Tratamiento del color, imágenes, composiciones, formas.
¿Reflejos inconscientes de la realidad inmediata? ¿Enajenación, huida, irrealidad, fantasías oníricas? ¿Frustraciones personales o colectivas? ¿Miedo, acoso, paranoia, precaución, ambiguedad?... Tal vez de todo un poco.
Los ojos...¡Ay, los ojos!... ¡Cuidado con los ojos!
Siempre hay ojos que te miran ...¿O te vigilan?
Obras de Juan Vicente Bonachea ( Ciudad de La Habana, 1957--)
Artista cubano, pintor, dibujante e ilustrador de libros para niños con una sólida formación profesional,
En las obras de J.V. Bonachea se observa una recreación de “otra realidad” saturada de subjetividad, en la que pájaros, peces, criaturas
mitológicas y toda clase de seres alados, parte humanos y parte bestias,
integran una asombrosa totalidad.
En sus lienzos también se nota la influencia de El Bosco, sobre todo por el tratamiento del color, fundamentalmente en el uso de todos los tonos y matices del
verde, el rojo y el azul. En las obras de este pintor cubano el color desempeña un rol central en la manera tan personal en que el artista recrea y le da cuerpo a las
imágenes. J.V. Bonachea es uno de los más valorados artistas
cubanos contemporáneos.
Mientras los Castro ganan tiempo, el país lo pierde,
Por:Roberto Álvarez Quiñones
|Los Ángeles
| 09-05-2012 -
En las últimas semanas se ha podido percibir más claramente que la
"actualización del modelo socialista" cubano parece estar atrapada en un
callejón sin salida.
Mientras el Ministerio del Trabajo informaba recientemente que ya no
serán despedidos 1.8 millones de trabajadores estatales, sino 500.000,
el Ministerio de Agricultura anunciaba que los rendimientos en la
cosecha de papas siguen cayendo y la producción en 2012 ha sido la más
baja de los últimos 12 años.
Lo curioso es que la trampa que paraliza la "actualización" fue
colocada por los propios hermanos Castro. Esta solo funcionaría si se
liberan las fuerzas productivas de la nación, a lo cual ambos dictadores
se niegan. Insisten en que el socialismo real tiene salvación y se
puede perfeccionar.
Antes que Fidel y Raúl Castro, Mijail Gorbachov pensó igualmente que a
la dictadura del proletariado inventada por Carlos Marx se le podía
transformar en racional, productiva, y darle un "rostro humano". Muy
optimista, el líder ruso lanzó una restructuración (perestroika) del sistema comunista acompañada de una inédita transparencia informativa (glasnot) en los medios de comunicación.
Pero la combinación de racionalidad con transparencia en el socialismo trae resultados letales y el tiro salió por la culata. Al quedar al desnudo el carácter inútil y represivo del modelo, éste sucumbió en menos de cinco años. Lejos de salvarlo, la perestroika lo
mató. El cadáver fue sepultado en las murallas del Kremlin cerca de la
momia del hombre que siete décadas atrás había iniciado ese experimento
social. En tanto, en China y Vietnam decidieron desmontarlo poco a poco a
golpes de libertad económica y un tsunami de capitales burgueses
provenientes de todo el planeta.
Los Castro aprendieron la lección soviética, y asustados ya desde antes con el socialismo de mercado chino-vietnamita, decidieron elaborar su propia receta, no para salvar el comunismo tropical, sino para mantenerse en el poder.
Así, emprendieron una versión light de restructuración
económica y burocrática, sin transparencia mediática o tolerancia
política —que fue lo que destapó la Caja de Pandora en la Unión
Soviética—, y sin liberar las fuerza productivas ni permitir la
inversión en grande de capitales y tecnología de Occidente.
Para que no quedasen dudas, el VI Congreso del Partido Comunista
precisó en sus Lineamientos: "No se permitirá la concentración de la
propiedad en personas jurídicas (negocios privados) o naturales"
(individuos). Es decir, que se prohíbe crear capital nacional.
Ese inmovilismo estalinista es el que frena la "actualización", y la
asfixiará si no hay un enfoque más pragmático de la realidad por parte
de la cúpula castrista. El problema es simple: solo se puede aliviar el
grado de irracionalidad del socialismo si se reducen los astronómicos
costos de producción estatales, pero para ello tiene que haber un sector
privado que dé empleo al 43% de los 4.2 millones de empleados del
Estado, unos 1.8 millones de trabajadores innecesarios, según un estudio
del propio gobierno. Incapaz de crear riquezas
O sea, la economía socialista castrista es incapaz de emplear
productivamente al 37% de la fuerza laboral total de 4.9 millones de
trabajadores de la Isla. Resulta catastrófico para cualquier país que
más de un tercio de su fuerza de trabajo activa no tenga posibilidad
real de desplegar su capacidad creadora y sus energías para producir
riquezas.
En una economía de mercado, suponiendo que cada uno de esos 1.8
millones de trabajadores que en Cuba son innecesarios produjesen valores
por $20.000 anuales, eso equivaldría a unos $36.000 millones de dólares
en bienes y servicios de los que hoy carece la población cubana.
Esos casi dos millones de trabajadores sobrantes no pueden ser
cesanteados si no se cuenta con miles de empresas y negocios privados
que los empleen. Y los Castro se oponen. Por eso acaban de bajar a
500.000 el número de trabajadores que quedarán desempleados en los
próximos tres años, incluyendo 110.000 en 2012. Es decir, en 2015
seguirán sobrando 1.3 millones de trabajadores estatales, los costos de
producción seguirán por las nubes y la crisis del sistema habrá
empeorado.
Sin un fuerte sector privado no se pueden aplicar principios y
categorías económicas capitalistas en las empresas estatales, algo que
se hace en las empresas militares desde 1987. Y ese es precisamente el
instrumento clave para intentar convertir en eficientes y dotar de
autonomía a las 3.700 empresas del Estado, de las cuales 2.800 —el 75%
del total— dejan pérdidas. Autogestión y autoengaño
En eso consistía, con más o menos matices, el modelo socialista
autogestionario de la Yugoslavia del mariscal Josip Broz Tito, quien
además permitía la propiedad privada en los servicios y ciertos sectores
económico controlados por el gobierno. Recuerdo que esta autogestión
era fuertemente rechazada por Fidel Castro, el Che Guevara y toda la
cúpula castrista. Siendo el Che el "asesor" principal de la Junta
Central de Planificación (JUCEPLAN), la calificaba de traición al
socialismo.
Hoy, en las empresas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias el
salario de cada obrero depende del resultado concreto de su trabajo. Al
ser variable su ingreso, funciona como acicate para aumentar la
productividad, que es una de las más bajas del planeta. También las
empresas son estimuladas, o penalizadas, según los resultados
financieros de su gestión.
Esta táctica del salario basado en el rendimiento individual se
aplicó en la URSS y en Europa Oriental en los años 70 y 80, incluso con
versiones mucho más atrevidas en Hungría, Polonia y Rumanía. Y no
lograron evitar que sus economías se quedaran muy a la zaga de las de
Europa Occidental y que finalmente fallecieran.
