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sábado, 23 de diciembre de 2017

Castro Sospecha...

Pugnas dentro del Olimpo verdeolivo habrían frenado su marcha.

Miriam Celaya.
LA HABANA, Cuba.- En la mañana de este 21 de diciembre de 2017 trascendió en los medios internacionales que “el Parlamento cubano” –cuyo rasgo más sobresaliente es no haber decidido absolutamente nada en más de 40 años de existencia– recién “ha decidido” prorrogar el mandato presidencial del general Raúl Castro hasta el próximo 19 de abril.
Las verdaderas razones para la toma de una decisión que implica otra promesa incumplida por parte del anciano General –quien se había comprometido a abandonar la Presidencia del país el 24 de febrero de 2018–, constituyen un misterio, habida cuenta que las supuestas dificultades introducidas en el proceso electoral por el huracán Irma, que azotó la Isla a principios de septiembre, constituyen un pretexto demasiado pueril para ser tomado en serio.
Pero, en todo caso, tampoco estamos frente a una situación excepcional. Es sabido que en Cuba cualquier disposición gubernamental, en especial las mejores y las más trascendentales, puede (y suele) ser postergada según se le antoje al demiurgo del Poder. Otras promesas anteriores del General, con un mayor efecto sobre la población, tales como la unificación monetaria, la disminución de los precios de los alimentos o la nueva Ley electoral, también fueron impunemente preteridas, sin explicación alguna.
No obstante, algunas señales apuntan que en el trasfondo de ese súbito cambio de fecha para la salida de Castro II de la Presidencia subyace la necesidad urgente de hacer ciertos reajustes en la maquinaria del Poder, a fin de asegurar los intereses propios y de sus beneficiarios, lo que refuerza la hipótesis de algunos analistas que sostienen la existencia de grietas significativas en la antaño estructura monolítica del PCC y de la cúpula a partir de supuestas pugnas entre los sectores más conservadores y ortodoxos (dizque “estalinistas” o “fidelistas”) y los más proclives a los seudo-cambios introducidos en la última década (“reformistas” o “raulistas”, les llaman). Pugnas que habrían surgido tras el forzoso retiro de Fidel Castro del gobierno, y profundizado a lo largo de los 11 años siguientes.
Quizás los raulistas estén librando una batalla estratégica a fin de garantizar la continuidad de los suyos al frente del país, y muy especialmente la salvaguarda de sus intereses económicos, así que todo deberá quedar atado y bien atado antes del traspaso de la presidencia a manos de un leal que no pertenece a la Generación Histórica, evitando imprevistos no deseados.
Lo sorprendente en realidad es la impresión de urgencia e inestabilidad que se transmite, al pretender consolidar en cuestión de tres meses algo que debieron lograr en una década, es decir, conjurar cualquier peligro, lo que a la vez desmiente el discurso de “unidad de todos los revolucionarios” esgrimido por la totalidad de los dirigentes y altos funcionarios entrevistados a pie de urnas durante los comicios municipales de noviembre último.
Desde luego, el estilo críptico de las (des)informaciones en Cuba obliga a descifrar claves ocultas, con el riesgo de interpretaciones erróneas e inexactitudes. Sin embargo, no parece casual que la información más importante publicada en la primera plana de la prensa oficial este jueves, 21 de diciembre de 2017, haya sido la celebración, en la jornada de la víspera, del IV Pleno del Comité Central (CC) del PCC –paralelo a los debates parlamentarios– en el marco del cual el Primer Secretario del Partido, Raúl Castro, anunció la celebración del próximo Pleno, que tendrá lugar en marzo de 20l8, un hecho que no puede menos que relacionarse con la cercana elección del nuevo Presidente cubano.
Cabe especular que ese próximo Pleno del  CC del PCC podría ser, sobre todo, la ocasión introducida por el general-presidente y sus acólitos más fieles, no solo para “profundizar en las experiencias obtenidas durante el proceso de implementación de los Lineamientos, así como en la proyección de los años venideros”, según declara la prensa oficial, sino para fortalecer compromisos y apuntalar estratégicamente al que después será oficialmente “elegido” por el Consejo de Estado para ocupar la poltrona presidencial, y quizás también acordar secretamente entre la elite ideológica quién será el próximo Primer Secretario, a elegirse en el marco del VIII Congreso.
Pero los actuales apremios del raulismo, en un diciembre que ha tenido más prisas que pausas, no se circunscriben al plano político sino que comenzaron incidiendo sobre el plano económico. Apenas unos días atrás, el 13 de diciembre, entraron en vigor intempestivamente “nuevas normas jurídicas” sobre el sistema empresarial cubano.
En otras palabras, el “perfeccionamiento” iniciado experimentalmente por el general-presidente en la década de los 90’ del pasado siglo para (paulatinamente) metamorfosear a los altos mandos de su ejército en empresarios civiles –que hoy dirigen todos los renglones estratégicos de la economía del país– y más tarde refrendado en los Lineamientos, ahora quedaron legitimados en el cuerpo jurídico a través de decretos y decretos-leyes, lo que otorga al futuro Presidente una herramienta legal que no solo protege contra los reales o potenciales adversarios internos los cambios implementados hasta ahora por el general-presidente, sino que permitirá extender su alcance futuro en función de los intereses de la elite y sus favorecidos.
Pero más allá de toda especulación hay que reconocer que el panorama político cubano resulta cuando menos confuso. En cualquier otro país donde las características predominantes del gobierno sean los titubeos, los retrocesos, el incumplimiento de todas las promesas y, finalmente, la postergación de las elecciones presidenciales, la situación sería calificada como una “crisis política”. No así en Cuba. Al menos, no de manera explícita. Cuatro generaciones de cubanos en la Isla han sobrevivido por seis décadas bajo condiciones de dictadura, sufriendo crisis de todo tipo sin siquiera interiorizarlo así. ¿Cómo habrían de percibir las crisis que se dirimen en el seno del Olimpo verde olivo?
En cualquier caso, habrá que seguir de cerca los acontecimientos políticos que nos depare el 2018. Mientras, en medio de tanta turbidez algo queda claro: la proclamada unidad de la cúpula no es sino otro mito de una gerontocracia desgastada y caduca que hoy parece dudar incluso de la sobrevivencia de su sombrío legado


