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viernes, 3 de febrero de 2023

Los platos de Miami Beach




 LOS PLATOS DE MIAMI BEACH.

 Por Esteban Fernandez.

1962: Yo tenía 17 años. En Güines los fidelistas se burlaban  de mi madre gritándole: “¡Allá en el Norte está tu hijo Estebita lavando platos y pasando  más trabajo que un forro de catre!”

Era cierto, al recién llegar un güinero que le decían Armandito “El Teto” me llamó a la casa de Milton  Sorí  para ofrecerme un decoroso trabajo en Miami Beach  lavando platos. 

Y nada simboliza mejor mi llegada al exilio  que esas dos semanas de trabajo pesado, pero enaltecerdor, de lavar platos en los hoteles de Miami Beach. 

Desde luego, a mí personalmente me cayó como una patada en el estómago esa labor. Sin embargo, me sonreía pensando: “Esto es un  millón de veces mejor que vivir bajo el azote castrista”. 

Recuerdo que nada me daba mas aliento que cada vez que lavaba un plato me defecaba mil veces en Fidel y Raúl Castro y lanzaba una andanada de maldiciones a Lina por haberlos parido...    

Pero, tengo que admitir que le puse mala cara a unas ollas llenas de grasa y un viejo me las quitó de mis manos y riéndose me dijo: “Déjame eso a mí, muchachito” y después me enteré que ese señor había sido un acaudalado hacendado en Las Villas. 

Por lo tanto, al otro día me “fajé” con las cazuelas sin problema alguno. Recordé que los castristas nos decían “niños bitongos” y quise demostrar todo lo contrario. 

Después cuando venía de vacaciones a Miami y me quedaba en un hotel de la Playa siempre traté que mis hijas les dieran un vistazo a las cocinas y a los empleados que trabajan en ellas, para que se dieran cuenta que “el maná no cayó del cielo” y el haber preferido el destierro tuvo su precio en sudor y esfuerzos. 

Las dos se han sonreído y me han dicho: “Bueno, papi, pero ¿eso era mejor que Fidel, no?" Y yo les he contestado: “¡Todo  en el mundo es preferible que la tiranía castrista!”

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