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viernes, 9 de agosto de 2013

Cuba duele, duele y seguirá doliendo

Generación del Picadillo de Soya hace memoria

| Por Frank Correa
LA HABANA, Cuba, agosto, www.cubanet.org -Tal vez en el momento que  el lector lea estas  líneas,  se  está conmemorando  los veinte años exactos del inicio del período especial, la marca mayor  infligida a la historia de Cuba en la última centuria.
Comenzó  en agosto del 1993, cuando el ex secretario del Consejo de Ministros Carlos Lage  anunció que la economía cubana tocaba  fondo,  y con ella los preceptos y las actitudes. Los estantes empezaron a vaciarse. El valor del  peso cubano se volvió una broma cuando  salió  el dólar a  la luz,  para convertirse  en el sueño y la pesadilla a la vez.
La tenencia del dólar fue perseguida como  un virus. Se decomisaban todos los dólares  ocupados a los individuos. A algunos les impusieron  condenas largas. Fue despenalizado en  1994  por la presión popular del “maleconazo”  y   paradójicamente   algunos de los sancionados aún siguen  presos, porque durante la condena se  complicaron con  delitos inherentes a la cárcel.
La verde cara de Washington,  viajó  de mano en mano con suma premura por esos días,  con  sigilo, con susto, escondida en las medias o los zapatos, detrás del tanque del retrete o aprisionada dentro del calzoncillo. Había que encontrar  un extranjero,  que se dignara a  comprarnos en las tiendas los productos prohibidos.
Utilizando el argot popular,  podemos decir que muchos cubanos se transformaron en ratas. Comían desperdicios, hurgaban en los latones de basura,  engullían pizzas que en vez de queso llevaban condones derretidos y también “bistecs” empanizados de colcha de trapear, según leyendas urbanas de la época. La capacidad de  depredación  llegó a niveles límites. Perros,  gatos,  auras,  totíes,  morena de mar. Hasta el pez león,  una extraña especie del océano Índico  que  osó acercarse  a la orilla de un  país  donde se libraba una batallaba campal por la supervivencia. Fue extinguido.
Los vagabundos pulularon, igual que dementes y suicidas. En la sociedad comenzó a crecer y desarrollarse la enfermedad  del alcoholismo, como vía de escape contra  los caminos sin salidas. El  alto costo de la vida obligó  al  padre de familia que no podía comprar  ron bueno para olvidar sus penas,  a beber alcohol de farmacia. Apareció  una maquinaria  clandestina de producción de barbaridades  como  chispa de tren,  gualfarina,  calambuco. Aquellos  borrachos  frustrados,  sin  fuerzas  ni carácter,  ni  incentivos para educar a sus hijos, no los atendieron  y  ellos,  desde temprana edad perdieron cualquier esperanza de futuro y siguieron a sus padres por el camino del alcohol,  acabando con sus destinos.
Algunos la llaman la Generación del Picadillo de Soya, que  disparó a cifras incalculables la estafa y el robo de carteras. El trapicheo, la venta ilícita.  Impusieron dos monedas, una débil con la que  pagaba el estado  los  salarios  y una insultante con la que se compraban las cosas. De repente todo tuvo   un precio  altísimo en el mercado negro. Una pecera  sin uso en un rincón llegó a costar ochocientos pesos y una libra de arroz cincuenta y cinco. La inflación.
En el campo se cambiaba una tonga de ropa usada por un carnero, así como un par de botas por un puerco. Muchos individuos caminaban en caravana  por  los campos de Pinar del Río como zombis, cambiando jabón y  detergente por arroz viandas. El trueque.
Antes que se liberara el mercado agropecuario en el 94,  en Marianao había que hacer una cola desde la noche anterior  para comprar carne cuando alguien mataba un puerco en el barrio.
Para  subir a un  ómnibus se escenificaron verdaderas  tramas de películas trágicas.  El  aceite destinado a la producción de pan y dulces se vendía en el mercado negro, también  la sal, el azúcar, y cualquier cosa que reportara dinero. Los trabajos más buscados fueron  aquellos  donde se pudiera robar, o cargar  comida. El jineterismo instauró una verdadera revolución en la concepción de la familia.  Viajar al extranjero se convirtió en una condición de vida.
Los puestos de trabajo en  los centros laborales donde se operara con turismo, adquirieron  precios.   Operador de una gasolinera:  trescientos dólares;  dependiente en una tienda de divisas: doscientos; cocinero: cien. La diferencia en las posibilidades para enfrentar  la crisis, entre de los que podían acceder al dólar, ahora  cuc, y los que debían inventar para conseguirlos se  abrió como una brecha  en la identidad cubana.
En 1997,  el ex secretario  Lage  dijo, en una aparición en público, que la economía cubana había terminado de tocar fondo y  comenzaba a subir. Luego Machado Ventura y Marino Murillo lo han ido repitiendo muchas veces,  pero  la realidad  aún espera por el milagro a la alza.  Hoy la mitad de los hombres en edad laboral, que son los llamados a propiciar la  emersión,   “trabajan”   sentados  en un taburete en  las puertas  de sus casas, vendiendo barajitas confeccionadas por cuentapropistas con materiales robados  al estado, o traídas del extranjero por mulas.
Una medalla merecemos, por empeñarnos en sobrevivir durante estos absurdos veinte años “especiales”.
.....

¿Cómo ven su futuro los cubanos?

| Por Martha Beatriz Roque Cabello
LA HABANA, Cuba,  agosto, www.cubanet.org. La Red Cubana de Comunicadores Comunitarios llevó a cabo un sondeo, el 30 de julio, en tres municipios de La Habana (San Miguel del Padrón, Centro Habana y 10 de Octubre) y en Güira de Melena en la provincia de Artemisa.
La muestra tomada fue de 105 personas, aleatoriamente entrevistadas en la calle. A los que llevaron a cabo la tarea fueron preparados con antelación. El margen de error se calculó del 5 por ciento.
Para la pesquisa se dividió a los encuestados en 4 grupos de edades, entre 18 y 30 años, 31 y 45, 46 a 60 y más de 60 años; también se determinó el sexo. La única pregunta a responder: ¿Cómo ve su futuro?
El número de personas contactadas por edades y sexo, resultó de la siguiente forma:
Entre 18 y 30: 48
Entre 31 y 45: 30
Entre 46 y 60: 21
Más de 60 años: 6
Mujeres: 51
Hombres: 54
A continuación se muestran algunas de las respuestas, por sexo y grupos de edades, que tipificaron el estado de opinión:
Hombres entre 18 y 30 años
- A 90 millas para ejercer mi profesión de ingeniero.
- En el norte junto a mi familia de Miami.
- No pienso en el futuro, vivo al día.
- Si siguen apretando, en prisión.
- Depende de las amistades y lo que pueda conseguir.
- Con la guataca en el campo para poder sobrevivir.
- Cuando me gradúe pienso que mejorará algo.
- No lo sé.
- Eso depende de mí.
Mujeres entre 18 y 30 años
- No tengo futuro, soy hija de pobres.
- Los únicos que tienen futuro son los hijos de Fidel y Raúl.
- Ser cantante e irme para la Yuma.
- Luchar en la Yuma para fiestar.
- Lo que me depare la vida.
- Mi futuro es empatarme con un Yuma.
- Si las cosas salen bien, prospero.


Hombres entre 31 y 45 años
- En este país no hay porvenir ni futuro.
- Aquí no existe futuro.
- Es incierto.
- Mi futuro en este sistema es negro, negrísimo.
- Mi futuro aquí es malo.
- Mi único futuro es estar en los Estados Unidos.
Mujeres entre 31 y 45 años
- En Cuba no hay futuro.
- En Cuba no veo mi futuro.
- Rezo todos los días para que dé un vuelco mi vida y todo lo que me rodea, todo.
- Mi futuro es impredecible.
Hombres entre 46 y 60 años
- Donde me encuentre, aquí no tengo ninguno.
- Nuestro futuro está en manos yanquis.
- En Cuba no hay futuro para mí.
Mujeres entre 46 y 60
- Pasar mi vejez con tranquilidad.
- Donde no hay libertad no hay futuro.
- En constantes cambios.
- Mi futuro está en Miami.
Mujeres más de 60 años
- Es incierto, no existe.
- Se quedó en el pasado.