.Miriam Celaya
Miriam Celaya
Miriam Celaya (La Habana, Cuba 9 de octubre de 1959). Graduada de Historia del Arte, trabajó durante casi dos décadas en el Departamento de Arqueología de la Academia de Ciencias de Cuba. Además, ha sido profesora de literatura y español. Miriam Celaya, seudónimo: Eva, es una habanera de la Isla, perteneciente a una generación que ha vivido debatiéndose entre la desilusión y la esperanza y cuyos miembros alcanzaron la mayoría de edad en el controvertido año 1980. Ha publicado colaboraciones en el espacio Encuentro en la Red, para el cual creó el seudónimo. En julio de 2008, Eva asumió públicamente su verdadera identidad. Es autora del Blog Sin Evasión

martes, 3 de agosto de 2010

Cuba: ¿dos gobiernos?


. .."El 26 de julio de 2010, ... ha venido a marcar la diferencia, porque esta vez converge en la fecha una sucesión de eventos que alteran la habitual monotonía del ritual. Santa Clara, ciudad sede en la que –como en el resto del país– no se produce nada, fue el escenario, esta vez ganado no por el “sostenido trabajo y los extraordinarios logros económicos y sociales” de sus pobladores (tan apáticos y desesperanzados como cualquier cubano de toda la geografía insular), sino –paradójicamente– por la prolongada huelga de hambre y sed que sostuviera el disidente Guillermo Fariñas desde su cama del hospital provincial, a favor de la liberación de los presos de la Primavera Negra. La formidable solidaridad que despertó Fariñas y los muchos comentarios que circulaban sobre el sorprendente acontecimiento de este cubano capaz de sacrificarse y poner en riesgo su vida por la libertad de otros, eran motivos suficientes para llevar una inyección de ideología oficial a la ciudad: El Acto Central del 26 fue, pues, una cortina de humo para demostrar que Santa Clara no era casi una especie de plaza moralmente sitiada por la disidencia, sino un bastión de revolucionarios fieles al espíritu del Moncada.


