Venezolanos:el exilio del <<pajarito>>
Día 15/08/2014 - 02.31h
Los ciudadanos de ese país petrolero-caribeño no han dejado de llegar a España en lo peor de la crisis económica.
Cuando llegó Hugo Chávez al poder en 1999 la inmigración venezolana era casi testimonial en España. Sin embargo, hoy los ciudadanos de este país caribeño-petrolero son una «rara avis» migratoria
que no deja de crecer, aunque a menor ritmo que en el «boom» de los
años 2000-2008. De hecho, pese a que la crisis económica en España
propició que muchos inmigrantes emprendieran el regreso a casa, los
venezolanos no dejaron de venir. Muchos de ellos eligieron España atraídos por las facilidades que sus orígenes españoles
les otorga a la hora de obtener la nacionalidad. En los últimos quince
años, el número de venezolanos en nuestro país solo descendió el año
pasado, cuando muchos decidieron buscar suerte en otras latitudes: la UE
o Florida... donde se halla «Westonzuela».
El venezolano es un inmigrante distinto. Viene a España huyendo de algo: llámese chavismo-madurismo-castrismo,
dígase inseguridad, grítese inestabilidad política o recójase en los
sueños rotos de unos profesionales (ingenieros, tecnología, muchos
periodistas, médicos...) que ya perdieron suficiente tiempo en la cola
del supermercado de Nicolás Maduro, el nuevo presidente que dice ver al «comandante eterno» en un «pajarito».
Nos encontramos en «La Cuchara», incipiente y exitoso restaurante venezolano en el barrio de Salamanca de Madrid. Con unas sabrosas arepas y cachapas, tampoco faltan los criollos tequeños, la periodista Briamel González Zambrano nos
introduce en el fenómeno que se acrecienta en los dos últimos años, con
estudiantes que vienen a cursar un máster o la universidad a España.
«Es cierto que no podemos hablar de un exilio político, ya que podemos volver. Pero sí hay un exilio venezolano porque allí, en nuestro país, ya no hay oportunidades»,
nos cuenta la autora del blog «La Rorra en el teclado», desde donde
expone las «historias del exilio y el éxodo venezolano en España».
«Venezuelan Business Club»
El sector de los medios de comunicación ha sido de
los más golpeados por la mordaza chavista. El último episodio fue la
sospechosa venta del diario «El Universal»
a través de una empresa española controlada por una sociedad pantalla
en Panamá. «La inseguridad rampante en las calles venezolanas también es
un motivo que nos está empujando a emigrar», explica esta reportera de 35 años que llegó a España para cursar un máster y aquí se quedó.
Natacha Lander es la presidenta del recién creado «Venezuelan Business Club», una asociación inspirada en su «hermana» de Florida que aspira a conectar a la comunidad venezolana en España. Tiene sedes en Madrid, Barcelona y Vigo, principales ciudades de acogida a los venezolanos.
«Hay muchos emprendedores entre los venezolanos. Llegan con la
intención de establecer negocios, restaurantes, clínicas médicas,
también hay un importante sector de ingenieros del petróleo...». En
internet también han aparecido con fuerza algunas empresas de emprendedores venezolanos en nuestro país como www.parclick.com, un portal especializado en reservar aparcamientos con descuentos en España.
Con petróleo en el Caribe, el venezolano corre el
riesgo de convertirse en el nuevo cubano eternamente exiliado. Sobre
ello reflexionamos con el escritor Juan Carlos Méndez Guédez, gestor cultural en el Instituto Cervantes y autor de «Los Maletines» (Ed. Siruela), una obra ambientada en la Caracas
del Chávez enfermo y cuyos antagónicos personajes, pero al fin y al
cabo amigos, buscan el gran golpe de sus vidas para dejar atrás su país.
«Todo depende de cómo uses el término exilio. Hay gente que sí tuvo que huir, otros nos encontramos en el exilio voluntario,
porque volver sí se puede». Lo que también ha atraído a miles de
venezolanos es la progresiva cubanización de Venezuela. «Podemos hablar
de un Gobierno
militar, con elevado porcentaje de militares en los altos cargos de la
administración», asegura Méndez Guédez. «Podemos hablar de una ocupación
con decisiones tomadas desde La Habana», se reafirma.