Translate

Mostrando entradas con la etiqueta Cuba.Iglesia Católica.Visita del Papa Benedicto XVI. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Cuba.Iglesia Católica.Visita del Papa Benedicto XVI. Mostrar todas las entradas

jueves, 12 de enero de 2012

Debate en Estado de SATS.


Papa con represión y elecciones "in absentia"
Por: Alexis Jardines
No se trata de una receta de cocina, sino del trabajito que le espera a la Seguridad del Estado con la visita de Benedictus XVI. Todos recordamos aquél 1998 cuando las multitudes coreaban ante el Papa Juan Pablo II: ¡libertad!… ¡libertad!, mientras se retorcía la ya huesuda cara del Comandante en Jefe, recién salido de su orgánico carapacho verde olivo. Cualquier incidente habría podido desatar un tsunami popular, pero no ocurrió. En cambio, hoy la situación es más dramática y las probabilidades de manifestación de descontento popular en presencia de su Santidad Benedictus XVI mucho mayores. Ese catalizador que se bloqueó exitosamente en la visita papal anterior podría tener lugar. Supongo que a estas alturas esté calculado hasta el mínimo detalle, no obstante puede haber fisuras en el entramado represivo.
A la insatisfacción con el sistema (régimen, según la terminología del exilio) se suma hoy una apreciable cantidad de individuos que no trabajan para el Estado. A pesar de los esfuerzos del gobierno por sindicalizar a los cuentapropistas y de los chantajes a los pequeños negocios con el tema de la licencia, es un hecho el creciente número de personas sin empleo alguno o con empleo no estatal y, por consiguiente, con un potencial subversivo que en condiciones especiales se torna incalculable. Los jóvenes, generalmente sin dinero y sin trabajo, serían el otro foco sedicioso de considerable importancia ¿Por qué en Cuba, hasta hoy, no se ha producido una situación de estallido social verdaderamente significativa? Para que ello suceda deben conjugarse, a mi entender, dos factores: un estímulo y, a su vez, la ausencia de un mecanismo de freno. Me refiero, en este último caso, a lo que vendría después de la sedición, es decir, a las represalias. El cubano de la Isla le teme a las represalias de tipo económico, no creo que la cárcel por motivos políticos amedrente a nadie en Cuba. Sin embargo, perder el trabajo significa privar a la familia ―fundamentalmente a los hijos― de la subsistencia, además de la cuota de vergüenza que paga todo desempleado. Raúl Castro sabe muy bien que la libertad de movimiento, a partir de una reforma de la Ley Migratoria, podría complicar las cosas porque generaría en adición unos ingresos que no provienen del Estado. Si a ello se agrega las remesas familiares, la pequeña empresa y el mercado inmobiliario estaríamos en presencia del Talón de Aquiles del raulismo. Si las multitudes se congregan en presencia de su Santidad Benedictus XVI, cualquier cosa podría suceder, pero la independencia económica del cubano es todavía mínima in extremis, mientras que muchos desempleados ni siquiera tienen claro su estatus, debido a las maniobras de la llamada «actualización del modelo socialista». De todo ello se desprende una moraleja: el contacto con las familias cubanas y, particularmente, la ayuda económica es la vía más segura de incidir en el rumbo de la nación. Quien desee libertad política para Cuba debe asegurar un mínimo de libertad económica para los cubanos. Cuando ello se tenga, ante la presencia de un estímulo y siempre que se trate de situaciones especiales, como es el caso de una visita papal, no habrá represión ni represalia que pare a las multitudes.
Hablando ya de situaciones no extremas, descarto a la oposición y al liderazgo como factores de cambio. Entre el pueblo y la oposición sigue existiendo un abismo insalvable y, en verdad, no creo que amplios sectores de la población se vayan a identificar sin más con las figuras opositoras, antes bien el proceso será el inverso: la ciudadanía rebelde absorberá a la oposición. Por otra parte, es justo reconocer que el cubano de a pie tiene sus esperanzas depositadas más en el exilio ―y sus figuras― que en la oposición interna, aunque en el exilio se piensa justamente lo contrario. De hecho, muchos en la Isla se cuidan de acumular méritos revolucionarios pensando en el encuentro futuro con el exilio. La expresión «a ese lo van a arrastrar por la calle cuando esto se caiga» se refiere más a lo que pudieran hacer los exiliados, tras la caída, que a la reacción de los que permanecen en la Isla. Por mi parte, tengo más fe en las