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miércoles, 2 de enero de 2013

Entrevista a Miriam Celaya González: "Ninguna revolución nos ha hecho realmente libres.."

Una valiosa entrevista en la cual Miriam Celaya profundiza, de manera muy acertada, en la problematica cubana actual.
......
"En la disidencia estamos acostumbrados a enjuiciar críticamente a los políticos, y eso está bien, pero existe una responsabilidad colectiva en los males de Cuba."
 Por Pablo Pascual Méndez Piña
LA HABANA, Cuba, enero, www.cubanet.org -La historia de la oposición anticastrista transcurre en paralelo con la historia de la represión dictatorial. Los nombres de los miles de procesados, fusilados, torturados, secuestrados, encarcelados, exiliados, depurados, marginados y perseguidos, jalonan hasta su final la novela de esta cruenta y prolongada tiranía. Pero existe una tercera dimensión: La de un pueblo que mira con incertidumbre hacia el viejo régimen -que aún se empeña en apuntalar su resquebrajado “edificio revolucionario”-, y hacia la oposición pacífica, la cual, para muchos, continúa debatiéndose entre la dispersión y la competencia por monopolizar el protagonismo.



Una misma realidad -según Ortega y Gasset- se quiebra en muchas realidades divergentes cuando es mirada desde puntos de vista distintos. Así que a través de consultas informales, hemos formulado siete interrogantes sobre la oposición, derivadas desde los análisis de un académico hasta los interesantes razonamientos de un barredor de calles.
En busca de allanar el camino hacia la compresión de esos diferentes puntos de vista, solicitamos la valiosa ayuda de Miriam Celaya González, Licenciada en Historia del Arte, ex investigadora del Departamento de Arqueología de la Academia de Ciencias de Cuba, periodista digital independiente, administradora del blog Sin EVAsión, y colaboradora regular de publicaciones como Diario de Cuba, Revista Voces, Convivencia y otros.
Miriam accedió amablemente a responder estas 7 interrogantes para Cubanet:
Cubanet: ¿Considera usted que nuestra disidencia permanece atorada en el pasado y fragmentada políticamente?
 
Miriam Celaya: No gusto de los arquetipos, por lo que asumiré que eso a lo que llamas “nuestra disidencia” es la totalidad del muy variado espectro formado por los grupos y partidos opositores de todas las denominaciones, los periodistas independientes y blogueros y otros muchos sectores de la sociedad civil independiente, también múltiple y diversa, toda vez que en ella se cuentan desde bibliotecarios independientes hasta artistas, escritores y animadores de muchos proyectos cívicos. Cuento también como disidencia a todos los cubanos que se sienten inconformes con el modelo político oficial -aunque no lo manifiesten abiertamente, ni estén vinculados a ninguno de los sectores antes mencionados-, y a las decenas de miles de emigrados, con independencia que se les llame “emigración económica” o “emigración política”, porque marcharse de Cuba equivale a rechazar de alguna manera el sistema sociopolítico y económico establecido. La disidencia no es un bloque monolítico y uniforme, así que no me parece adecuado establecer generalizaciones. Ahora bien, una parte de esa disidencia, en efecto, parece anclada en el pasado y evidencia un agotamiento de su discurso. Esto es natural porque -a diferencia de los sectores que basan su trabajo en los proyectos de corte cívico-, los proyectos políticos están obligados a promover alternativas de gobierno para superar los problemas de la nación en su conjunto, están más presionados por el tiempo y deben mostrar resultados en períodos razonables. Por ejemplo, mientras la labor del periodismo independiente es la de informar, denunciar, analizar, difundir, o la de las bibliotecas independientes y otros proyectos cívicos es directa o indirectamente favorecer la formación ciudadana, que son cuestiones permanentes e inagotables, los partidos políticos tienen la aspiración y la obligación de proponer alternativas viables para la realización de elecciones y cambiar el sistema político del país. De lo contrario, no serían partidos políticos. Cuando esas propuestas no surgen, no calan en amplios sectores o no provocan cambios, los partidos políticos se agotan. Hasta el momento no existen o no son visibles los partidos que ofrezcan una alternativa realizable en el enfrentamiento al poder dictatorial, por la naturaleza de la dictadura, pero también porque ha faltado madurez política en la oposición y porque una gran parte de ella -al igual que el propio gobierno al que se enfrenta- está lastrada por males seculares heredados de nuestra idiosincrasia y nuestra historia, como son el caudillismo, el mesianismo, y la inmediatez, entre otros. La fragmentación política yo no la veo como un problema. Toda sociedad democrática está políticamente fragmentada, y eso es saludable, porque permite la variedad de propuestas, la posibilidad de elegir entre ellas, y porque forzosamente los políticos deben competir entre sí, si aspiran a triunfar. Ahora bien, esta fragmentación no debe significar la descalificación del otro o de la otra propuesta, ni impedir las concertaciones y los consensos capaces de elaborar plataformas comunes para hacer frente a la autocracia gubernamental. Estos consensos, lamentablemente, aunque en la actualidad parecen estarse generando entre grupos más o menos numerosos, no se han consolidado, ni todavía constituyen una fuerte alternativa al poder.

CN: ¿La Demanda Ciudadana Por Otra Cuba no es una nueva versión del Proyecto Varela? ¿Hasta qué punto se pierde el tiempo al demandar a un régimen que hace oídos sordos a cualquier propuesta para democratizar el país?


