Un día como hoy 20 de octubre, Dia de la Cultura Cubana, quiero rendirle homenaje a un gran hombre que dio su vida por la libertad de Cuba: Ignacio Agramonte: El Mayor.
Y lo haré plasmando aquí dos poemas que hablan de su integridad, valentía y arrojo, así como dos cartas escritas por él a Amalia donde refleja, además de su entrega a la lucha por la libertad de Cuba, su amor por la esposa, sus hijos y su familia.
…
Ignacio Agramonte
Si en Francia era Bayardo el caballero
de la corte por todos ponderado,
y sin miedo y sin tacha proclamado
el primer campeón en timbre y fuego;
Aquí Ignacio Agramonte fue el primero
que mereció en la guerra ser llamado
por su ínclito valor como soldado,
el Bayardo de Cuba verdadero.
Nunca nadie, como él, tan alto nombre
conquistó en el fragor de la contienda,
ni en la gloriosa década hay un hombre
que más su fama al universo extienda,
nique alcance en la historia más renombre
ni más alto lugar en la leyenda,
Ricardo Rodríguez Cáceres,
___
El Rescate de Sanguily
Si en Francia era Bayardo el caballero
de la corte por todos ponderado,
y sin miedo y sin tacha proclamado
el primer campeón en timbre y fuego;
Aquí Ignacio Agramonte fue el primero
que mereció en la guerra ser llamado
por su ínclito valor como soldado,
el Bayardo de Cuba verdadero.
Nunca nadie, como él, tan alto nombre
conquistó en el fragor de la contienda,
ni en la gloriosa década hay un hombre
que más su fama al universo extienda,
nique alcance en la historia más renombre
ni más alto lugar en la leyenda,
Ricardo Rodríguez Cáceres,
___
El Rescate de Sanguily
Marchaba lentoel escuadrón riflero
cientoveinte soldados de la España
que llevababn, cula prueba de su saña,
a Sanguily, baldado y prisionero.
Y un grupo forjado por Homero
treinta y cinco elegidos de la hazaña
alumbraron el valle y la montaña
al resplandor fulmíneo del acero.
Alzóse un yaguarama reluciente
se oyó un grito de mando prepotente,
y un semidiós, formado en el combate,
Ordenando una carga delocura
marchó con sus leones al rescate
y se llevó al cautivo en la montura.
RubenMartínez Villena
El rescate de Sanguily fue una acción militar durante la primera guerra de independencia cubana contra las fuerzas reales españolas, conocida como la Guerra de los Diez Años, que fue llevada a cabo por el Mayor General independentista cubano Ignacio Agramonte y 35 de sus mejores jinetes, el 8 de octubre de 1871. La acción se desarrolló en territorio camagüeyano. En la batalla se enfrentaron los 36 jinetes cubanos a una tropa de infantería española de más de 120 hombres, resultando victoriosos los cubanos
(Párrafo tomado de Wikipedia)
Cartas de Ignacio Agramonte a su esposa Amalia Simoni
Camagüey, abril 1 de 1871.
Ángel mío, Amalia idolatrada:
¡Con cuánta alegría, leí ayer tus cartas del 26 de Agosto y 29 de Septiembre! ¡Muy atrasadas son; pero hace tiempo que no leía carta tuya! Antes solo había recibido una, creo que del 7 de Septiembre. ¡Cuánto he gozado con la pintura que me haces de nuestro Ernesto y de sus gracias! ¡Ay, quién te viera y quién lo viera a él! De nuestro segundo chiquitín, nada sé. Supongo que por una de Simoni del 28 de diciembre que habrá nacido en los primeros días, de este año. ¡Como lucha el corazón, bien mío, uno y otro día, en todos los momentos de la vida, con esa separación de las prendas que así adora! ¡Que honda amargura encierra el pecho, porque no te veo, y vivo lejos de ti! Y sin embargo me siento dichoso cuando pienso en que amas y que con frecuencia piensas en mí.
[Pancho Agramonte]] (hijo) me ha dado algunas noticias de ti y de la familia, pero insuficientes, y las cartas que traía se perdieron.
No tengas cuidado por Mª, fuera de los combates, donde hago lo que es de mí, deber hacer, me cuido bastante. Ni creas que carezco de cosas indispensables, hasta ahora siempre he tenido dos o tres mudas de ropas, y aquí son tan pocas las necesidades. En cuanto a enfermedades no he tenido ni la más ligera fiebre. Puedes estar tranquila, mi dulce bien, y confiemos en que nuestra dicha al volver a juntarnos, y la libertad de Cuba, compensen pronto todos los sacrificios.
No puedo extenderme más, el portador que será el Gral. B. Varona está preciso (lleva una comisión importante) y quiere otras cartas. Le encargo haga una visita a la familia, y que te cuente todas las cosas de por acá.
Cariñosos recuerdos a Manuelita, Matilde y Ramón (a Simoni le escribo) y un millón de besos a los chiquitines.
Tú, Amalia idolatrada, recibe toda el alma, que te adora delirante, tu esposo
Ignacio.
