Delia Fiallo Pascual
Ayer a las 15:13 •
Para presidente de los Estados Unidos de América voy a votar por Donald Trump. ¿Quién iba a decírmelo? Al principio de las nominaciones tuve preferencia hacia Ted Cruz por su brillante inteligencia y la firmeza con que mantenía sus criterios a pesar del costo político que podría ocasionarle, puesto que creía en ellos. Me atrajo también la juventud promisoria de Marco Rubio, su elocuencia, sus ideales. No pudo ser y ahora mi candidato es este hombre que con su actitud prepotente parece pretender en todo momento resultar desagradable y odioso.
Confieso que lo que no me agrada de Trump es su estilo. ¿Pero no será preferible esa forma de expresarse de alguien que dice su verdad con franca rudeza, a los planteamientos rebuscados de un discurso hipócrita que calculadamente busca engañarnos? Además, yo no creo que Trump sea tan fantoche como aparenta. Pienso que sencillamente capitalizó la desilusión, la frustración y la indignación del pueblo americano, se creó un personaje contestatario y desafiante y le salió bien. Si así logró quedar a la cabeza de los aspirantes y conquistó los millones de partidarios que tiene, no puede echarse atrás. Ese personaje tendrá que mantenerlo hasta el final.
En cuanto a los votantes republicanos, opino que por salvar orgullosas dignidades personales no podemos cometer el tremendo fallo de sacrificar la unidad del partido, porque con eso caeríamos en el entreguismo y rozaríamos la traición. El que se abstenga de votar le está concediendo un voto a los demócratas y nuestro deber es elegir a un presidente republicano. Si la gran mayoría de muestro partido ha postulado al señor Trump, tenemos que respetar esa voluntad. Por mi parte, además, dejando a un lado “sus maneras” yo sí estoy definitivamente de acuerdo con su plataforma política, porque me cuento entre los que desean que los Estados Unidos de América “vuelvan a ser lo que fueron”
¿Y que fueron? Pues el país de los derechos individuales inviolables, el país de las oportunidades, con una populísima clase media muy bien acomodada que podía viajar, tener ambiciones, superarse. El país con un estricto sistema judicial que no le permitía ni al personaje más poderoso faltar a la ley impunemente. Un país con fronteras seguras para recibir a una inmigración razonable a la que se le pueda ofrecer ayuda social y económica, no a una verdadera invasión de ilegales imposible de asimilar, cuyo costo cae sobre las espaldas del propio pueblo americano. Y para resumir, un país sin tantos odios, sin tanta inseguridad adonde todo el mundo quería venir y que era respetado internacionalmente.
Como si los argumentos que acabo de exponer no bastaran, parece que la situación se ha hecho evidente, pues según una encuesta actual el 65% de la ciudadanía cree que vamos por un camino equivocado y que los Estados Unidos de América “ya no es lo que fue”. Lo malo es que no saben que vamos por un camino peor de que piensan. Porque “la cosa” de los ocho postulados de Saúl Alinsky, (inspirador de Hillary Clinton y Barak Hussein Obama), para transformar a una democracia en una sociedad comunista, va como sigue:
Postulado 1) Controla el cuidado de la salud y controlarás a la gente. (Ahí está el Obamacare, impuesto por el Estado y hasta con multas) LOGRADO YA.
Postulado 2) Aumenta cuanto puedas el nivel de pobreza, la gente pobre es más fácil de manejar. (No hay suficientes empleos, la gente depende de programas sociales, 148 millones reciben ayuda gubernamental, sellos de alimentos) LOGRADO YA.
Postulado 3) Aumenta la deuda nacional . (Tenemos una deuda de 20 trillones de dólares) LOGRADO YA.
Postulado 4) Control de armas. Quítenle al pueblo la posibilidad de defenderse. CASI LOGRADO.
Postulado 5) Bienestar Social o Welfare: Controla todos los aspectos de la vida de los ciudadanos: alimentación, vivienda, etc. LOGRADO YA.
Postulado 6) Educación: Controla lo que la gente lee y escucha y lo que los niños aprenden en la escuela. CASI LOGRADO.
Postulado 7) Religión: Destruye la fe en Dios, retira símbolos y rezos del gobierno y las escuelas. LOGRADO YA.
Postulado 8) Despierta odio entre las clases: Divide a la gente en ricos y pobres, divídelos racialmente. LOGRADO YA.
