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martes, 4 de septiembre de 2012

La apacible firmeza de Rosa María Payá Acevedo

Por la destacada escritora cubana Zoé Valdés
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Rosa María Payá, en la ceremonia fúnebre de su padre.

Yo también había oído hablar de ella, a través de su padre, brevemente, cuando mencionó a su familia en una conferencia que dio en París hace algunos años. Pero la he conocido ahora, desafortunadamente en un momento terrible para todos los cubanos, y sobre todo para ella, su madre y hermanos, la pérdida de su padre, Oswaldo Payá Sardiñas, Premio Sajarov por los DDHH, y el líder del Movimiento Cristiano Liberación, y de su amigo Harold Cepero Escalante, también activista del movimiento.
Por la manera de comportarse desde que ocurrieron los hechos puedo percibir que se trata de una joven diferente, de modales dulces y apacibles, aunque de carácter firme. No se ha separado de los suyos ni un momento y salta en su defensa sin ningún temor. Su lenguaje es correcto, sencillo, claro. Me gustaría conocer más a la hija de un hombre en cuyo corazón palpitaba la paloma de la paz y de la dignidad.
Le envié un cuestionario en forma de entrevista hace algunas semanas. Acabo de recibir sus respuestas, y quedo admirada y agradecida con ellas. Acompañándolas, también una carta, que no habla más que de su magnífico equilibrio y de sus buenas maneras y educación. En medio de su dolor, ha tenido tiempo no sólo para responderme, además para escribirme lo siguiente:
Querida Zoé,
Espero que esté muy bien.
Lamento mucho tanta demora, se me rompió la memoria donde guardaba mis respuestas y tuve que conseguir un programa para recuperar la información que allí tenía, pero sé que eso no es excusa que justifique tanto tiempo perdido. Imagino que usted es una mujer muy ocupada y agradezco toda la solidaridad que ha mostrado a mi familia en estos desolados momentos. Sé que ya me he demorado mucho, pero si hay algo más que usted quiera saber, algo que no haya quedado claro o cualquier asunto en lo que yo o mi familia podamos servirle, por favor solo dígame. (Nota mía: Me envía su teléfono y su email).
Quedo a su disposición, gracias de nuevo,
Rosa María Payá Acevedo.
Llevo años oyendo hablar de usted a mis amigos, gracias por la oportunidad.”
La oportunidad es mía, lástima que sea en las condiciones actuales. Y soy yo quien de nuevo le agradece.
ZV: -Es usted muy joven, 23 años solamente. Creció en un hogar donde siempre se luchó por la libertad y por la democracia, ¿cómo fue su infancia sabiendo que crecer de este modo bajo un régimen totalitario no sería nada fácil?
RMPA: -Supongo que mi infancia, en términos materiales, no fue muy distinta a la de otros niños que, como yo, fueron a la primaria durante el absurdamente llamado período especial. He estado viendo unas fotos de esos años en estos días y me he espantado un poco de lo flacos que estaban mis padres. He pensado en lo difícil que debió ser cuidar de tres niños pequeños en medio de la escasez y la represión añadida que sobre ellos existía. Recuerdo mi niñez como un período muy feliz, imagino que los adultos de mi casa se afanaban porque no notáramos su esfuerzo.
Las navidades eran de fiesta y villancicos, es que mi papá adora los villancicos.
Siempre sentí que mi familia era especial, pero es posible que así se sientan todos los niños. Mis hermanos y yo no hacíamos guardias pioneriles, ni asistíamos a la mayoría de las actividades políticas, y digo la mayoría porque en las escuelas cubanas es muy difícil que termine el día sin haber presenciado algún acto que no esté contaminado con el mensaje del régimen. Ese comportamiento y la advertencia que sabemos tenían nuestros maestros, debido a las visitas de intimidación que la Seguridad del Estado ha venido haciendo desde que existimos a nuestros centros de trabajo o estudio y a los hospitales en los que nos atendemos, nos hacían diferentes a los ojos de los demás.
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Oswaldo Payá Sardiñas frente a su casa pintada por los esbirros del régimen con insultos a su persona.

