La conspiración saboteadora interna, entonces, no parece que nos incumba a los opositores, pero a lo que me refiero en el título es a la maravillosa oportunidad que se le presentó al presidente para dialogar civilizadamente con la alternativa democrática, permitiendo así bajar la crispación que lo tiene al borde del abismo y… ¡la despreció! Al perder esta oportunidad, a Maduro le puede ocurrir como a la bella Tarpeya, personaje principal de la famosa leyenda, quien traicionó a los suyos por ambición y terminó arrojada, desde lo alto de la famosa roca romana, por quienes creyó servir mansa e ingenuamente.
La comunidad internacional jugó un papel clave en la “torcida de brazo” que le significó a la MUD tener que sentarse a dialogar con un gobierno que acababa de dejar, con sus torpes ejecutorias, la triste y dolorosa tragedia de más de 40 jóvenes venezolanos muertos, centenares de estudiantes presos, 2 alcaldes destituidos y procesados, uno de los jefes políticos de la MUD también tras las rejas, como Leopoldo López; el despojo arbitrario de su curul en la Asamblea Nacional a María Corina Machado y pare usted de contar agravios y desencuentros.
Sin embargo, a pesar de ello y gracias a la mencionada presión internacional (desde Unasur al papa Francisco, pasando por la Comunidad Europea y el Departamento de Estado) y el convencimiento, de la MUD, de que el camino debe ser el diálogo y no la confrontación caníbal, fue al encuentro, se sentaron sus más connotados representantes en el mismísimo Palacio de Miraflores y hete aquí cómo, al conocer las peticiones elementales de la oposición, no solo hicieron mutis frente a los justos planteamientos, sino comenzaron una escalada de mentiras que hicieron volar por los aires las posibilidades de una salida, pacífica y democrática, a la espantosa crisis que sufrimos todos por culpa de ellos.
La cosa comenzó con la diatriba de Diosdado, el mismísimo día del encuentro, cuando quiso inútilmente sabotear la intervención de Henry Ramos en Miraflores y, obviamente, le salió el tiro por la culata con la “sentada” con que lo atajó el veterano parlamentario y mejor polemista; luego Jorge Rodríguez, el inefable alcalde de Caracas, salió con la boutade según la cual la oposición no había planteado el tema de los presos políticos. Argumento absurdo, habida cuenta que todos vimos y oímos la petición en cadena nacional. Ahora, lo último, lo que colocó la guinda en el pastel, fueron las torpísimas mentiras del mismísimo primer mandatario nacional, quien sin ruborizarse dijo que el diálogo no funcionó dizque porque la oposición acudió a la cita solo a pedir cargos. Afortunadamente, en todas las conversaciones han estado presentes los cancilleres de Unasur y el nuncio apostólico. Ellos pueden dar fe de la redomada mentira del presidente.
En definitiva, a un gobierno como este, cuya estabilidad pende de un hilo, que está colocado en la orillita misma de su “roca Tarpeya” ahora solo le queda, si no rectifica… dar un paso al frente.
@EcarriB
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Editorial: "El comando Represivo"
No parece adecuado que, en referencia a un régimen
que hace tiempo hizo méritos para ser adjetivado de oprobioso, nos
valgamos de las palabras de un poeta de “mundos sutiles, ingrávidos y
gentiles”, uno de cuyos versos sirve tradicionalmente de mancheta a las
ediciones aniversarias de este periódico.
Sin embargo, el bardo dijo algo, tal vez en referencia a la falange española, que viene como anillo al dedo para entender cómo y por qué -de acuerdo con un informe de Provea-, el gobierno de Maduro ha reprimido más en 12 meses que su antecesor en 12 años. Afirmó Antonio Machado, el poeta en cuestión: “Es propio de hombres de cabezas medianas embestir contra todo aquello que no les cabe en la cabeza”.
El señor Maduro ha demostrado con su quehacer político que no tiene el magín muy bien organizado que digamos, como tampoco es muy iluminada la corte que lo rodea. De modo que esperar cordura y tolerancia sería pedir peras al olmo. Y es que cordura y tolerancia es lo que debe destilar el talante democrático, pero está visto que es precisamente esto lo que más escasea entre los hombres y mujeres que lamen, sin merecerlo, las mieles del poder.