..."Este 26 estuvo signado por el inicio de la liberación de los presos políticos y de conciencia, por la sensacionalista reaparición pública del señor F. cual celosa vedette venida a menos que ve perdido el escenario y trata de sustituir con exagerado colorete su falta de frescura, por la publicación de una saga de predicciones sobre un inminente holocausto nuclear, por el pertinaz silencio del General Raúl Castro solo quebrado recientemente por su breve discurso de clausura (1ro. de agosto) del correspondiente período de sesiones de la Asamblea Nacional, y por una nueva sustitución de ministro –esta vez el de salud pública–, hecho éste que puede significar lo mismo discapacidad para mantenerse en el cargo que “tiradera de toalla” en medio del ring en que parece estarse librando la mayor contienda del momento: la cúpula de poder.

..."En fin, que este 26 de julio transcurrió como si existieran dos Cuba; o, mejor dicho, dos gobiernos en una sola Cuba: uno fantasmagórico y alucinante, donde un viejo espectro anuncia el fin del mundo mientras coloca ofrendas a los muertos que él mismo causó y designa quiénes se salvarán del cercano holocausto (como ocurrirá, por ejemplo, con Lucius Walker y sus caravaneros); mientras otro gobierno, quizás más terrenal o cercano a la realidad, se dedica a negociar en secreto con instituciones cubanas y extranjeras, a liberar prisioneros, a ignorar las fantasmagóricas apariciones de F y a sustituir funcionarios. De cualquier manera, esta dualidad solo consigue hasta ahora acentuar la impresión de caos. La presencia de F interfiriendo en asuntos de Estado que -si nos atenemos a la letra- solo deberían corresponder al Gobierno y a sus instituciones, resulta incoherente y dañina, en estos momentos más que nunca; es una completa aberración. Cuba está urgida de definiciones realistas y no de delirios para enfrentar la coyuntura más difícil de los últimos 50 años. De la inteligencia y habilidad política con que se encaren estos tiempos depende el futuro de todos, porque está visto que nuestro verdadero Holocausto lo tenemos dentro.
Articulo completo
Cuba: ¿dos gobiernos?


Tomado de http://www.desdecuba.com/sin_evasion/?

viernes, 11 de junio de 2010

Carta abierta a la BBC de Londres


Carta abierta a la BBC de Londres

Por Miriam Celaya González

Solo soy una entre los millones de terrícolas que hacen uso de la Internet. De hecho, en mi condición de cubana y blogger alternativa, mi acceso a la red es bastante restringido y esporádico. No obstante, siento un respeto sincero por los profesionales de la información a nivel global y considero a la BBC una agencia seria y competitiva. Es justamente por esto que no alcanzo a explicarme cómo es posible que bajo tanto prestigio y tradición exista la posibilidad de amparo para ciertos “periodistas” tan mendaces e inescrupulosos que, violando todo principio ético de la profesión, se dedican a desinformar al mundo, tergiversando la realidad de una nación y, de paso, ofreciendo un servicio (¿gratuito?) a la dictadura más larga que conoce el mundo occidental.


