
Este viejo reloj me cansa,
su péndulo me estorba.
Intento gritarle que lo odio
pero mi voz no lo altera..
Me molesta el aire,
el sonido de la lluvia en mi ventana,
me ahogo en esta máscara
de mujer difunta abandonada.
Mi piel ya no es la misma,
ha perdido lozanía y fragancia,
ya no puedo librarme de las tablas.
Sigo gritando cansada del hatío,
pero mi voz no tiene oídos,
mis ojos giran y mis manos
tratan de agarrar el péndulo que se ríe
por segundos de esta mujer que no duerme
a pesar del cansancio de arrastrar
tantos años inútiles..
Ese reloj acaba con mis nervios,
los golpea impunemente,
me está volviendo histérica.
El sabe bien que mis manos no lo alcanzan,
por eso se burla de mi cara y sigue ahí,
arrogante,
desafiante,
poderoso,
impetuoso
dueño de mis segundos,
mis horas, mis días, mis noches...
Este antiguo reloj me tiene loca,
y lo peor de todo es que no encuentro a nadie
que quiera destrozarlo.
Esperanza E Serrano
Lutz, Florida
Sep 2016
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