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miércoles, 20 de enero de 2010

No quisiera ser yo...

Yo no quiero ser esa persona aburrida que siempre habla de politica. No quiero malearle la fiesta a los que duermen felices, ni mucho menos ofender a los que trabajan duro para ganarse el pan de cada día en un país ajeno que les abrió sus puertas.
Yo quisiera cantarle a la vida olvidando la muerte del día a día de los que viven atrapados en una isla que se ha quedado dormida, detenida en el tiempo.
Yo quisiera olvidar los rostros de los niños que crecen sin juguetes, que juegan en los charcos de las calles, recogiendo las envolturas de los caramelos que los turistas tiran a su paso por las ciudades en ruinas de una antigua colonia.
Yo quisisera ser sorda para no escuchar las historias que cuentan los que vienen de allá; historias que hablan de los ancianos que se han quedado sin techo, que duermen en las calles, que buscan en la basura un mendrugo, un pedazo de esa fruta que se quedó en la bandeja cuando los comensales oligárquicos se retiraron de las trastiendas.
Yo quisiera ser de hierro para soportar la vergüenza cuando leo en la prensa que 26 enfermos murieron por negligencia, por corrupción, por robos, por la inmundicia humana que pulula en los centros en los que no se rehabilitan los dementes que lo han perdido todo.
No quisiera ser yo. Yo no quisiera cargar con este dolor al ver una madre morir de angustias y de penas porque a sus hijos el monstruo los devora en las celdas oscuras donde van a parar aquellos que reclaman justicia, respeto a la dignidad humana, derecho universal.
Yo quisiera tener alas y volar; perderme de este mundo para no aburrir aquellos que viven de espaldas, a aquellos que nada les importa, a aquellos que no les interesa lo que haga el tirano de turno por orden de la momia; no quisiera perturbar con mis reclamos a aquellos que ni siquiera se inmutan por la caterva de geriátricos generales que imponen a mi pueblo, ya esclavizado, sus leyes absurdas; sus leyes "del arte de hacer ruinas", como dijera el poeta
Yo no quisiera cargar con esta culpa de aburrir a los presentes, a los que no quieren oir el clamor de mi gente, a los que se escudan en pasarelas de turno y enarbolan blasfemias con ataques mediáticos contra aquellos que escriben sobre lo que acontece en mi tierra.
No quisiera ser yo, pero a pesar de mí misma, aquí estoy otra vez, descargando en este blog lo negro de esta historia que lleva más de medio siglo pisoteando mi entorno...
Esperanza E Serrano

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