Lo grave de todo esto es que a Raúl y Fidel Castro no les preocupa la
lentitud o los obstáculos que torpedean la "actualización". Ellos no la
concibieron para mejorar la vida de los cubanos, sino para evitar el
colapso económico total del país mientras disfrutan sus últimos años en
el poder a la espera de que se encuentre petróleo en las aguas cercanas a
la Isla, o de que Washington levante el embargo y el país sea invadido
por millones de turistas estadounidenses.
La moraleja, de todas formas, es ineludible: no se puede actualizar o
mejorar lo que no sirve, hay que desecharlo como hicieron 33 de los 35
países que "construyeron" el socialismo marxista-leninista en el siglo
pasado. http://www.diariodecuba.com
Entrevista a Meme Solís
Por José Hugo Fernández
LA HABANA, Cuba, mayo, www.cubanet.org
-Cuando preguntamos a José Manuel Solís (Meme para la historia), en
cuál de los escenarios públicos por donde paseó su fama, en Cuba,
preferiría presentarse si algún día regresara, respondió, al instante,
con una frase que viene pintada para título de una de sus canciones: “Lo
esencial sería volver”.
Muy pocos artistas logran permanecer vivos en la memoria de un pueblo
que no ha tenido acceso a su obra, ni escuchó la más leve mención
pública de su nombre durante más de cuarenta años. Con sus millones de
seguidores en la Isla, Meme Solís ha roto todas las leyes del mercado.
Mientras que a cualquier otro le resulta imprescindible la promoción, a
él le bastó con la devoción del público para convertirse en un clásico
de la música cubana.
(A la izquierda una foto de archivo de Meme Solis )
Justo para conocer cómo asume ese fenómeno tan extraordinario, y para
recrear de paso algunos buenos y malos momentos de su carrera en la
tierra que le dio vida y celebridad, Cubanet ha tenido el gran gusto de
entrevistarlo: JHF: Cuándo marchaba al exilio, hace un cuarto de
siglo, ¿pensó que podría ocurrirle algo tan singular como es su
permanencia en la devoción de los cubanos? MEME S: Nunca he dudado, ni por un solo instante,
del amor del pueblo de Cuba hacia mí. Soy profeta en mi país y siempre
me lo han demostrado. Gracias a Dios, yo, al igual que muchos de mis
compañeros, tuvimos la suerte de pertenecer a una generación de artistas
que triunfamos basados en la calidad de nuestro trabajo, y no en la
manipulación comercial sin calidad que, en su gran mayoría, rige el
mercado artístico en todas sus facetas hoy en día. JHF: El cuarteto de Meme Solís marcó un hito en
nuestra historia. Pero justo cuando estaba en la cumbre de la
popularidad, su existencia fue anulada por un decreto dictatorial. Sus
canciones no volvieron a ser difundidas durante décadas. La simple
mención de su nombre quedó prohibida en los medios de difusión. Según el
Diccionario de la Música Cubana, publicado en 1981, usted no parece
haber existido nunca. Mientras el más reciente Diccionario Enciclopédico
de la Música en Cuba, del año 2007, le da tratamiento de buque fantasma
a su cuarteto, al refrendar que se mantuvo activo hasta 1969, pero sin
especificar cómo ni por qué desapareció. Hoy, la Empresa de Grabaciones y
Ediciones Musicales (EGREM), perteneciente al mismo régimen que lo
borró del mapa, ha editado “Los Meme”, conjunto de cuatro discos
compactos que resumen el quehacer del cuarteto. ¿Qué reflexiones le
sugieren tan paradójico comportamiento? MEME S: A todos los seres humanos que nos ha tocado
vivir la desgracia de un régimen dictatorial y destructor de su propio
pueblo, nos queda muy claro que el tratar de borrar nombres, hechos,
fechas e historia es lo más común en ellos. Conmigo no lo lograron. A
mis 54 años de carrera, sigo aun muy vigente dentro y fuera de Cuba.
Nadie tomó la decisión por mí, yo disolví mi cuarteto y tome la decisión
de marcharme de Cuba. La edición de mi música, por la EGREM, solo
demuestra una vez más el comportamiento contradictorio de esa gente. Lo
que ayer fue malo ya no lo es hoy, en este caso mis discos les reportan
divisas. JHF: ¿La EGREM le está pagando, o ha prometido
pagarle sus derechos de autor por esta nueva publicación, o por otras
anteriores, como el casete con quince piezas que editó en 2005?
¿Solicitó su ayuda para la elaboración de “Los Meme”? MEME S: El gobierno de Cuba nunca ha sido serio a la
hora de pagar derechos de autor, ni en los discos ni en nada. Por
ejemplo, Tropicana sigue utilizando el tema compuesto por mí como
presentación en el mundo entero, y tanto por eso como por la venta de
mis discos no recibo ningún pago por los derechos de autor de mi obra.
En ningún momento solicitaron mi permiso para la publicación de mi
obra. JHF: Hay ahora muchos artistas cubanos que se ganan
la existencia material en escenarios del extranjero, mientras aseguran
la subsistencia artística en su mercado natural de la Isla, actuando de
vez en vez y dejándose ver en las pantallas de la televisión nacional,
aunque para ello tengan que hacerle algún que otro guiño cómplice al
régimen. ¿No le tienta este proyecto, sabiendo que, dada su
trascendencia histórica, todavía está a tiempo de renovar aquí la
popularidad que le arrebataron por decreto? ¿Ha sido usted invitado
oficialmente a visitar La Habana? MEME S: He recibido muchas ofertas para presentarme
en mi país, de entidades y de personalidades artísticas. Como cualquier
buen cubano, siento la tentación de hacerlo. Pero todavía no es el
momento. JHF: ¿Recuerda con exactitud el escenario y las circunstancias en que actuó por última vez con su cuarteto, en Cuba? MEME S: Fue en el Hotel Internacional de Varadero,
ya casi nos habían sacado de toda la programación de radio, tv y teatro,
para irnos borrando del panorama musical, ya que no estábamos
integrados a la revolución. JHF: ¿Cómo quedaron sus manos de exquisito pianista,
después que el régimen lo obligara a ganarse la vida trabajando en una
fábrica de cartón, en el momento en que era usted la figura más afamada
de la cancionística en Cuba? Pero, sobre todo, ¿cómo se las arregló para
conservar intactas su integridad espiritual y su capacidad creativa,
luego de haber sufrido tamaña injusticia? MEME S: Nadie se explica cómo pude resistir ese
tiempo y, sobre todo, mantenerme con el espíritu bien alto y la
capacidad para componer en ese tiempo más de 100 obras y seguir
estudiando para poder hacer arreglos orquestales, pues en el tiempo del
cuarteto solo hacia los arreglos vocales. Claro, quizás todo eso también
se debió al apoyo incondicional de mi gran familia y mis amigos.
