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sábado, 17 de octubre de 2009

Convivencia - El poder es para servir.




Fragmentos de "El poder es servir"


...Hay, por lo menos, cinco fuerzas que mueven al mundo: el ser, el saber, el creer, el querer y el poder. Todas son necesarias, todas pueden contribuir al bienestar y la felicidad de las personas, las familias y la humanidad. Para nosotros, sin embargo, el orden es importante. Y el modo de usarlas nos parece aún más decisivo. Habla de la concepción del mundo de los que usan estas potencias. El orden en que se priorizan expresa el nivel de civilización; el respeto a los derechos humanos; indica el desarrollo cualitativo de las personas y de la sociedad.

En nuestra concepción del mundo y, por lo tanto, en nuestra visión de Cuba y su futuro, primero está el ser personas, sin cuyo presupuesto las demás fuerzas vitales se caen por falta de soporte o se usan contra el mismo ser humano. Desarrollar el ser, es poner una ética como eje, base y brújula de todas las demás fuerzas vitales.

El saber sin ética personal es ciencia sin conciencia que manipula a la misma vida. Creer, sin ser primero, una persona humana, es fanatismo. Querer hacer algo, es decir, tener fuerza de voluntad sin ética personal, es puro voluntarismo. Poder sin ética personal es autoritarismo desalmado.

Hay una diferencia sustancial entre ostentar el poder y tener autoridad moral. Eso se ve. La gente es la mejor medida y el rasero para distinguirlos. La gente huye del que ostenta el poder para subyugarla. Pero se acerca al liderazgo moral que la acompaña y apoya en su progreso personal. La gente simula ante el poder autoritario; mientras coopera o critica a los que son acreedores de una autoridad moral. La gente desprecia a los poderosos abusadores aunque no lo puedan expresar libremente. Pero admira y sigue a los líderes con autoridad moral, aunque tampoco lo expresen por miedo o simulación ante los poderosos.

Es fácil saber si un pueblo tiene líderes con autoridad moral. Y más fácil aún saber si un pueblo está sometido a un poder autoritario. Pregunte si la gente tiene miedo, de qué tiene miedo y de quién se cuida. Y sabrá si el poder es ejercido para someter o para servir a los ciudadanos. Parece mentira que los mecanismos internacionales necesiten tantas evaluaciones periódicas en salones alfombrados. Bastaría con que preguntaran a la gente por qué se cuidan y de quién se cuidan.
El mismo poder lo sabe, mejor que todos. Mientras más grandes y poderosos sean los órganos represivos de un Estado, más claramente se califica a sí mismo. Mientras más medios y recursos necesite un Gobierno para reprimir a su propio pueblo, más claramente se puede evaluar el ejercicio de su poder. Mientras más cárceles, centros de detención, casas de interrogatorios, agentes de seguridad, teléfonos intervenidos y delatores en cada cuadra, más claro está el tipo de poder que se ejerce sobre esa población. La autoridad moral es inversamente proporcional a la represión.



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