manifestaciones ciudadanas espontáneas y en el trabajo a mediano plazo de la disidencia. Uno de los grandes problemas que presenta el proyecto de una Cuba futura es que los cubanos no saben por quién votar en caso de desaparición del Partido Único. Tal vez la mejor manera de salvar todos estos escollos ―y hacerle justicia a la oposición― sea la de dar a conocer el potencial político de la nueva Cuba, de manera que podamos tener una idea no solo de lo que queremos, sino de a quiénes queremos en el poder. Emilio Ichikawa ha abierto la Caja de Pandora (http://eichikawa.com/2012/01/obras-plano-y-construccion-de-la-democracia-en-cuba.html). Se pregunta por la posibilidad de una suerte de grupo multidisciplinario dentro de la Isla que pueda asumir extraoficialmente la representatividad de la nación cubana en virtuales diálogos con misiones extranjeras. Yo quiero ir más allá e imaginar quienes serían esas personas que, dentro y fuera de Cuba, podrían liderar el futuro gobierno democrático. La sola idea del nuevo gabinete, aunque un tanto ficcional, es más real que la de los Robin Hoods criollos al frente del pueblo enardecido y, al menos teóricamente, contribuye a la unidad de todos los cubanos en torno a un objetivo común que, de otro modo, seguiría siendo una quimera.
Sea lo que fuere, lo que pudiera ocurrir en la Cuba de hoy, tras el previsible control de la visita papal por parte de la Seguridad del Estado, estará condicionado por la contradicción fundamental del raulismo, a saber: la necesidad de atraer divisas a partir de la iniciativa privada y la inestabilidad que ello entraña en términos políticos. Al parecer, Raúl ha decidido asumir el riesgo. Solo espero que del lado de acá se tenga una idea mejor que la de suspender los viajes y las remesas.
......
No depender de protestas masivas ni de “la sociedad civil” //
Por:Ricardo E. Trelles
“La oposición (tradicional o no) no va a cambiar el gobierno en Cuba, eso para mí es un axioma”.
En los estudios sociales no hay axiomas confiables, porque hay siempre factores imprecisos o indeterminados, o mal interpretados. Y depende de a qué llamamos “oposición” cubana. Si ésta no es más que ciudadanos descontentos que se manifiestan y organizan con poco conocimiento de los complejos factores sociales, pues hay pocas probabilidades de éxito (ni está claro qué cosa es “exito” para ellos). Si esa oposición incluye algunos o muchos “líderes” autodesignados, y a no pocos cuyo objetivo realista es ganar la categoría de opositor reprimido, sus logros serán todavía menos probables.
Ahora, si oposición es un movimiento social alimentado por ideas suficientemente claras de qué es la sociedad y cómo funciona, que cuente con ciertos participantes especiales con alguna agudeza para la acción polìtica y otros con capacidad para organizar y comunicar ideas a los demás, que establezca objetivos claros, prácticos, convincentes, junto con los procedimientos para su obtención; entonces estamos ante una verdadera fuerza social, que incesantemente se multiplica en participantes activos, cada uno haciendo lo que sabe y tiene que hacer, y sus triunfos enrumbando la sociedad bien son seguros.
Un movimiento social como el antes esbozado no depende de uno ni de unos pocos “lideres”, porque se basa en principios y en la clara idea de sus siempre crecientes participantes de que una sociedad nacional humana es una empresa magnífica que merece el arduo trabajo y la mucha meditación que su encauzamiento requiere.
No hay que esperar por, y no se puede esperar nada importante de, manifestaciones masivas de protesta.
No hay que esperar porque se desarrolle una “sociedad civil” (grupos más o menos independientes del aparato de poder) que “presione” para cambios. El aparato de poder hará sólo lo menos que requiera para seguir con su agenda y para proteger sus intereses. *Hay que desarrollar una alternativa al aparato de poder*, que termine haciéndolo inoperante, desechable y desechado.
Hay que hacer llegar a más y más cubanos la idea clara de que tenemos enormes ventajas y todas las posibilidades para estructurar un país y una sociedad magníficos para nuestra Nación. Hay que lograr que más y más entiendan que eso no es una frase bonita, que es la bonita realidad, que cada uno puede y tiene que ayudar a materializar *haciendo progresivamente más su parte en esa empresa*; cada uno tiene su parte que puede y tiene que hacer.
*Hay que desarrollar una alternativa al aparato de poder cubano*, que termine haciéndolo inoperante, desechable y desechado.