En Julio de 1991, en la que era nuestra casita de la calle Santa Teresa en el Cerro, el MCL recogía firmas para un Programa Transitorio que se proponía entre otros objetivos destituir de su cargo a Fidel Castro. Un número considerable de personas acudían allí para dar su firma de respaldo. Brigadas de respuesta rápida asaltaron la casa, destruyeron mucho, se llevaron las firmas e hicieron un gran acto de repudio. Dejaron grandes carteles con pintura negra que cubrían toda la fachada. Decían cosas como: Payá Gusano, Abajo Payá … Yo no recuerdo estos hechos porque era muy pequeña, mi mamá estaba embarazada de mi hermano menor en ese entonces y nosotros no estábamos viviendo allí. Mis padres decidieron no pintar la casa y aquellos letreros negros permanecieron así por más de ocho años. No tengo memoria exacta de los acontecimientos de mi infancia, evoco mejor las sensaciones, solo creo recordar que sentí una mezcla de vergüenza y orgullo, en las escasas ocasiones en que mis padres me llevaban por allí mientras duraron los carteles. Hasta hoy no le había puesto nombre a ese sentimiento.
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Con sus padres y hermanos.

ZV: -¿Puede hablarme de su padre en familia, cómo era Oswaldo Payá Sardiñas con sus hijos, qué enseñanza y legado les dejó? Me sorprende su lenguaje, para nada viciado con la forma de hablar de la mayoría de los cubanos que toman un micrófono…
RMPA: -Mi papa es el centro de mi hogar, él disfruta pasar tiempo en familia y compartir con los amigos, pero también con nuestros amigos, no recuerdo una sola fiesta nuestra en la que él no haya participado.
Se mete en todo, a veces demasiado, quiere conocer hasta el más mínimo detalle de nuestras vidas. Adivina nuestros pasos, cosa que no nos gusta mucho. Está siempre preocupado por nuestra seguridad, y eso provoca discusiones con nosotros, no duerme, ni deja dormir a mi mamá, hasta que el último hijo llega a casa. Él sabe que el peligro acecha, pero nosotros no lo comprendíamos del todo.
Tener un padre como el nuestro paradójicamente nos aseguraba no estar jamás demasiado preocupados, porque él siempre encuentra una solución para los problemas. Nada es tan terrible si cuentas con su ayuda y siempre puedes contar con su ayuda. Él es todo el tiempo optimista, constructivo, sabe casi todo lo que se puede saber y está esperando la oportunidad para transmitir sus conocimientos. A su lado, los momentos son para aprender, también a ser feliz.
No sé hablar de mi papá en pasado y es difícil hablar por mis hermanos, diré lo que creo que ellos también sienten. Mi padre nos deja su amor por la vida, por los otros y por Cuba, su fe profunda, su confianza en que vivimos y morimos en las manos de Dios y ese es el mejor de los lugares. Nos deja la experiencia de la familia, imperfecta, pero real y amada, extremadamente amada. El coraje para seguir viviendo a pesar de las circunstancias, para esperar contra toda esperanza. Nos enseña a vivir en libertad, esa que garantiza la paz interior y nos lega la sensibilidad para no despreciar nunca al prójimo por muy despreciable que ante la sociedad parezca. Finalmente, aunque sé que aun no lo he dicho todo, nos deja una vida, que no ha sido jamás aburrida, que no conoce la mediocridad, llena de recuerdos plenos que nos servirán para buscar y encontrar la felicidad nuestra y ajena, durante todos los años que nos queden por vivir.
… No entiendo bien su sorpresa, habiendo escuchado durante tanto tiempo a mi padre hablar.
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Rosa María Payá con sus hermanos y con Harold Cepero, durante la reciente visita del Papa a Cuba.

