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miércoles, 12 de octubre de 2022

Recordando a Agustín Tamargo



RECORDANDO A AGUSTIN TAMARGO.

Por Armando Araya García.


Agustín Tamargo, fue un periodista de lo cubano, su apego a ello destaca en cada gesto del quehacer periodístico que inició desde muy joven, a los 15 años, en el semanario "La Idea" y en la revista "Alborada" en Puerto Padre, donde nació el 14 de agosto de 1924. Luego en 1944 se instaló en La Habana y por los méritos de su labor llegó a ser director del Canal 2 de la televisión, cargo al cual renunció en rechazo a la intervención del régimen impuesto por el castrismo "Usted no quiere periodistas, lo que usted necesita es fonógrafos", escribió entonces en referencia al por qué de su renuncia, poco antes de partir al exilio en 1960 a Estados Unidos, donde inicialmente residió en Nueva York. En 1963, se trasladó a Venezuela, sin interrumpir su labor periodística y más tarde de retorno a Nueva York, continuó entonces como director de los periódicos hispanos "El Tiempo" y "El Diario La Prensa". En 1980, en Miami, trabajó en WRHC-Cadena Azul, Unión Radio, WQBA-La Cubanísima, WSCV-Canal 51, Radio Mambí, como columnista dominical en El Nuevo Herald y creó uno de los programas radiales de más audiencia, el popularísimo "Mesa Revuelta" y la columna de análisis político "Al pan, pan y al vino, vino", cuya frase de cierre "Cuba primero, Cuba después y Cuba siempre'' es sello imperecedero de la cubanía de Agustín Tamargo, ese gran periodista cubano que, al morir en Miami el 7 de marzo del año 2007, se fue sin haber podido regresar a "Su Cuba",  pero sin olvidarla.·


Vaya esta nota como saludo a su memoria.


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Por Agustín Tamargo: SOY CUBANO. 


Cubanos de aquí y de allá:


Sobre mi mesa de trabajo encontré una nota. No sé de dónde vino, ni quién la escribió, acaso fui yo mismo en días que he olvidado. Pero quiero transmitirla a mis lectores porque creo que recoge un sentimiento colectivo. La nota dice así:


Soy cubano. 

Para algunos esto acaso no es mucho 

pero a mi yo íntimo le basta y le sobra.


Soy cubano . 

Podría ser venezolano ,español o americano. 

Pero ése sería un ser artificial 

de voto y pasaporte, 

hijo del papel y la tinta, 

que no cuadra a mi naturaleza rebelde.


Soy un cubano integral. 

Cubano de las buenas y las malas, 

de las verdes y las maduras

Cubano como decía Unamuno 

que él era vasco por los 16 costados.


Soy cubano. 

Tengo un himno y una bandera. 

Y tengo, sobre todo, 

una historia llena de nombres, 

hechos y lugares gloriosos.

¿Podría cambiar por algún hecho histórico extranjero

Las Guásimas, Baraguá y EL Escambray?


Soy cubano

de café negro, 

de tabaco y de casabe, 

de son y ron,

de baile en la Tropical y de guateque guajiro.


Soy cubano 

de hablar a gritos, 

de jugar a la pelota, 

de piropear a las mujeres

y de bajar como un río de fuego 

la escalinata de la universidad de la Habana.


No soy un ciudadano, soy una pasión que camina. 

Y cuando enfrento la última realidad de mi vida, 

que es la de la patria perdida, 

me transformo en una fiera.


Por eso los extranjeros no me entienden.

¿Cómo van a entender que quien lo tenga todo pida más?.

Y es que esos extranjeros no saben 

que ese todo reluciente,

adquirido en tierra prestada y bajo sol ajeno, 

no puede curar una enfermedad fatal 

que se llama ¡nostalgia!


Dicen que lo bello , 

cuando se pierde, se vuelve más bello todavía. 

¿Y qué era Cuba, desde que la bautizó Colón,

sino la tierra más hermosa que ojos humanos vieron?


¿ Que era Cuba?.

Cuba era un hechizo en las madrugadas de rocío,

un calor en las venas en las noches de erotismo caliente.

Frente a la majestuosidad del Níagara., 

Heredia echaba de menos a sus palmas, 

que buscó y no encontró 

y que en realidad no necesitaba encontrar 

porque las llevaba dentro.