No cabe en la cabeza del señor Maduro que los jóvenes venezolanos se rebelen contra su gestión en solidaridad con trabajadores y amas de casa que hacen malabares para sobrevivir a la carestía, la inflación y la delincuencia. No parece haber espacio en su entendimiento para aceptar que quienes se oponen a su proyecto representan la modernidad y, por eso, apela a la represión más despiadada para apaciguar a una población cuya paciencia se agotó y ha dicho basta y hasta aquí llegamos.
Como un toro engolosinado con trapos rojos, el heredero de Chávez no precisa contra quien embiste, de modo que en sus incursiones contra los que supone focos de resistencia a su gobierno arrasa con todo sin importarle que pueda llevarse en los cachos a niños, ancianos o mujeres.
Hasta aquí no ha habido ningún rasgo diferenciador con otras gestiones basadas en la opresión, pero resulta que -como si fuera poco el castigar a quienes intentan ejercer los derechos que les consagra la Constitución- el cenáculo rojo y verde oliva que regenta el país como si de una hacienda se tratase se las ha ingeniado para juzgar, sentenciar y encarcelar a opositores antes que los tribunales y, lo que es aún más aberrante, con el concurso de la Fiscalía se las ha arreglado para achacarle delitos al ciudadano sobre lo que las autoridades suponen podrá éste estar pensando.
Las tropelías no terminan aquí, porque el ministerio público ha dado luz verde a la intervención de teléfonos y la grabación de conversaciones privadas sin que medien siquiera presunciones de que quien está siendo objeto de espionaje pudiese estar incurso en algún tipo de componenda contra el gobierno.
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Sin embargo, el bardo dijo algo, tal vez en referencia a la falange española, que viene como anillo al dedo para entender cómo y por qué -de acuerdo con un informe de Provea-, el gobierno de Maduro ha reprimido más en 12 meses que su antecesor en 12 años. Afirmó Antonio Machado, el poeta en cuestión: “Es propio de hombres de cabezas medianas embestir contra todo aquello que no les cabe en la cabeza”.
El señor Maduro ha demostrado con su quehacer político que no tiene el magín muy bien organizado que digamos, como tampoco es muy iluminada la corte que lo rodea. De modo que esperar cordura y tolerancia sería pedir peras al olmo. Y es que cordura y tolerancia es lo que debe destilar el talante democrático, pero está visto que es precisamente esto lo que más escasea entre los hombres y mujeres que lamen, sin merecerlo, las mieles del poder.
No cabe en la cabeza del señor Maduro que los jóvenes venezolanos se rebelen contra su gestión en solidaridad con trabajadores y amas de casa que hacen malabares para sobrevivir a la carestía, la inflación y la delincuencia. No parece haber espacio en su entendimiento para aceptar que quienes se oponen a su proyecto representan la modernidad y, por eso, apela a la represión más despiadada para apaciguar a una población cuya paciencia se agotó y ha dicho basta y hasta aquí llegamos.
Como un toro engolosinado con trapos rojos, el heredero de Chávez no precisa contra quien embiste, de modo que en sus incursiones contra los que supone focos de resistencia a su gobierno arrasa con todo sin importarle que pueda llevarse en los cachos a niños, ancianos o mujeres.
Hasta aquí no ha habido ningún rasgo diferenciador con otras gestiones basadas en la opresión, pero resulta que -como si fuera poco el castigar a quienes intentan ejercer los derechos que les consagra la Constitución- el cenáculo rojo y verde oliva que regenta el país como si de una hacienda se tratase se las ha ingeniado para juzgar, sentenciar y encarcelar a opositores antes que los tribunales y, lo que es aún más aberrante, con el concurso de la Fiscalía se las ha arreglado para achacarle delitos al ciudadano sobre lo que las autoridades suponen podrá éste estar pensando.
Las tropelías no terminan aquí, porque el ministerio público ha dado luz verde a la intervención de teléfonos y la grabación de conversaciones privadas sin que medien siquiera presunciones de que quien está siendo objeto de espionaje pudiese estar incurso en algún tipo de componenda contra el gobierno.
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"Niños sin futuro y cárcel"
Si piensas distinto y deseas cambio de gobierno, eres
candidato a persecución oficial y cárcel. En contraste, hay millones de
niños a quienes cada día se les priva de su futuro al dejarlos sin
escuela o darles una pésima educación y nadie se responsabiliza de este
delito generalizado, ni va a la cárcel por ello.