ZV: -En una foto, durante la última visita del Papa a Cuba, se le ve a usted, con sus dos hermanos, y con Harold Cepero Escalante, portando un cartel, donde dice “La verdad los hará libres”. Usted está muy sonriente. ¿Qué recuerda de ese día? ¿Por qué el mundo no se hizo eco de ese cartel que sacaron ustedes en ese momento?
RMPA: -Esa foto fue tomada alrededor de las cuatro de la mañana. Harold, mis hermanos y yo nos habíamos ido a encontrar bien tarde en la noche anterior con los jóvenes católicos, que estaban en la catedral y saldrían en la madrugada caminando hasta la Plaza, donde tendría lugar la misa.
El plan era salir en peregrinación a las 5am, pero se filtró entre nosotros que ya desde más temprano habían llenado la plaza con personas que el gobierno había traído forzosamente y que no respetarían el lugar para los jóvenes, así que salimos todos antes, a las 3am, con la esperanza de conseguir llegar a tiempo para poder estar cerca del altar. Hasta hoy estoy orgullosa de la forma en que todos esos muchachos se comportaron en medio de aquel ambiente hostil, pues desde que llegamos a la catedral pudimos ver que junto a los pocos cientos de jóvenes católicos había un número similar de personas que a corta distancia, por momentos peligrosamente corta, hacían “guardia”.
Cuando los jóvenes llegamos al lugar de la misa fue peor, nos detuvieron entre las obscenas barandas  de hierro y las innumerables personas que ya a esa hora el gobierno había vomitado allí. Algunos de ellos nos exigían que abriésemos nuestros carteles para revisar lo que decían. Después de un tiempo que a mí me pareció eterno, abrieron una pequeña entrada y en medio del desorden y la carrera, los jóvenes logramos hacernos de un lugar y sentarnos para esperar la misa. Nuestro espacio se iba reduciendo casi mágicamente para el momento de la homilía estábamos tan apretados que si mi hermano se sentaba yo tenía que pararme.
Recuerdo la alegría de encontrar a nuestros padres y a mi tía, después de aquella jornada tan absurda y tirarnos fotos, reír y hacer el signo de Liberación entre los amigos, impunemente, frente al desconcierto de todos los agentes de la Seguridad del Estado que desde temprano seguían a mis padres, sumados a los que nos seguían a nosotros.
ZV: -¿Por qué el mundo no se hizo eco de ese cartel que sacaron ustedes en ese momento?
RMPA: -Esa última pregunta deberá hacérsela usted al mundo, pero sospecho que los cubanos no deben esperar por ese mundo para tomar el camino de la verdad, ese que nos conduce a la liberación. De hecho, no creo que estemos esperando.
ZV: -Usted forma parte del Movimiento Cristiano Liberación, y ahora su madre ha quedado como líder única, ¿compartiría usted ese liderazgo con su madre?
RMPA: -El Movimiento Cristiano Liberación está dirigido por un consejo coordinador, del que mi padre y Harold formaban una parte muy importante. No es un movimiento familiar, aunque mi familia se encuentre, tan implicada y comprometida con su trabajo y sus objetivos. Este consejo coordinador continúa dirigiendo el MCL, ahora tan acosado y vigilado a lo largo de toda la isla. 
La estrategia, suscrita por la mayor parte del movimiento democrático cubano y por otras muchas personas de buena voluntad, está descrita en el “Camino del Pueblo”, que renace hoy con más fuerza ante los desafíos de estos días. Continuamos trabajando en el “Proyecto Heredia” que es la iniciativa de ley de reencuentro nacional y contra la discriminación de los cubanos en su propio país.
No creo que los cubanos, ni el MCL, necesiten ahora un líder único, queremos los derechos, para poder escoger libremente un gobierno que responda a las necesidades del pueblo y para poder cambiarlo si se pervierte. Y mi padre, junto a otros, nos ha dejado el camino y las herramientas para obtenerlos, seguimos trabajando.
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Rosa María Payá con su abuela.

