce por sus amigos y él era amigo de todos. Desde que estaba en el seminario, lo mismo salía a jugar football con los descalzos niños de la Habana Vieja que almorzaba con obispos y periodistas. Nosotros, sus amigos, no podremos olvidarlo, ni reemplazarlo, mientras vivamos el vivirá.
Rosa María Payá Acevedo con su mamá Ofelia Acevedo Maura y su abuela.
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ZV: -Tanto usted como su mamá y muchos cubanos estamos convencidos de
que la muerte de Payá y de Cepero no fue accidental, ni creemos que el
régimen castrista ha dicho la verdad. Ustedes han presentado pruebas
suficientes y han exigido una investigación por parte de personas que no respondan a los intereses del castrismo. ¿Por qué cree que países como España y Suecia, implicados en esto de manera indirecta, no han apoyado esta demanda?
RMPA: -El mensaje y las conversaciones que sostuvimos con nuestros
amigos en Estocolmo y en Madrid, la historia de amenazas y atentados que
sobre la vida de mi padre pesaban por parte de la Seguridad del Estado y
todas las informaciones sobre los hechos que terminaron con la vida de
mi papá y de mi amigo que han llegado a nuestras manos nos prueban que las
cosas no sucedieron como la televisión cubana y Granma las cuentan. Las
desesperadas y contradictorias explicaciones que el gobierno se ha
forzado a sí mismo a ofrecer, nos vienen a confirmar que lo sucedido no
fue accidental. Hemos recibido y agradecemos profundamente el
apoyo de tantas personas, organizaciones y gobiernos en el mundo, que
reiteran la necesidad de una investigación independiente del gobierno
cubano, que nos ayude a encontrar la verdad de lo sucedido.
Pero señora, de nuevo, esa pregunta que usted me hace deben responderla España y Suecia, no yo. Usted vive en libertad, usted puede preguntarles y estos pueden responderle. Yo ya les he pedido la verdad, lo que saben –porque yo sé que saben- y al respecto solo he obtenido el silencio.
… es la soledad a oscuras cuando los amigos callan.
ZV: -¿Ha podido ver las declaraciones de Aron Modig a la Televisión Nacional Sueca, qué piensa de ellas? ¿Seguirán ustedes pidiendo visitar a Ángel Carromero?
RMPA: -He podido ver algunas declaraciones, no sé si eso ha sido todo. Siento
pena por Aron. Imagino que mintió en las declaraciones que hizo en Cuba
porque estaba bajo las presiones de la Seguridad del Estado y no sé
bajo cuantas presiones continúa estando hoy en día.
Seguiremos pidiendo entrevistarnos con Ángel Carromero,
aunque sabemos que está en las manos del gobierno cubano y después de
un mes con la Seguridad del Estado, se puede esperar cualquier reacción.
ZV: -Por último, qué mensaje en relación a lo sucedido con su padre, con su pensamiento político, con el MCL, y el futuro de Cuba, le gustaría enviar al mundo, y a los cubanos de adentro y del exilio?
RMPA: -Vuelvo a agradecer la solidaridad que desde muchas partes del
mundo y desde Cuba mi familia y el MCL han recibido. Recuerdo a todos
nuestros amigos y a todas las personas de buena voluntad que nuestra
lucha por conocer la verdad de los hechos que pusieron fin a las
necesarias vidas de mi padre y de Harold no ha terminado. Necesitamos
de su apoyo, en la página www.oswaldopaya.org pueden encontrar los
pasos que vamos dando encaminados a realizar una investigación
independiente y también la forma en que pueden ayudarnos, respaldando
nuestra demanda.
Usted me pregunta qué mensaje me gustaría enviar al mundo, pues mi esperanza es que el mensaje de mi padre, de Harold y del MCL llegue a todos y continúe fecundando:
“Es momento de construir la nueva era para Cuba, con respeto a todas
las personas de todas las ideas y creencias, de todas las razas y
regiones del país, de todas las historias, posiciones políticas y
experiencias, todos como hermanos, sin exclusiones, con derecho y
oportunidades para todos, fraternalmente, en esta bella isla que Dios
nos dio.” Porque, “si de todos es el problema, de todos es la esperanza y la solución.
Por eso exigimos transparencia para Cuba, porque el pueblo tiene
derecho a saber y a decidir. Ese será el inicio de la solución pacífica y
así, con el aporte de todos, alcanzaremos los cambios buenos para
todos.
Eso es Liberación”
Oswaldo Payá Sardiñas
Julio/2012
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Desde aquí, una vez más, lanzo la pregunta a los gobiernos de España y Suecia,
¿por qué razón no ha habido una exigencia de parte de estos gobiernos
para que se lleve a cabo de manera inmediata una investigación
exhaustiva sobre el “accidente” que le costó la vida a dos demócratas
cubanos?
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