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jueves, 7 de junio de 2012

Rumbo al desastre total




LA HABANA, Cuba, junio, www.cubanet.org -Por estos días circulan rumores de un destronamiento masivo de dirigentes en la empresa constructora Puerto Carenas. ¿Las causas?, apoderarse de enormes utilidades por medio de operaciones fraudulentas.
Hasta el momento no hay ninguna información oficial. La prensa controlada por el Estado solo aborda este tipo de hechos cuando, por algún motivo estratégico, al gobierno le conviene divulgarlos.
Nuevamente los detalles nos llegan a través de la voz popular, y de tanto viajar de boca en boca terminan degradándose. No es extraño que a lo largo de la espontánea cadena informativa, que muchos llaman “Radio bemba”, las personas agreguen datos sobre los hechos con el fin de causar un mayor impacto en los oyentes de su vecindario o de su centro de trabajo. Alrededor de la noticia proliferan la inexactitud y el tremendismo, pero de esta forma, no obstante sus deficiencias, se cubre un vacío que los medios oficiales no llenan. El cubano promedio, a fuerza de las circunstancias, se ha convertido en un periodista emergente.
Respecto a esta nueva incidencia, que no es la única y seguramente no será la última del año,  parece bastante verosímil que los delitos se hayan producido del modo que indican los rumores que cobran fuerza por estos días en la capital.
Sin que la noticia haya aparecido en ningún medio oficial, el pueblo conoce de decenas de arrestos y condenas, sobre todo de funcionarios de nivel medio, vinculados a entidades comerciales y de servicios.
Una fuente desde el Combinado del Este, el centro penitenciario insignia del sistema carcelario cubano, dio a conocer recientemente que el gerente del fastuoso hotel Parque Central, se encontraba preso en ese recinto.
También, gracias a los rudimentarios adelantos tecnológicos de que disponemos desde hace poco tiempo los cubanos, y a los que tanto teme el gobierno, circulan de computadora en computadora, a través de memorias- flash, parte de las supuestas pruebas del delito, utilizadas para encausar al gerente de una fábrica de compotas.
Las imágenes hablan por sí solas: muebles de lujo, automóviles, lotes de avituallamientos, una planta eléctrica de última generación, aire acondicionado central y una incontable suma de productos imposibles de adquirir con el salario oficial del funcionario caído en desgracia.
Al repasar lo que ocurre en Cuba desde que el General Raúl Castro decretara su supuesta batalla contra la corrupción en 2006, se llega a la conclusión de que el problema es insoluble debido a la generalizada degeneración ética y moral, de la que no escapan los miembros del partido comunista.
No hay manera de enmendar lo que desde hace mucho es un modo de vida para todos, a todos los niveles. Ningún cubano espera, ni puede, vivir honradamente de su salario. Una verdadera ofensiva a fondo, estremecería las frágiles bases de un sistema donde la ilegalidad es parte esencial de una perversa fórmula de gobierno.
Si no hubiesen existido siempre esa permisividad para interactuar en el mercado negro, hace tiempo se hubiera producido una explosión social. ¿Quién en Cuba puede vivir con un salario promedio que no llega a 20 dólares mensuales?
Paradójicamente, los perjuicios que produce a la economía legal el incesante desvío de recursos y otras artimañas desarrolladas y perfeccionadas a lo largo de más de 50 años de socialismo real, son cada vez más elevados.
Sin realizar una reforma estructural, verdadera y profunda, es imposible eliminar la corrupción, incluida la de “cuello blanco”, que reina entre los altos funcionarios.
El gran dilema radica en que en Cuba es imposible vivir sin el mercado negro y la corrupción que lo abastece, y a la vez esta corrupción no permite el progreso de las reformas nominales que el gobierno intenta realizar. Por cada corrupto atrapado, decenas haciendo de las suyas.
Se sabe que hay ladrones intocables. Gentes que llegaron al poder sin un centavo en los bolsillos y hoy, inexplicablemente, tienen cuantiosas fortunas sin haberlas heredado. Esos son esos los dueños de Cuba; los más altos funcionarios que ahora nos dicen “haz lo que yo digo, no lo que yo hago.
Continuamos nuestro camino rumbo al desastre total.
oliverajorge75@yahoo.com

Sobre el autor

Jorge Olivera Castillo
Jorge Olivera Castillo. Ciudad de la Habana, 1961. Periodista, escritor, poeta y editor de televisión. Durante 10 años trabajó como editor en la televisión cubana (1983-1993). A partir de 1993 comienza su labor en las filas de la disidencia hasta hoy. De 1993 a 1995 como secretario de divulgación y propaganda del sindicato independiente Confederación de Trabajadores Democráticos de Cuba (CTDC). A partir de 1995 labora como periodista independiente. Fue director de la agencia de prensa independiente Habana Press, de 1999 hasta el 2003. El Instituto Lech Walesa publicó en 2010 su libro de poemas Cenizas alumbradas en edición bilingüe (polaco-español). También en el 2010 la editorial Galén, publica en edición bilingüe (francés y español), su libro de poemas En cuerpo y alma, editado en el 2008 por el Pen Club checo.

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