MC: No creo que la Demanda Ciudadana sea una nueva versión del Proyecto Varela. Cada uno de esos proyectos tiene su propia función, y objetivos bien diferenciados. El Proyecto Varela fue el más conocido en su momento -en buena medida gracias a la difusión que logró a partir de la visita del ex presidente estadounidense James Carter a Cuba, quien lo mencionó en el Aula Magna de la Universidad de La Habana- y logró recabar un enorme número de firmas, labor en la que participaron muchos activistas, no solo del Movimiento Cristiano de Liberación, sino también de otros partidos políticos opositores. Pero el Proyecto Varela se amparaba en la propia Ley Electoral de este gobierno, de alguna manera legitimaba esa Ley, con independencia de que tuvo la virtud de atisbar sus grietas y tratar de aprovecharlas en beneficio de la democracia, lo cual es un gran mérito. De cualquier manera, debido a que se basaba en las leyes del propio gobierno cubano, este tuvo la capacidad de hacer el “contra-proyecto”, convocar a la ratificación del socialismo como modelo eterno y recabar ocho millones de firmas dentro de Cuba. La dictadura tiene la posibilidad de modificar o violar sus propias leyes, o simplemente ignorar las demandas legales, de manera que suele sacar ventaja de todo movimiento que trate de maniobrar a partir de las leyes que fueron creadas para perpetuar el poder dictatorial.
Otro aspecto, que pocos tienen en cuenta, es si solo variando el proceso electoral se podrían producir cambios significativos en Cuba. Personalmente, no lo creo. Pienso que lo primero que necesitamos es formar ciudadanos responsables, libres y aptos para asumir el reto de elegir libremente. Es una tarea de muy largo aliento, pero ineludible. El nuestro es un pueblo signado por el temor, la desconfianza y la orfandad cívica, problemas fuertemente acentuados a lo largo de más de medio siglo de poder totalitario. La sociedad carece de referentes democráticos y tampoco hubo arraigo de cultura cívica en los años de República que antecedieron al castrismo. Me atrevería a afirmar que si la semana próxima se realizaran elecciones libres en Cuba, la gente no tendría muy claro por quién votar, por más que el actual régimen esté agotado. Una sociedad huérfana de civismo no es precisamente el mejor escenario para elecciones, si se quiere lograr una democracia verdadera y estable. Magnificar la utilidad de las elecciones como vehículo para lograr la democracia en Cuba, me parece una ingenuidad política que tuvo el Proyecto Varela, y créeme que este criterio me ha traído enconados críticos hostiles entre los propios opositores, porque a fin de cuentas los cubanos, como ocurre con el gobierno, solemos vibrar en polos: si cuestionas algún proyecto disidente, eres “el enemigo”, “estás rompiendo la unidad” (que nunca ha existido), o “estás trabajando para el gobierno”. También ocurre que existe entre nosotros la tendencia a esperar soluciones rápidas o mágicas, sin esforzarnos mucho. Claro que sería menos fatigoso si nuestros numerosos y acuciantes problemas terminaran después de unas elecciones, pero esto no es realista. Después del castrismo y de las elecciones democráticas que algún día se realizarán, se iniciará una etapa de duro bregar si queremos consolidar una Cuba democrática, de eso no duda ningún político serio.
Otro es el caso de la Demanda Ciudadana, que se fundamenta sobre la existencia de Pactos internacionales, refrendados en la ONU, y que fueron firmados por el gobierno cubano. La dictadura no tiene la menor posibilidad de cambiar esos Pactos, por lo que de cierta forma está políticamente entrampada: o ratifica los Pactos que firmó, en febrero de 2008, con las consecuencias que se derivarían de una apertura a ciertas libertades dentro de la Isla, o queda expuesta la falta de voluntad política de este gobierno para cumplir con los compromisos internacionales contemplados de manera general en la Declaración Universal de Derechos Humanos, de la cual es signataria, y en particular en los Pactos. Esto implica un elevado costo político que, al parecer, el régimen está dispuesto a pagar, pero tiene consecuencias a mediano y largo plazo. La Demanda es también más amplia, más inclusiva que el Proyecto Varela, al abarcar todos los males que afligen a Cuba, porque no se ciñe al mero aspecto electoral.
Puesto en perspectiva, el Proyecto Varela fue más “práctico” e inmediato, mientras la Demanda Ciudadana es más bien simbólica, aunque resulta también más abarcadora y generaliza en aspectos que podrían dar al traste con el sistema si realmente se ratificaran esos Pactos. Por supuesto, no creo que el gobierno los vaya a ratificar, de ahí su carácter simbólico: una acción cuyo principal valor es demostrar la hipocresía del gobierno cubano y la orfandad cívica de este pueblo. Tanto el Proyecto Varela como la Demanda Ciudadana, con sus aciertos o limitaciones, son válidos en tanto apuestas por la democracia y como propuestas que se basan en presupuestos cívicos y no en ideologías. Cada una de estas acciones es hija del momento que les corresponde, si bien el Proyecto Varela fue más coyuntural, la Demanda Ciudadana, al basarse en acuerdos universales, tiene un carácter permanente. Pero en esencia, ninguno de estos dos proyectos constituye una fórmula mágica que encierre en sí el elíxir de la democracia, ni presuponen la única vía para horadar el muro de la dictadura. Ambos son pasos o propuestas parciales de un todo mucho más complejo.
En cuanto a si demandar al gobierno cubano, que hace oídos sordos, resulta una pérdida de tiempo, yo no lo creo. ¿Cuáles serían si no las alternativas? ¿Sublevaciones, violencia, lucha armada, terrorismo, guerra civil, emigrar todos? No. La violencia solo generaría mayor violencia en una sociedad cargada de rencores, ya muy fracturada y sesgada por la polarización de medio siglo de dictadura, huérfana de derechos, de civismo y de instituciones independientes o al menos autónomas. La violencia no es una opción: sería el fin de la nación cubana. Existen numerosos ejemplos de demuestran la superioridad de la resistencia cívica frente a la fuerza de la violencia. Ciertamente el camino cívico es más largo, pero la paz y la democracia se consolidan y sanan mejor las heridas y cicatrices. Hay que escapar de la tentación de las soluciones “rápidas y radicales”, porque los resultados son muy engañosos. El principal ejemplo lo tenemos en casa: en julio de 1953, se produjo un violento asalto a un cuartel del ejército constitucional; en diciembre de 1956, se inició una breve guerra de guerrillas; y en enero de 1959, la revolución tomó el poder por la fuerza. Bastaron menos de seis años para que una camarilla se adueñara del país, se entronizara en el poder y sostuviera, hasta hoy, por la fuerza de la represión y por la violencia: no tenemos ni paz ni democracia, y cada vez se abre más la brecha entre los poderosos y la sociedad en su conjunto, pese a que el proyecto revolucionario llegó a implicar en su momento a una gran mayoría de la población cubana.

CN: ¿Cree Ud. que el movimiento de oposición ofrece realmente una alternativa política para Cuba, o solo aspira a que el régimen introduzca cambios democráticos?

MC: Otra vez te digo que no me gusta partir de estereotipos. No existe un “movimiento de oposición en Cuba”, sino múltiples grupos opositores que no se inscriben en lo que pudiera llamarse un movimiento. Un movimiento, creo, debe contar al menos con esenciales mínimos, como una plataforma común, un programa o propuesta concertada, una estructura consensuada y cronogramas para el cumplimiento de ese programa. Eso no existe en Cuba. Sin embargo, sí creo que algunos proyectos de oposición tienen propuestas interesantes. La oposición no “espera que el régimen introduzca cambios democráticos”. Ninguna dictadura introduciría voluntariamente cambios que tarde o temprano la llevarían a la pérdida del poder político, y eso los opositores lo saben bien. Pese a todas las limitaciones, la oposición ha estado forzando a este gobierno para los cambios, al demostrar que en Cuba sí existen propuestas y sectores contrarios a éste, y al sostener una resistencia que ha estado creciendo y diversificándose en los últimos años.
En cuanto a si la oposición constituye una alternativa política al gobierno, no creo que hayamos conseguido eso, al menos no en la magnitud que necesitamos. Sin embargo, estamos asistiendo a un proceso interesante: en la actualidad, el gobierno conserva todo el poder, el ejército, la policía, las instituciones, los medios de difusión y la descalabrada economía, pero tampoco ofrece una alternativa para remontar la crisis. Las llamadas “reformas raulistas” y los obsoletos lineamientos resultantes del último congreso del PCC no pueden considerarse ni remotamente una alternativa. Más bien son una retórica del pasado, el canto de cisne del viejo poder guerrillero. El gobierno está políticamente agotado y resulta incapaz de renovarse. Esto podría suponer un escenario político favorable al surgimiento de alternativas desde la oposición. Tengo la impresión de que la disidencia se está renovando y enriqueciendo mientras el poder gubernamental solo se recicla e involuciona dentro de la misma casta y aproximadamente con las viejas recetas, apenas con algún retoque de ocasión. Es posible que en estas condiciones se produzca también una renovación de las alternativas de la disidencia y surjan nuevos líderes y nuevas propuestas, quizás alianzas y plataformas políticas interesantes. Hay que estar preparados por si ese “renacimiento opositor” (llamémosle así) se produce.

CN: Según encuestas informales, 7 de cada 10 consultados creen que la oposición representa la única esperanza de lograr cambios democráticos en Cuba. Pero, ¿no es hora de que le ofrezca al pueblo un programa político más sólido y coherente?