¿Será posible que los demócratas nos lleven a unos Estados Unidos de América Comunista? ¡Cuidado! Cuba era un país alegre, próspero, amante y defensor de la libertad, donde se pensaba que jamás podría caer el comunismo, y cayó y ahí está. Otro riesgo es la pretendida idea de nacionalizar a 14 o 20 millones de indocumentados, cuando estudios demográficos están anunciando que en una o dos generaciones vamos a tener aquí mayoría étnica latina y con el poder del voto van a ser ellos los que decidan quien será el presidente de este país y las leyes que lo gobernarán. ¿Es justo que los que nacieron en esta tierra la pierdan a manos de aquellos a quienes les abrieron las puertas? De ahí nace el primer odio del nativo hacia el extranjero, pues en vez de recibir gratitud lo que oye es el impertinente grito: “¡Sí se puede!”
En todas partes hay confrontaciones sociales, pero nunca hubo en este país un odio de clases tan grande como ahora. Se ha exacerbado el rencor del que no tiene hacia el que tiene. Ser rico es como un delito, no importa que lo que alguien tenga lo haya obtenido honestamente con su trabajo, su esfuerzo, su inteligencia, sus sacrificios. Hay un deseo mezquino de quitarle, de arruinarle. Y ahí tenemos al IRS, un organismo parásito con cientos de oficinas y miles de empleados prestos a meterles las manos en los bolsillos a cualquier infeliz triunfador.
La esclavitud quedo atrás, las diferencias entre negros y blancos se fueron superando. Aunque aún hubiera cierta discriminación íbamos bastarte bien, hasta que un guardia nocturno tuvo que matar a un desdichado joven negro que le estaba destrozando la cabeza contra el suelo. Fue juzgado con todas las de la ley y absuelto al probarse que actuó en defensa propia. Entonce, el señor Obama declaró públicamente: “Si yo tuviera un hijo varón, quisiera que fuera Trayvon” Y con eso levantó una oleada de odio racial incalculable.
Lo mismo fue imprudente el señor presidente cuando hizo una increíble confesión pública de su pacifismo: “Yo no enviaré soldados americanos a pelear a ningún lugar del mundo.” Eso fue como una patente de curso para el terrorismo internacional, que desató su barbarie con plena impunidad al saber que no serían castigados ni combatidos por el único ejército que podría derrotarlos. Y aquí pudiera haber un odio flotando por todas las víctimas que lejos y cerca, está causando ese terrorismo desatado.
Faltaría mencionar la rabia y el dolor que siente mucha gente ante tantos abusos, mentiras y escándalos encubiertos, porque en el Ministerio de Justicia, primero Eric Holder y después Loretta Lynch han sido peones de ajedrez manejados por las manos del señor presidente. Y la señora Clinton, (bautizada como “Lady Liar” por Roberto Luque Escalona, como “Mrs. Chanchullo” por Anolan Ponce y “La Reyecita” por mí) ha resultado intocable a pesar de todos las cosas oscuras en las que ha estado involucrada.
Por todo lo anterior, no voy a votar demócrata. Además, ¿qué les debemos los cubanos americanos a los demócratas? Primero, la traición de Kennedy en Playa Girón, que si hubiera dado la ayuda que prometió nos hubiéramos ahorrado tanto dolor, tantas muertos y hasta la destrucción de nuestra hermosa y amada patria que aun los Castros no habían consumado. Después la orden de Clinton de la sacar de casa de sus abuelos a punta de ametralladoras al niño Elián, cuya madre murió por traerlo a un país libre para entregárselo al padre que se lo llevó a Cuba donde le lavaron el cerebro y lo convirtieron en una cacatúa repitiendo las consignas del sistema: “ Seremos como el Che” etc. Y por último, la más cruel de las leyes, también firmada por Clinton, de pies secos pies mojados, que a los que arriesgan sus vidas lanzándose al mar en busca de libertad los devuelven al infierno de donde trataron de escapar, para allí ser castigados sin piedad.
Yo deseo la recuperación de los principios morales y religiosos que hicieron grande esta nación y también ver rescatado el respeto internacional que tradicionalmente tenían los Estados Unidos de América y que se ha perdido. Por eso no quiero que en la señora Clinton se prolongue una continuidad del señor Obama.
A los votantes indecisos y temerosos les recuerdo que no estamos en una dictadura en la que gobierna un solo hombre. Existe un Congreso y una Cámara de Representantes, fuertes instituciones que controlan el poder, se rigen por la opinión pública y pueden ponerle camisa de fuerza a cualquier loco que pierda la chaveta. Además, Trump no alardea de “político”, él se va a dejar asesorar. La otra, como siempre, va a hacer “lo que le salga”, que corrientemente no ha sido muy bueno que digamos. En todo caso, Donald Trump es una incógnita y en toda incógnita caben esperanzas. Mientras que de Hillary ya todo lo sabemos, no hay nada que descubrir. Fría, calculadora, mentirosa, arrogante, arrastrada por una ambición desmedida que no la detiene ante nada. Una certeza aterradora.
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