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martes, 12 de diciembre de 2023

Instancia a las autoridades políticas y gubernamentales cubanas

 INSTANCIA A LAS AUTORIDADES POLÍTICAS Y GUBERNAMENTALES CUBANAS

  Sr. Raúl Castro Ruz, Sr. Miguel Mario Diaz-Canel Bermúdez, Sr. Esteban Lazo Hernández, Sres. miembros del buró político del PCC, Sres. ministros de las FAR y el MININT; primeramente, debo presentarme, porque, no sólo para ustedes, sino para la absoluta mayoría de mis compatriotas, soy un perfecto desconocido. Mi nombre real es Adolfo Esteban Martínez Rodríguez y solía ser abogado. Que conste que no tengo absolutamente ninguna relación con ninguna potencia extranjera y que me considero tan patriota como el que más. Cuba es de y para los cubanos. Primero Cuba.

  Nunca pensé que me dirigiría a ustedes de forma directa, pero las circunstancias cambian y lo mejor que podemos hacer los hombres es acomodar nuestra actuación a las mutaciones de la realidad circundante y, por ello, por el bien de mi país, estoy dispuesto a hacer casi cualquier cosa, incluso dirigirme a ustedes, a pesar de las lesivas consecuencias que ello pueda acarrearme.

  Considero, sinceramente, (me parece que es el criterio de la mayoría del pueblo de Cuba) que las circunstancias los han superado como dirigentes políticos y gubernamentales y, por ello, ya no son capaces de acometer las acciones necesarias para iniciar el que parece será un penoso proceso de salida de la generalizada crisis en la que se encuentra la patria. Sólo hay que escuchar sus discursos y pronunciamientos públicos, en los que parece que viven en otra dimensión u otra realidad. No porque ignoren las circunstancias objetivas, éstas desaparecerán. Realmente, pueden discrepar de mi criterio, pero lo que han hecho, están haciendo y se proponen hacer no les ha resultado, no está resultando y no resultará. ¿Qué les hace pensar que pueden sacar al país de la crisis? ¿Por qué se aferran al poder político? ¿Acaso consideran que el pueblo cubano es tan inepto que no cuenta con personas aptas para administrar este país mejor que ustedes; nos subestiman y desprecian tanto?

  Me dirijo a ustedes apelando a la porción de patriotismo, de humanismo y de sensatez que pueda quedar en sus consciencias. 

  Nuestro país (porque a pesar de todo, también es nuestro) está hecho pedazos; jirones que ahora mismo ni siquiera podemos recoger y volver a unir para recomponer el todo. La descomposición de nuestra sociedad ha llegado a límites inimaginables. La debacle es material y espiritual. No es necesario describirla, porque es notorio que no tenemos industria ni agricultura ni pesca ni servicios ni infraestructuras; que se han perdido o deteriorado los valores humanos y morales elementales e impera la doble moral y el arribismo; que tenemos una deuda externa que en las actuales condiciones no podemos pagar y que, en condiciones económicas favorables, nuestros tataranietos aún estarían pagando, bajo la condición de que no se incremente más. Ese _lo admitan ustedes o no_ es el resultado de más de 60 años de su administración y, por tanto, es su responsabilidad. No podrán alegar en su defensa ni siquiera el desgastado argumento del bloqueo estadounidense, porque la extinta URSS le concedió a su gobierno más de 36 mil millones de dólares, lo que fue mucho más del doble de lo que le concedió el plan Marshall a la Europa de posguerra y fue suficiente para su reconstrucción y desarrollo (hay más argumentos, pero este solo es suficiente).

  Diaz-Canel en diciembre del 2022 aseguró públicamente que 2023 sería un año mejor y la realidad es que ha sido muchísimo peor y todo indica que la espiral del deterioro continuará ampliándose. No estoy sugiriendo nada, pero me viene a la mente el episodio de un político cubano que prometió presentar unas pruebas de lo que había afirmado públicamente y al no poderlas proporcionar, se asestó un balazo en la cabeza. Cuando un político fracasa, debe hacerse a un lado. Ustedes llevan fracasando más de medio siglo.