Compuse en ese tiempo, pienso que con más fuerza y dramatismo que en los
años anteriores, y muchas de esas más de 100 obras han sido grabadas e
interpretadas por figuras de la talla de Libertad Lamarque, Olga
Guillot, Maggie Carles, Malena Burke, María Martha Serra Lima, Xiomara
Laugart, Argelia Fragoso y muchos más. JHF: Sus nostálgicos dentro de la Isla, que aún
suman multitud, comentan lo mal que se portaron muchos de sus amigos y
compañeros de trabajo, cuando, a partir de 1969, usted se convirtió en
un apestado político, sin haber participado jamás en la vida política
del país, sólo por siniestra decisión del gobierno. Sobre todo, se
cuestiona aquí la actitud asumida por los miembros del cuarteto, Farah
María, Miguel Ángel Piña y Héctor Téllez, que tanto le debían en lo
personal y en lo artístico. ¿Quisiera desmentir o agregar algo en torno a
este asunto? MEME S: Yo pienso que en esos momentos algunos de
mis compañeros se sintieron presionados y, lo que es más, acobardados,
por las represalias que el régimen de Cuba podría tomar en contra de
ellos, aunque la mayoría me brindó su apoyo sin temor alguno, como
Moraima Secada, Elena Burke, Ela Calvo, Rosita Fornés y muchos más. JHF: ¿Cómo recuerda a tres grandes amigas, que
además alinean entre las mayores intérpretes de la música popular cubana
de todos los tiempos: Olga Guillot, Elena Burke y Moraima Secada?
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MEME S: Las tres marcaron mi vida artística y personal. Olga me
descubrió artísticamente. Moraima fue la primera integrante femenina de
mi primer cuarteto y mi amiga personal. Elena fue la cantante con la que
más aprendí, y también mi amiga hasta los últimos días de su vida. JHF: Los jóvenes habaneros que hoy transitan frente
al Club 21, de N y 21, en el Vedado, ignoran por lo general cuántos
memorables capítulos de la historia de la música popular cubana se
escribieron allí, y cuánto de esa bendita substancia le debe La Habana a
Meme Solís. ¿Ha visto fotos del Club 21 en los últimos años? Si las ha
visto, ¿qué impresión causaron en usted? MEME S: En realidad, no he visto fotos del Club 21, y
preferiría no verlas, por lo que me han contado, pues quiero guardar en
mis recuerdos la imagen que tengo de ese lugar antes del 59. No soy un
hombre de sentir nostalgia, siempre he vivido adelantado a mi época. JHF: Cuando al fin usted vuelva a presentarse en un
escenario público de la Isla, ¿dónde preferiría hacerlo, en el Club 21,
en el salón Caribe del hotel Habana Libre, en el Flamingo, en Radio
Progreso, o acaso en Mayajigua…? ¿Cómo se ve a sí mismo de vuelta en
esta Habana tan querida y tan llena de buenos y malos recuerdos? ¿Qué
debemos hacer los habaneros para merecernos otro amanecer con Meme
Solís? MEME S: Lo esencial sería volver, tengo tantos lugares importantes en mi memoria y en mi corazón que creo sería difícil escoger.
"Dicen que viene llegando", cuidado con tu optimismo
La canción de este joven trovador es más que elocuente porque en ella se refleja muy bien cómo nos ven los de allá a los que andamos por acá.
Si el problema fuera por las orillas y no por las diferencias, sino existieran tantos tiburones y tantas amargas sales que agrietan las heridas, sino existieran tantas y tantas cosas que ensanchan este mar que nos separa, no tendríamos razones para discrepar de los ilusos que creen en los cantos de sirenas sobre la reconciliación entre cubanos, entonados por la alta jerarquía de la iglesia católica al servicio del régimen castro comunista que nos separó.
Nosostros, los de acá, siempre fuimos los malos, por eso nos bautizaron como gusanos, escoria, traidores, apátridas, contra revolucionarios, etc., fuimos los malos allá porque no aplaudimos las mentiras, no apoyamos las expropiaciones, confiscaciones, intervenciones, nacionalizaciones, los robos al descaro. Somos y fuimos los malos porque no comulgamos con la manipulación, la demagogia, los abusos. Somos los malos porque no aceptamos las imposiciones, el lavado de cerebro, la miseria a todas horas. Fuimos allá los fracasados, los que no tuvimos voz ni voto. Allá nunca aceptaron nuestros retos, nuestros desafíos, nuestra desobediencia. Nunca los de allá han entendido que preferimos estar acá en esta orilla, porque escogimos vivir sin patria, pero sin amos.
A la vuelta de los años los gusanos se han convertido en productivas mariposas comunitarias, las escorias en marielitos simpáticos a los que ya no se les condena por ser homosexuales y hasta se les ofrecen servicios especiales para cambios transexuales a bajos costos, los balseros son emigrantes económicos que van y vienen cargando con "de todo un poco", muchos de los que se ganaron el bombo se han convertido en mulas de carga de las agencias castristas, compitiendo con otros venidos por otras vías y con otras intenciones Los que no salimos en esos éxodos masivos, y tuvimos que esperar largos años por un permiso de salida, no estamos en el limbo. Tambien fuimos y somos los malos, sobre todo los que estamos en esta orilla dispuestos a defender al imperialismo yanqui, al mismo imperialismo que nos abrió sus brazosy nos brindó la ayuda necesaria para rehacer nuestras vidas partiendo desde cero, ya que los buenos de allá nos despojaron de lo poco que pudimos acumular durante los largos años que estuvimos obligados a trabajar para el único empleador existente en aquel entonces en la isla: el Estado Socialista Cubano.
Hace tiempo que los mandatarios mafiosos moncadistas descubrieron el filón de oro que brilla en esta orilla donde se trabaja, se lucha y se vive con decoro. Como la familia es la familia y la sangre siempre llama, nos agarraron por el cuello, por ahí nos han encadenado y nos han manipulado otra vez. Aunque estamos acá seguimos siendo parte de la legión de esclavos del clan de Birán.
Desde hace años las remesas familiares se han convertido en un gran negocio para el régimen castrista, pero ahora que Hugo Chávez se les está acabando, claman por incrementar el reencuentro, la reunificación familiar, los viajes y las remesas, el turismo y los desiguales intercambios culturales entre las dos orillas. Están con el agua al cuello y se han lanzado, desesperadamente, a pescar tontos útiles en esta orilla.
Le han cambiado la semántica a la palabra reconciliación. Ahora resulta que los malos de acá tenemos que reconciliarnos con los "buenos" de allá. Nos quieren arrebatar el derecho que tenemos los de acá y los de allá, a diferenciar amigos de enemigos. Yo nunca me peleé con mi pueblo, no tengo que reconciliarme con los cubanos de allá, ni tengo que confesarme ante una iglesia que se ha puesto al servicio de la dictadura castrista, ni tampoco he olvidado el sagrado lugar que representa para mi la tierra donde nací, aunque no ha sido mi patria por más de cinco décadas ya que unos mafiosos me la robaron. Simplemente me niego a reconocer como gobierno legítimo al régimen castro comunista que desgobierna la isla de Cuba. Nunca me reconciliaré con los mandatarios castristas, nunca me reconciliaré con el ejército de oportunistas y de Hs de P que mantienen y sostienen al régimen mafioso moncadista que ha destruído física y moralmente a la que una vez fue mi patria.