MC: Mira, las encuestas suelen ser veleidosas, sobre todo en un país donde las personas están acostumbradas a ocultar, o enmascarar, lo que realmente piensan. Por demás, las encuestas informales solo permiten aproximaciones igualmente informales a los fenómenos de que se trata. La mayoría de la gente común que conozco rehúsan la opinión o el compromiso político, hay una especie de displicencia: “A mí la política no me interesa”, dicen algunos, y con esto se sienten sabios y prudentes, o quizás creen que así se ponen a salvo de una realidad que nos asfixia a todos. No obstante, incluso para aquellos que no creen siquiera que la oposición constituya una esperanza para la democratización de Cuba, lo que sí está demostrado es que el gobierno agotó sus posibilidades y hoy es un freno a la esperanza. Hay quienes creen que cualquier cosa es mejor que este gobierno―lo cual, al menos en mi opinión, es también muy peligroso—, pero sí creo que en la oposición hay propuestas y figuras valiosas y es el sector que ha estado acogiendo y fomentando durante muchos años―con sus aciertos y desaciertos—los gérmenes de la futura democracia cubana. Claro que habrá otros sectores que se irán incorporando. Me alienta ver muchos rostros nuevos y jóvenes que tienen voz y criterios, que no piden permiso ni disculpas para expresar sus ideas y que no tienen compromiso histórico alguno con las viejas clases dirigentes. Jóvenes que se sienten capaces y libres, lo cual dista mucho del espíritu obediente y agradecido que pretendieron (y en muchos casos lograron) inculcar a generaciones anteriores. Creo que ellos traerán ideas valiosas que aportarán a la democracia, y también tributarán energía y esperanzas a esta Cuba agónica.
Para ofrecer un programa político sólido y coherente, es preciso que haya individuos políticos, es decir, ciudadanos. Tú preguntas si no es hora de que la oposición le ofrezca un programa político coherente al pueblo. Yo, por mi parte, creo que va siendo hora de que el pueblo sea capaz de exigir derechos y propuestas a los políticos, a los que están ahora y a los que vendrán después. En la disidencia estamos acostumbrados a enjuiciar críticamente a los políticos, y eso está bien, pero existe una responsabilidad colectiva en los males de Cuba. Existe una predisposición muy extendida que tiende a victimizar al pueblo, como si éste fuera una amorfa criatura subnormal: los pobres cubanos que sufren de una dictadura, el sufrido pueblo avasallado y aterrorizado bajo la bota de los tiranos, debe ser liberado. Pero victimizar a todo un pueblo es un principio mesiánico que apenas disimula una vanidad desmedida. Es, sobre todo, subestimarlo, dar por establecida su incapacidad para la toma de decisiones. Así que yo prefiero no adoptar posiciones condescendientes, y suelo devolver la pelota: cuando cualquier cubano me pregunta qué estamos haciendo los disidentes para cambiar las cosas, yo le pregunto a mi vez, “¿y qué estás haciendo tú?” Un sujeto que no cree en el sistema pero pertenece al CDR, paga el falso sindicato, asiste a las marchas y actos oficiales y vota en las llamadas elecciones, no tiene autoridad moral para exigir que otros cambien las cosas para él. Eso es sencillamente inmoral. Es decir, me parece que enfrentar a la gente a su propio espejo es una terapia de choque necesaria, por mal que pueda caer, porque en el fondo de mi conciencia estoy convencida de que nadie está suficientemente calificado para liberar a toda una nación cautiva, sea de un tirano o de sí misma.
En cuanto al porvenir, el programa político más promisorio podrá surgir en un momento cualquiera, quizás antes de lo que imaginamos, pero entonces deberemos tener los ciudadanos capaces de llevarlo a vías de hecho. No sería ningún logro tener un pueblo-rebaño que deja de acatar un viejo programa, de un arcaico partido obsoleto, para someterse mansamente a otro programa y a otro partido que eventualmente también envejecerán. Es preciso eliminar el síndrome del rebaño, hay que ayudar a transmitir a la gente el virus del ciudadano. Solo cuando los propios individuos libres sean los centinelas de la democracia los programas políticos tendrán valor y un sentido real. No sé si esto responde a tu pregunta.

CN: Seguimos creyendo en el apotegma de que “las revoluciones solo las hacen unos pocos”, ¿es posible que las mismas contrariedades de hace más de un siglo atrás, como el caudillismo y la tozudez política, sean los arrastres vernáculos que impiden la fundación de un proyecto de oposición política verdaderamente moderno?

MC: Pero es cierto que las revoluciones las hacen unos pocos, siempre ha sido así, porque las ideas que movilizan masas suelen surgir de élites. Mira la propia Historia de Cuba: un grupo de hacendados hizo estallar la Revolución de Yara, en 1868. Martí y un reducido grupo de patriotas fueron los animadores principales de la Revolución del 95. Y más tarde, Fidel Castro y una pandilla de revolucionarios, no solo sacaron del poder a Batista, sino que se apoderaron del país e instauraron la más larga dictadura de este Hemisferio. Fíjate si un grupo élite puede ser poderoso, que todavía están ahí: desgastados, ancianísimos y con la salud quebrantada, pero dominando férreamente a una población en la que más del 70% de los individuos nació después de 1959, es decir, que no participaron de la revolución ni le pidieron a nadie que la hiciera para ellos. Ninguna revolución nos ha hecho verdaderamente libres, ni nos ha deparado democracia. Para ser honesta debo decirte que no apruebo las revoluciones, tengo serias reservas con ellas en tanto procesos vertiginosos y generalmente violentos, con un alto poder destructivo, con una alta cuota de muerte y de dolor. Muchas veces constituyen más un retroceso que un progreso, y eso lo hemos experimentado en carne propia los cubanos. Prefiero apoyar una evolución gradual, concertada y pacífica, que formar parte de una revolución social.
En cuanto al caudillismo y la tozudez política, son arrastres vernáculos, que lastran la fundación de un proyecto político desde la oposición. También lastran al gobierno. Y te diría que hay otros arrastres, de los que casi nadie quiere hablar, pero están ahí, horadando las bases de casi todo y en el más profundo “yo” de muchos: el mesianismo (ya antes lo mencioné), la egolatría, la corrupción, el nepotismo, la falta de visión política, la incapacidad para asimilar la crítica, la irresponsabilidad cívica, la inmadurez… y quizás una docena de adornos más. Una de las limitaciones mayores que padecemos, es el desconocimiento de nuestra propia historia. Por ejemplo, ¿podrías creer que hay muchos opositores, incluyendo líderes, que desconocen cuántas constituciones han existido en Cuba? Y por si tamaña ignorancia no fuese suficiente, te espetan sin más ni más que eso ya pasó, que lo que importa es fundar una Cuba nueva y diferente. Es grave, porque alguien muy sabio dijo con mucho acierto que ignorar la historia conduce a repetir los errores del pasado, pero esa es la realidad nuestra. Hay quienes incluso irrespetan a los próceres fundadores hasta el desprecio. Mira, no se trata de rendir culto a la personalidad o magnificar al héroe por sobre el hombre, pero toda nación es heredera de una historia, o no es una nación. Nos falta arraigo, es la verdad.

CN: Sobre la influencia política de las naciones de occidente, como Estados Unidos y la Unión Europea, ¿hasta dónde cree que pueda resultar positiva para un nuevo enfoque de nuestra soberanía y democracia en particular?

MC: Creo que todo proceso político puede y debe asimilar las enseñanzas y experiencias positivas de otras naciones. Estamos en tiempos de globalización, y eso no solo es inevitable, sino que no tiene por qué ser negativo. Las influencias foráneas no significan necesariamente la renuncia a la soberanía, como lo demuestran numerosos procesos de la historia pasada y reciente. En particular los escenarios de la postguerra, después de la Segunda Guerra Mundial, con el nuevo mapa político mundial; el fin de la Guerra Fría y, más recientemente, los procesos de democratización que se han estado produciendo desde 2010 en el mundo árabe, entre otros, demuestran que la democracia en cada caso recibe influencias variadas y asume características autóctonas, a la vez que puede insertarse armónicamente en el panorama global. No existen democracias “puras”, ni soberanías sin influencias foráneas. De hecho, nunca han existido.
Ahora bien, Cuba es una nación de Occidente, de manera que la influencia de democracias de estilo occidental no solo son las más afines a nuestra propia idiosincrasia y cultura, sino también se acercan más a lo que aspira la mayoría de los cubanos. Por supuesto que los actuales paradigmas son las naciones más desarrolladas, EEUU y la Unión Europea, lo cual no debe excluir algunas experiencias interesantes en nuestra región y en otras partes del mundo. Estoy pensando, por ejemplo, en los avances que se han logrado en países como Brasil y los espacios de democracia que se han venido consolidando en Chile en las últimas décadas, por ponerte solo ejemplos.

