Banes en mis memorias.
Escapan los sueños,
por las enredaderas.
En la distancia,
una niña llora.
En medio del silencio
una rama se quiebra;
saltan las piedras...
Llega, sin ser invitada,
el ave del infortunio
con su negro velo.
¡Caprichos al azar
alimentando la muerte!
Recorro los caminos:
mi casa vacía de caricias,
de mimos y besos,
mis padres se han ido,
no pude retenerlos .
Por las noches
maúllan los gatos en el monte.
De día miro el paisaje:
el limonero seco,
los cedros gigantes
y los pájaros carpinteros
dañando sus troncos.
Busco las huellas,
(están aquí, sepultadas en mi costado)
Mi niñez,
caballo al galope,
me lleva al viejo cementerio.
Los verdes cipreses lanzan
sus agotadas hojas al viento.
Las mariposas sedientas
se pasean entre las rosas...
Me quedo dormida,
abrazada a la tumba de mi madre,
arrullada por aquel olor de muertos,
con aquel olor de pueblo,
que se quedó impregnado
en mis pupilas negras.
De regreso a casa,
_ ¡El polvo cubriendo
las hojas del tiempo!
¡Y aquellos rezos vecindarios!...
Los rezos a Dios Santo,
las güiras, las ceibas,
las muñecas de trapos
llenas de alfileres...
Las cañas quemadas
y aquellas cenizas
cubriendo mi cuerpo.
El agua del río,
las hierbas húmedas
y mis pies descalzos…
Por las tardes,
los muchachos de la esquina
bromean alegres con los transeúntes...
Camino escondida en mis huesos,
tan sola,
tan poquita cosa,
que nadie me ve
perderme en las sombras.
El tren se va pitando a lo lejos,
camino del Embarcadero...
Las niñas juegan,
yo sueño,
-no vivo-
sólo anhelos adornan mis sienes.
Nadie me entiende,
pasan los años y aquí estoy
otra vez caminando
por las desteñidas calles de Banes,
Banes en mis recuerdos...
Esperanza E Serrano
Brandon, 2014
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