tomado de:
http://www.estadodesats.com/2012/01/papa-con-represion-y-elecciones-in-absentia.html

Mi opinión:
En medio del caos que se vive en la isla, cualquier cosa puede suceder, pero posiblemente la visita del Papa sólo servirá para consolidar la posición de la Iglesia Católica como institución religiosa favorecida por el raulismo, y a su vez la "bendición" del Papa contribuirá a enaltecer internacionalmente y dentro de la propia Cuba, la imagen de Raúl Castro como presidente de Cuba.
Ahora bien, siempre he sido de la opinión de que nada es eterno, algún día, quizás no lejano, ocurrirá una explosión social en Cuba ya que las condiciones objetivas para ello existen desde hace décadas, pero esa explosión no creo que  ocurrirá de forma expontánea por la visita del Papa. Creo que ocurrirá cuando el pueblo cubano tenga la certeza de que lo que vendrá después será mejor que lo que tienen ahora.
Ocurrirá el día en que el cubano de a pie confíe en su capacidad creadora, y en las garantías que el nuevo estado cubano que  surgirá después del derrocamiento del actual régimen, le ofrezca, con   posibilidades reales, de depender de sí mismo para sostenerse y sostener a su familia.
Ocurrirá esa explosión  cuando el cubano de  a pie comprenda la falsedad en que  ha vivido durante décadas por la ineficacia e inexistencia de ese utópico estado "paternalista", demagógicamente impuesto por los creadores y dirigentes del socialismo cubano- léase Fidel Castro, su élite moncadista y sus patrocinadores soviéticos-para  adueñarse de Cuba, y mantenerse en el poder indefinidamente a través de  un régimen absolutista, totalitarista, respaldado por el unipartidismo comunista. Estado "paternalista" actualmente en ruinas (sin patrocinador económico fuerte que lo ayude a los desafíos del momento) que nada puede ofrecer a cambio de la fidelidad incondicional de sus súbditos, porque  sus cuentas están en rojo, en bancarrota irreversible.
Por mucho que Raúl trate de vender la imagen de una Cuba que se recupera de la crisis con las supuestas medidas económicas que está tratando de implantar en Cuba, la crisis se mantine y se agudiza por días, porque las nuevas "medidas"  son parches para entretener, para ganar tiempo, alargando la agonía de un régimen condenado a su desaparición por su propia ineficacia.
Incrementar las remesas, apoyar económicamente desde acá a la familia dentro de Cuba para que establezcan sus propios negocios, sólo puede ser efectivo si existiera la garantía de que sus propiedades serán respetadas, y como esa garantía no existe, ni se le permite legalmente a ningún cubano exiliado o residente permanente en otro país, invertir en Cuba con todas las garantías que cualquier inversión económica conlleva, lejos de ayudar a provocar cambios estructurales y reales dentro de Cuba, ese incremento de remesas y de ayudas económicas solo ayudarán a alargar la existencia del castrocomunismo en Cuba ya que ese dinero, después de pasar por las manos de funcionarios corruptos que se quedarán con parte de la tajada,  terminará en las arcas del propio régimen que lo usará a conveniencia para mantenerese y sostenerse como dueño absoluto de Cuba.
Esperanza E. Serrano

martes, 3 de enero de 2012

La Iglesia Católica y la tiranía castrocomunista

(Imagen tomada de internet: El Papa Juan Pablo II saluda y bendice a Fidel Castro durante su visita a Cuba en enero de 1998)

La alianza entre el Vaticano y la mafia de La Habana no traerá cambios sustanciales para el pueblo cubano.
La Iglesia Católica busca afianzar su posición dentro de Cuba, de ahí que en las últimas décadas ha hecho todo lo posible por estrechar lazos con la dictadura  castrocomunista. Lazos que comenzaron cuando todavía Fidel Castro estaba al frente del gobierno y del PCC, y  que se han estrechado con el gobierno de su sucesor Raúl Castro.
Justamente cincuenta años después  de que el Papa Juan XXIII le impusiera la pena de la excomunión a Fidel Castro el 3 de enero de 1962, la Isla se prepara para la visita del Papa Benedicto XVI.

"El Papa Juan XXIII le aplicó a Fidel Castro la pena de excomunión después de declararse marxista-leninista y anunciar que conduciría a Cuba al comunismo, en su histórico discurso de 2 de diciembre de 1961, además de mostrar su hostilidad manifiesta hacia la religión católica con la expulsión de 131 sacerdotes y el cierre de escuelas religiosas.
Por lo tanto, Fidel Castro, como bautizado y miembro de la Iglesia Católica, fue excomulgado por Juan XXIII.
El conocido como «Papa bueno» se apoyó para ello en el decreto de Pío XII (1949) elaborado por la Congregación para la Doctrina de la Fe, que estableció la pena de excomunión para todo aquel que difundiera el comunismo, una ideología que combatió el Vaticano desde el siglo XIX y en el XX con más ahínco vistos los resultados de la revolución rusa (1917).
Benedicto XVI viajará en marzo a México y Cuba, en su segunda visita a Iberoamérica -estuvo en Brasil en 2007- y primera a países de habla española en la región.
El presidente Raúl Castro, hermano de Fidel Castro, aseguró el pasado 18 de diciembre que Cuba recibirá al papa Benedicto XVI con «afecto y respeto», una visita que coincide con el Año Jubilar en Cuba por el IV Centenario del hallazgo de la imagen de la Caridad del Cobre, la patrona de la isla.
Aunque aún no se conocen los pormenores de la agenda que desarrollará Benedicto XVI, es previsible que uno de los actos centrales tenga lugar en el Santuario del Cobre, en la provincia oriental de Santiago de Cuba, donde se guarda la imagen de la Virgen de la Caridad, que fue coronada personalmente por el papa Juan Pablo II el 24 de enero de 1998, durante su visita a la isla.
Sin embargo, no hay constancia oficial de que el papa se reúna con Fidel Castro, cuya excomunión nunca ha sido levantada.
Fuente: