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martes, 19 de diciembre de 2017

Ser cubana fuera de Cuba...




Ser cubana fuera de Cuba, tampoco ha sido fácil…
Al menos para mí… y para otros compatriotas que vinimos al mundo después de aquel fatídico “triunfo”… A un mundo castrista…, disparatado… No ha sido fácil para aquellos que crecimos con el “Había una vez un barquito chiquitito” “Tia Tata Cuenta Cuentos”… “El Mago Jotavich” “ El perrito y el hombrecito de plastilina” “Bob y Bobet los conejos del sombrero”…, que parecían vivir en aquellos televisores “Caribes”, fermentados en nuestros recuerdos.
Ser cubana para mí y sé que para muchos otros es como ser el más incomprendido veterano de la peor de las guerras del mundo… es sobrevivir con el síndrome de estrés postraumático…, es tener pesadillas recurrentes sobre las experiencias amargas vividas en Cuba…
…Es como haber sido la más desamparada víctima de una invasión que nunca llegó pero que te advertían día tras día…, una invasión norteamericana “inminente”… Es haber sido testigo de un pueblo prisionero (cual cárcel de Alcatraz) trabajando forzosamente pero (sin pan y sin agua) en los Túneles populares para proteger a la población del ataque que se avecinaba… Es haber sido testigo de una isla llena de hoyos…, a costa de los recursos robados a nuestra nación e invertidos en un sinfín de cosas menos en el bienestar del cubano…, invertidos en el miedo y la propaganda…, invertidos en refugios…, (ahora basureros), mientras los edificios se derrumbaban aplastando a la gente…, edificios rendidos ya en un combate sin armas contra el tiempo, por la dilapidada economía de un Sistema en banca rota.
Ser cubana desde aquí es volver a cada rato en el tiempo…, en mi memoria, a desandar en silencio esas calles donde casi dejábamos los pies…, donde el trasporte público siempre brilló por su ausencia… Es haber viajado en un coche halado por uno o dos caballos mal alimentados… Es un camino imposible recorrido en bicicleta…, es haberse transportado como carga en la cama de cualquier destartalado camión…, o haber formado parte del racimo de pasajeros que brotó de la puerta de una inesperada guagua…, mientras se alzaba detrás de mí.., o de ti…, un cartel gigante que decía “ Somos felices aquí”
… Ser cubana fuera de Cuba fue todavía menos fácil cuando he podido descifrar en los ademanes de otro paisano, desenfadado…, divertido…, gracioso…, el síndrome de amnesia disociativa, protectora de traumas…, donde el sufrimiento intenso usa a menudo el olvido para proteger la mente…
… Y todavía ser cubana ha sido más difícil para mí al sentir que mi país se quedó suspendido en el tiempo…, o más bien que retrocedió en el tiempo… Es haber vivido en la oscuridad, y no solamente por la falta de fluido eléctrico…, sino por la extinción de esa llama patriótica y libertaria que nos heredaron nuestros próceres…, herencia que el régimen fue enmarañando, mostrándonos desde niños a nuestros mambises…, a nuestros héroes de la gesta independentista como Maceo, Céspedes, Máximo Gómez, Ignacio Agramonte…, como los ideadores de toda esa barbarie… Y a Martí,(nuestro solemne apóstol desde la era de la colonia), no solo nos lo mostraban como autor intelectual del Asalto al Cuartel Moncada…, sino como el inspirador de “ La revolución” que nos trajo tanta miserias, hambre… , abusos y cuantos crímenes se les ha ocurrido cometer y cometen hasta hoy… Colocándolo incluso al lado de “Fidel, Raúl ..., el Che”…, y todos los demás responsables de nuestras desgracias.
… Ser cubana para mi es algo paradójico… sobre todo cuando se suele rechazar el cubaneo…, epíteto para describir otro trastorno que padecen los que ponderan una Cuba que solo existe en su mente… los que no se pueden desprender de esa mentalidad…, comportamiento y dogmas enseñados por el régimen…, incluso los que no pueden vivir si no es regresando una y otra vez a una Cuba regida por quienes los sumieron en el colmo del masoquismo social...
Y es que ser cubana fuera de Cuba para mí no ha sido nada fácil … Es una responsabilidad muy grande…, una responsabilidad imperiosa de asumir si queremos convertirnos en valerosos cubanos, dignos de ese legado de patriotismo y dignidad heredado por nuestros predecesores e interrumpido por la plaga que ha marchitado nuestra isla… Ser cubana fuera de Cuba para mi es leer, buscar constantemente la verdad, recuperar el espíritu de lucha y de rebeldía con que se luchó en la manigua… es recuperar el concepto “patria” y sentir que la patria, como decía Martí nos une en extranjero suelo… es encender esa antorcha con la que alumbrar a los que están adentro…
Ser cubana fuera de Cuba es saber que no hay otro camino que la lucha… que no hay diferencia entre los de adentro y los de afuera… es comprender, como también dijo Martí, que "Los derechos se toman, no se piden; se arrancan, no se mendigan."
Mayda Saborit
www.maydaap.com

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