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sábado, 9 de junio de 2012

Cuba:Educación y empleo.Opciones y frustraciones.

 
Las Tunas, Cuba
Por: Alberto Méndez Castelló

PUERTO PADRE, Cuba, mayo, www.cubanet.org – La última frustración la recibieron estudiantes de aquí temprano en la mañana del pasado viernes.
Los chicos aguardaban expectantes. Recién habían concluido el Bachillerato y vencido los exámenes de ingreso a la universidad.
Les habían dado la opción de solicitar diez carreras universitarias. Muy formalmente las autoridades habían hecho que los estudiantes, asistidos por sus padres, firmaran boletas donde, en orden de opción y con cifras codificadoras, aparecían las especialidades que se ofrecían.
Sólo quedaba esperar por la Comisión Provincial de Ingresos para que en orden de prioridad y de acuerdo con el rendimiento académico, les fueran otorgadas algunas de aquellas carreras anunciadas por el periódico Juventud Rebelde en concordancia con las necesidades específicas de cada provincia, según el entonces Ministro de  Educación Superior y hoy vicepresidente del Consejo de Ministros Miguel Díaz-Canel.
Pero en lugar del anuncio de las carreras otorgadas, a no pocos estudiantes les llegó una mala noticia: Ninguna de las especialidades solicitadas les había sido concedida.
Junto a sus padres debían estar a las 7 de la mañana en la Dirección Municipal de Educación el lunes 4 de junio para conducirlos en un ómnibus escolar a la sede universitaria donde se les harían otras propuestas.
A la hora y fecha convenida no había capacidad de transportación para los padres, quienes apresuradamente debieron viajar como se viaja en Cuba: como sardinas enlatadas.
En la universidad, los estudiantes -que habían dedicado 12 de sus 17 años a cumplir con cuanta tarea política se les encomendó, coreando “Pioneros por el comunismo, seremos como el Che”- comprendieron que en Cuba no se accede a una carrera universitaria solo con un excelente rendimiento escolar si no se posee un aval político e ideológico óptimo. Allí recibieron otra mala noticia: Solo podían optar por carreras pedagógicas.
En silencio unos e iracundos otros, pronunciando o mascullando frases en franco disentimiento político, en protesta, la mayoría de los estudiantes se puso de pie y abandonó el teatro universitario, donde quedaron sus padres.
En honor a la verdad, el trance por el que pasaron los funcionarios de la universidad fue difícil.
Un padre dijo al asesor de la Rectora a cargo de la Comisión de Ingreso que, en el caso de su hijo, consideraba que habían actuado de mala fe al violar los términos establecidos.
“Usted tiene razón para sentirse como se siente y yo en su lugar me quejaría”,  dijo el funcionario.
Pero, jurídicamente hablando, el asunto es de fondo.
El problema trasciende el presente curso escolar, donde mas de 100 bachilleres -solo en Las Tunas y a ese nivel, sin contar otras enseñanzas-, no podrán estudiar las profesiones de su elección. Como resultado, unos serán conducidos a la marginalidad y, por consiguiente,  a la proclividad delictiva. Otros optarán por la economía informal, eufemísticamente ahora ponderada como trabajo “por cuenta propia”, que de “propio” poco posee porque, al no contar con un mercado mayorista de donde proveerse, depende en la mayoría de los casos  del mercado negro, valga decir del delito.
El resultado es mucho peor: llevan a los jóvenes a estudiar carreras que no ejercerán pues no fueron elegidas sino impuestas, y en el supuesto caso de ejercerlas lo harán de forma mediocre, cuando no deficiente al no estar aptos emocionalmente para su ejercicio.
Esto, sin contar que las carreras que se les ofrecen no se corresponden con las necesidades socioeconómicas de los territorios, como ampliamente está anunciando la prensa oficial.
Baste este ejemplo:
Las Tunas es una provincia deforestada.  Mientras que el promedio nacional arbolado es de 26 por ciento, solo el 14,7 por ciento del territorio tunero está cubierto por árboles. Aun así, mientras que en este curso la universidad ofrece más de 900 plazas para carreras pedagógicas, solo tres estudiantes podrán formarse como Ingenieros Forestales en una provincia con alrededor de 10,000 hectáreas plagadas de marabú que pudieran convertirse en bosques maderables si se pretende reforestar.
Según fuentes oficiales, en 34 años, en Las Tunas apenas si se han graduados poco más de 1,000 ingenieros  agrónomos.
La cifra es insignificante para una provincia con economía eminentemente agropecuaria.  Pero todavía así el número de ingenieros agrónomos en Las Tunas es más irrisorio cuando se busca y apenas si se encuentran a estos profesionales ejerciendo la carrera.
“Estamos endeudados y este mes no tenemos con qué pagar a los trabajadores”, nos dijo un agrónomo administrador de una cooperativa; por cierto, el único que hoy ejerce su profesión tras graduarse junto a más de 25 estudiantes.
En Cuba se exige al obrero agrícola y al campesino que produzcan alimentos en condiciones desventajosas, tan rayanas en la indigencia que semejan relaciones señor feudal-ciervo.  De ahí el estigma de la profesión del agrónomo.
Pero otro tanto puede decirse de los maestros o de los médicos.
Uno de los mejores profesores de Matemáticas de esta provincia, hasta hace poco vivió con su esposa e hijos emparedado en un cuartucho en el que debía caminar de costado. Y cierto cirujano, luego de pasar horas en el quirófano, sorbía un caldo de chícharos cual si fuera un elixir de los dioses.
Solo algunos que pertenecen a las instituciones armadas, o la nomenclatura, o los nuevos ricos provenientes de las artes, el deporte o el delito, pueden respirar como seres humanos en Cuba.
Así va Cuba, cerrando puertas en las universidades de la nación mientras simula abrirlas.

jueves, 17 de mayo de 2012

"Esto no es una fábrica de hacer azúcar..."