  Señores; no se trata de ustedes; se trata de nuestros ancianos, jubilados y asistenciados que, en lugar de disfrutar tranquilamente sus últimos años de vida, padecen indescriptibles penurias para conseguir no sólo la exigua alimentación diaria, sino para vestirse y, sobre todo, para adquirir los medicamentos que sus naturales enfermedades y padecimientos demandan (nuestros ancianos están muriendo, literalmente, por la pésima alimentación y la deficiente atención médica. Eso está confirmado factual y estadísticamente por la disminución de la esperanza de vida); se trata de nuestros niños, mal nutridos, mal instruidos y educados, que ya se aprecia comienzan tempranamente a padecer enfermedades impropias para sus edades y cuyo rendimiento escolar disminuye; se trata de nuestros jóvenes, que emigran en masa para tratar de realizar sus proyectos de vida en otros países, porque el propio no les ofrece las oportunidades de desplegar sus talentos y potencialidades; se trata de nuestras mujeres que se niegan a procrear, porque en las actuales condiciones del país un hijo (no digo dos ni tres, que sería lo ideal) no es fuente de felicidad, sino de tribulaciones; se trata de nuestros trabajadores, cuyos miserables salarios no les alcanzan para mantenerse y tienen que acudir a cualquier actividad ilícita para agenciarse el complemento indispensable y por ello trabajan de cualquier manera, sin importarles mucho el resultado, porque no viven de su trabajo; se trata de que no tenemos un mercado interno, con todas las consecuencias que ello acarrea. La lista de calamidades sería inmensa.

  Y ante este desolador panorama, tenemos un aparato estatal burocrático-parasitario monstruoso, que consume la mayor parte de lo que producen los que de verdad crean valores; tenemos una estructura empresarial y organización de la producción y los servicios pésimas; tenemos numerosísimas normas legales y reglamentarias, que lejos de facilitar el emprendimiento, la innovación, la aplicación de las más avanzadas tecnologías, la concertación de los negocios, el ejercicio por los ciudadanos de la libertad, la democracia y demás derechos concomitantes, los dificultan y los entorpecen; tenemos una organización político-social que ha matado el disentimiento y entronizado la falsa unanimidad, lo que impide la crítica y la consecuente rectificación; tenemos una administración reactiva y no proactiva. 

  Señores; hasta cuándo ustedes consideran que podrán mantenerse en el poder bajo las actuales y futuras predecibles peores circunstancias. Este pueblo se ha aborregado, pero los límites existen y se están acercando. ¿Qué creen que ocurra en un escenario de estallido social con las muchedumbres enardecidas e incontroladas? ¿Es acaso eso lo que quieren? ¿Acaso dispararán contra el pueblo? ¿Qué creen que pasará después que disparen?

  Todavía estamos a tiempo para evitar el derramamiento de sangre, la revancha y el estado de anarquía, que nos conducirían probablemente a una mayor ruina y a una intervención militar extranjera. Si su apuesta es por el capitalismo de compinches que están construyendo al estilo de China y Rusia, les puedo asegurar que no funcionará. Aquellos países tienen tradición monárquica; los cubanos tenemos tradición democrática y, tarde o temprano, de una manera o de otra, nos sacudiremos a los gobernantes autoritarios. 

   Señores; tal vez no lo sea, pero intento ser un sujeto pragmático. Es por ello que no me limito a criticar sin proponer posibles soluciones. No pretendo que esas soluciones sean las óptimas y por eso las someto a discusión con la esperanza de que en el proceso podamos arribar a lo más conveniente para nuestra nación. Lo que a continuación expongo son sólo algunas de las numerosas providencias que un gobierno lúcido debería adoptar para iniciar (sólo iniciar) el camino hacia la paulatina recuperación económico-social del país en el período de transición democrática. Hay cuestiones que por ser obvias no las enumero ni las menciono.

  1.- Instaurar un gobierno provisional de corte tecnócrata, que, además de las medidas económicas necesarias y urgentes para paliar un tanto la crítica situación de la alimentación, convoque, en el plazo de entre nueve meses y un año, en un escenario de democracia multipartidista, a elecciones para delegados a una Asamblea Constituyente que redacte una nueva Constitución y demás leyes que sirvan de fundamento a la nueva república. Se deberá reglamentar previamente la creación, inscripción y funcionamiento de los partidos políticos de tal modo que le permita a los ciudadanos el pleno ejercicio del derecho a participar en el gobierno de su país.

  Las medidas que adopte el gobierno provisional tendrán el mismo carácter que el propio gobierno y podrán ser confirmadas, modificadas o derogadas por la Asamblea Constituyente, una vez instaurada ésta.

  2.- Declarar neutral, provisionalmente, al Estado Cubano en materia de política exterior.

  3.- Iniciar la reducción sustancial del aparato estatal, sin excepciones.

  4.- Comenzar el proceso de socialización efectiva de la mayor parte de la propiedad estatal, mediante la venta aplazada y con facilidades fiscales y crediticias a los colectivos de trabajadores de las entidades económicas, que pasarían a operar bajo las reglas del libre mercado al igual que el resto de los actores económicos.