CN: Si en Cuba se produjera un cambio brusco de régimen, ¿la oposición cubana estaría preparada para lidiar con las nuevas circunstancias? ¿Están aptos para gobernar el país? ¿Hay opositores presidenciables?

MC: Es una pregunta bastante difícil de responder en las circunstancias actuales, e imposible de agotar en un espacio reducido. Creo que sería mucho mejor propiciar un debate amplio con variedad de opiniones, pero trataré de pensar en voz alta, aun sabiendo que mi respuesta será incompleta e insuficiente. En mi opinión, por el momento no parece que vaya a producirse un cambio brusco de régimen en Cuba (aunque tampoco se puede descartar esa posibilidad). Todo indica que, en ausencia de instituciones y propuestas capaces de asumir todo el cambio, lo más adecuado sería establecer una mesa de diálogo entre el gobierno y los representantes de todo el espectro opositor y la sociedad civil alternative; pero esto es, sin dudas, una visión ideal. Estoy pensando que lo mejor sería algo así como lo ocurrido en Polonia, por ejemplo, un paradigma de la transición pacífica. El caso checo es otro ejemplo feliz, y el de España en su momento, ya algo distante en el tiempo. Claro que en esos casos existían sólidas estructuras cívicas contenidas en la propia cultura y tradición de esos pueblos, que no es nuestro caso. El gobierno cubano no se siente suficientemente presionado por la oposición como para reconocer en ella un interlocutor. Por otra parte, no quiere ceder un ápice en el poder, ni reconoce sus propias limitaciones, lo que alarga la agonía del régimen, pero también la nuestra. No obstante, aunque los cubanos ciertamente no tenemos un sindicato Solidaridad, tampoco podemos ignorar la presencia de una oposición pacífica que ha sido capaz de sostenerse a lo largo de muchos años, ni ignorar el surgimiento y crecimiento exponencial de muchos grupos de la sociedad civil independiente que son importantes actores del cambio y traen sus propias agendas. La Cuba de hoy no es igual a la de hace apenas cinco años, mucho menos a la de los años 90’.
En la actualidad estamos asistiendo a una realidad muy cambiante en Cuba. Algo ha comenzado a moverse y hay coyunturas que pueden transformar de momento todos los escenarios. Por ejemplo, ahora mismo la situación de salud del presidente venezolano puede marcar un cambio en cuanto a los subsidios petroleros de esa nación, que mantienen en el poder a la dictadura cubana. Un elemento por sí solo no determina los cambios, pero combinado con otros factores, como la crisis del sistema, la ausencia de un proyecto gubernamental viable, la desesperanza y falta de confianza en las estructuras y propuestas oficiales, sumado al aumento de los sectores inconformes, podría desembocar en una salida impredecible, tan frágil como eso puede resultar el tambaleante equilibrio del poder en la Isla. Por supuesto que no conocemos todas las cartas de esta complicada baraja y los pronósticos siempre son imprecisos cuando de política se trata, más aún en un país donde el secretismo es el signo de la “información” y la gente no tiene acceso a las comunicaciones y a la prensa, más allá de la oficialista.
Creo que, llegado el momento, la oposición―o al menos algunos sectores de ella— asumirán su papel. Habrá un auge de grupos opositores y veremos surgir numerosos partidos de las denominaciones más diversas, pero a mediano o largo plazo prevalecerán los más preparados y maduros, los más inclusivos y los que reciban mayor apoyo. Será un muy interesante escenario donde habrá también una gran lucha de intereses, será difícil y complejo, pero cuento con que existirá la libertad de expresión y de prensa, que jugará un papel protagónico en la formación y divulgación de la opinión ciudadana. Si los opositores están aptos o no para gobernar el país, está por verse, pero merecen la oportunidad de demostrarlo. Pienso que hay muchos líderes potenciales que no han emergido o no son visibles aún. En todo caso, creo que lo más importante será formar una nación apta, entonces tendremos políticos aptos.
ENLACE: http://www.desdecuba.com/sin_evasion/

sábado, 7 de enero de 2012

Cuba y la agonía del régimen



Por:Rogelio Alaniz


Las esperanzas de disponer de una ley de migraciones como la que tiene cualquier país normal se las llevó el viento. Raúl Castro, a diferencia de su hermano, se ha dado cuenta de que el régimen necesita algunos cambios pero no está dispuesto a jugar con fuego promoviendo una ley que precipite el derrumbe del sistema que él y su familia controlan con mano de hierro desde hace más de medio siglo.


Como todos los déspotas “que en el mundo han sido”, Raúl Castro tiene un olfato afinado que le permite registrar las mínimas oscilaciones que puedan poner en peligro al sistema. Con cinismo descarnado, no ignora que en las dictaduras comunistas la apertura de las fronteras producen estampidas en masa. Lo que ocurrió en Europa del Este puede replicarse perfectamente en Cuba. Los entendidos aseguran que de liberalizarse la ley de migraciones es muy probable que en la primera semana más de un millón de cubanos se vayan de la isla rumbo a cualquier parte, dominados por la certeza de que donde estén siempre van a estar mejor que en el ya célebre manicomio del Caribe.


Conciente de esos límites, Raúl Castro decidió no producir cambios y redujo todas las expectativas a liberar alrededor de tres mil presos comunes. Se trata en todos los casos de delincuentes que se hacinaban en las cárceles y que estaban generando serios problemas sociales. Los cubanos ahora deberán convivir con tres mil indultados, en la mayoría de los casos rateros y rufianes que abundan en esta isla que de manera perversa reprodujo los peores vicios de las dictaduras que en su momento dijo combatir.


La decisión de Castro, además de controvertida -porque dejar en libertad a delincuentes que están cumpliendo una condena es siempre riesgoso- es perversa, ya que pretende presentarse ante el mundo liberando presos comunes, mientras deja entre rejas a los presos políticos. Es el caso -por mencionar a los más conocidos- de Ivone Malleza, Ignacio Martínez e Isabel Alvarez Mosquera. Mientras que la noticia que se vendía en el mundo era la de la libertad de los detenidos y condenados, los presos políticos en serio, como los nombrados, eran trasladados a prisiones de máxima seguridad. Ivone e Isabel están en estos momentos en la cárcel de Manto Negro, una de las más aisladas y con un temible régimen carcelario, mientras que a Alvarez Mosquera lo han “alojado” en Combinado del Este, un presidio para presos de extrema peligrosidad.


Tampoco se ha dicho una palabra sobre las Damas de Blanco, la institución de derechos humanos creada por mujeres familiares de presos políticos y cuyo coraje civil es admirable por partida doble: porque lucha contra una dictadura que no vacila en movilizar a sus matones para agredirlas y porque libran una lucha ante el silencio cómplice de la mayoría de las instituciones de derechos humanos, instituciones que en las sociedades capitalistas protestan por las violaciones a la libertades cometidas contra la izquierda, pero se callan la boca cuando es esa misma izquierda en el poder la que mata, tortura y encarcela.


La presidente de esta institución, Laura Polián, murió el 14 de octubre del 2011, y a pesar de que los reclamos acerca de la necesidad de investigar su muerte son cada vez más amplios, el gobierno no ha dicho una palabra al respecto. Laura Polián se descompensó de la noche a la mañana y murió en el Hospital “Calixto García”, donde fue internada y a sus familiares y compañeros les impidieron seguir de cerca las vicisitudes del tratamiento.


La sospechas de que a Laura Polián pueda haberle pasado algo diferente a una muerte “sorpresiva” son cada vez más amplias. Motivos hay para desconfiar. En Cuba, desde los tiempos de la revolución, las muertes sospechosas han sido constantes. Al respecto, conviene mencionar la de Camilo Cienfuegos, cuyo accidente aéreo nunca terminó de esclarecerse, como bien señala Carlos Franqui en su biografía. Otro tanto puede decirse del suicidio de Haydée Santamaría, uno de los mitos de la revolución. O de la sorpresiva y reciente muerte de José Abrantes, que en algún momento fue ministro del Interior del régimen hasta que cayó en desgracia.


