Honorables señores ministros de Relaciones Exteriores de la Unión Europea:
Nos dirigimos a ustedes con la certeza de que nuestra posición es
debidamente valorada, como corresponde a la responsabilidad que ustedes
desempeñan. Los cubanos estamos atravesando un momento definitorio de
nuestra historia. Convergen la crisis económica y el auge del movimiento
opositor, a pesar del peligroso aumento de la violencia, especialmente
contra los miembros de la sociedad civil como indican las cifras de
detenciones arbitrarias, palizas y muertes sospechosas de los últimos
dos años. Un Gobierno que jamás ha sido elegido por sus ciudadanos
intenta ahora hacer creer a la comunidad internacional que está
realizando cambios democráticos. Las reformas realizadas en Cuba hasta
la fecha, alivien o no la situación de un porcentaje mínimo de la
población, no garantizan el reconocimiento de los derechos humanos
secuestrados durante 55 años, sino que han hecho crecer la desigualdad
social y se establecen como nuevos mecanismos de control, pues el
Gobierno entrega privilegios y permisos pero no derechos. Reformas que
sirven de excusa a quienes en nombre de sus intereses económicos
pretenden justificar el régimen totalitario de La Habana.
No entendemos las razones que llevaron al levantamiento de los
obstáculos para negociar un tratado de cooperación con el Gobierno
Cubano y al posible levantamiento de la posición común. Ponemos a su
consideración dos cuestiones sin las cuales un diálogo entre las
democracias y el grupo en el poder en nuestro país podría entorpecer la
posibilidad de una transición democrática para Cuba. Esperamos que la
cláusula de suspensión sobre derechos humanos que se negocie contribuya
a:
1.Poner fin a la impunidad de la seguridad del Estado del Gobierno
Cubano, señalando la voluntad de la Unión Europea de promover una
investigación independiente en una Corte Internacional o en el marco de
la ONU que aclare las circunstancias en que murieron Oswaldo Payá
(premio Sajarov del Parlamento Europeo) y Harold Cepero. Esperamos que
en ética y coherencia apoyen la resolución del Parlamento Europeo (art.
69) de 11 de diciembre de 2013, (2013/2152(INI)) para prevenir que
hechos similares continúen ocurriendo en la isla. Consideramos que se
debe requerir la inmediata detención de la violencia contra los miembros
de la sociedad civil, la liberación de los prisioneros políticos y la
posibilidad de realizar una investigación independiente sobre las
muertes sospechosas de O. Payá y H. Cepero.
2.Posibilitar la realización del plebiscito que ofrezca la opción a
los ciudadanos de expresar si quieren participar de un proceso de
elecciones libres y plurales con garantías democráticas. De esta manera
les pedimos que apoyen la participación ciudadana efectiva, teniendo en
cuenta el reconocimiento dado por la Unión Europea al Proyecto Varela.
Una iniciativa de cambio legal apoyada por más de 25.000 ciudadanos que,
basados en la Constitución vigente, proponen la realización del
plebiscito.
No nos oponemos al proceso de negociación que es ya un hecho y
proporcionamos nuestra participación como actores libres de la sociedad
civil cubana, que representan una alternativa política, con más de 25
años dentro de la isla y en el exilio. Respetuosamente queremos advertir
de que existen aún muchas reformas que el Gobierno Cubano puede
realizar, también a nivel internacional, sin iniciar una transición
democrática verdadera. En la confianza de la fidelidad que ustedes
profesan a los valores democráticos sabemos comprenderán que la ausencia
de los dos puntos que arriba proponemos en el proceso de negociaciones
podría significar un apoyo al mantenimiento en el poder de los
represores. Los cubanos han sido capaces diseñar un camino para la
transición, tenemos la esperanza de que ustedes les acompañarán a
recorrerlo.
Rosa María Payá, hija del fallecido disidente cubano Oswaldo Payá en nombre del Consejo Coordinador del Movimiento Cristiano Liberación
http://www.elmundo.es
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Redefiniendo valores
Rosa María Payá
Culminó la reunión de los presidentes de la Comunidad de Estados
Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) o sus representantes en La Habana.
Durante la I Cumbre el mundo escuchaba que la CELAC nacía para
afirmar la unidad latinoamericana y eliminar de la ecuación a los
Estados Unidos. Todos sabían que era la alternativa de Fidel Castro y
Hugo Chávez a la Organización de Estados Americanos y
posiblemente también a las Cumbres Iberoamericanas.
Podría pensarse que el romanticismo anti-norteamericano se iba
quedando obsoleto ante la falta de liderazgo actual de EUA en
comparación a décadas anteriores. Pero no, destilar odio anti-yankee
sigue siendo la excusa funcional para que violadores de derechos humanos
continúen reprimiendo sin ser cuestionados y ganando más de una
simpatía entre ingenuos y oportunistas.
