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martes, 4 de noviembre de 2025

Maravilla de la naturaleza.Las ballenas

 



A diferencia de los mamíferos terrestres, las crías de ballena no pueden aferrarse a sus madres.

No tienen patas, ni brazos, ni siquiera el refugio de un nido. Solo el océano.

Por eso, la naturaleza es un milagro: la madre no amamanta, sino que rocía su leche directamente al agua. Pero no es una leche común. Es espesa, blanca, casi como crema o pasta de dientes, con un 50% de grasa.

Tan densa que no se disuelve en el mar.

Flota, suspendida, esperando a que la pequeña ballena la recoja entre las olas.

La madre calcula el ángulo, la fuerza y el momento exacto. Y mientras ambas nadan, el alimento viaja de una vida a otra, invisible entre la espuma.

Es un acto de precisión, pero también de ternura: la forma en que una madre alimenta a su hijo en medio del caos del océano. Un recordatorio de que incluso en los lugares más vastos e impredecibles del mundo, la vida siempre encuentra una forma de abrazarse.

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