Decía que Raúl Castro, a diferencia de su hermano, percibe la necesidad de promover algunos cambios porque el sistema tal como está no da para más. Los cambios son tímidos, signados por las idas y venidas, los miedos y los periódicos rebrotes autoritarios. Fidel Castro, mientras tanto, se pierde progresivamente en las nieblas de la senilidad. Divaga en el aire, cuando se enoja promete el retorno al poder, él mismo se ha atribuido el rol de profeta internacional, pero a esta altura nadie en la claque del poder lo toma en serio.


Como su hermana Angela y su hermano Ramón, Fidel ha sido derrotado por el Alzheimer. O para ser más piadosos, por los años, por la vida. Lo que le sucede a él no es diferente a lo que le ocurre a cualquier mortal, pero la diferencia es que personalidades de este tipo se niegan a admitir que el tiempo implacablemente hace su trabajo y no distingue derecha o izquierda, revolucionarios y contrarevolucionarios. Al respecto, no deja de ser una ironía que un político que siempre dijo ser ateo como Fidel, se resista a admitir que los ciclos se cumplen, que si no hay eternidad en el cielo mucho menos la hay en la tierra, donde la muerte siempre llega.


Fidel Castro de hecho se ha ido, pero la dictadura que él ha montado se mantiene: resquebrajada, sin horizontes, sin ideales, pero allí está. A la mística de la revolución se le ha exprimido hasta la última gota de jugo. Hoy más que un mito es una caricatura, una caricatura de la que algunos se burlan y que otros padecen. Los primeros que no creen en ella son los jerarcas del partido, para quienes el problema se reduce a sobrevivir como pueden y a eludir las trampas que una burocracia perversa reproduce periódicamente. También, de ser posible, a beneficiarse con las oportunidades que brinda un régimen venal y corrompido.


Las salidas que se presentan hacia el futuro son diversas, pero en todos los casos lo que se mantiene intacto es el régimen totalitario. Un régimen totalitario sui generis, porque en Cuba nadie cree en nada o, para ser más preciso, nadie cree en la leyenda de la revolución, el hombre nuevo y la sociedad igualitaria. Hoy Cuba no sólo no es una sociedad igualitaria, tampoco es solidaria. No hay solidaridad, las libertades están ausentes y faltan oportunidades. Tampoco hay solidaridad cuando, como consecuencia de la dictadura, la sociedad se despolitiza.


Hoy, en Cuba, el hombre de la calle está preocupado por sobrevivir. La política no le interesa no sólo porque está apremiado por las necesidades, sino porque los únicos autorizados a opinar de política son los jerarcas del partido y el Estado. Una vez más es necesario insistir que la dictadura no sólo despoja de libertades y oprime, sino que impide la participación política. O la única que autoriza es la oficial, que al ser exclusiva ha dejado de ser política para transformarse en una burocrática administración de las cosas.


Desplazado Fidel, el poder en Cuba parece estar en manos de su hermano y en los círculos de la élite se habla de que, además, ya está designado el sucesor. Se trata de Alejandro Castro Espin, hijo de Raúl y supuestamente capacitado para tomar las riendas de la dictadura. Como en Corea del Norte, el comunismo sustituye el paradigma democrático de la modernidad por el despotismo y la monarquía absoluta.


Si el poder amenaza consolidarse en manos de una familia, el poder real sigue residiendo en las fuerzas armadas y el control de las empresas públicas. El Partido Comunista como tal hace rato que se ha reducido a una burocracia que cumple tareas simbólicas y administrativas. La dictadura es, por sobre todas las cosas, dictadura militar. Es allí, en sus feroces internas y sus oscuras y sórdidas conexiones con el poder económico, donde se resolverá el futuro de la isla. Las salidas visibles, de todos modos, no son una incógnita: o se ensaya una salida a la vietnamita con liberalización económica y dictadura política, o se hace una salida a la rusa, con una burocracia rapaz y corrupta que privatizará las empresas públicas y constituirá una oligarquía a cuyo lado los orondos burgueses de Miami no serán más que modestas y tiernas palomas.

Fuente:

http://www.ellitoral.com/index.php/diarios

martes, 27 de diciembre de 2011

Presente:"Futuro luminoso" prometido a los cubanos por más de medio siglo.

Imágenes que muestran el futuro luminoso alcanzado por todos aquellos que creyeron en las promesas del castrocomunismo cuando Fidel Castro y su pandilla en 1959 se apropiaron del poder  en Cuba. Generaciones de cubanos ingenuos que creyeron en el poder mesiánico de un ególatra y su pandilla; generaciones completas que sacrificaron sus vidas en aquel presente "heroico" que hoy es un horrible e inhumano futuro, agravado cada día más por las nuevas leyes impuestas por el heredero en el trono. Futuro-presente sin salida para los que se enfrentan a esa realidad y que  ya han perdido todas las esperanzas de una vida mejor. ¡Pobre Cuba!
Cuando miro estas fotos y leo noticias como esa que reproduzco al final de este post, mi corazón se encoge y mi sangre hierve en mis venas.
La vida me ha demostrado ampliamente que el sadismo existe porque existe el masoquismo.

SANTA CLARA, Cuba,(José Lino Asencio López, www.cubanet.org ) – En días pasados la dirección nacional de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana, informó a los excombatientes que recibían pensiones de ese organismo en Santa Clara, que debido a nuevas disposiciones, el pago de sus pensiones quedaba suspendido.

Según la fuente, que pidió anonimato, a los veteranos combatientes les quitaron las pensiones, que se les pagaban como reconocimiento a su labor militar a favor del régimen. La pensión de estos ex combatientes, era independiente y adicional a la que reciben todos los jubilados por la Seguridad Social, que generalmente no sobrepasa los 10 dólares mensuales.

La fuente añadió que: “Esta situación ha generado malestar entre los antiguos camaradas que combatieron en las guerras de la revolución y tenían esa pequeña prebenda. Hasta el momento no se sabe si en sus casos se unificarán las dos pensiones en una sola, o cómo piensa la mayoría, eliminen la pensión adicional de los ex combatientes y se queden solamente con la de la Seguridad Social, como el resto de los jubilados, porque según el presidente Raúl Castro hay que ahorrar y acabar con las gratuidades”.

martes, 13 de diciembre de 2011

Cuba, la doble moral de los comunistas oportunistas. Operación Maceta.