Lo digo y lo repito, no entro en esa comparsa que está organizando la iglesia castrólica dirigida por el cardenal Ortega, con ese llamado a la reconciliación nacional a través de un diálogo en el que solo caben todos los cubanos respetuosos¿? que estén dispuestos a cooperar con el régimen que una vez los condenó al destierro, al exilio o a residir en tierras extranjeras. Resulta que también le han cambiado la semántica al adjetivo respetuoso, porque respetuosos son, según ellos, los aduladores, oportunistas, desvergonzados e inescrupulosos cubanos en esta orilla, que ya han sido captados y embriagados con los cantos de sirena y están dispuestos a cooperar y ayudar a prolongar la existencia del raulato. Como no quepo en esa definición de respetuosos, ni entro en esa ficticia reconciliación y cooperación entre "buenos y malos", entre "mafiosos y los auto proclamados cubanos de buena fe, democráticos liberales", soy y seré, una irreverenda irrespetuosa e irreconciliable, y lo digo con el infinito orgullo de estar acá, en la otra orilla, bailando en la misma salsa de Celia Cruz y no tan ingenua como W. Chirino que hace años pensó y cantó "ya viene llegando", porque sé que, al paso que vamos, el sociolismo cubano pica y se extiende.
Esperanza E Serrano
.....
Revisando Youtube encontré otra canción del mismo trovador con el mismo tema.
Aclaro que Frank Delgado es de la misma escuela trovadoresca de Silvio y Pablo, con canciones manifiestamente apologistas al castro comunismo. Frank es un producto de esa mal llamada revolución, pero como la realidad es más fuerte que el miticismo que le han inculcado a los de su generación, y la trova a fin de cuentas se nutre de la realidad cotidiana, en su repertorio también hay temas que tratan las relaciones familiares entre de los de allá y los de acá, relaciones en las que predominan la dependencia económica de los de allá de con sus familiares de acá
Letra de la canción (llena de simbolos, de confusiones y de verdade)
Vivir en casa de los padres
Ya sabes como son los padres
que piensan que no acabas de crecer,
siempre pendientes de tus amistades
y el libro que te acabas de leer.
Están seguros porque me educaron
y me pusieron todas las vacunas
que tengo que aguantarles cada una,
que me halen las orejas delante del vecindario,
que si hablo, que si digo, que si pienso
que si tengo que entregarles la mitad de mi salario.
Y aunque me porto bien y ya soy grande
hay que pedir permiso pa' salir
y regresar antes que den las doce
porque aunque toques no te van a abrir.
Pero en casa yo me siento cual vergel
aunque hay gente que me dice
que esto parece un cuartel.
Mándame una remesa
pa' no caer en el pozo.
Mira que se están muriendo
mis tíos más poderosos.
La casa la vamos llevando
con lo que produce la guarapera.
El viejo que sabe torcer tabaco
y la vieja que es tremenda curandera.
A veces dirigimos un deporte
o destilamos un alcolifán.
Pues ya no dependemos de esos tíos
que por reírles la gracia nos mandaban el dinero.
Ahora dependemos de nosotros
y de la buena voluntad de mis hermanos que se fueron.
Quiero llegar a los setenta y cuatro,
que en mi casa es el promedio de vida
comiendo bajo en proteína y grasa
y haciendo mucha bicicleta fija (o china).
Pero en casa yo me siento como en casa,
aunque hay gente que se casa
para irse de mi casa.
Mándame una remesa
pa' no caer en el pozo.
Mira que se están muriendo
mis tíos más poderosos.
Ahora tengo un nuevo invento
para que mi familia sobreviva:
le alquilo un cuarto a esos primos lejanos
que gustan de nuestro estilo de vida.
Y aunque la casa está algo apuntalada
conserva todavía su majestad.
Nosotros nos quitamos la comida
porque andamos calculando un negocio a largo plazo
y les tocamos música divina
pa' que vayan con el tiempo asimilando los garbanzos.
Yo sé que en tu casa no hay apagones
y siempre está repleta la alacena,
que puedes expresar tus opiniones
y hay muchos más canales en tu antena.
Pero en casa yo me siento como en casa,
calabaza, calabaza,
cada uno a hacer un flan.
Mándame una remesa
pa' no caer en el pozo.
Mira que se están muriendo
mis tíos más poderosos.
"El General de
Ejército Raúl Castro Ruz, Primer Secretario del Comité Central del
Partido Comunista de Cuba, preside el acto central por el Día de los
Trabajadores, que se celebra este martes en la Plaza de la Revolución,
de esta capital.
Desde la madrugada los capitalinos se movilizan para
ratificar la firme decisión de los cubanos de preservar y perfeccionar
el socialismo" (Fragmentos tomados del libelo de Cuba :Trabajadores. 1 de mayo 2012)
Por toda Cuba desfilaron los esclavos apoyando su robolución:
Desfile en El Escambray, Cuba ,mayo, 1 del 2012
Nuevitas, Camaguey
Santiago de Cuba
Cada país tiene el gobierno que se merece. No me vengan diciendo que toda esa gente desfiló apoyando la robolución castro comunista por un par de botas, una merienda o por temor a represalias. Ese pueblo de corderos desfiló porque está plenamente identificado con el sociocastrismo. No me vengan con cuentos de camino ni con justificaciones baratas. Cuando un ser humano pierde su dignidad no merece respeto. Los cubanos no merecemos respeto. Unos porque nos fuimos por no aguantar tanta ignominia o por mejorar económicamente (o por las razones que sean) y otros porque se alegraron de nuestra salida por el simple hecho de que la miseria es lo único que, repartida entre muchos, toca a más. Mientras menos bulto más claridad, dice el viejo refrán. Nuestras escasas pertenencias, incluyendo la vivienda (lo mas preciado de todo ) fueron confiscadas y repartidas como botín de victoria entre los chivatos del pueblo o entregadas a los familiares de los jefes, con el beneplácito de todos esos que desfilan por las plazas gritando viva fidel.
En esclavos nos convertimos a partir de enero de 1959 y esclavos seguimos en el 2012 y quien sabe por cuantos años más.Los de allá alegres desfilan y nosotros, desde acá, como los malos de la pelicula que somos, los mantenemos contentos enviándoles dinero y pacotillas que luego exhiben con orgullo en esos desfiles de apoyo a los mafiosos de La Habana.
La historia lo ratifica: cuando un pueblo pierde su dignidad, merece un gobierno al estilo del castrocomunismo cubano.
Observatorio Cubano de Derechos Humanos
| Madrid
| 28-04-2012 - 10:08 am.
Carta abierta a la Conferencia de Obispos
Católicos: ¿Cuál fue el punto, queridos obispos, en que algunos líderes y
voceros de la jerarquía católica extraviaron el sendero?
En el Cuatrocientos Aniversario de la Patrona de Cuba.
Queridos obispos cubanos, a ustedes y a los miles de sacerdotes,
diáconos, religiosos, religiosas y laicos católicos, dirigimos este
mensaje, en este Cuatrocientos Aniversario de la aparición de la imagen
de la Santa Patrona de Cuba, la Virgen de la Caridad:
La sociedad y la Iglesia Católica cubana viven un momento de
definiciones cruciales en su relación centenaria. Ante ambas se abren
caminos que pueden recorrerse juntos, o bifurcarse si cualquiera de las
dos extravía el rumbo.
