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martes, 19 de julio de 2011

El neocastrismo

El Sindrome del Neocastrismo y su agua axilar*
por Lázaro González 
Toronto, Cadana Julio 9,2011
 “A little nonsense now and then is relished by the wisest men”
Roald Dhal
“Politics can be relatively fair in the breathing spaces of history; at its critical turning points there is no other rule possible than the old one, that the end justifies the means”
Arthur Koestler
El Síndrome del Neocastrismo está recorriendo a la nación cubana en su casi total integralidad. Solo algunos disfrutan por el momento de inmunidad a esta aberración en la conducta humana que la sicología ha denominado el Síndrome de Estocolmo, en alusión al robo del banco  Kreditbanken en la capital sueca en 1973 y donde una de las rehenes se resistió al rescate y a colaborar con las investigaciones de las autoridades.
Lo singular en el Síndrome del Neocastrismo a diferencia del de Estocolmo donde una víctima desarrolla una relación de complicidad con su victimario, reside en que en este la víctima es colectiva y no se identifica con una persona, sino que adquiere una dimensión suprapersonal que abarca la estructura social de una nación, entendida no solo como un conjunto de individuos sino ante todo como una cultura con identidad propia y sentido de pertenencia, independientemente de que las relaciones victimas-victimarios sean directas o mediatas, espaciales o temporales.
No obstante encontrarse en sus primeros estadios, comienzan a apreciarse manifestaciones de lo que los sicólogos sociales denominan la  deindividuación, observable en la dinámica de las muchedumbres donde prevalecen los sentimientos de anonimidad en tanto elemento de protección individual frente a los retos asumidos en las relaciones grupales y sociales. Social y potencialmente peligrosa  por cuanto responde a patrones conductuales de inhibición.
El parasitismo sistémico del Castrismo incapaz de generar sus propias estructuras desarrollistas, articula una dependencia de la dicotomía “Amigo Externo” – “Enemigo Externo” a cuya entropía  se asocian sus oscilaciones entre los estados de depresión-crisis, recuperación-expansión, prosperidad y recesión. El Neocastrismo, es decir el Castrismo sistémico estructurado en torno al nuevo paradigma social de “Lucha tu alpiste pichón”, es consustancialmente dependiente de la dinámica “Amigo Externo” – “Enemigo Externo”.
Imposibilitado de servir ¼ de libra de calabaza solariega en el plato de cada cubano, el centro de poder en Cuba le ha asignado siempre una prioridad máxima a la potenciación de los elementos exógenos gerenciables que permitieron, sino llenarle el buche a los insaciables millones de pichones, al menos persuadirlos de ello. A “glotones” y siempre desagradecidos, la represión, el ostracismo social y la emigración, son algunos de los recursos siempre disponibles y aplicables puntualmente, del amplio arsenal con que cuentan.
El “Modesto” General encargado de la primera etapa de la fase neocastrista del Castrismo reconoce y potencia al Homo Economicus Kubiche, asignándole la misión “calabaza patriótica”, aunque este insistemente demuestra con su accionar sus preferencias por tareas más acordes con su condición kubiche como son la gastronomía, la expansión de la piratería comercial y el jineterismo en sus múltiples variantes; retoma la “batalla de ideas” que en lo interno está dirigida a la asunción del nuevo paradigma social, mientras en lo externo se enfoca en la potenciación de la concreción de la relación “Amigo-Enemigo/Externo”, mediante el empleo de las técnicas y procedimientos propios del Carril II de la Torricelli neocastrista.
A todos, a pichones y emigrados, a amigos y enemigos; se les aplica un integral pero diferencial programa conductual conminatorio, enfocado en provocar la simpatía o al menos la tolerancia senso-racional por su victimario.
El “no coger lucha” del homo kubiche es conceptuado erróneamente como una actitud de indolencia social, cuando es en sí mismo la manera su manera de “coger lucha”, en tanto norma conductual de adaptabilidad a un entorno hostil y enclaustrado. En tanto aceptamos que  la relación entre las personas que se mueven en un mismo contexto lo denominamos lo social, la cultura  por su parte es el consenso en significados a los cuales se les asignan similares valores.
De lo que se trata es en qué medida el paradigma social impuesto por el régimen dominante se corresponde con la cultura social, porque mientras en esta se comparten significados comunes, en una sociedad se establecen relaciones.
Es  por ello que en el proceso de reingeniería social que es el Neocastrismo, este obligado ontogeneticamente a la reproducción estructural y funcional del entorno hostil y enclaustrado [asi como de la pobreza estructural, de ahí las ferreas acotaciones al trabajo privado], como una de las condiciones sine qua non para su supervivencia, modifica su paradigma social para disminuir la entropía en su relación con la cultura compartida. Por ello ha habido que desmontar el andamiaje castro-fidelista, sustituyendo los apocalípticos “Socialismo o Muerte” y “Patria o Muerte” altamente entropicos por el neutro “Muchas gracias” y en cada vez en menores ocasiones se exclame “Viva Fidel” acompañado inexorablemente del “Viva Raul”.