Así, dentro del alma, 

carga el cubano a Cuba por todas partes 

como un escapulario para defenderse del siniestro.

Podrá decir también como un  escudo.

Con la historia de Cuba al brazo va el cubano por el mundo

defendiendo a su tierra bienamada 

frente al envidioso y el calumniador.


Cuba es su niña.

Cuba es su obsesión y su desvelo.

Cuba es su madre y es también su hija.

Cuba es su amante lejana e inolvidable.


Muchos dicen que el cubano está loco.

¡Pues claro que lo está!.

¿No va a estar loco

el que se gana la lotería 

y le roban el billete?.


Los libros que allá no leía 

el cubano desterrado los lee ahora aquí.

Los cuadros que allá no miraba, 

los mira ahora aquí.

La música que allá no escuchaba 

la escucha ahora aquí.


El cubano no vive en una casa 

ni en un apartamento,

vivé en un baúl de recuerdos.

Cada vez que destapa el baúl 

y encuentra una fotografía gastada, 

sufre una herida


Cada palabra criolla que no conocía 

o había olvidado y redescubre 

se le transforma en un amuleto 

con el que defiende su autenticidad.


En el hipódromo de Hialeah 

hay una guardarraya de palmas.

No de palmas canas, no de palmetos, 

de palmas reales

ésas que coronan en cuba las lomas 

y las ribera de los ríos 

y que fueron traídas de allá.


Se asegura que un hombre solitario 

camina por las noches 

bajo esas palmas hablando solo. 

No es invención de nadie.

Ese hombre soy yo.


Ser cubano 

hoy es una prueba amarga, un desafió.

En la isla, un hombre que metió en ellas a los rusos 

mete ahora los turistas extranjeros 

con la misma finalidad: 

pisotear el cubano.


En el destierro, 

la prosperidad material 

y la indiferencia del extraño

ante su drama,

 hacen del cubano un solitario.


Nadie lo entiende. 

Nadie respeta su interminable vigilia 

en espera de que amanezca. 

Todos le piden que se olvide, 

que se adapte, 

que haga como todos los refugiados del mundo: 

iniciar una nueva vida.


¿Se puede seriamente iniciar una nueva vida?. 

¿Dónde hincará sus nuevas raíces esa nueva vida? 

¿En el 4 de julio americano? 

¿En el 2 de mayo español? 

¿ En el 14 de julio francés? 


No. La historia de un pueblo 

no puede ser una invención diaria, 

llena de lo artificio de lo prestado. 

La historia de un pueblo es la continuidad , 

el plebiscito diario de que hablaba Renan. 

De Diego Velásquez a Fidel Castro 

la historia de Cuba 

ha sido un largo peregrinaje 

hacia la única felicidad posible: 

la que proporciona la libertad.


Cuba mató su indio,

masticó su negro y se tragó su español

y de esas mezclas de sangre, hizo el cubano.

Hombre de islas, hijo del sol,

ese cubano lo ha sido todo 

sobre su tierra ardiente:

matemático y jugador de gallos, 

ajedrecista y cantor de puntos guajiros,

político y hacendado, 

rumbero y profesor.


Fernando Ortiz es el cubano. 

Y Miguel Matamoros. 

Y Guiteras. y Gastón Baquero. 

El chino-mulato Wilfredo Lam es el cubano 

¿Se puede olvidar todo eso 

porque el anfitrión sea generoso

 y la mesa esté bien servida? 

Yo creo que no. 

Como decía Martí 

de los que iban a su tierra 

cuando aún el español la ofendía.

"Otros pueden, yo no puedo."


La dejaron allí como quien 

dicta su testamento a un notario 

o como el que echaba una botella al mar.


Vino Colon, vino Hernán Cortés, 

vino el americano, vino el ruso, 

vino Castro 

vino la desolación de la huida en masa.


Pero la isla está allí,

Cuba está allí.

Esperando con su calor de madre

por los hijos dispersos 

simbolizados en ese cubano 

que dejó esta nota

y que habla solo de noche 

bajo las palmas de Hialeah. 


Hasta aquí la nota que encontré y que he trascripto con fidelidad


Agustín Tamargo


https://www.youtube.com/watch?time_continue=505&v=bHohmPntAWs

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