DICTADURA O TIRANÍA
¿Qué es dictadura? ¿Qué es tiranía? ¿Qué es
despotismo? ¿Hubo en Cuba durante la década de los 50s una situación que
teórica o factualmente merezca cualquiera de esos nombres?
Obviamente no.
Veamos:
Dictadura es la concentración, en bien o en mal, de
todos los poderes. ¿Tal era el caso en Cuba?
Honestamente, no. El Congreso ejercía sus funciones
con independencia del Poder Ejecutivo y de la judicatura, con una
representación oposicionista pequeña debido al retraimiento grausista en las elecciones,
pero cumplió sus deberes con inteligencia y valor. En oportunidades diversas, leyes
y decretos, aprobados por el Consejo de Ministros durante etapas de suspensión
de garantías constitucionales y en receso el Poder Legislativo, fueron
derogadas por éste al reanudar sus actividades.
El Poder Judicial (cuya independencia es suficiente
para asegurar el carácter democrático de cualquier régimen), hubo de
desenvolverse sin interferencia alguna, no obstante que su lenidad para con los
terroristas constituía un estímulo a la sedición. ¿No se dictaron autos de procesamiento
contra algunos miembros de la policía y del ejército por supuestos delitos cometidos
al calor de la guerra civil? En ningún momento la estructura gubernamental, la “dictadura”,
infringió la independencia del Poder Judicial.
No sólo los tres poderes del Estado eran
interdependientes, sino que se desglosaron funciones del Poder Ejecutivo y se
los adscribió a numerosos organismos autónomos y paraestatales cuya dirección y
funcionamiento estaban a cargo de personas no vinculadas al gobierno.
Tiranía y despotismo poseen como elemento tipificador
–adicional al de la dictadura-el ejercicio injusto, abusivo, anonadante de esos
poderes.
Contestemos con algunas interrogantes: ¿Por qué
sobrevivieron Fidel y Raúl del asalto al Cuartel Moncada? ¿Por qué fueron
excarcelados
mucho antes de cumplir la sanción que le impusieron
tribunales ordinarios? ¿Por qué la revista “Bohemia”, órgano del fidelismo, y
otros, disfrutaron de las ventajas ofrecidas por bancos paraestatales creados
por la “tiranía”? ¿Por qué la generalidad de los dirigentes terroristas y conspiradores
claves que estuvieron en poder de la policía sobrevivieron a la “brutalidad” de
ésta? ¿Por qué algunas entidades y empresas no fueron objeto de ataques o
desaparecieron en aquella época a pesar de la ayuda notoria que prestaban al
castrismo? ¿Por qué líderes oposicionistas recibían en el exilio las caudalosas
rentas de sus propiedades? ¿Por qué
periódicos, revistas, estaciones de radio y de
televisión que alentaban la guerra civil no fueron allanados y destruidos sus
maquinarias y mobiliario? Cualquiera que sea la respuesta, tendrá que aparecer
en ella un elemento: la falta absoluta de crueldad, de prepotencia y de abuso
por el gobierno existente.
¿Dónde está, pues, el dictador o el tirano?
Medio siglo y no aprendemos. Verdades y razones del triunfo del comunismo en Cuba.
Autor: Roberto A. Torricella
Fragmento tomado de
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