Algún notable economista recientemente lamentaba que el régimen no ofrecía información para evaluar el resultado de las reformas en proceso, y no le falta razón en ello; pero, y a pesar de considerarse casi unánimemente el factor económico como el central a examinar, el asunto rebasa con creces su dimensión económica para ubicarse en la holográficas interrelaciones Paradigma Social – Cultura.
Luego el homo kubiche inmerso en un entorno hostil y enclaustrado por más de 52 anos, no considera la alternativa de desaparecer y asume su participación en ese entorno posible. Cierto que no todos los individuos lo asumen en igual grado, pero el Castrismo antes y el Neocastrismo ahora, consideran esos escenarios  haciéndoles pagar un elevado precio por ello.
La calibración de la interacción del homo cubiche con su entorno que supone su adaptación social, se realiza no solo mediante la asunción temporal de las experiencias, sino también a través de la verificación de su capacidad de representar los roles sociales pre-establecidos por el régimen dominante. En este proceso que se conoce en Sicología Social como afinamiento, el aprendizaje permite interiorizar el óptimo operatorio para representar su papel.
Dado que este proceso de interiorización supone las interrelaciones del homo con sus iguales y con el medio a fin de compartir los significados, todo lo que denominamos Revolución Cubana le ha prestado la máxima atención a crear los espacios de interacciones, sean estos las organizaciones “no gubernamentales”, escuelas en el campo, servicio militar, espacios recreativos, deportivos y culturales e incluso la libreta de abastecimientos. No es solo totalitarismo como frecuentemente se tipifica aunque lo suponga, es ante todo un proyecto  de modelación conductual.
No importa que el homo kubiche exprese su disconformidad en su tozuda perseverancia de implantar cada año nuevos records negativos de natalidad, que pondrán a la población cubana por debajo de los 11 millones de personas para el año 2032 si se mantienen las actuales tendencias cuando los viejos representaran el 30% de la población [hoy es ya el 17.8%]; así como nuevos performances positivos de emigración; si por otra parte de una u otra manera se entusiasma con la telefonía celular y la hace crecer a ritmos exponenciales [1 de cada 10 cubanos disfruta hoy del servicio, cifra ridícula para estándares mundiales es cierto, pero impresionante a menos de 3 años de establecido el servicio para la población]; se entrega al entretenimiento social de la micro y mini empresa y holgadamente se erige ya en el segundo segmento del mercado turístico cubano superado solo por los canadienses, con más de 300 mil visitantes en el 2010 y unos 400 mil estimados para el presente año, mientras otros protestan públicamente por la posibilidad de retornar a las restricciones de la administración Busch.
Considerado el consentimiento, como aquella actitud individual con la que los miembros de una sociedad reaccionan ante el poder, se observa que el impacto de las reformas que nuestro economista no aprecia, están progresivamente trasladando el centro de masas del consentimiento social de la mayoritaria población que rechaza a los gobernantes y al sistema pero desde un consentimiento pasivo, hacia un pasivo asumible en el sentido de adscribirse activamente al paradigma social propuesto. Desideologizado y en gran medida despolitizado, ofrece desde el enclaustramiento neocastrista un entorno  de supervivencia.
Aquellas minorías pasivas [en términos de consentimiento social] que rechazando a la gerontocracia en el poder y sus reformas, pero comulgan con el sistema al estilo de Pedro Campos y seguidores; así como las que asumen un consentimiento activo expresado en el rechazo tanto a gobernantes como al sistema, van quedando progresivamente aun más aislados y subsumidos en el torrente popular.
De hecho algunas figuras significativas de la disidencia insular y exilar, como Oscar Espinosa Chepe, Héctor Palacios y Francisco José Hernández [Presidente de la FNCA] entre otros, rechazan terminantemente cualquier intento por retrotraer las relaciones Cuba-Estados Unidos al periodo previo a la administración actual [y donde subyace el propósito de modificar el mapa electoral del estado de la Florida para las elecciones del 2012]. Asimismo se abren espacios a la polémica en última instancia conciliadora [1], mientras presenciamos la inédita coparticipación de liberales clásicos con marxistas en publicaciones recientes [2].
Por su parte el secretario de Estado de Asuntos Exteriores e Iberoamericanos de España, Juan Antonio Yáñez-Barnuevo, señaló que Cuba es un asunto que "cada vez influye menos en la relación" [con los Estados Unidos], y que el mismo se aborda de “forma tranquila" y cada vez de una manera "más coordinada", sin que por ello dejara de insistir el expreso deseo del gobierno socialista español que Estados Unidos “levante todas las medidas” del embargo, según un despacho de AFP.