Operación Maceta

Por Julio Cesar Álvarez

LA HABANA, Cuba, diciembre, www.cubanet.org -Una de las mayores operaciones policiales de Cuba—La Operación Maceta—arruinó  a un traficante de café, enriqueció  a una presidenta de un Comité de Defensa de la Revolución (CDR) y aportó un sinónimo al dialecto de la isla.
Ernesto Fuentes es un ex oficial de la contrainteligencia cubana, y aunque ahora se dedica a comprar pedacitos de oro y tapas viejas de relojes rusos antiguos, todavía guarda en su memoria anécdotas de su época de soldado. Muchos consideran que es un charlatán, pero no lo es.
Cuenta que en el ya lejano otoño de 1990, el Ministerio del Interior (MININT) ordenó  a los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) que listaran en cada cuadra a las personas con un nivel de vida por encima de sus posibilidades económicas.
“La acción cederista desembocó en la mayor cacería de adinerados en Cuba: La Operación Maceta”, asegura Fuentes.
Dice también que, aunque parezca paradójico,  cuando se puso en marcha dicha operación la policía no tenía la menor idea de las actividades ilegales de la mayoría de los detenidos. No se les detuvo por la comisión de algún delito, sino por uno de los siete pecados capitales: la avaricia.
“Todos los arrestados tenían una cosa en común: un elevado nivel de vida, sólo equiparable al de un alto dirigente del gobierno”, dice bajando la voz, hasta convertirla casi en un susurro.
De ahí en adelante a los detenidos se les conoció como “los macetas”. Con el tiempo, el uso se extendió para nombrar a todo adinerado, sin importar la procedencia del dinero ni la filiación política de la persona. Por eso, actualmente en Cuba, al que vive con un nivel de vida alto se le llama maceta, ya sea un delincuente o un miembro del Partido Comunista de Cuba (PCC).
Cuenta Fuentes que precisamente dos de sus objetivos en la operación pugnaban desde bandos contrarios. Uno, Manuel Sánchez Rodríguez, era un traficante al que todos llamaban “Manolo Café”, en referencia al producto que contrabandeaba. A él se lo quitaron todo: una casa, dos carros y medio millón de pesos que tenía ocultos dentro de un colchón. Antes de ser transferido para la prisión, uno de los jueces del tribunal le dijo que él era una vergüenza, y que no tenía cabida en esta sociedad “de los humildes y para los humildes”.
La otra, Odalis Rajadel Sosa, era una fogosa y emprendedora militante de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), que estableció su residencia permanente en La Habana un año después de abandonar su natal Holguín. Presidía el CDR de la cuadra donde vivía Manolo Café, y era también la informante de Fuentes.
Antes de delatar a Manolo daba encendidos discursos en las reuniones del CDR sobre el ideal comunista, en los que fustigaba a los “burgueses que nos lanzan al rostro su opulencia”, en clara alusión al estilo de vida del traficante.
“Esta joven se convirtió,  poco años después de la operación policial, en la maceta de la cuadra”, afirma Fuentes; quien mete dos pedazos de cadenas de oro en un saquito, y sonríe  al ver la cara de sorpresa de su interlocutor.
Aclara que en el año 1993 el gobierno se vio obligado a despenalizar el dólar y, para poder recaudar los dólares que empezaban a circular, abrió una cadena de tiendas. En un inicio se les dio preferencia para trabajar allí a los retirados de las Fuerzas Armadas y del Ministerio del Interior, así como a personas de probada fidelidad al régimen.
Ella consiguió un puesto de dependiente, y con el tiempo escaló posiciones hasta convertirse en la administradora. Su esposo e hijo trabajan también en el ramo de las tiendas. Demolió su antigua y modesta casa y erigió una de dos pisos. La cercó, y adornó sus garajes con dos autos marca Lada. Se dice también que compró una casa en la playa, aunque nadie la ha visto. Todos saben que el salario que ella gana no da para mantener el lujo con que vive, pero ahora al Ministerio del Interior no le interesan tanto esas cosas.
En las noches brilla un gigantesco cartel lumínico cuya base descansa en el jardín de su casa y que reza así: “CDR #7 Frank País”.
Ya en sus discursos no menciona a los “burgueses que nos lanzan al rostro su opulencia”. Ahora sus diatribas van dirigidas a “los mercenarios que al servicio del imperio yanqui amenazan con arrebatarnos nuestras conquistas”.
-La vida no es justa, ¿Verdad, pariente?”, -concluye Fuentes. Luego se aleja pregonando el ya clásico “Compro pedacitos de oro”.
Sobre el autor:

Sobre el autor

Julio Cesar Álvarez
Julio César Álvarez López (1968) Graduado en 1990 de la Escuela Superior de Contrainteligencia Hermanos Martínez Tamayo. Detenido en 1992 por colaborar con los Grupos de Derechos Humanos y sancionado por un Tribunal Militar a 19 años, de los que cumplió 16, siete de ellos en la Prisión de Máxima Severidad de Camagüey. Salió en libertad condicional en abril de 2008 y cursó estudios de computación y fotografía digital en la iglesia San Juan Bosco. Sabe Inglés y en la actualidad estudia Alemán. Reside en La Habana.

viernes, 7 de enero de 2011

Los comandantes de la Robolución no caen al suelo.



"El vicepresidente del Consejo de Ministros, Comandante de la Revolución Ramiro Valdés Menéndez, ha sido liberado de sus responsabilidades como ministro del MIC, lo cual le facilitará su nueva tarea de atender a los ministerios de la Construcción, la Industria Básica y al propio Ministerio de la Informática y las Comunicaciones."

Por lo que dice la nota oficial dada a conocer por la TV cubana y luego publicada textualmente en Cubadebate, Ramiro Valdés no fue tronado, no fue destituido totalmente como ministro sino que se le asignaron nuevas tareas. Ahora además de supervisar (fiscalizar) la rama de la informática, también atenderá (fiscalizara) el ministerio de la construcción (en estado caótico en Cuba) y el de la Industria Básica.

Ramiro puede hacer lo que le de la gana en Cuba, a él nunca lo tocarán ni con el "pétalo de una rosa" Raul no se atrevera a emplazarlo publicamente como un inepto. Ramiro Valdes es parte indisoluble de los intocables, de la integral mafia promotora del Moncada, el yate Granma y la Sierra Maestra. Un comandante de la revolución castrista (ROBOLUCION) que jamás, haga lo que haga, Raúl podrá destituir de la forma que ha hecho con otros que ha eliminado de su gabinete. Para Ramiro siempre habrá otras tareas importantes que reclamen "el concurso de sus modestos esfuerzos."

El general de brigada Medardo Díaz Toledo ocupará el cargo de ministro de la Informática y las Comunicaciones. Proviene de las filas de la FAR:

"Díaz Toledo, de 48 años de edad, es ingeniero en comunicaciones, formado y graduado en la especialidad de Comunicaciones en la Academia de las FAR. Ha transitado por diferentes cargos, desde el nivel de compañía hasta jefe de Dirección de Comunicaciones del MINFAR. Cumplió misión internacionalista en Angola"
Díaz Toledo no tiene una larga trayectoria pero probablemente ha demostrado una gran fidelidad a los raulitas, quizas sea amigo personal de la dinastía familiar. Veremos si se "embriaga" o no con las mieles del poder.


Raul´movió un poco la mata y sacó del grupo de "privilegiados" a Fidel Figueroa de la Paz, en este caso, Figueroa si fue destituido por mal trabajo:

"...liberado de su responsabilidad como ministro de la Construcción por errores cometidos en esta función".

Figueroa ya es parte del "plan Pijamas", él no es figura integral de la mafia moncadista. De él se podrá decir cualquier cosa.Probablemente forma parte de la lista de "los mentirosos, corruptos y holgazanes" a los que se refería Raul en su discurso del 18 de dic/2010.

Figueroa ha sido sustituido por René Mesa Villafaña, quien ocupaba desde marzo del 2007 la presidencia del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos. Mesa Villafana no tiene una "trayectoria histórica", pero hasta ahora ha sido fiel a la mafia castrista:

..."Mesa Villafaña, de 52 años de edad, desde su graduación como ingeniero civil, ha ocupado diferentes responsabilidades desde la base en el sector de la construcción y en años recientes fue viceministro y viceministro primero del MICONS. Durante nueve años ejerció como funcionario profesional del Partido. Cumplió misión internacionalista en Angola"


Inés María Chapman Waugh, miembro del Consejo de Estado,ocupará el cargo que dejó vacante Mesa Villafaña como presidente del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos. Según la nota oficial:

"Chapman Waugh, de 44 años de edad, es ingeniera hidráulica y máster en Ciencias Hidráulicas. Acumula 22 años de experiencia en esta esfera, ocupando diversas responsabilidades en el INRH desde la base. Fue subdelegada y delegada provincial de este organismo en Holguín hasta el mes de marzo del 2010, que se designó coordinadora general de la rehabilitación hidráulica de la ciudad de Santiago de Cuba, responsabilidad que mantendrá hasta la conclusión de los trabajos en marcha."

Raúl está promoviendo figuras jóvenes. Una joven oriental, una holguinera, en su gabinete le ayudará a dar una imagen conciliadora con las demandas de las generaciones nacidas y formadas dentro de la revolución. Por lo menos les está dando la esperanza de que "del pastel" les puede tocar aunque sea una esquinita.

Esperanza E Serrano

viernes, 10 de diciembre de 2010

Wikileaks: Cuba la situación financiera es fatal.


LA HABANA (AP) — Un cable diplomático confidencial de Estados Unidos recién revelado pronosticó que la situación económica de Cuba se volverá "fatal" en dos o tres años, y detalla preocupaciones expresadas por diplomáticos de otros países, inclusive China, de que el país comunista ha sido lento en la adopción de reformas.