Las claves para tomar el mejor sendero siguen siendo las contenidas en el mensaje El amor todo lo espera que
emitieran Uds. mismos en septiembre de 1993. Aquel histórico documento,
que mantiene plena vigencia a casi dos décadas de haberse hecho
público, se expresaba en términos que parecen retratar lo que hoy
todavía vivimos:
La gravedad de la situación económica de Cuba tiene también
implicaciones políticas, pues lo político y lo económico están en
estrecha relación.
Nos parece que, en la vida del país junto a ciertos cambios
económicos que comienzan a ponerse en práctica, deberían erradicarse
algunas políticas irritantes, lo cual produciría un alivio indiscutible y
una fuente de esperanza en el alma nacional:
l. El carácter excluyente y omnipresente de la ideología oficial,
que conlleva la identificación de términos que no pueden ser unívocos,
tales como: Patria y socialismo, Estado y Gobierno, autoridad y poder,
legalidad y moralidad, cubano y revolucionario. Este papel, centralista y
abarcador de la ideología produce una sensación de cansancio ante las
repetidas orientaciones y consignas.
2. Las limitaciones impuestas, no sólo al ejercicio de ciertas
libertades, lo cual podría ser admisible coyunturalmente, sino a la
libertad misma. Un cambio sustancial de esta actitud garantizaría, entre
otras cosas, la administración de una justicia independiente lo cual
nos encaminaría, sobre bases estables, hacia la consolidación de un
estado de pleno derecho.
3. El excesivo control de los Órganos de Seguridad del Estado que
llega a veces, incluso, hasta la vida estrictamente privada de las
personas. Así se explica ese miedo que no se sabe bien a qué cosa es,
pero se siente, como inducido bajo un velo de inasibilidad.
4. El alto número de prisioneros por acciones que podrían
despenalizarse unas y reconsiderarse otras, de modo que se pusiera en
libertad a muchos que cumplen condenas por motivos económicos, políticos
u otros similares.
5. La discriminación por razón de ideas filosóficas, políticas o
de credo religioso, cuya efectiva eliminación favorecería la
participación de todos los cubanos sin distinción en la vida del país.
Y como lo expresó nuestro Encuentro Nacional Eclesial Cubano
(ENEC): «La Iglesia Católica en Cuba ha hecho una clara opción por la
seriedad y la serenidad en el tratamiento de las cuestiones, por el
diálogo directo y franco con las autoridades de la nación, por el no
empleo de las declaraciones que puedan servir a la propaganda en uno u
otro sentido y por mantener una doble y exigente fidelidad: a la Iglesia
y a la Patria. A esto se debe, en parte, el silencio, que ciertamente
no ha sido total, de la Iglesia, tanto en Cuba como de cara al
Continente, en estos últimos 25 años. Los Obispos de Cuba, conscientes
de vivir una etapa histórica de singular trascendencia, han ejercido su
sagrado magisterio con el tacto y la delicadeza que requería la
situación» (Nos. 129 y 168b), pero un sano realismo implica la
aceptación de dejarnos interpelar a nosotros mismos, lo cual puede no
gustar, pero puede, también, llevarnos a las raíces de los problemas a
fin de aliviar la situación de nuestro pueblo.
Queridos obispos cubanos:
Fueron ustedes los que acertadamente nos recordaron que el camino a
seguir era el diálogo entre cubanos y definieron con claridad el tipo de
interlocución que se requería cuando afirmaron:
Un diálogo con interlocutores responsables y libres y no con
quienes antes de hablar ya sabemos lo que van a decir y, antes de que
uno termine, ya tienen elaborada la respuesta, de los que uno a veces
sospecha que piensan igual que nosotros, pero no son sinceros o no se
sienten autorizados para serlo.
Después de casi seis años de haber sido sustituido por enfermedad el
que fuera jefe del Estado por casi cuarenta y siete años, las
expectativas de reformas estructurales y de concepto que fueron
prometidas, distan mucho de estar a la altura de la crisis que enfrenta
hoy la sociedad. Ésta —y al parecer la propia Iglesia— se escinde entre
aquellos que creen que todo llegará a su hora, fruto de la paciencia, y
los que, agobiados por la creciente pobreza y la permanente falta de
libertades básicas, han emprendido el camino de la protesta e incluso de
la resistencia. A este grupo no se le ha respondido con un diálogo
respetuoso, no se han escuchado sus inquietudes y propuestas, sino que
se le ha acallado con una creciente ola de represalias policiales. Sin
embargo, como ustedes bien proclamaron en 1993: Con la fuerza se
puede ganar a un adversario, pero se pierde un amigo, y es mejor un
amigo al lado que un adversario en el suelo.
La ausencia hoy de un diálogo nacional abierto, incluyente y sin otra
cortapisa que la civilidad, nos arrastra al abismo de un nuevo ciclo de
exclusión, de violencia nacional como opción desesperada para imponer
un futuro que ya vendría nuevamente marcado por el odio. Como ustedes
sabiamente indicaron el odio no es una fuerza constructiva.
Es sabido que al diálogo siempre se opondrán los que se benefician
del actual estado de cosas. Ustedes lo dijeron valientemente hace casi
dos décadas:
Sabemos bien que no faltan, dentro y fuera de Cuba, quienes se
niegan al diálogo porque el resentimiento acumulado es muy grande o por
no ceder en el orgullo de sus posiciones o, también, porque son
usufructuarios de esta situación nuestra, pero pensamos que rechazar el
diálogo es perder el derecho a expresar la propia opinión y aceptar el
diálogo es una posibilidad de contribuir a la comprensión entre todos
los cubanos para construir un futuro digno y pacífico.
Pero en 1993 ustedes dijeron mucho más:
Hacemos un apremiante llamado a nuestro pueblo para que no
sucumba a la peligrosa tentación de la violencia que podría generar
males mayores.
Y agregaron con prístina clarividencia:
Pero es necesario también que nos preguntemos serenamente en qué
medida la intolerancia, la vigilancia habitual, la represión, van
acumulando una reserva de sentimientos de agresividad en el ánimo de
mucha gente, dispuesta a saltar al menor estímulo exterior. Con más
medidas punitivas no se va a lograr otra cosa que aumentar el número de
los transgresores, esto lo saben muy bien los padres de familia. Es muy
discutible el valor del castigo para humanizar, sobre todo cuando este
rigor se ejerce en el ámbito de la simple expresión de las convicciones
políticas de los ciudadanos. Queremos, pues, dirigir también un
insistente llamado a todas las instancias del orden público para que no
cedan tampoco ellos a los falsos reclamos de la violencia.
¿Cuál fue entonces el punto, queridos obispos, en que algunos líderes
y voceros de la jerarquía católica extraviaron el sendero? ¿Cómo pudo
ocurrir que cargados de las mejores intenciones esas figuras cimeras de
la Iglesia asuman en la actualidad una lógica y retórica complacientes
que los aleja cada vez más de la prédica de Cristo y de ese llamado a
nuestra conciencias que hicieran todos ustedes en 1993? ¿Cuándo decidió
la Conferencia de Obispos autorizar al Cardenal, hablando y actuando
prácticamente en nombre de toda la Iglesia, a tomar distancia de la
prédica en favor del diálogo respetuoso e incluyente y asumir la
retórica del poder, siempre pletórica de descalificaciones de todo tipo?
