Translate

domingo, 23 de abril de 2023

Amelia Pelaez y Lidia Cabrera, una gran amistad

 Primavera de 1966. Tras ser diagnosticada con cataratas, Amelia Peláez consigue viajar desde La Habana para operarse en Ginebra y seguir luego por Europa (patrocinada por el coleccionista suizo Robert Altmann, que desde París se había ofrecido a correr con todos sus gastos). Será el último viaje de la pintora al extranjero, pues morirá apenas dos años después. 

Desde Ginebra, escribe varias cartas a su vieja amiga Lydia Cabrera, en Miami. Lydia no pasa por un buen momento: no le gusta Miami y quiere irse a Madrid, pero no se decide a hacerlo sin dinero. Atrás han quedado casi todas sus propiedades y pertenencias, al cuidado de Julia Lomas, una vieja amiga de la familia. Su finca de San José ha sido confiscada por el gobierno municipal de Marianao, que en vez de hacer de ella un museo, como les había propuesto Marta Arjona, decide vaciarla y luego demolerla. De todos estos asuntos informan las cartas que Amelia y su hermana Ninita le envían desde un lugar donde no deben preocuparse por la censura postal.

Transcribo aquí una de esas cartas, conservadas en el fondo Lydia Cabrera Papers de la Cuban Heritage Collection, de la Universidad de Miami:

Mayo 8, [19]66

Querida Lydia:

Se han pasado casi dos semanas sin poder escribirte porque ya me han puesto los espejuelos definitivos y los de ver de cerca, o sea con los que puedo leer y escribir, tardaron más en entregármelos. Iré contestando todas tus preguntas. En cuanto a Don Fernando, me dijo Ravenet, que lo estima y visita mucho, que está completamente ido, la arterioesclerosis lo ha invadido, es una pena pues él no tiene tanta edad. Sé que vendió todos sus papeles en 30,000 al gobierno y supongo que con eso ha ido tirando. Ese es el camino de todos los que estamos allí. De la vida en Madrid te diré sobre el terreno pero mi sobrina Memé vivió allí dos años. La vida es cara, hay de todo pero el pueblo español está con Fidel y te lo dicen constantemente, ella acabó por decir que era venezolana. Esto es un poco desagradable. Yo si veo a María Elena le preguntaré pues ella es económica para que sepas más o menos. Respecto a tus papeles creo que no se puede mandar nada. 

Dice Ninita que todos los papeles y libros hay que llevarlos al Palacio de Comunicaciones donde hay un departamento para eso y allí te dan el visto bueno si te lo dejan salir o no. Y ya sabes... Uds. antes de irse debieron de haber dejado las cosas de otro modo con instrucciones precisas sobre las cosas más importantes. Julia [Lomas], la pobre, estuvo muy acosada, allí no se puede estar de frente a nadie, pues tú no sabes de quién puede venir la denuncia; por eso hay que venderle al Estado, al otro, y al otro porque se te forma un rollo tremendo. Marta [Arjona] dice que el hombre que tú dices es un sinvergüenza. Julia dice que no, pero si es o no es hay que tratarlo con mano izquierda porque si no un día para Guanajay [célebre prisión de mujeres]; se quedan con todo de golpe y porrazo. Yo he seguido esa táctica hasta hoy y voy escapando. Yo cuando te digo que me siento muy americana* no es americana de allí, es toda América, la nuestra, la india, la negra, la española. Creo en ella, de allí saldrá todo lo bueno o malo que está por llegar (ya empiezo a disparatar). A mí me gustaría quedarme en esta parte de acá si tuviera con qué, como Ginebra está a 5 horas de París, a 4 de Venecia, y así cerca de todo, tranquila y sana. Pero más me gustaría vivir en París, pero figúrate. Yo digo y he dicho siempre que soñar no cuesta nada, es el único espacio libre que tiene el hombre. Yo creo que te haría bien salir un poco de allí si tanto te disgusta. Lo malo de nuestros problemas pasados y presentes es que no hemos tenido o no hemos sabido tener ayuda espiritual y material en nuestros empeños artísticos, eso me lo dijo una vez [Alexandra] Exter y tenía razón. Yo me siento aún un poco agotada pero ahí vamos reponiéndonos poco a poco. Todo es tan incierto sobre todo cuando todo te falla que hay veces que no tengo esperanzas de nada; en fin veremos cuando llegue a Cuba cómo me desenvuelvo; si puedo trabajar, si puedo voy a levantar ? y hacer algún dinero y si pudiera hasta los muertos me llevaba.... en fin Lydia ya yo pienso que me queda poco, pero te aseguro que a pesar de todos los malos pensamientos voy a luchar como si, mil veces yo pienso que hay veces que hay que luchar hasta con Dios y ganarle la partida. 

No me escribas aquí más pues esta semana pienso salir para París ,de allí te daré la dirección y escribiré enseguida, pienso estar dos semanas, un suspirito; pero del lobo aunque sea un pelo. Yo estoy hecha una gran cocinera pero buena. En Cuba, nadie se coloca. Ahora está allí Rosa la de Sofía, que es buena. Deja ver si podemos vernos pronto, en algún lugar del globo; quisiera hablar contigo largo, hay tanto que decir y sería quizás otra despedida más. Un abrazo para Titina y para ti el cariño de siempre de 

Amelia

* La pintora se refiere a un pasaje de una carta anterior a Lydia, fechada el 10 de abril de 1966, donde le había escrito: "América, Lydia, nuestra América, la que nosotros y los buenos quieren será la gran civilización futura, la América con toda, norte sur centro, con sus recursos naturales, sus riquezas, sus tradiciones indias y negras, españolas e inglesas. No será nunca Rusia, con 10 días de verano, sus desiertos, su inmenso territorio helado, en fin, yo me siento americana. Ese triunfo no lo veré pero lo siento".





No hay comentarios:

Publicar un comentario