El periodista uruguayo Fernando Ravsberg, corresponsal en La Habana de la BBC, fue entrevistado recientemente en Madrid por Emiliano Cotelo, a propósito del controvertido diálogo iniciado entre el gobierno cubano y la máxima jerarquía de la Iglesia Católica de la propia Isla. Las respuestas de Ravsberg, muchas veces ambiguas y siempre fuertemente parcializadas, transparentan el desprecio que siente por este país y por los cubanos, así como el profundo desconocimiento de la historia de Cuba y de las aspiraciones de su pueblo. Ravsberg no es en esencia un periodista, sino un propagandista del régimen cubano y como tal, detractor a ultranza de la disidencia y del brote cívico que ha comenzado a cobrar fuerzas en la sociedad, sectores muy perseguidos y duramente acosados dentro de la Isla y que se mantienen pugnando por los derechos económicos, políticos y sociales de todos los cubanos pese al hostigamiento y a la represión de que son víctimas, mientras “informadores” como el corresponsal de referencia, o bien miran a otro lado, o prefieren reforzar el discurso oficial fabricando una realidad imaginada.

¿Cuál es esa “Cuba” que reporta Ravsberg y qué beneficios obtiene de ello? Solo él podría responder a esto. Ya hemos leído en otras ocasiones sus personalísimos análisis del escenario cubano y sus peculiares versiones de las entrevistas que ha realizado, así que no causa mucho asombro que esta vez el flamante corresponsal de BBC nos pinte una Cuba que los propios cubanos no conocemos y, encima, se extralimite en sus funciones agoreras. Con frecuencia ocurre que algunos extranjeros sagaces como él solo parecen necesitar de algún poco de tiempo en la isla y un par de preguntas que dicen hacer por aquí y por allí, para sentar cátedra en temas cubanos. Es como si el trópico les recalentara el cerebro y perdieran la capacidad de discernimiento. Ahora Ravsberg no solo tergiversa la realidad de Cuba, sino que se revela como todo un experto en sociología y psicología social cubana, fundamentalmente en lo tocante a política y religión. Un análisis de tanto dislate sería en extremo extenso, de manera que creo más oportuno hacer solo algunos señalamientos con el fin de corregir un poco la brújula de este reportero desorientado que, como reza un viejo refrán popular, está en medio del bosque y es incapaz de ver los árboles.


El corresponsal de la BBC asegura que en Cuba el gobierno no le da valor a la disidencia “porque esta recibe dinero del exterior”. Desconozco si este gobierno ha puesto en manos de Ravsberg las pruebas de dichos emolumentos recibidos por “la disidencia”, habida cuenta de que al pueblo cubano nunca se le han servido pruebas concretas de ello, salvo que se puedan considerar así las declaraciones unilaterales de los alabarderos oficiales (y de los extraoficiales, como Ravsberg). Por otra parte, ¿quiénes clasifican como “disidencia” para el avispado corresponsal? Generalmente en ese amplio diapasón se han incluido en Cuba tanto los partidos de oposición como los periodistas independientes, los bloggers alternativos y todo aquel que no se pliegue a las directrices gubernamentales. En ese caso me siento autorizada a desmentir tal afirmación: al menos un nutrido grupo de bloggers que me son cercanos y yo, entre otros “disidentes”, no recibimos dinero alguno del exterior. El gobierno cubano, en cambio, no solo ha recibido durante decenios todo tipo de recursos (que aún recibe y dilapida), sino que –además- aplica un abusivo gravamen sobre las remesas familiares y sobre cualquier ingreso que reciban desde el exterior los cubanos. Teniendo esto en cuenta, se deduce que el gobierno también se beneficia con los supuestos fondos destinados desde el exterior a la disidencia interna, como seguramente sabe el señor corresponsal de la BBC.


El gobierno cubano no tiene en cuenta a la disidencia, no precisamente porque “reciba dinero del exterior”, sino porque las dictaduras no aceptan ninguna manifestación alternativa, tenga color político o no. El gobierno cubano no reconoce a los partidos opositores, pero tampoco a los periodistas independientes, a las diversas asociaciones de la sociedad civil alternativa ni a los blogger, que ni siquiera somos una organización. La debilidad de los regímenes totalitarios estriba, no obstante, en ese monopolio absoluto sobre la sociedad, sobre la información y sobre el temor del individuo, por lo cual todo fenómeno alternativo que pueda suponer una fisura en el sistema deviene “disidencia” y debe ser demonizado. Es así que en el discurso oficial (y curiosamente en el de “periodistas” como este señor uruguayo) todos los disidentes “son mercenarios al servicio de una potencia extranjera que nos agrede, nos bloquea y nos hostiliza”.


