San Nicolás del Peladero y Alvarez Guedes.
Este Post es un tributo a tantos artistas cubanos que nos hicieron reír y se mantienen en el recuerdo de los mas viejos, como yo!
A pesar de todo lo que he mencionado hasta el momento, dejo mis favoritos para el final: San Nicolás del Peladero y Alvarez Guedes.
¿Por qué recordamos tanto a San Nicolás del Peladero? Porque simplemente, mucho más allá del libreto, sus actores estaban entre los mejores, no solo de veta humorística, que eran capaces de enriquecer un libreto que parecían inmejorable, improvisar con parlamentos simpáticos y hasta cultos.
Sin duda nos quedábamos muy satisfechos cuando al final de cada episodio, el Alcalde, interpretado por ese grande en todos los sentidos, Enrique Santiesteban decía: ¡Que dura, chico, pero qué dura es la vida de un alcalde!”.
San Nicolás del Peladero, era un pueblo ficticio de la época republicana donde se destacan los personajes principales del alcalde, Plutarco Tuero (Enrique Santiesteban) el mismo que al ver la nómina de la Alcaldía preguntó quién era ese Total que ganaba más que él y se aumentó el salario; la alcaldesa Remigia, con una regia María de los Ángeles Santana y su simpático llamado al mayordomo; el mayordomo Agamenón (Frank Almeida), el estirado servidor de la alcaldesa; Montelongo Cañón, el enemigo partidista del Alcalde y candidato a destronarlo e interpretado por Agustín Campos; Cheo Malanga, el guardaespaldas del Alcalde personalizado por Enrique Arredondo; Eufrates del Valle, el director del periódico El Imparcial y adulón del Alcalde, interpretado por Germán Pinelli; Ñico Rutina, interpretado por Carlos Moctezuma, el cual es el ahijado de la alcaldesa y bufón del alcalde, famoso por su frase: “¡las cenizas, Senador!, las que se la echaban en la mano y se las guardaba en un bolsillo del saco; el Sargento de la guardia rural, el bravucón con un tabacón en una mano y la otra con el machete para defender al alcalde, interpretado por Mario Limonta; Panchón Majagua, rival político del alcalde interpretado por Carlos Paulín; Simplicio, es escuálido casi muerto de hambre que en otros programas fue conocido por “El Cesante”, que a veces estaba acompañado de su novia, igual de flaca y los que al oler un potaje se desmayaban, una creación de Carlos Más y muchos otros.
Era de lujo la cantidad de personajes secundarios, que según el capítulo tenían mayor o menor relevancia, aparecían o no, como eran el jefe de la Policía (Leonel Valdés), los guatacas, los sargentos políticos y otros personajes de tipo costumbrista que se veían envueltos en situaciones complicadas, todo dentro del marco de un “peladero”, es decir un territorio desprovisto de vegetación en donde lo que abundaba era la corrupción, el abuso, la trampa.
Pero para los que pensaron en un olvido, no los he mencionado porque son los que más me hicieron reír: el gallego boticario y su sobrino.
Lo del boticario gallego y su subrín, era cosa del otro mundo, más allá de lo gracioso.
Estos personajes de San Nicolás del Peladero el Gallego Boticario de Juan Carlos Romero y su sobrino, Salustiano Palmiro, interpretado por Ramoncito Hernández, al que le echaban todas las culpas, eran personajes principales del programa y su sola aparición ya nos causaban risa.
Solo algunas frases pronunciados por ellos que se nos han quedado grabadas, nos muestran su simpatía:
Decía el sobrino: Tí, tí, ¿es ospirina o espirina?
A lo que respondía el boticario: Cá la boca anemal!
No faltaban los coscorrones sobre su boina, se agachaba y se defendía con el brazo para protegerse mientras decía: “¡No pegue, Ti! ¡No pegue, Ti!”.
O aquellas del boticario:
“¡Ay, mi farmacopea!”,
“¡Santiago de Compostela!”
“¡Salustiano Palmiro!”
Sin olvidar las improvisaciones de ambos cuando
Ñico Rutina los quería estafar, robarles el dinero de la caja contadora o sus flirteos amorosos con las mulatas.
En fin, si hay que recordar un programa o escoger uno, ese es San Nicolás del Peladero.
Punto y aparte: Alvarez Guedes
Alvarez Guedes, fue sin duda un maestro
Desde muy joven fue cantante, locutor y actor y se le recuerda por su personaje de el borracho en el Cabaret Regalías, donde le daba palmadas en los cachetes a la gente y les decía: “yo te conozco a tí”.
Rita y Willy fue un programa de CMQ-TV, con la importante artista cubana Rita Montaner y el actor y comediante GuillermoAlvarez Guedes, los que con su simpatía hicieron de este espacio un favorito. Rita Montaner toma vacaciones y es sustituida por Minín Bujones con su personaje de la gallega Fefita, el que se queda, eliminando a Rita por la gran aceptación del público.
