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miércoles, 22 de marzo de 2023

El sentirse cubano en USA

 


¡ EL SENTIR CUBANO EN USA !

Por Esteban Fernandez

Somos los que podemos tener por “Rey” a Elvis Presley y por “Reina” a Celia Cruz.  Vaya: “Having My Way”’ y “¡Azúcaaaa!”

Poseer la sangre cubana EN USA -esa sangre sagrada que tenemos usted y yo- es  la que nos permite  ir a McDonal's y a Burger King, y después llegar a la casa y comernos unas croquetas, unas papas rellenas, y bajarlas con una Materva. 

Podemos regocijarnos con la música de aquí, disfrutar de Frank Sinatra y Tom Jones, y al mismo seguir escuchando a Barbarito Diez, al Benny Moré, Tejedor  y Abelardo Barroso.

Respetamos y saludamos la bandera de las barras y las estrellas y al unísono nos llenamos de emoción al ver a la gloriosa, a la de la  estrella solitaria, ondear de una punta a la otra del NW, del SW  y en Hialeah.

Disfrutamos de un día comernos un pastel de manzana y al otro un pastelito de guayaba y queso crema. Y “bilingüemente” saber decir: “Please, give me an apple pie” y “Mi socio, por favor, dame cuatro Refugiados pa’llevar”…

Que grandioso es poder admirar al mismo tiempo a seis patriotas Lincoln y Martí , Maceo y George Patton,  Máximo Gómez y George Washington.

Que bueno es tener la alternativa de “ahora me voy a comer un sándwich en El Palacio de los Jugos” o unos camarones en Red Lobster…

Que grande es poder dar gritos de “¡Me defeco en Joe Biden y Abajo Raúl Castro!” Y ¡No pasa nada!

Tener el gran placer de un día deglutir un hamburger y al otro jamarnos  una frita, ser fanáticos de los Yankees, de los Dodgers, de los Marlins, sin olvidar jamás a Habana, Almendares, Cienfuegos y Marianao.

Somos los que podemos con emoción aplaudir un batazo 

de Aaron Judge y decir: “Sí, pero cuando Orestes Miñoso bateaba de verdad la bola bailaba el cha cha cha”…

Podemos derramar dos lágrimas escuchando dos himnos y queriendo a dos naciones.

Somos los únicos que podemos decir “yo jugué a la quimbumbia, monté en mi chivichana y ahora me apetece un ajiaco”…

Somos los extranjeros que más veces hemos dicho: “¡Vivo agradecido al gran país que me brinda refugio!” Y acto seguido gritamos: “¡Viva Cuba Libre!” 

Y en lo personal puedo navegar por el grandioso e impresionante Missippi River, sin olvidar ni por un segundo mi Mayabeque hoy diezmado por el régimen.

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