La educación de calidad es una deuda con los niños; es su derecho inalienable que genera obligaciones en las madres-padres y en toda la sociedad y su Estado. No son efectivas las palabras bonitas recogidas en el preámbulo de la Constitución que afirma “la educación como un derecho humano y como un deber constitutivo de la raíz más esencial de la democracia, y se le declara gratuita y obligatoria, y la asume el Estado como función indeclinable y de servicio público”. ¿Quién responde por la sostenida violación de la educación “obligatoria en todos los niveles, desde el maternal hasta el nivel medio diversificado”? (artículo 103 de la Constitución). Luego de 15 años y con recursos abundantes, 35% de los niños no recibe educación inicial, y por lo menos 30% de los jóvenes no termina el bachillerato. ¿Quién responde a aquellos millones que sí van a la escuela y pierden el tiempo por la pésima calidad? ¿Por qué el gobierno viola la obligación constitucional de jugar en “tríada solidaria” con la familia, la sociedad y el Estado para juntos asegurar la educación de calidad para todos hasta el final de la secundaria?
La explicación del desastre está en la exclusividad educativa que pretende el partido de gobierno. Los “revolucionarios” creen que es nefasta cualquier influencia distinta de la suya en educación y por eso rechazan la necesaria sinergia entre familia, gobierno, sociedad y Estado, y tratan de apoderarse del Estado y usarlo en exclusiva para inculcar su ideología y convertir la escuela en fábrica de socialistas. No lo logran debido a la resistencia pasiva o activa de la sociedad y las familias, pero producen un creciente deterioro de la calidad. Esa pretensión de exclusividad gubernamental –disfrazada de estatal– es la que trata, por ejemplo, de frenar la autonomía universitaria plural, y desnaturaliza el convenio entre la AVEC y el Estado venezolano para atender con calidad a sectores donde no llega la educación oficial y sí la educación de inspiración católica. En el gobierno se lucha para que el convenio con la AVEC se deteriore, para que los maestros se empobrezcan, y se prohíbe (textualmente) introducir un aula más en el convenio educativo, a pesar de una demanda popular desbordada.
¿Y el Estado? El Estado democrático es la palanca jurídica que consagra el propósito común de la sociedad para impulsar la responsabilidad educativa de las familias, exigir a los gobiernos y estimular a toda la sociedad hacia esa meta constitucionalmente acordada. Es un delito que cualquier partido –“revolucionario” o no– se apropie de la escuela, de los recursos públicos de la nación y del Estado para imponer una finalidad distinta a la realización del niño como persona, con sentido y valores de vida en una sociedad democrática y plural. “El padre y la madre tienen el deber compartido e irrenunciable de criar, formar, educar, mantener y asistir a sus hijos e hijas (artículo 76) y los “niños, niñas y adolescentes son sujetos plenos de derecho” (artículo 78). A unos y otros el gobierno les debe pleno apoyo, pero viola la Constitución cuando los descuida por obedecer al partido. Este gobierno estableció como su prioridad el control ideológico de todo el sistema educativo de millones de niños y de jóvenes para convertirlos en una gran fábrica de producción de socialistas; como lo tienen en Cuba. No lo han conseguido, ni lo van a lograr, pero lo vienen intentando y por eso llevan la educación al fracaso más estrepitoso; no hace falta ninguna encuesta para saberlo.
¿Es irracional aspirar a un acuerdo nacional para, de acuerdo con la Constitución, sumar las fuerzas y recursos educativos de la familia de la sociedad y de los educadores con la amplia orientación y apoyo económico de un Estado democrático y plural? ¿Se puede resignar el país a que la educación siga deteriorándose? ¿Se pueden contentar los ministros y altos jefes con que sus hijos se salven de ese naufragio general poniéndolos en buenos colegios privados o enviándolos al extranjero? ¿Por qué no se fomenta toda iniciativa y creación educativa de calidad centrada en el niño y su futuro y sustentada en los valores fundamentales consagrados en la Constitución?.
http://www.el-nacional.com/opinion/
La educación de calidad es una deuda con los niños; es su derecho inalienable que genera obligaciones en las madres-padres y en toda la sociedad y su Estado. No son efectivas las palabras bonitas recogidas en el preámbulo de la Constitución que afirma “la educación como un derecho humano y como un deber constitutivo de la raíz más esencial de la democracia, y se le declara gratuita y obligatoria, y la asume el Estado como función indeclinable y de servicio público”. ¿Quién responde por la sostenida violación de la educación “obligatoria en todos los niveles, desde el maternal hasta el nivel medio diversificado”? (artículo 103 de la Constitución). Luego de 15 años y con recursos abundantes, 35% de los niños no recibe educación inicial, y por lo menos 30% de los jóvenes no termina el bachillerato. ¿Quién responde a aquellos millones que sí van a la escuela y pierden el tiempo por la pésima calidad? ¿Por qué el gobierno viola la obligación constitucional de jugar en “tríada solidaria” con la familia, la sociedad y el Estado para juntos asegurar la educación de calidad para todos hasta el final de la secundaria?