Estos últimos parecen no haber visto el apretón de manos entre el
dictador de turno y Barack Obama. Ni el bajo perfil de la Casa Blanca
ante el barco norcoreano cargado de armas cubanas violando las sanciones
estadounidenses y de la ONU, y poniendo en peligro la seguridad del
Canal de Panamá.
La alta clase política no parece ver el peligro de que la
organización regional que se perfila como la mayor y más importante de
las Américas sea el bebé de los dos gobiernos más
antidemocráticos de toda la región.
Está controlada por un hombre que llegó al poder de manera dinástica
como parte de una dictadura que jamás ha sido elegida por sus ciudadanos
y que se torna cada vez más violenta.
Veamos algunos hechos aparentemente inconexos. En el 2010, luego de dejar morir al preso
político Orlando Zapata Tamayo, el gobierno cubano no dejó entrar al
país al relator de la ONU contra la tortura. El Secretario General Ban
Ki-Moon, ya está en La Habana, quizás con la condición de no hacer
preguntas.
Desde hace dos años la represión contra la sociedad civil cubana y
venezolana solo ha ido en aumento. Durante el 2013 se documentaron más
de 6000 detenciones arbitrarias por motivos políticos en Cuba, mientras
miembros de la oposición en Nicaragua temen por sus vidas y escapan al
exilio.
Oswaldo Payá, líder de la disidencia cubana y gestor de la mayor
movilización ciudadana independiente de los últimos 55 años, muere en un
atentado luego de una persecución por miembros de la Seguridad del
Estado de la Isla, sin que las autoridades cubanas reciban aún ninguna
consecuencia.
Nicolás Maduro toma el poder en Venezuela luego de elecciones
evidentemente fraudulentas, y es inmediatamente reconocido por el
ejecutivo de toda la región. La pasada Cumbre Iberoamericana en Panamá
se realizó con la ausencia de la mayoría de los mandatarios.
Hace más de 4 años que los mandatarios de la OEA decidieron dejar sin
valor la expulsión de Cuba y, a pesar del desprecio profesado y
expresado por el gobierno cubano hacia su Secretario General y hacia la
organización, José Miguel Insulza está en La Habana con motivo de la
CELAC.
Probablemente a cambio intentará que el gobierno cubano participe en la Cumbre de las Américas en el 2015.
El nuevo orden regional es una expresión más de la hemiplejia moral
de los actuales presidentes latinoamericanos cuando se trata de los
derechos humanos de los cubanos.
Se vuelve a callar el sufrimiento de un pueblo que lleva más de 65
años sin participar de elecciones libres y plurales. Pero no puedo
evitar sentirme retórica al mencionarlo porque todo el mundo --desde el
Parlamento Europeo, hasta el gobierno español, hasta las relatorías de
Naciones Unidas, saben que las reformas en Cuba son un fraude, que mi
padre murió en un
atentado luego de muchas amenazas de muerte del gobierno cubano, y que todos los días se
violan derechos fundamentales en mi país.
Sin embargo, la mayor parte de estos poderosos actores parecen estar todo el tiempo pretendiendo.
Así encontramos a Ban Ki-Moon visitando La Habana y felicitando a los
dictadores por sus supuestos avances económicos, mientras algunos de
los estados más antidemocráticos del planeta dominan el Consejo de
Derechos Humanos de Naciones Unidas.
Y es que si no se está actuando, se está cediendo terreno, y uno muy
preciado: el de los valores de base de la democracia, que parecen ahora
redefinidos a fin de no poner en evidencia la hipocresía.
¿De qué otra manera se entiende a Raúl Castro jactándose de conservar
la pena de muerte ante toda América Latina, en su aceptación de la
presidencia pro tempore de la CELAC?
Los populistas con tintes totalitarios que Cuba ha fomentado muestran
su agradecimiento, pero los ciudadanos al sur del Río Bravo, que ven
cómo cambia el color político pero sigue la corrupción y la
manipulación, comienzan a despertar. Los cubanos sabemos que solo
nosotros
podemos conducir nuestro país hacia la verdadera democracia, y constatamos la insolidaridad
y el doble estándar internacional.
La esperanza vuelve a la persona, al ciudadano que es quien tomará la
última decisión. Es hora de reaccionar como hermanos latinoamericanos
para detener la amenaza que el gobierno cubano y el pensamiento
antidemocrático significan.
Contamos con nosotros mismos.
http://voces.huffingtonpost.com/rosa-maria-paya/redefiniendo-valores_b_4696439.html
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