ZV: -¿Qué piensa de la juventud cubana y cómo veía Oswaldo Payá a esa juventud?
RMPA: -En los últimos años el Movimiento Cristiano Liberación se ha nutrido de jóvenes, aunque no exclusivamente. Mi padre siempre está acompañado de chicos, también en su trabajo como especialista en electro-medicina, su tono pedagógico y radical es cautivante para la juventud. El día de su muerte, viajaba rodeado de muchachos.
Mi papá mira con esperanza hacia la juventud. No desconoce las presiones a las que los jóvenes estamos sometidos. Muchas veces me ha dicho que el de los universitarios es uno de los grupos más indefensos y chantajeados de la sociedad cubana. Pero él confía en la frescura de los jóvenes y en esta generación que no para de dar muestras de inconformidad, que no tiene patológicos compromisos impuestos con este gobierno, que quiere vivir y ser feliz.
Yo pertenezco a esa generación que no se cree más las mentiras de su infancia. Es cierto que entre nosotros aún hay mucho miedo: el temor de ser expulsados de la universidad, o a perder el trabajo, o a que la familia pague las consecuencias. Mas los jóvenes cubanos no tenemos nada, o casi nada. Salvo privilegiadas excepciones, estamos condenados a la pobreza, a sobrevivir robando o entrar en el juego de la corrupción. Es cierto que muchos ven como única solución abandonar el país, pero también están los que prefieren quedarse y los que no cuentan ni contarán nunca con la opción de irse. Este panorama me sugiere que a los jóvenes cubanos nos va quedando poco que perder, lo que significa que tenemos todo por ganar, esta es una situación muy delicada para un sistema que no tiene nada que ofrecer. Nosotros lo sabemos, ellos lo saben: a pesar del miedo, el tiempo, la razón y la acción están de nuestro lado.
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Oswaldo Payá Sardiñas y Harold Cepero Escalante.

ZV: -¿Me puede describir el carácter de Harold Cepero Escalante? Sabemos poco de él…
RMPA: -Harold es la persona joven más libre que he conocido. Su vida ha sido tan plena, tan llena de significado que los que están relacionados con su muerte no saben, realmente no pueden imaginarse, lo que hicieron, lo que le hicieron a Cuba y a sí mismos. 
Harold conserva la inocencia  del guajiro de Chambas mezclada con más agudeza y preparación de la que quisieran gozar muchos afamados políticos de la actualidad. Es una de las pocas, poquísimas vidas de las que uno puede decir, realmente vive según decide. Él decidió firmar el Proyecto Varela cuando era un estudiante de tercer año de veterinaria en la Universidad de Camagüey, pero en su historia no hay nada hecho a medias, y él no solo lo firmó, sino que comenzó a difundirlo entre sus compañeros. La envidia y la cobardía se unieron para expulsarlo a empujones de aquel centro. Hecho que solo sirvió para avivar en él el ideal de liberación y para ejemplificar la perversión de un sistema incapaz de asimilar la diversidad. Harold continuó trabajando en el MCL hasta que entró al Seminario de San Carlos y San Ambrosio, donde permaneció en fidelidad hasta que decidió que su fe lo llamaba a un servicio diferente. Y volvió a vincularse al MCL, nunca se había ido del todo. Su discurso, su audacia y su sensibilidad para descubrir y socorrer la necesidad del prójimo nos inspiran a todos dentro del movimiento. Se hace imprescindible, en algunos aspectos se parece tanto a mi padre…
Cuando digo vida plena lo digo conscientemente, pues Harold también trabaja, se enamora, tiene novia, baila rock and roll y salsa, lee sin parar. Un vez mientras intentaba enseñarme a fumar tabaco, me dio una explicación larguísima y divertida sobre la composición del Habano, después de confesarme que no tenía la más mínima idea previa de lo que estaba diciendo, salvo algunos términos que alguien le había mencionado unos días atrás.
Dicen que a los hombres se les conoce por sus amigos y él era amigo de todos. Desde que estaba en el seminario, lo mismo salía a jugar football con los descalzos niños de la Habana Vieja que almorzaba con obispos y periodistas. Nosotros, sus amigos, no podremos olvidarlo, ni reemplazarlo, mientras vivamos el vivirá.
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Rosa María Payá Acevedo con su mamá Ofelia Acevedo Maura y su abuela.