También incursionó en “El arte de ser feliz”: junto a Rosita Fornés y Enrique Santisteban.
Paralelamente fundó su sello musical Gema, una de las casas discográficas más importantes de Cuba y el Caribe, donde grabaron artistas de la talla de Bebo Valdés, Elena Burke, Guillermo Portabales, Los Guaracheros de Oriente, Fernando Alvarez, Marta Jean Claude, Roberto Ledesma, Miguelito Ojeda, Miguelito Cuní, Chanito Isidrón, el Conjunto Casino, Celeste Mendoza, Frank Domínguez, Felipe Dulzaides, Gina León, Rene Cabel, Pacho Alonso, el Trío Taicuba, Tata Ramos, Pio Leiva, Senen Suarez y Rolando Laserie, entre otros y en su renacer en Puerto Rico, El Gran Combo, Luisa Maria Guell, Cortijo y su Combo. y otros que también se habían ido al exilio.
Dentro de ellos las primeras grabaciones de discos serían las de tres grandes: Elena, Laserie y Fernando Alvarez. Y el primer disco del sello fue interpretado por el propio Alvarez Guedes con la rumba Recordando a Malanga.
Pero fue en el exilio donde Alvarez Guedes se convirtió en un innovador de la comedia moderna a través de grabaciones en vivo de discos de larga duración y casetes con chistes, en algunos casos con humor político, lo que le valió ser considerado el humorista cubano más importante del siglo XX.
El logró lo que nadie, unir a todos los cubanos, los de la Isla y los del exilio, con sus chistes, en los que se veían representados de una forma u otra.
Solo un genio como él logró traducir nuestra forma del habla popular convirtiéndola en un lenguaje universal
Los 32 discos de Alvarez Guedes solo tienen un contrincante de peso: los episodios de la Tremenda Corte. Todos los cubanos, de una forma u otra, nos hemos dedicado a robarles los chistes a Alvarez Guedes, pero no es solo el contenido de los chistes, lo impresionante es que solo él podía contarlos con una gracia particular.
Y nadie como él pudo contar de forma simpática como la emigración cubana pudo manejar la realidad que vivieron y no solo sobrevivir en un medio hostil, sino imponerse.
Probablemente no haya habido mejor embajador de nuestra cubanía que él, no solo como humorista, sino como una persona de gran cultura y un exitoso empresario, lo que ayudó a reproducir la Cuba perdida en el exilio.
Solo un ejemplo, pues los chistes o monólogos, o parlamentos de Alvarez Guedes, todos los conocemos:
Lesson number two: Meaning of the word coño. Coño gives strength to whatever you say. Coño is so strong that you only have to use half of it: ¡ño!
Lección número dos: el significado de la palabra coño. Coño le da fuerza a cualquier cosa que quieras decir y es tan fuerte que solo necesitas emplear la mitad de ella: ¡ño!
¡Ño!, eso decía mucho de Alvarez Guedes, a lo que denominaba “the most powerful word in Spanish” ( la palabra más poderosa en español ) en sus famosas Clases de idioma Cubano.
¡Ño, Alvarez Guedes, apretaste!.
Ya no está entre nosotros, pero sus chistes son eternos.
Diferentes programas y actores se han sucedido durante los últimos decenios, pero pocos han alcanzado la gracia de los que mencioné. Probablemente Antolín el Pichón, al que Alvarez Guedes consideraba “legítimo” y los logros de “Vivir del Cuento”, todos bajo la sombra de una férrea censura, pueden considerarse como verdaderas proezas. El resto ha sido bagazo.
Alegrías de Sobremesa con sus altos y bajos, nos dejó el “¡Qué gente, caballeros, pero qué gente!”, pero con guiones limitados por la propia limitación de los temas a tratar.
En resumen, que a pesar del buen ingenio del chiste, o de todo lo que se sobreentiende acerca de las dificultades (políticas o técnicas) con las que se hace televisión, lo que es difícil de ver en este tipo de programas es, sencillamente, un libreto bien articulado de principio a fin y representado por buenos actores.
Se ha argumentado que hay escasez de buenos escritores y se cuestiona que cómo en un ‘‘país de humoristas” no puede haber un buen programa de humor y es que el riesgo es mucho, mientras que en la calle, en los cabarés, hay una libertad de expresión pero de poco alcance y que no existe en los medios de difusión masiva, donde a veces dan ganas de llorar los chistes tomados de Internet o gastados de tanto repetirse.
En Cuba, el país del choteo, donde la gente se ríe de sus desgracias, no ha muerto el humor, solo está escondido, esperando tiempos mejores.🇨🇺
Fuente: Programas y comediantes de Cuba.
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