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miércoles, 20 de diciembre de 2017

Cataluña, La Haban marginal...


 
 

Cataluña, la Habana marginal, el odio y el mugido de una vaca.
Mañana elecciones en Cataluña. Los aburridos y fracasados independentistas, preparan grupos paralelos de control para falsear los resultados electorales. Dale, que te pego y no superan la coprolalia habitual, prosiguen obviando la realidad y gritando por un modelo sueco para la autonomía, aunque en Cataluña no haya suecos o volver a in...tentar boicotear las calles con tractores olvidando que el bando contrario no tiene tractores, pero tiene tanques. ¿Desbancará Cataluña a Lepe, en los próximos siglos como la cuna de la imbecilidad?
Mientras tanto en las redes me acusan de odio, hacia un sector del exilio cubano. ¿Odio? La ciudad dónde debí criar a mis nietos, celebrar los domingos una cena familiar dónde honrar a los ancianos, no existe.
El mismísimo Eusebio Leal declaraba hace unos días a la prensa, la marginalización absoluta de la capital y sus habitantes. ¿Dónde estaría don Eusebio estos años? ¿En una misión interestelar?
Una familia criada entre boñigas se vino a la capital y se adueñó mediante el crimen de todo, al más puro estilo del cartel de Cali. Hoy la ciudad es un solar gigante, con el asco rodando por sus calles, dónde se convive con la náusea, pero lo más triste es que quienes no conocieron la ciudad en su esplendor, ni siquiera en su descenso a los infiernos, hoy tildan de odio mis reclamos. Los comprendo, no pueden sentir lo mismo, extraño de la infancia las caminatas con el abuelo por todo Belascoaín y Galiano, de tienda en tienda, con aire acondicionado, escaleras eléctricas, meriendas con sandwich y coca cola, cines por doquier, respeto, personas bien vestidas y elegantes, teatros.
¿Qué puede extrañar el que me tilda de dueño de odios? ¿El mugido de una vaca antes del ordeño al amanecer? ¿El olor de la letrina llevado por la brisa de la tarde? Es lógico, juro por dios, que comprendo. Pero nada más saludable para el desinformado que la sencilla acción de documentarse.
Mi ciudad, la capital, la poma, la urbe envidiada la haitianizaron. Claro, que no lo perdono. A ti no te importa, no la amas, pero yo sí.
R.Muñoz.

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