Ravsberg pretende subestimar la presión internacional sobre la dictadura de la Isla a raíz de la muerte de Orlando Zapata aduciendo que “con excepción del gobierno de Estados Unidos, ningún otro gobierno condenó al gobierno cubano por la muerte de Zapata”. Las críticas de los parlamentos mexicano y europeo, así como las de grupos de la sociedad civil, artistas e intelectuales de numerosos países, no parecen tener importancia para un sujeto que, paradójicamente, toma a Uruguay como ejemplo de tradición democrática. Ni siquiera las discretas declaraciones del Secretario General de las Naciones Unidas, quien lamentó públicamente la muerte de Orlando Zapata, son mencionadas por Ravsberg. Su propio discurso delata su diferenciado sentido de la democracia: si no son los gobiernos quienes directamente emiten la crítica, no existe presión internacional.

Otro tema se relaciona con las consideraciones en torno a la política cubana. Ravsberg trata de hacer creer a la opinión pública que en Cuba ha habido un cambio de presidente que supone alguna distinción o cambio en el proceso cubano. En un absurdo símil establece una comparación entre el proceso de sucesión dictatorial cubano (todo un “dedazo”) y las elecciones democráticas uruguayas que colocaron –urnas mediante- a Mujica en el poder a continuación de Tabaré Vázquez. Total, nos dice Ravsberg, ambos (Tabaré y Mujica) son representantes del Frente Amplio, eso implica que el cambio de representante de la dictadura en Cuba “es algo similar a lo que acaba de ocurrir en Uruguay”, puesto que hay una persona diferente en el poder en cada caso. En verdad, se precisa ser muy necio o muy irrespetuoso de la inteligencia ajena para sostener semejante criterio.
Por la misma cuerda floja andan las opiniones de Rasberg durante la entrevista de referencia cuando asegura que “ha habido una serie de cambios en el acceso de los cubanos a los hoteles, lo cual los convirtió en el verano del año pasado en el 10% de las personas hospedadas en los hoteles turísticos, lo cual demuestra también que hay ciertos sectores con buenos ingresos”. Y también la insólita burla al pueblo cubano al decir que “ha habido un montón de cambios en el país que la gente parece no seguir: cambios económicos, reconocimiento de derechos de los ciudadanos, por ejemplo el acceso a internet que estuvo prohibido durante años para los cubanos acaba de ser ratificado legalmente por un decreto como derecho, e inmediatamente se abrieron los cibercafés para que cualquier ciudadano pueda consultar desde el Miami Herald hasta BBC Mundo e incluso El Espectador. Son pasos claves, pasos que no se tienen en cuenta pero que significan, por ejemplo, que el gobierno cubano acepta por primera vez terminar con el monopolio informativo y darle acceso al mundo”.

Lo que no dijo Ravsberg es que ciertas páginas web no se pueden consultar desde los cibercafés porque el gobierno ha puesto “presillas” que impiden el acceso y que curiosamente entre las páginas así prohibidas se encuentran las de los bloggers alternativos, lo cual demuestra que las autoridades temen más la divulgación de las noticias y opiniones de los que estamos dentro de la Isla que a toda la prensa extranjera, incluyendo la acreditada en la Isla. Tampoco el corresponsal de la BBC aclaró que tales “derechos” generosamente otorgados por el gobierno no se llegan a generalizar porque ningún salario en Cuba aporta ingresos suficientes para cubrir los precios de hospedaje en los hoteles o para darse el lujo de navegar por Internet en busca de informaciones, salvo que se tenga una fuente alternativa (no legal) de ingresos, familiares o amigos en el extranjero que cubran tales gastos, o se trate de cubanos con permiso de residencia en el exterior o con contratos de trabajo fuera de Cuba. Solo así un cubano se puede permitir semejantes excesos, a contrapelo de la penosa lentitud de las conexiones a la red o del dudoso servicio hotelero que se le brinda. No obstante, cada nacional independiente que se hospeda en hoteles resulta tan sospechoso que su estancia es cuidadosamente controlada por el Ministerio del Interior, con un estricto seguimiento de sus gastos y la cantidad de veces que disfruta de esos hospedajes.