¿Pueden acaso esperar que la sociedad cubana siga sus consejos y pautas
cuando ustedes no ejercen la corrección fraterna con quienes se alejan
de ellos entre ustedes mismos?
La lógica de pactar la cooperación con un poder abusivo con la
intención de contener sus desmanes y conducirlo al buen camino
seguramente está bien intencionada, y sin duda puede permitir que se
alcancen concesiones beneficiosas. Pero compromete —por razones de
principio y por su limitada perspectiva— el testimonio de dignidad y
credibilidad de una institución cuya lógica no puede ser política, sino
la del amor. La Iglesia no puede permitirse el lujo de hacer pactos —de jure o de facto— que, guiados por una lógica de intereses o de poder, se realicen a expensas de su compromiso con la lógica del amor.
Nadie niega, y a todos nos regocijan, los avances obtenidos en la
aceptación del papel social de la iglesia, frente a la exclusión por
motivos religiosos, desde que se diera a conocer El amor todo lo espera hasta
nuestros días. Ninguno fue una dádiva, todos son avances justos —aunque
todavía distan de estar a la altura plena de las circunstancias—, y a
ellos contribuyeron en no poca medida la visita del Papa Juan Pablo II,
en 1998, y la más reciente de Benedicto XVI. Pero de nada valdrían esos
pasos, u otros que pudieran darse, si el precio a pagar fuese el
extravío de la misión esencial cristiana. Si se ha avanzado en el
derecho a la libertad religiosa por no exclusión de los que tienen
dichas creencias, en la nación se ha recrudecido la represión y
exclusión de aquellos que no profesan la ideología oficial y se expresan
frente a los abusos de un poder que no se somete a un estado de derecho
ni permite libertades básicas de conciencia, expresión, reunión y
asociación. Errado es el camino de intentar preservar lo logrado a favor
de un grupo de víctimas, si el precio es la complicidad ante los abusos
que se imponen a otras.
Las declaraciones del Cardenal Jaime Ortega Alamino en su
presentación en la Universidad de Harvard han sido deplorables. Su doble
mención, discriminatoria una, de infidencia la otra, fue éticamente
inaceptable y carente de prudencia. En efecto, Mons. Agustín Román ya no
está entre nosotros para aclarar o rechazar sus afirmaciones; y su
juicio sobre la pretendida condición psíquica, jurídica y moral de
compatriotas que ocuparon pacíficamente una iglesia en señal de protesta
y fueron desalojados, si no con violencia dentro del templo, sí con
recurso a la fuerza del brazo secular, fue cuando menos, temerario,
improcedente. Cualquiera puede tener un mejor o peor momento al expresar
una idea, pero el contenido, tono y actitud del Cardenal en esta
ocasión ha develado cuánto se puede haber alejado de la lógica del
mensaje medular que en 1993 emitiera la Conferencia de Obispos
Católicos. Ha dejado injustamente mal parada a la institución que le
corresponde representar, y a obispos, curas, monjas y laicos que de
forma silente y abnegada han servido al pueblo todos estos años y han
intentado protegerlo frente a abusos muy diversos a riesgo de no pocos
peligros personales.
Los que suscribimos esta carta queremos, no obstante, llamar a la
cordura a quienes hoy pudieran ceder a la tentación de dejarse arrastrar
por el legitimo sentimiento de profundo agravio que las palabras del
Cardenal Ortega han provocado. Él tendrá que responder ante Dios por sus
actos y palabras. Pero con serena firmeza esperamos de los obispos,
sacerdotes, religioso(a)s, laicos cubanos, y de las autoridades del
Vaticano, que den muestras de renovado discernimiento, que ponga
definitivamente coto a este tipo de manifestaciones y aseguren que la
Iglesia Católica Cubana sea consecuente con el compromiso que hizo,
según sus propias palabras no por casualidad, en septiembre de
1993. El Cuatrocientos Aniversario de la aparición de la imagen de la
Virgen de la Caridad está llamado a recordarse como el año de la
consolidación del compromiso eclesial con su pueblo, sobre la base de
las prédicas de Cristo y no como un dato estadístico significativo en
la asistencia a procesiones.
No hay mejores palabras para cerrar este urgente mensaje que las empleadas por ustedes mismos en el de 1993:
Hemos pedido al Señor dirigir este mensaje en su lenguaje de
amor, sin lastimar a ninguna persona, aunque cuestionemos sus ideas en
diversos aspectos, porque de lo contrario Dios no bendeciría el humilde
servicio que queremos prestar a cuantos libremente quieran servirse de
él.
Al igual que en 1993 la Iglesia supo descifrar las angustias de la
sociedad cubana, deseamos y esperamos que hoy preste oídos a este
reclamo… antes de que sea demasiado tarde.
Desde que Raúl
Castro asumió la presidencia, el gobierno de La Habana ha reconocido
públicamente la necesidad de incrementar las fuerzas represivas del
régimen haciendo reclutamientos públicos a través de sus medios de
prensa.
De “renovarse o morir” habló el diario Juventud Rebelde en una
convocatoria para incrementar la plantilla de “agentes”. “Honrar el
uniforme” se titula el artículo más reciente del rotativo que trata de
ensalzar el nombre de la institución y el papel de los jóvenes en ella,
aunque hacia el interior de la sociedad sean otros los puntos de vista
en torno al tema. Ser policía para los cubanos es tan grave como un
delito.
Numerosos entrevistados por martinoticias.com
consideran que usar un traje de policía es difícil y peligroso en la
actual sociedad cubana. Sus criterios se basan en los comentarios que
han podido escuchar a conocidos y vecinos que abandonaron el órgano
policial o que esperan con impaciencia la llegada del retiro.
Sander Reyes, activista de derechos humanos de 37 años de edad y
residente en Santa Clara refiere como a algunos policías “los
superiores los avasallan, los pisotean, los ofenden”. Los han hasta
“obligado a golpear”, bajo amenaza de quitarle los estímulos que pueden
consistir en jabas de alimentos, descanso, cambio de turno, entre otros.
Reyes relata desde su experiencia como detenido de los maltratos
sicológicos en el interior de una celda de la policía. “!Tranquilos!, no
formen problemas que a mí me queda poco por retirarme”, le dicen para
intimidarlos.
Desde el punto de vista familiar la situación se torna más compleja,
explica Yoandri Argote del Toro joven de 26 años residente en Bayamo.
“En caso extremo tienen que tomar represalias contra el pueblo y ahí
mismo sus vidas corren el riesgo” y “en su pueblo muchas personas temen
ajustes de cuentas y represalias en el futuro”.
“Están conscientes que si algún día el sistema cae, el pueblo la va a coger con ellos,” apuntó Sander Reyes.