La explicación del desastre está en la exclusividad educativa que pretende el partido de gobierno. Los “revolucionarios” creen que es nefasta cualquier influencia distinta de la suya en educación y por eso rechazan la necesaria sinergia entre familia, gobierno, sociedad y Estado, y tratan de apoderarse del Estado y usarlo en exclusiva para inculcar su ideología y convertir la escuela en fábrica de socialistas. No lo logran debido a la resistencia pasiva o activa de la sociedad y las familias, pero producen un creciente deterioro de la calidad. Esa pretensión de exclusividad gubernamental –disfrazada de estatal– es la que trata, por ejemplo, de frenar la autonomía universitaria plural, y desnaturaliza el convenio entre la AVEC y el Estado venezolano para atender con calidad a sectores donde no llega la educación oficial y sí la educación de inspiración católica. En el gobierno se lucha para que el convenio con la AVEC se deteriore, para que los maestros se empobrezcan, y se prohíbe (textualmente) introducir un aula más en el convenio educativo, a pesar de una demanda popular desbordada.
¿Y el Estado? El Estado democrático es la palanca jurídica que consagra el propósito común de la sociedad para impulsar la responsabilidad educativa de las familias, exigir a los gobiernos y estimular a toda la sociedad hacia esa meta constitucionalmente acordada. Es un delito que cualquier partido –“revolucionario” o no– se apropie de la escuela, de los recursos públicos de la nación y del Estado para imponer una finalidad distinta a la realización del niño como persona, con sentido y valores de vida en una sociedad democrática y plural. “El padre y la madre tienen el deber compartido e irrenunciable de criar, formar, educar, mantener y asistir a sus hijos e hijas (artículo 76) y los “niños, niñas y adolescentes son sujetos plenos de derecho” (artículo 78). A unos y otros el gobierno les debe pleno apoyo, pero viola la Constitución cuando los descuida por obedecer al partido. Este gobierno estableció como su prioridad el control ideológico de todo el sistema educativo de millones de niños y de jóvenes para convertirlos en una gran fábrica de producción de socialistas; como lo tienen en Cuba. No lo han conseguido, ni lo van a lograr, pero lo vienen intentando y por eso llevan la educación al fracaso más estrepitoso; no hace falta ninguna encuesta para saberlo.
¿Es irracional aspirar a un acuerdo nacional para, de acuerdo con la Constitución, sumar las fuerzas y recursos educativos de la familia de la sociedad y de los educadores con la amplia orientación y apoyo económico de un Estado democrático y plural? ¿Se puede resignar el país a que la educación siga deteriorándose? ¿Se pueden contentar los ministros y altos jefes con que sus hijos se salven de ese naufragio general poniéndolos en buenos colegios privados o enviándolos al extranjero? ¿Por qué no se fomenta toda iniciativa y creación educativa de calidad centrada en el niño y su futuro y sustentada en los valores fundamentales consagrados en la Constitución?.
http://www.el-nacional.com/opinion/
Dale un vistazo a este link con magníficas caricaturas.
ResponderEliminarEl sitio en general es bueno.
S. J.
Cuando necesites desconectar, bajar la presión o calmar el dolor de cabeza....
ResponderEliminarÉsta es la mejor medicina.
http://mirandoalmundoconsentimientos.blogspot.com/
No dejes de visitarlo. Es algo fuera de liga.
S. J.
Ya no necesitas sacarte la loto para "recorrer el mundo" Jajajaja
ResponderEliminarLa internet ha sido tu mejor dopante.
Saludos
Espe
En el primer comentario te dije sobre un link y ahora, al visitarte de nuevo, veo que no puse el link.
ResponderEliminarAquí lo tienes:
http://legalinsurrection.com/tag/a-f-branco/
Besos,
S. J.