  5.- Privatización, mediante venta pública al mejor postor, de las empresas estatales actualmente irrentables y que los colectivos de trabajadores no hayan aceptado adquirir bajo las precedentes condiciones (en el proceso de privatización la primera oferta se hará sólo a personas naturales o jurídicas cubanas).

  6.- Pasar de inmediato del subsidio de necesidades al subsidio sólo de personas necesitadas.

  7.- Eliminación del subsidio de las organizaciones políticas, sociales y de masas.

  8.- Eliminación de la intermediación obligatoria en el comercio exterior

  9.- Rebaja arancelaria, excepto para los bienes calificados de suntuosos

  10.- Excepción de impuestos a los productores agropecuarios, inicialmente, por un año.

  11.- Disponer la libre circulación de divisas.

  12.- Revisión de las políticas crediticia y monetaria, reorientándolas a la estimulación del emprendimiento, obtención y aplicación de modernas tecnologías y estimulación de la invención tecnológica.

  13.- Apertura de todas las esferas de la producción y los servicios a la iniciativa privada, exceptuando inicialmente los relacionados con las áreas de defensa, justicia y orden público.

  14.- Visto el catastrófico estado de las infraestructuras básicas del país (entiéndase: transporte, comunicaciones, electricidad, gas, agua, albañales e inmobiliaria), se propone la creación de una comisión técnica asesora multiprofesional, que proponga las providencias necesarias, conducentes a soluciones integrales y a largo plazo.

  15.- Las tierras ociosas deberán ser trasmitidas a cubanos en arrendamiento perpetuo, heredable y trasmisible a aquéllos que ofrezcan las mejores opciones para darles uso productivo, concediéndose a los nuevos arrendatarios las mismas facilidades y ayuda que a los productores agropecuarios ya establecidos. Siendo la alimentación una cuestión de seguridad nacional, la política del nuevo Estado debe ser que no quede un metro cuadrado de tierra sin aprovechar de forma óptima y que la tenencia, uso y disfrute de la tierra implique la responsabilidad de su explotación racional.

  16.- Deberá establecerse la autonomía universitaria.

  17.- Hasta tanto la Asamblea Constituyente resuelva lo procedente, se deberá legislar por decreto la independencia real de la función judicial.

  18.- Se establecerá una política de tolerancia cero a la corrupción administrativa.

  19.- La ley y el orden deberán ser respetados por todos y preservados bajo la conminación de severísimos castigos a los infractores.

  20.- Siendo el capital humano el más importante de una nación, el gobierno provisional debe crear una comisión multidisciplinaria que, después de estudiar los sistemas de instrucción de mejores resultados prácticos del mundo, asesore a las autoridades en esa materia.

  Un año, en materia de administración pública, es un término bastante corto. Es por ello que las medidas que se proponen para el período de transición sean limitadas y casi todas provisionales. 

  Las leyes definitivas y estables de la república habrán de adoptarse, primero, por la Asamblea Constituyente y luego por el parlamento que haya de elegirse. Los programas socioeconómicos y políticos se articularán de acuerdo a la interacción democrática de las diferentes fuerzas políticas. 

  Señores; ustedes tienen la oportunidad de hacer hoy lo mejor para nuestro país. Si no lo hacen, créanme, estarán demostrando un absoluto desprecio por nuestro pueblo y por el destino de nuestra nación que, hace ya demasiado tiempo, languidece bajo una administración que sólo de palabra y demagógicamente auspicia la justicia social, pero que, de hecho, promueve la creación de una nueva aristocracia colmada de privilegios e impide la movilidad social, convirtiendo a los nuevos ricos cada día en más ricos y a los pobres, en más pobres. ¿Acaso creen que así se ganan el apoyo de la mayoría de los cubanos? ¿Creen que entregando el país a empresas extranjeras a cambio de la renegociación de la deuda lograrán el progreso económico que necesita el país?

  Señores; hasta el más sumiso de los hombres tiene un límite que no es capaz de sobrepasar, llegando un momento en que produce un rompimiento con su conducta obediente y suele ocurrir que aquél que fue el más manso, se convierte en el más rebelde y el más radical. No tensen la mansedumbre de los cubanos. El abuso y la miseria son pésimos consejeros. Rencarrilemos nuestra nación hacia el progreso sobre la base de la libertad y la democracia; es lo mejor para todos y es el único camino. 

  Ustedes tienen la palabra y la acción.

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