El cable fue escrito en febrero, meses antes de que el presidente cubano, Raúl Castro, anunció una importante reforma a la economía de la isla, que incluye planes de despedir a medio millón de trabajadores gubernamentales y abrir la isla a más formas de empresa privada.

El mensaje, enviado por la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana —una representación de Washington en lugar de una embajada— fue divulgado el viernes por Wikileaks. Fue escrito al parecer por el máximo representante de la diplomacia de Estados Unidos en la isla, Jonathan Farrar.

En él se detalla un desayuno de trabajo que sostuvo el director de asuntos económicos de la Sección de Intereses con diplomáticos de algunos de los principales socios comerciales de Cuba, entre ellos China, España, Canadá, Brasil e Italia, así como Francia y Japón, los cuales se encuentran entre los principales acreedores de la isla.

"Todos los diplomáticos coincidieron en que Cuba podría sobrevivir este año sin cambios sustanciales de política, pero la situación financiera podría llegar a ser fatal dentro de dos o tres años", dijo el cable. Agregó que según diplomáticos italianos, fuentes del gobierno cubano habrían pronosticado que la isla "será insolvente en 2011".

Incluso el diplomático chino expresó lo que el cable calificó como una "visible exasperación". Dijo que los chinos estaban molestos sobre todo por la insistencia de Cuba de mantener el control mayoritario en empresas conjuntas.

"No importa si una empresa extranjera invierte 10 millones o 100 millones de dólares, la inversión del 'GC' (gobierno cubano) siempre suma un 51%", dice un consejero comercial chino no identificado por el cable.

Los chinos también se quejaron de problemas para obtener el reembolso de préstamos otorgados a los cubanos, en particular con una solicitud cubana para ampliar de uno a cuatro años el tiempo para pagar los créditos.

El cable dijo que los intentos de reforma agraria y otros esfuerzos similares de Cuba habían sido ineficaces y que era poco probable esperar más cambios.

"Hay pocas posibilidades de una reforma económica en 2010 a pesar de una crisis económica en Cuba que se espera que empeore aún más en los próximos años", según expertos en Cuba citados por el cable.

No es ningún secreto que la situación económica de Cuba es cada vez peor. Castro ha advertido que el Estado ya no puede darse el lujo de subsidiar casi todas las formas de la vida en la isla.

El gobierno proporciona atención médica y educación gratuitas, mientras que el transporte, la vivienda y los servicios públicos son casi gratuitos. Todos los cubanos reciben una libreta de racionamiento que les da acceso a algunos alimentos básicos, pero no los suficientes para vivir.

www.Msn.Noticias

sábado, 13 de junio de 2009

El último papalote

El último papalote
Por Lázaro Tirador Blanco

Para cualquier cubano que anhela la libertad de sus hermanos y para aquellos que en cualquier lugar del mundo comparten las ansias de libertad de un pueblo esclavo, la noticia de que el régimen castrista acaba de autorizar la salida de la isla a la doctora Hilda Molina para ver a su familia en Argentina, nos llena de regocijo.


La concesión del permiso de salida, que es la autorización del régimen para que un ciudadano cubano pueda viajar al exterior, fue anunciada en la Argentina por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, antes que se divulgara en Cuba.

La doctora Hilda Molina pedía desde hace una década el permiso al gobierno cubano para viajar a Argentina, donde viven su hijo y nietos.


Pese a que la noticia nos alegra a todos, no deja de ser una desvergüenza más de las que acontecen cada día a los cubanos desde hace 50 años. El permiso de salida de Cuba –lo que debería ser un ejercicio libre de un derecho como es en cualquier lugar del mundo-, es algo prácticamente vedado a la casi totalidad de los cubanos. Este es uno de los derechos humanos contantemente violados por el régimen. Los pretextos son múltiples: es “disidente”, “portador de secreto estatal o militar”, “posible desertor”, etc.

Lo más indignante de este caso específico es que para que una ciudadana pudiera ejercer un derecho elemental, ha tenido que armarse todo un andamiaje publicitario en el que han intervenido, aún ante de omnipotente Fidel Castro, el ex presidente Néstor Kirchner, la actual presidenta argentina e innumerables personalidades y organizaciones dentro y fuera de Cuba, de manera que hoy se presenta la autorización de salida de la doctora Molina como un gesto positivo que hay que agradecerle al régimen por su condescendencia y humanitarismo.


El régimen que violó los derechos de una ciudadana, hoy es aplaudido por acceder a que ella ejerza de manera excepcional ese derecho que había sido contantemente violado por una década. El caso es indignante, inmoral y absurdo. Detrás de todo esto estaba en verdad la venganza del régimen ante las críticas de la doctora Molina y su renuncia a hacerle el juego a las inmoralidades que en el sector de la salud se cometen en la isla con la anuencia y bajo la dirección del gobierno.


El canciller argentino Jorge Taiana ha declarado sobre el caso: "Este es el resultado de una tarea paciente, discreta y perseverante que ha buscado lograr el objetivo con un único propósito humanitario... reunir a la familia en nuestro país". El señor canciller también declaró que "Argentina también quiere expresar su reconocimiento a la comprensión demostrada por el gobierno cubano".


Nos congratulamos del esfuerzo argentino para resolver este caso pero, debían sentir la gran vergüenza que significa reconocer que fueron necesarios 10 años y la intervención de dos presidentes más un canciller para que el régimen otorgara permiso de salida a una mujer disidente y todavía reconocerles por ello.



Si esta fuera la norma que se siguiera por el régimen castrista deberíamos sacar la cuenta de cuántos presidentes, cancilleres y años harían falta para que pudieran salir de Cuba los ciudadanos que quieren hacerlo y no se les otorga el famoso permiso de salida.


Mucho se ha hablado en este año de las medidas de Raúl en beneficio de los cubanos, del levantamiento de algunas restricciones por parte del gobierno norteamericano, de los debates en la hoya de grillos de la OEA para permitirle al régimen regresar sin costo alguno y ganando como recompensa, el desprecio del castrismo. Mucho se habla en el mundo de los beneficios del sistema comunista cubano, del ejemplo que significa para los pueblos oprimidos, etc., etc., etc. Pero este es un caso que pone al descubierto y con crudeza que de los castrista no se podrá esperar nada bueno si no les beneficia en su política o les ayuda en levantar cantos de sirena como lo hacen los líderes del bloque chavista, o algunos cisnes cautivados como la presidenta y el canciller argentinos en este caso.


Ya es tiempo que los que verdaderamente quieren libertad para los cubanos, los que desean el acceso y el ejercicio de todos los derechos ciudadanos más elementales para un pueblo que sufre por más de 50 años la más férrea y brutal dictadura de la era moderna, dejen de aplaudir las vernáculas payasadas del régimen para mejorar su imagen, paren de brindar cobertura mediática a supuestos logros a expensas del sufrimiento de todo un pueblo y hablen la verdad que conocen y que por contubernio, por miedo o por espurios intereses esconden en halagos, adulaciones y mentiras envueltas en frases patrióticas y grandilocuentes.


Es tiempo que los hombre y mujeres dignos del mundo dejen de ser engañados y repitan bondades del régimen comunista, del sistema totalitario cubano que ni conocen a derechas ni saben la represión, la perversión, la corrupción y el terror que se esconden tras las consignas, las ayudas internacionalistas y la mordaza social, política y cultural impuesta a todo un pueblo mediante el más diabólico y férreo proyecto represivo que se pueda concebir.


Esta concesión del gobierno cubano en el caso de la doctora Molina no es más que un gesto para dar motivo a los que exaltan el régimen, para levantar alabanzas y elogios en aras de seguir engañando a los ilusos que creen en las bondades del sistema totalitario cubano.


No dudo que quizás Chávez se embulle y le dedique una par de horas en algún “Aló Presidente” o que el señor Insulza convoque a los embajadores de la OEA a una sesión extraordinaria para agradecer el gesto democrático del régimen castrista. En estos días puede soplar cualquier viento para empinar cualquier papalote.

Lázaro