Foto de A. Guiteras tomada de internet

ANTONIO GUITERAS,¿DÓNDE ESTÁS?

Por Alberto Méndez Castelló

DELICIAS, Puerto Padre, Cuba, mayo, www.cubanet.org – El viento sopla del nordeste. Un pitazo está por sonar. Pronto serán las siete. El cadáver de Antonio Guiteras fue llevado a la tumba  a las seis de la tarde del 8 de mayo de 1935.
Los soldados del entonces coronel Fulgencio Batista despojaron el cadáver de Guiteras de cuanto llevaba encima, haciéndolo enterrar en un tosco ataúd sin flores.
Paradójicamente, 77 años después los obreros entran a trabajar al central azucarero que lleva el nombre de Guiteras tan despojados como el mártir de El Morrillo fue llevado al cementerio.
Desconociendo la obra del mártir de El Morrillo y no satisfecho el gobierno de los hermanos Castro con hacer trabajar a sus obreros no solo la jornada laboral de ocho horas ganada por Guiteras, sino también cuantas jornadas de trabajo voluntario ha concebido en más de medio siglo, ahora el Consejo de Estado utiliza el nombre de Antonio Guiteras en condecoraciones, nombres de fábricas, calles y repartos.
¿Es Cuba un Estado socialista de trabajadores organizado por todos y para el bien de todos como república unitaria y democrática para el disfrute de la libertad política, la justicia social, el bienestar individual y colectivo y la solidaridad humana como dice el Artículo 1 de la Constitución, o es un mero régimen militar disfrazado de socialista?
Tras la caída de la dictadura de Machado, en ese gobierno que sólo duró del 10 de septiembre de 1933 al 19 de enero de 1934, Guiteras fungió como un Primer Ministro. Valga decir, el único Primer Ministro enteramente honesto que ha tenido el pueblo de Cuba, llevando al presidente Ramón Grau San Martín a firmar leyes que hoy harían temblar a los supuestos comunistas cubanos con sólo imaginarlas.
¿Acaso el general Castro Ruz aceptaría en las fuerzas armadas o en el ministerio del Interior a opositores políticos?
A instancias de Guiteras, el 20 de septiembre de 1933, el presidente Grau promulgó el decreto número 1693, estableciendo en Cuba la jornada laboral de ocho horas, reglas especiales para el trabajo de los jóvenes entre 14 y 18 años y la creación de tres turnos en los centrales azucareros.
Desde el pasado 17 de enero, en contra de la voluntad de los trabajadores, el otrora central Delicias, rebautizado el 6 de agosto de 1960 con el nombre de Antonio Guiteras, produce azúcar solo en dos turnos de trabajo de 12 horas ininterrumpidas.
Conocidas son las condiciones de trabajo en un central azucarero: líneas eléctricas de alto voltaje, calderas de vapor, hornos con elevadísimas temperaturas, ruedas dentadas, molinos, sistemas transbordadores y transportadores. Súmele a ello que en la fabricación de azúcar se necesita la precisión de un relojero.
 “Nos estamos durmiendo en el trabajo. Ya siempre tengo sueño aunque duerma. Lo peor de todo que antes cometíamos errores, pero ahora si nos equivocamos, nos amenazan con la Seguridad del Estado y la sospecha de contrarrevolución”, dijo a este cronista un operador de tacho que pidió el anonimato por temor a represalias.
Según Salvador Mesa Valdés, integrante del Buró Político del Partido Comunista y secretario general de la Central de Trabajadores de Cuba, de visita en el Antonio Guiteras, la decisión de laborar turnos de 12 horas obedeció a un acuerdo de los trabajadores de los 46 centrales que hoy funcionan en Cuba, una aseveración que fue refutada por los sindicalistas.
 “Nosotros sometimos esa medida a votación y de 606 trabajadores, 600 votaron en contra. Por cierto, entre los que votaron a favor de trabajar 12 horas algunos trabajan en oficinas y no precisamente haciendo azúcar”, dijo un dirigente sindical del central Guiteras que no quiso dar su nombre.
La situación de los obreros ferroviarios, que ya pertenecen al ministerio de Transporte, todavía es peor. Se da el caso que en vías férreas en malas condiciones tienen que trabajar 16 y hasta 24 horas ininterrumpidas.
La locomotora 90 es operada por los hermanos Leiva. “Ángel Luis llega a la casa totalmente extenuado; se baña, desayuna y si acaso se despierta para almorzar después de media tarde”, dijo el familiar de uno de los maquinistas.
Doce horas también pasan los guardagujas, los operadores que cambian las vías férreas para dejar entrar y salir a los trenes en el central.
En una alejada garita que no poseen ni una débil bombilla, ni un farol, ni una linterna, esos obreros no tienen con qué hacer señales a los trenes o a los vehículos en el paso a nivel sin barreras. Si necesitan llamar por teléfono, deberán encender un fósforo para discar en el anticuado aparato.
A lo largo de la zafra ya se han producido accidentes y no es raro que los operarios trabajen cabeceando del sueño.
Alguien pudiera pensar que si estos trabajadores permanecen 12 horas en sus puestos de labor, serán retribuidos en la medida de su esfuerzo. Nada más lejos de la realidad. Un operador de tacho ganó este mes unos 700 pesos devaluados y diez convertibles. En total, unos 30 dólares mensuales.
¿A dónde va Cuba?, se preguntará el lector.
La respuesta nos la dio un obrero del basculador en el Antonio Guiteras cuando dijo a este cronista que aquella no una fábrica de hacer azúcar, sino de destruir hombres.