Estoy cansada de esperar lo que no llega. Estoy cansada de esperar una revelación, algo que rompa la inercia para que al fin los cubanos nos pongamos las botas, las camisas, los pantalones mambises y alcemos el machete para acabar con la ignominia que azota a Cuba desde mediados del siglo pasado.
Pasan los días, los meses y los años y todo sigue igual. Han nombrado a Diaz Canel como Presidente, títere impuesto por una asamblea que no representa a millones de cubanos regados por el mundo e incluso a millones dentro de Cuba.
Ayer el desfile del primero de mayo fue otra manifestación de sumisión, de apoyo a un régimen que ha sembrado la muerte, la discordia, la separación, la destrucción moral y física de lo que antaño fue la Cuba, que con solo 57 años de haberse liberado del yugo español, competía con países de América Latina y del mundo.
Hoy es lamentable, dolorosa, y muy difícil la vida en la isla que me vio nacer. Ruinas físicas por doquier, una doble moral y una ausencia total de responsabilidades y derechos civiles en una sociedad que pervive esperanzada en la ayuda que le pueda llegar del exterior. Desvergüenza y desatino, apatía, indolencia, sonambulismo, momias idiotizadas caminando errantes por las calles repitiendo consignas vacías de humanidad.
Pobre Patria mía, que escuálidos somos tus hijos.
Esperanza E Serrano
Mayo2, del 2018
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