El
VII Congreso de la dictadura ha dejado claro que los hermanos Castro
seguirán siendo los que mandan en Cuba aunque uno diga que se retira y
el otro que se va a morir. Cuentos, porque ninguna juventud, salvo sus
descendientes directos, heredará el poder.
Queda
también en evidencia que el régimen teme quedarse sin el “enemigo
yanqui” y a eso se deben los continuos ataques contra Barack Obama
aunque el presidente norteamericano haya demostrado con hechos y
afirmado en La Habana, que los Estados Unidos quiere ayudar al pueblo
cubano y que a pesar de las diferencias ideológicas él quiere tener
relaciones cordiales con la dictadura castrista.
Los
ataques contra el presidente Obama son la excusa para justificar la
permanencia de un estado policiaco contra el pueblo. No se puede creer
que el levantamiento del embargo cambiará ese comportamiento, porque la
dictadura actuará con el mismo cinismo e insensatez que lo hace el
gobierno chavista que, a pesar de que los Estados Unidos es uno de los
principales socios comerciales de Venezuela, continúa reprimiendo a los
demócratas venezolanos y denuncia a los Estados Unidos como el mayor
enemigo de Venezuela y de la humanidad.
El
VII Congreso de la dictadura ha sido un fraude, no podía ser de otra
manera porque quienes gobiernan en Cuba no representan los intereses del
pueblo sino los de una mafia preocupada por mantener sus prebendas y
privilegios esclavizando a los cubanos con bajos salarios y con frenos
que les impiden su progreso económico, político y cultural.
Cualquier
idea, propuesta o aspiración que ponga en peligro ese esquema de
dominación y explotación es considerada como “subversión política
ideológica” que, según el mismo Congreso, es un asunto estratégico. Por
esta razón afirmaron que, en Cuba seguirá existiendo un solo partido, es
decir, un solo grupo de individuos que castigarán cualquier desviación
con persecución, prisión o exilio.
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