El Jefe de Sector constituye una de las figuras más odiadas dentro de un
barrio, agregó otra fuente que pidió el anonimato. “A veces son más
bandoleros que los propios bandoleros”, dijo para referirse a que le
quitan lo poco que consiguen los padres para alimentar a sus hijos y
“como en Cuba todo es ilegal…”
La mayoría de las personas prefieren ganarse la vida “sin buscarse
problemas” y el salario que les pagan “es bueno, pero no es lo más
importante porque después no puedes conseguir nada ni hacer negocios. A
veces son los que más trabajo pasan para resolver sus problemas” agregó,
poniendo el ejemplo de que nadie les quiere vender la carne de res para
que alimenten a un familiar enfermo. “Es un delito ser policía porque
si los cogen y no les quieren pasar la mano, las leyes contra ellos son
más duras”.
Los llevan para La Habana “sin importarle sus antecedentes penales”, los
meten en una escuela y “ya salen de policías”, destacó Julio Pérez
desde Holguín.
“Muchos no tienen ni noveno grado y no saben ni expresarse, no tienen
ética y salen a la calles más bien con faltas de respeto hacia el
ciudadano”.
Jorge Corrales Ceballos opositor que reside en Guantánamo, destacó que
conoce los casos de personas que optan por integrar las filas de la PNR,
porque no encuentran otro empleo.
Si tienen familiares en el extranjero deben pedirle permiso a sus
superiores para recibirlos. Sin embargo, mientras llevan sus uniformes
pueden trasladarse de una provincia a otra sin coste alguno y recibir
beneficios de los implicados en el delito para que se hagan los de la
“vista gorda”.
Comunmente llamados " la fiana", "la meta", "NG la banda, la que manda",
"la monada" o la "Policía Oriental Revolucionaria" son blanco
predilecto de muchos comediantes cubanos. Tal es el caso de este sketch
de Limay Blanco.
LA HABANA, Cuba, abril, www.cubanet.org
-Un refrán antiguo asegura con certeza. “De los cobardes no se ha
escrito nada”, pero cuando se ligan cobardía, poder y soberbia para
causar profundo daño humano, llamar al crimen por su nombre constituye
una responsabilidad para las personas honestas y amantes de la justicia.
Nunca, en más de trece años, he dedicado una letra a los agentes del
gobierno cubano condenados por espionaje en Estados Unidos,en primer
lugar porque creo que los espías constituyen noticia cuando son
descubiertos y acaso cuando son objeto de la tradicional negociación
entre estados. Los cinco miembros de la red Avispa que decidieron, a
costa de cumplir largas penas, mantener fidelidad al gobierno cubano
después que una decena de sus compañeros colaboraron con la justicia
norteamericana para aliviar su infortunio, fueron convertidos en bandera
de confrontación política por el alto liderazgo de la Isla.
En un alarde de interesada manipulación e indolente desprecio por los
seres humanos, el gobierno cubano guardó silencio durante más tres años
sobre el caso para luego de definidas las alineaciones y fidelidades de
los encartados desarrollar una intensa y permanente campaña mediática y
política que, a un altísimo costo, pretende supuestamente consagrar en
la opinión pública y en el sistema judicial norteamericano la pretendida
inocencia de los que considera héroes. Las autoridades cubanas nunca se
han molestado en explicar como se puede, en medio de esta álgida
confrontación con sabor a guerra, ser héroe e inocente al mismo tiempo.
El alto liderazgo de La Habana incapaz de prodigar justicia ni piedad
a sus víctimas, nunca ha valorado o reconocido las determinaciones
judiciales favorables a sus “héroes” y no atenúa su lenguaje agresivo y
desafiante para con las autoridades políticas y judiciales del vecino
del norte. Pero lo inesperado ha sucedido, René González, el espía
convicto y fiel que se encuentra en régimen de libertad supervisada
después de cumplir la primera parte de su condena, recibió permiso
judicial para visitar a su hermano en grave estado de salud.
El gesto es contrastante con la impiedad del gobierno cubano, pues
baste recordar como la inmortal Celia Cruz, la gran guarachera de Cuba,
no recibió el permiso de La Habana para regresar a su tierra a sepultar a
su madre, o el caso de Mario Chanes de Armas, ese héroe e inocente
condenado por sus ex compañeros de lucha a treinta años que no pudo
salir a enterrar a su hijo por negarse a vestirse con ropa de preso
común, por solo citar dos de muchos ejemplos.
Al conocer la noticia los cubanos nos preparamos para la altisonancia
carnavalesca y chauvinista que era de esperar, sin embargo la visita
del convicto pasó en sepulcral mutismo. De hecho René estuvo tan preso
durante sus catorce días en La Habana como en sus trece años en las
cárceles norteamericanas. Las autoridades cubanas siempre prodigas en
bravuconadas a distancia se comportaron como dóciles alguaciles
federales cuidando celosamente al recluso y devolviéndolo puntualmente a
su cómodo cautiverio.
Esa observancia estricta de las disposiciones legales y judiciales
del enemigo contrasta de manera chocante con la sistemática violación de
los derechos de los ciudadanos y de sus propias disposiciones legales
utilizadas por las fuerzas represivas del régimen para imponer su
hegemonía intolerante sobre toda la sociedad.
Los arrogantes poderosos quienes, llegado el momento, no se atreven a
mover una pestaña ante las condiciones impuestas desde allá por sus
enemigos jurados, esos que huyen despavoridos ante una simple cámara de
video y no se atreven a usar sus nombres verdaderos en su labor
represiva, prodigan sin embargo abuso y ensañamiento sobre todo a
personas que consideran indefensas o vulnerables.
En el más deplorable modelo de terrorismo de estado los oficiales de
la policía política no han encontrado otro mecanismo que dedicarse a
aterrorizar a la anciana madre de Juan Antonio Madrazo, Coordinador
Nacional del CIR, para impedir la celebración de las actividades
convocadas en su domicilio, que es por cierto la sede de esta
organización civilista.
Juan Antonio Madrazo, Coordinador Nacional del CIR en su domicilio, sede de la organización.
Teresa Luna, una encantadora abuela llena ternura, simpatía y lucidez
a sus 75 años, mantiene valor y firmeza ante las cobardes amenazas de
que ha sido víctima en más de una ocasión. La determinación de su hijo
es no dar un paso atrás en su compromiso con la lucha por la democracia y
la justicia, pero todos los que la conocen, familiares o no, están
profundamente indignados por la bajeza de estos hombres que presumen de
tanto poder y ninguna humanidad.
Con mucha facilidad han olvidado los hermanos Castro que cuando ellos
se dedicaban a asesinar compatriotas bajo el manto protector de las
sierras orientales nadie fue a molestar a su señora madre.
Más allá de ideologías o confrontaciones políticas, lanzar todo el
peso de la violencia sobre mujeres que esgrimen una flor o hacer tan
miserable uso del presumible celo de una madre caracteriza a un régimen
que perdió definitivamente la razón, los argumentos y el decoro, al
punto de ser incapaz de plantar cara a sus enemigos de siempre en el
momento clave o reconocer cuando un diseño represivo ha fracasado sin
remedio. elical2004@yahoo.es
Hoy me han contado que ha muerto de un infarto. Me he mirado a mí misma y no he sentido ni la más minima pena, ni siquiera me conmueve la orfandad de su única hija.
