“El monito provocador.”
El aprendiz de mono comenzo a burlarse del león.
El león se molestó y le mordió una pata, el mono comenzo a chillar e inmediatamente los vecinos corrieron a ver que pasaba.
Oh, !que terrible acontecimiento! Todos culparon al león y trataron de encerrarlo. Algunos, además, propusieron dejarlo morir de hambre.
“Pobrecito monito, tan chiquito y tan indefenso”,decían los vecinos del mono provocador,mientras perseguían al terrible león.
El león no se dejó atrapar.
Pasaron los días, los meses y hasta un par de años. El monito, ya mono, se sintió poderoso pues creía que con la ayuda de sus vecinos, podría vencer al león y así proclamarse héroe, vencedor del rey de la selva.
Envalentonado con sus sueños, una hermosa mañana de verano salió a buscar al león.
El león estaba feliz, acababa de comerse una gacela en compañía de otros leones.Satisfecho se tendió a dormir una siesta a la sombra de un frondoso y muy hermoso árbol.
El mono lo vio, se acercó y le tiro una piedra. La piedra golpeó la cola del león, pero no lo despertó.
El mono no desistió.Busco más piedras y, afilando la puntería, bailando de alegria, las lanzaba contra el león.
El león se despertó molesto, agarro al mono,le mordió las patas,
Y le arranco un pedazo de oreja.
El mono chilló, salió huyendo y se fue en busca de sus vecinos.
Se armó una gran asamblea con repercusión en los cuatro puntos cardinales. El mono lloro muchísimo porque el león lo había atacado y se había llevado un pedazo de su oreja izquierda.
¡Que gran escándalo!
Todos gritaron a la vez:
“Es una injusticia, no lo aceptaremos, no lo permitiremos !
Si hoy se robó una oreja del indefenso mono, mañana se lo comerá
Y luego vendrá por nosotros…”
Se armó la guerra. Los vecinos enardecidos, le trajeron más piedras, y hasta flechas al mono, y la gran monería, salió a atacar al león, jurando que esta vez le arrancarían la cabeza…
¡Se desató un infierno! Se alarmó toda la selva, murieron muchos inocentes, cayeron muchos árboles, se contaminó el río, perecieron peces y camarones…
Para no hacer larga la historia les dire que el alboroto llegó a los oídos del Rey de los leones. El cual se molestó con todos, lanzó un rugido tan fuerte que hasta las piedras de la selva se estremecieron.
El Rey levantó su frontal garra derecha y les dijo:
¡O terminan ya con esta monería que nunca debió ocurrir, o me los como a todos!
Fin de la historia.
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