Y es que en real politik, la victoria siempre es el galardón supremo de los que logran movilizar hacia sus significados a una masa mayoritaria de individuos pasivos política y socialmente. Sin detenerse, el infatigable Gran Hermano contempla orgulloso los éxitos parciales de su obra de reingeniería social y conductual.
A fin de cuentas, 32 años después que Deng Xiaoping comenzara a “cruzar el rio tanteando cada piedra”,  ¿cuántos de los 1.3 billones de chinos asumen un consentimiento positivo como el disidente chino Liu Xiaobo, Premio Nobel de la Paz y en prisión desde 2008 por pedir reformas democráticas o, que por ciento de los 87 millones de vietnamitas comparten los valores de Tran Huynh Duy Thuc, ex propietario de una empresa en Internet condenado a 16 años de cárcel por similares razones?
Luego los criterios de un experto en el Síndrome de Estocolmo como Nils Bejerot, que restringe el mismo a la individualidad de personas que han sufrido experiencias traumáticas del tipo victima-victimario [entendible en las sociedades occidentales y democráticas], debieran ser reconsiderados en los casos donde la víctima es una nación y el victimario un grupo reducido de individuos que empleando todos los resortes del poder reducen a una nación a la condición de víctima.
Por consiguiente,  la fetichista pero no menos cierta y efectiva “lealtad” de esta manera alcanzada, se imbrica con los atractores sociales que se concretan en el paradigma social en tanto favor de cohesión anti-entropico del sistema, aunque sea explícitamente oportunista y manipulador, el homo kubiche la asume en su proceso de afinamiento para desempeñar el rol social que se le ha asignado. 
Porque para Cuba hoy no existe un “Gran Gigante Bonachon”, sino que en el país de los gigantes solo encontramos Tragacarnes, Ronchahuesos, Quebrantahombres, Mascaniños, Escurrepicadillo, Buche de Ogro, Aplastamocosos, Sanguinario y Devorador, todos listos para convenientemente ubicar a cada uno –ellos mismos incluidos- en el personaje que le corresponde desempeñar en la puesta en escena neocastrista.
*Leng.col. “dar agua de sobaco” (agua de axila), maltratar.
1] González Medero, L; “Saladrigas, Arboleya y el debate sobre el futuro de Cuba”/ Espacio Laical Digital
2] Montaner, C.A; Rojas, Rafael, de Aragon, Uva, Blanco, J.A. y Faya A.J./  El otro paredón: Asesinatos de la reputación en Cuba

Lázaro González
Toronto
July 9, 2011.

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