ZV: -Tanto usted como su mamá y muchos cubanos estamos convencidos de que la muerte de Payá y de Cepero no fue accidental, ni creemos que el régimen castrista ha dicho la verdad. Ustedes han presentado pruebas suficientes y han exigido una investigación por parte de personas que no respondan a los intereses del castrismo. ¿Por qué cree que países como España y Suecia, implicados en esto de manera indirecta, no han apoyado esta demanda?
RMPA: -El mensaje y las conversaciones que sostuvimos con nuestros amigos en Estocolmo y en Madrid, la historia de amenazas y atentados que sobre la vida de mi padre pesaban por parte de la Seguridad del Estado y todas las informaciones sobre los hechos que terminaron con la vida de mi papá y de mi amigo que han llegado a nuestras manos nos prueban que las cosas no sucedieron como la televisión cubana y Granma las cuentan. Las desesperadas y contradictorias explicaciones que el gobierno se ha forzado a sí mismo a ofrecer, nos vienen a confirmar que lo sucedido no fue accidental. Hemos recibido y agradecemos profundamente el apoyo de tantas personas, organizaciones y gobiernos en el mundo, que reiteran la necesidad de una investigación independiente del gobierno cubano, que nos ayude a encontrar la verdad de lo sucedido.
Pero señora, de nuevo, esa pregunta que usted me hace deben responderla España y Suecia, no yo. Usted vive en libertad, usted puede preguntarles y estos pueden responderle. Yo ya les he pedido la verdad, lo que saben –porque yo sé que saben- y al respecto solo he obtenido el silencio.
 … es la soledad a oscuras cuando los amigos callan.
ZV: -¿Ha podido ver las declaraciones de Aron Modig a la Televisión Nacional Sueca, qué piensa de ellas? ¿Seguirán ustedes pidiendo visitar a Ángel Carromero?
RMPA: -He podido ver algunas declaraciones, no sé si eso ha sido todo. Siento pena por Aron. Imagino que mintió en las declaraciones que hizo en Cuba porque estaba bajo las presiones de la Seguridad del Estado y no sé bajo cuantas presiones continúa estando hoy en día. 
Seguiremos pidiendo entrevistarnos con Ángel Carromero, aunque sabemos que está en las manos del gobierno cubano y después de un mes con la Seguridad del Estado, se puede esperar cualquier reacción.
ZV: -Por último, qué mensaje en relación a lo sucedido con su padre, con su pensamiento político, con el MCL, y el futuro de Cuba, le gustaría enviar al mundo, y a los cubanos de adentro y del exilio?
RMPA: -Vuelvo a agradecer la solidaridad que desde muchas partes del mundo y desde Cuba mi familia y el MCL han recibido. Recuerdo a todos nuestros amigos y a todas las personas de buena voluntad que nuestra lucha por conocer la verdad de los hechos que pusieron fin a las necesarias vidas de mi padre y de Harold no ha terminado. Necesitamos de su apoyo, en la página www.oswaldopaya.org pueden encontrar los pasos que vamos dando encaminados a realizar una investigación independiente y también la forma en que pueden ayudarnos, respaldando nuestra demanda.
Usted me pregunta qué mensaje me gustaría enviar al mundo, pues mi esperanza es que el mensaje de mi padre, de Harold y del MCL llegue a todos y continúe fecundando:
“Es momento de construir la nueva era para Cuba, con respeto a todas las personas de todas las ideas y creencias, de todas las razas y regiones del país, de todas las historias, posiciones políticas y experiencias, todos como hermanos, sin exclusiones, con derecho y oportunidades para todos, fraternalmente, en esta bella isla que Dios nos dio.” Porque, “si de todos es el problema, de todos es la esperanza y la solución. Por eso exigimos transparencia para Cuba, porque el pueblo tiene derecho a saber y a decidir. Ese será el inicio de la solución pacífica y así, con el aporte de todos, alcanzaremos los cambios buenos para todos.
Eso es Liberación”
Oswaldo Payá Sardiñas
Julio/2012

Desde aquí, una vez más, lanzo la pregunta a los gobiernos de España y Suecia, ¿por qué razón no ha habido una exigencia de parte de estos gobiernos para que se lleve a cabo de manera inmediata una investigación exhaustiva sobre el “accidente” que le costó la vida a dos demócratas cubanos?

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