Ángel mío, Amalia idolatrada:
¡Con cuánta alegría, leí ayer tus cartas del 26 de Agosto y 29 de Septiembre! ¡Muy atrasadas son; pero hace tiempo que no leía carta tuya! Antes solo había recibido una, creo que del 7 de Septiembre. ¡Cuánto he gozado con la pintura que me haces de nuestro Ernesto y de sus gracias! ¡Ay, quién te viera y quién lo viera a él! De nuestro segundo chiquitín, nada sé. Supongo que por una de Simoni del 28 de diciembre que habrá nacido en los primeros días, de este año. ¡Como lucha el corazón, bien mío, uno y otro día, en todos los momentos de la vida, con esa separación de las prendas que así adora! ¡Que honda amargura encierra el pecho, porque no te veo, y vivo lejos de ti! Y sin embargo me siento dichoso cuando pienso en que amas y que con frecuencia piensas en mí.
[Pancho Agramonte]] (hijo) me ha dado algunas noticias de ti y de la familia, pero insuficientes, y las cartas que traía se perdieron.
No tengas cuidado por Mª, fuera de los combates, donde hago lo que es de mí, deber hacer, me cuido bastante. Ni creas que carezco de cosas indispensables, hasta ahora siempre he tenido dos o tres mudas de ropas, y aquí son tan pocas las necesidades. En cuanto a enfermedades no he tenido ni la más ligera fiebre. Puedes estar tranquila, mi dulce bien, y confiemos en que nuestra dicha al volver a juntarnos, y la libertad de Cuba, compensen pronto todos los sacrificios.
No puedo extenderme más, el portador que será el Gral. B. Varona está preciso (lleva una comisión importante) y quiere otras cartas. Le encargo haga una visita a la familia, y que te cuente todas las cosas de por acá.
Cariñosos recuerdos a Manuelita, Matilde y Ramón (a Simoni le escribo) y un millón de besos a los chiquitines.
Tú, Amalia idolatrada, recibe toda el alma, que te adora delirante, tu esposo
Ignacio.
Camagüey, Enero 12 de 1871.
Adorada Amalia mía:
Sin esperanzas de que ésta llegue a tus manos, te dirijo solo algunas palabras para que tengas noticias de mí, si por ventura logra pasar por un conducto seguro. Sólo he recibido una tuya, contestada ya; ¡Cómo se hacen aguardar tus cartas! ¡Cómo ansío saber de ti y de nuestro Ernesto! Supongo que no ha nacido aún el americanito.
Nuestras noches son bastantes frescas: dormimos casi siempre con fuego. ¡Cómo pienso entonces en que quizás sufren tú y nuestro chiquitín, con el frío de New York!
Ya la resignación en lo tocante a nuestra ausencia se agota y hace aumentar mi odio a los españoles. ¡Cuánto nos ha hecho sufrir la separación! Cuba exige grandes sacrificios; pero Cuba será libre a toda costa. Las contrariedades más nos exaltan, y más indomables nos hacen.
En estos días me ha ofrecido nuevamente el gobierno el mando del Distrito de Camagüey, y aunque están allanados los inconvenientes de más importancia, aún hay otros secundarios que no se si serán superados.
Mestre me escribe con fecha de agosto, y entre otras cosas me dice que sabiendo habías llegado se proponía ir a verte. ¡Cómo agradezco a mis amigos las atenciones que tengan contigo!
Di muchas cosas a Simoni y a toda la familia y has una visita a mamá y a mis hermanos. No les escribo esta vez por la razón indicada antes.
Un millón de besos a nuestro Ernesto; cuídate mucho y recibe la expresión más vehemente del eterno amor de tu compañero que te idolatra ciego.
Ignacio.
Adorada Amalia mía:
Sin esperanzas de que ésta llegue a tus manos, te dirijo solo algunas palabras para que tengas noticias de mí, si por ventura logra pasar por un conducto seguro. Sólo he recibido una tuya, contestada ya; ¡Cómo se hacen aguardar tus cartas! ¡Cómo ansío saber de ti y de nuestro Ernesto! Supongo que no ha nacido aún el americanito.
Nuestras noches son bastantes frescas: dormimos casi siempre con fuego. ¡Cómo pienso entonces en que quizás sufren tú y nuestro chiquitín, con el frío de New York!
Ya la resignación en lo tocante a nuestra ausencia se agota y hace aumentar mi odio a los españoles. ¡Cuánto nos ha hecho sufrir la separación! Cuba exige grandes sacrificios; pero Cuba será libre a toda costa. Las contrariedades más nos exaltan, y más indomables nos hacen.
En estos días me ha ofrecido nuevamente el gobierno el mando del Distrito de Camagüey, y aunque están allanados los inconvenientes de más importancia, aún hay otros secundarios que no se si serán superados.
Mestre me escribe con fecha de agosto, y entre otras cosas me dice que sabiendo habías llegado se proponía ir a verte. ¡Cómo agradezco a mis amigos las atenciones que tengan contigo!
Di muchas cosas a Simoni y a toda la familia y has una visita a mamá y a mis hermanos. No les escribo esta vez por la razón indicada antes.
Un millón de besos a nuestro Ernesto; cuídate mucho y recibe la expresión más vehemente del eterno amor de tu compañero que te idolatra ciego.
Ignacio.
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