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Pinos, Arroyo Naranjo, Nelson Rodríguez Chartrand, (PD) El Capítulo IV
de la Constitución de la República de Cuba regula la institución de la
familia. En su artículo 35 nos dice que “el Estado protege a la
familia”. Y el artículo 38 expresa que los padres tienen el deber de dar
alimentos a sus hijos.
¿De qué protección a la familia estamos hablando?
La familia cubana está condenada a vivir en la ilegalidad, pues los salarios que perciben no alcanzan ni para garantizar la alimentación de una persona. Se imaginarán lo que tienen que hacer los padres para alimentar a sus hijos. Pero bueno, nuestro pueblo, al parecer, prefiere vivir en el mundo de lo ilegal, desafiando largas condenas de prisión, a decir basta a los gobernantes que los oprimen.
Pero esto sólo es una faceta del problema. Hay otras, a mi juicio, que evidencian extrema crueldad.
Eduardo Pino Sánchez reside en Escambray No. 5, Los Pinos, en el municipio capitalino Arroyo Naranjo. Hace 2 años aproximadamente su esposa se suicidó en el baño de su casa, prácticamente a la vista de sus 2 hijos menores. Refiere:
“Desde que mi esposa se suicidó he estado sin ayuda de nadie alimentando y cuidando de mis hijos, cosa que me ha sido muy difícil si se tiene en cuenta que ambos están muy traumatizados con la muerte de su madre. El Estado no me ha proporcionado ninguna ayuda hasta hace poco que me dieron una chequera de 167 pesos para el sustento de mis 2 hijos. Quien vive en Cuba sabe que esta ayuda, lejos de serlo, constituye una burla. He acudido a diferentes instancias del gobierno para que me hagan un cambio de vivienda producto de que mis hijos han hecho rechazo a la casa. Después de la muerte de su madre, no duermen bien y en las noches la ven en apariciones. Nada he resuelto. Sin embargo, ya hace algún tiempo el jefe de sector me está amenazando con quitarme a mis hijos que me adoran, alegando que no viven en las mejores condiciones. Eso es, el gobierno ha hecho caso omiso a mis reclamos de ofrecerme otra vivienda y sin embargo, pretende separarme de mis hijos porque no tengo condiciones idóneas para criarlos. Pienso más bien que esto se debe a mi condición contestataria que mantengo ante el gobierno cubano.”
No sé de qué humanidad hablan estos dictadores, cuando son capaces de torturar a unos inocentes niños, amenazándolos con separarlos de su padre.
Este caso real, que no es el único, es muestra de la esencia diabólica de los gobernantes cubanos, que vestidos de ángeles hacen creer al mundo de que los cubanos vivimos en la tierra prometida, gracias a ellos.
Cuando escuche hablar sobre la protección que la familia cubana recibe por parte del Estado, pregunte a qué familia se refieren.
nelsonchartrand@gmail.com; Lic. Nelson Rodríguez Chartrand
Tomado de
https://primaveradigital.org/cubaprimaveradigital/
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