Fue mi vecina por más de diez años en Nueva Gerona. Siempre supe que vigilaba cada uno de mis pasos dentro de mi casa, en el barrio y en la Isla. Diariamente se esmeraba, cual perra sabuesa, en descubrir los olores que salían de mi cocina. Siempre supe que tenía una libreta de notas donde apuntaba con esmero los orígenes de aquellos olores tan seductores en medio de una terrible época de hambruna generalizada. Creo que el olor de las colas de langostas que mi amigo marinero me llevaba cada cierto tiempo, la sacaban de quicio. Sé que ella sufría amargamente porque le faltaba valor para violar las leyes absurdas que le prohibían (y todavía le prohiben) a los cubanos comer langostas, carne de res y otras cosas que sólo pueden consumir los elegidos de la élite gobernante.
En aquellos años del eufemístico Período Especial en Tiempo de Paz, quizás por su cobardía y su latente mediocridad, Mirta se conformaba con el picadillo de soya mientras yo saboreaba una rica ensalada de langosta. Supongo cuánta alegría sentía cada vez que se le presentaba la ocasión para denunciarme ante la seguridad (policía política cubana) por mis constantes violaciones de las leyes.
Como conocía de sus malas costumbres de chivata barata, un buen día decidí jugarle una mala pasada. La invité con toda su familia a mi casa a celebrar mi supuesto cumpleaños número 38. Me esmeré y me gasté unos cuantos pesos cubanos. Les preparé un buen trozo de carne de res asada, una ensalada fría de langosta y mayonesa, ensalada de tomate y aguacate, arroz moro, plátanos fritos y como postre un tocinillo del cielo, luego les colé un buen café, de ese que aún se cultiva en las lomas de Oriente y que llegaba a mi casa de contrabando. Comieron y se hartaron de lo lindo, se rieron con las travesuras de mi niña más pequeña (la mayor no estaba en casa, estaba en La Habana), hicimos chistes y luego los invité a que viéramos juntos la novela de las nueve.
Algo cambió a partir de ese día. Mi vecina comenzó a visitar mi casa con más frecuencia. Ya no me espiaba desde el patio. Creo que estaba tratando de agarrarme con las manos en la maza para que sus denuncias tuvieran efectos. Para desgracia de ella cada vez que los segurosos venían a mi casa encontraban el regrigerador como un coco: blanco por dentro y con mucha agua... Por supuesto nunca sospecharon que yo tenía un refrigerador en el closet del cuarto de mi pequeña niña, porque si lo hubieran sabido, hoy tal vez no estaría contando esta historia.
Un buen día me cansé de tanta espiadera y la llamé cuando estaba preparando unos bistecs. Corté tres bien grandes y se los di. Ella puso los ojos más grandes que un fondo de botella pero los agarró bien fuerte, sin saber que decir. Como soy tan atrevida, le dije:
_ Mirta, me da pena que tú y los tuyos no puedan comer carne por no tener dinero, pero si tú quieres yo hablo con la persona que me la consigue y a lo mejor te trae algo que tú puedas comprar.
Si grande había puesto los ojos cuando le di la carne, cuando me escuchó decir lo anterior, su boca y su mirada la traicionaron. Sus negros ojos brillaron y sus escuálidos labios esbozaron una leve sonrisa propia del H de P victorioso.
Enseguida le comenté:
-Digna, la Presidenta de los CDR Municipal, la esposa del "general"* García, Jefe del Estado Mayor del Comité Militar, es quien me puso en contacto con Manuel. El es buen amigo de la familia y se defiende traficando con carne de res, langostas, café, pescado, tasajo, bacalao y hasta jamón. El te puede conseguir lo que tú quieras y a lo mejor no te sale tan caro. Aunque si te da pena, yo puedo hablar con él. A mi me vende la libra de carne de res a 25 pesos, pero puedo hablarle para que te la deje en 20.
Ella titubeando me dijo:
- Pero si Jesús (su marido) se entera de lo que me acabas de decir le da un "soponcio" Tú sabes que él trabaja en el comedor del Comité Militar y no se atreve a llevarse ni una lata de carne rusa**
Yo, firme en mis propósitos, le respondí
- Hija, con razón ustedes se comen ese picadillo de soya que venden en el mercado. Si Jesús fuera como Manuel a ustedes no les faltaría nada. Pero no te preocupes, como Jesús es tan entretenido, le puedes inventar cualquier cosa cuando te pregunte de dónde sacaste la comida que le pones en la mesa. Hoy si quieres le dices que esos bistcs te los di yo y que me llegaron gracias a Manuel.
Mirta se quedó confundida. Se fue a su casa y creo que se comieron la carne esa misma tarde.
Unos días después vino a mi casa a pedirme que le consiguiera una libra de café y un pollo para llevárselo a su madre enferma en La Habana. Se los conseguí y se los cobré unos pesos más por encima de lo que a mi me costaron. A partir de entonces su cocina cambió. Ya no olía tanto a picadillo de soya. Mirta me compraba los cartones de huevo, los pescados y algunas colas de langostas que Arquimedes me traía cuando pasaba por mi casa. También me compró unas cuantas libras de carne de res en ocasiones especiales.
No sé si se creyó la historia de Digna y Manuel, o si su estómago pudo más que su lengua de chivata. Yo, por si acaso me seguí cuidando de ella, pero eso sí, me aproveché de su supuesta amistad para mantenerla desinformada. Jamás me confié de ella. Sabía que por tal de que no sospecharan de ella era capaz de delatarme por cualquier cosa, menos por la comida porque entonces ella también tendría que confesar que compraba carne y langostas en el mercado negro.
Me cuentan que hace unos días murió de un infarto. Ya estaba vieja y cansada. Con sus 68 años y una vida de mentiras y miserias, a pesar de su hija doctora, no creo que haya alcanzado alguna vez ese futuro luminoso que le prometió la revolución castrista, futuro por venir por el que tanto se esmeró chivateando a todos los vecinos del barrio y defendiendo con uñas y dientes a esos líderes mafiosos, castro moncadistas que tanto la usaron.
Dura debe haber sido su vida, sobre todo desde que enviudó hace diez años y desde que su hija, mayorcita ya y divorciada, es la comidilla del barrio precisamente por no ser ese dechado de virtudes que su madre esperaba. Estoy segura que desde hace quince años, la pobre Mirta no tenía quien le resolviera carne, ni huevos, ni café, ni nada. Ya no tenía cerca a la vecina que ella tanto difamó y chivateó, la misma que un día le regaló un pedazo de carne a cambio de su silencio, mientras que, los vecinos del barrio como le temian tanto, ni siquiera se atrevían a pasar por el frente de su casa cuando iban con sus jabas repletas de comida conseguida en el mercado negro.
Que en paz descanse Mirta, si es que los chivatos pueden alcanzar el perdón de Dios.
* García no era General. No pasaba de Capitán de las FAR
** lata de carne rusa, para esa época ya en Cuba no entraban latas de carne rusa, Mirta usó esa expresión quizás por costumbre (como todavía se usa en Cuba)o por desconocimiento.