Quizás una buena demostración de la voluntad gubernamental para terminar con el monopolio informativo sería desbloquear las páginas web que acogen a la blogósfera alternativa (http://www.desdecuba.com/ y http://www.vocescubanas.com/, por ejemplo), o permitir el derecho a réplica de todos aquellos que la prensa oficial ofende y desacredita desde los medios de difusión masiva, para que los cubanos comunes conozcan todos los argumentos sometidos a debate y formen su propio criterio. Ravsberg no puede ignorar que la prensa cubana jamás ha publicado ni uno solo de los documentos de condena al gobierno dimanados de la opinión nacional o internacional, aunque sí se ha permitido escarnecerlos, de manera que el pueblo solo ha tenido una versión distorsionada y parcial de éstos.


En cuanto a la represión interna y el acoso que se ha mantenido a lo largo de siete largos años contra las Damas de Blanco, esposas de los presos políticos de la Primavera Negra, y que el corresponsal de la BBC atribuye a la indignación del pueblo contra la traición, ¿acaso Ravsberg pretende ignorar que las hordas de furia que han atacado a estas cubanas indefensas durante sus marchas pacíficas de cada domingo son agentes del gobierno cubano, expresamente entrenados por éste para golpear y reprimir cualquier manifestación alternativa de la sociedad civil, sea opositora o no? El señor Ravsberg es, cuando menos, grosero y vulgar, cuando dice tan cándidamente, en relación con las conversaciones entre las autoridades de la Isla y la Iglesia Católica, que “Hay un antecedente, hace unas semanas cuando el gobierno de Raúl Castro convocó a la Iglesia católica para decirle que autorizaba a las Damas de Blanco, a marchar otra vez libremente por las calles”. En realidad, las Damas nunca pidieron ni necesitaron autorización del gobierno para marchar por la liberación de sus familiares, quienes guardan prisión por ejercer la libertad de expresión para divulgar verdades que finge ignorar el señor Ravsberg; las calles son un espacio que ellas han ganado con su prestigio y su valor, así como han ganado el respeto y la admiración de todos los cubanos decentes. Ellas conquistaron esas calles por sí mismas.


En cuanto a la Iglesia Católica, a la cual se refiere el señor periodista como si se tratase de una secta de parias fugitivos y a la que considera “una institución débil”, le aclaro que es la institución religiosa más fuerte de Cuba, solo que el catolicismo a la cubana no se parece al que se practica en Uruguay o, digamos, en España. En Cuba, los cultos sincréticos de origen africano no han dominado sobre el catolicismo, sino que han dado lugar a una amalgama religiosa particular en la cual es difícil discernir dónde terminan y comienzan los aportes de una y otra creencia; se trata de límites imprecisos porque, por ejemplo, en la práctica cotidiana, los fieles de los cultos de ascendencia africana bautizan a sus hijos en las iglesias católicas siguiendo el ritual cristiano tradicional, colocan ofrendas en esas propias iglesias y muestran respeto tanto a Dios como a Oloffi. Por otra parte, no son pocos los que se declaran católicos y ponen ofrendas a los orishas o consultan al babalawo. Nunca los estudiosos de las ciencias sociales en Cuba se han arriesgado a decir que “la mayor parte de los cubanos profesa una fe afrocubana conocida como santería”, como se atreve a asegurar el audaz Ravsberg, que-a juzgar por sus planteamientos- parece haber pasado mucho tiempo en Cuba haciendo alguna encuesta de alto valor estadístico para asegurar esto (¡lo que se ha perdido el Instituto Nacional de Antropología por no tenerlo en su plantilla!), así como para sostener que la Iglesia Católica cubana “No es una institución fuerte en el sentido de tener muchos adeptos, muchos seguidores. Es una religión minoritaria” y que, a pesar de ello “tiene una alta influencia social” (entonces, ¿en qué se basa esa influencia?).

No quiero concluir sin proponer al corresponsal Ravsberg que quizás sería recomendable que pasee un poco menos por La Habana y se sumerja en textos sobre la historia de Cuba a fin de evitarse emitir criterios disparatados; la ignorancia voluntaria no es un adorno, así que no es bonito que la exhiba tan impúdicamente. Cuando este señor asegura que “Cuba es un país que prácticamente nunca fue independiente, al final de la colonia española entraron tropas de otro país, el primer presidente lo puso Estados Unidos, y después prácticamente no tuvo una historia democrática…”, está omitiendo una rica historia republicana en la que se consolidaron fuertes valores democráticos y una institucionalidad civil que permitió el nacimiento de una Constitución en 1940 que fue de las más avanzadas de su tiempo. Ravsberg ignora que los gérmenes de la vocación democrática cubana nacieron fundidos con los albores de la nacionalidad, cuando todavía éramos una colonia (como lo fueron todas las naciones de Hispanoamérica, incluyendo Uruguay), y que se acrisolaron en el siglo XIX en el pensamiento de José Martí, el más democrático de todos los cubanos. Medio siglo de dictadura y de temor latente impiden que este pueblo se manifieste; por eso los cubanos no siempre se atreven a expresarse, por eso cuando se expresan con libertad son encarcelados, por eso cualquier falso corresponsal divulga lo que se le antoja sobre Cuba, siempre que lo que diga esté a tono con la línea del gobierno, so pena de perder su acreditación. El día que Cuba sea libre, quizás el propio Ravsberg se sorprenda de la vocación democrática de los cubanos. Solo que ese día tendrá que esforzarse por ser un periodista de verdad.


Lamento, por último, haberme extendido demasiado en comentar lo que muchos quizás considerarían un exceso de atención que el corresponsal de la BBC no merece, pero no se trata de él: los cubanos ya hemos sufrido suficiente daño por más de 50 años para, encima, tener que enmudecer ante las ofensas y el desprecio de un parásito de la prensa. No hablo en nombre de los cubanos en general, que nadie me ha autorizado ni tengo mérito para tanto, sino en nombre propio, porque –al igual que los bloggers y periodistas independientes a quienes llamo mis compañeros de ruta- cada día corro el riesgo de sufrir la represión por divulgar las verdades de mi país mientras la orgullosa insolencia de Ravsber se contonea impune en medio de mi pueblo. Hablo, también, porque como el propio señor Ravsberg conoce, la inmensa mayoría de los cubanos ignora la cantidad de desatinos que sobre ellos se está divulgando por parte de este “periodista”, al cual, con toda seguridad, han acogido con la hospitalidad y el afecto de los que no es digno. No tengo tampoco autoridad ni cualidades para dictar pautas a la BBC, pero soy del criterio de que una agencia que nació en fecha tan remota como 1923 y que ha prestado invaluables servicios a la humanidad como fuente fidedigna de información, incluso durante las cruentas circunstancias de la última conflagración mundial del pasado siglo, debería ser cuidadosa a la hora de seleccionar a sus corresponsales: en el caso de La Habana, la BBC está pagando en metálico por la perpetuación de la mentira. Es algo indigno.
Perdonen por su tiempo, espero que, después de todo, Fernando Ravsberg sea solo un pequeño y lamentable error.


Miriam Celaya González
Blog Sin EVAsión.
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